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Oficiales de Gobierno de Trump discuten uso de tropas para administrar campos de detención para migrantes

Con Trump prometiendo enviar más tropas estadounidenses a la frontera con México, han surgido informes que los principales funcionarios de seguridad nacional discutieron el uso de soldados en servicio activo para construir y dirigir nuevos campos de detención de migrantes. NBC News informó el viernes que la propuesta ilegal e inconstitucional fue discutida en la Casa Blanca en una reunión de altos funcionarios de seguridad nacional el martes por la noche.

Estas discusiones son parte de una aguda intensificación del asalto pogromista contra los inmigrantes que Trump ha convertido en la pieza central de su política interna.

La NBC News citó dos funcionarios anónimos del Pentágono y uno del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, todas las siglas en inglés) que estaban “familiarizados con las conversaciones”. Los proyectos potenciales incluyen el uso de tropas para realizar evaluaciones del terreno antes de la construcción de nuevos campos de tiendas en El Paso y Donna, Texas y un nuevo centro de procesamiento central para migrantes en El Paso. Este último será similar al que actualmente está en funcionamiento en McAllen, Texas, donde los niños fueron recluidos en jaulas el verano pasado durante la política de separación familiar.

Uno de los funcionarios dijo que en las reuniones recientes se ha discutido si el uso de tropas en servicio activo para dirigir un campo de detención violaría la Ley Posse Comitatus, que prohíbe a los militares participar en actividades de aplicación de la ley dentro de las fronteras de los Estados Unidos. Citando a una de sus fuentes, NBC agregó que la idea de que las prisiones de migrantes sean construidas y administradas por el ejército “se ha filtrado en las reuniones de planificación esta semana en el DHS”.

El Departamento de Defensa emitió un comunicado diciendo que podría estar involucrado en la construcción de nuevos centros de detención.

Trump está escalando su persecución fascistizante contra los inmigrantes y presiona a favor de implementar políticas abiertamente ilegales para crear un sistema de centros de reclusión que recuerdan a los campos donde fueron encarcelados cientos de miles de estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Está arrogándose cada vez más poderes autoritarios y rechazando cualquier control del Congreso.

El miércoles, durante una visita a San Antonio, Texas, Trump dijo: “Voy a tener que llamar a más militares. Nuestro ejército, no lo olviden, no puede actuar como un militar actuaría. Porque si se pusieran un poco rudos, todos se volverían locos ... Tienen todas estas leyes horribles que los demócratas no cambiarán”.

Lo que Trump quiere decir con ponerse “un poco rudo” indica, por lo que le dijo a Sean Hannity, de Fox News, el mes pasado —que ordenar a las tropas a disparar con ametralladoras contra los hombres, mujeres y niños que buscan asilo sería “una manera muy efectiva de hacerlo”—.

También el viernes, el New York Times informó que, durante su visita a la ciudad fronteriza de Calexico, en California, Trump le dijo al entonces jefe de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), Kevin McAleenan, que prohíba a los solicitantes de asilo ingresar al país y le prometió perdonarlo si encontraba algún problema legal.

Esa visita fue seguida por una purga del DHS, incluidos los principales funcionarios de sus unidades de inmigración. Trump despidió a la secretaria del DHS, Kirstjen Nielsen, según informes, porque se resistió a reanudar la política de separaciones familiares y a bloquear ilegalmente los refugiados para que ingresen a los Estados Unidos para presentar solicitudes de asilo. Sacó al jefe adjunto interino del DHS para elevar a McAleenan al puesto, y despidió al director del Servicio Secreto.

Estas acciones antidemocráticas coinciden con una escalada de redadas de trabajadores inmigrantes en los lugares de trabajo —propias de la Gestapo—, incluida una redada el 3 de abril en CVE Technology en Allen, Texas, en la cual agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) arrestaron a 280 empleados.

Estas tácticas terroristas son supuestamente una respuesta a una crisis en la frontera causada por una llegada sin precedentes de inmigrantes indocumentados. Ha habido un aumento en las detenciones fronterizas, con más de 361,000 arrestos en la primera mitad del año fiscal 2019, el nivel más alto desde 2007, según el CBP. Sin embargo, esto se debe a la política deliberada de desacelerar la aceptación de solicitudes de asilo en los puertos de entrada, forzando a las familias desesperadas a huir de la violencia asesina y la pobreza en Centroamérica para cruzar ilegalmente en áreas más remotas.

Además, esta cantidad de arrestos es todavía más de 230,000 menos que en 2006 y casi 500,000 menos que en el 2000. Las detenciones regularmente excedían 1 millón al año durante los años 80, 90 y 2000.

Esta intensificada represión es la culminación de una escalada constante de la guerra contra los trabajadores inmigrantes llevada a cabo por la administración de Trump en los últimos cinco meses.

• El otoño pasado, en el período previo a las elecciones intermedias, Trump ordenó a miles de soldados en servicio activo a ir a la frontera para que detuvieran lo que él llamó una "invasión" desde el sur.

• En febrero, declaró una emergencia nacional con el propósito de utilizar los fondos del Pentágono para extender su muro fronterizo después que el Congreso rechazara su solicitud de financiamiento. Esto fue una violación directa de la Constitución de los Estados Unidos, que reserva al Congreso el poder de asignar fondos.

Desde la publicación el mes pasado del informe Mueller, que ha socavado las quejas de los demócratas de la colusión entre Trump y Rusia en las elecciones de 2016, Trump ha intensificado su campaña contra los migrantes.

Los demócratas y los medios de comunicación alineados con ellos, como el New York Times y el Washington Post, han minimizado la amenaza de Trump de establecer campos de prisión para migrantes dirigidos por militares. En cambio, se han centrado en su charla de transportar los inmigrantes arrestados a “ciudades santuario” dirigidas por los demócratas, que imponen límites a la colaboración local con policías de deportación federales, como una forma de retribución política.

Trump ha podido llevar a cabo su programa antiinmigrante, a pesar de la oposición popular, porque los demócratas no han hecho nada para oponérsele seriamente. Por el contrario, están adaptando cada vez más su retórica y políticas a la caza de brujas antiinmigrante de extrema derecha.

El domingo pasado, en un evento de campaña en Iowa, Bernie Sanders rechazó la política de fronteras abiertas, haciéndose eco de los esfuerzos de Trump, Stephen Miller, Stephen Bannon y compañía para enfrentar a los trabajadores nativos en contra de sus hermanos y hermanas de clase de México y América Central. “Se abren las fronteras, hay mucha pobreza en este mundo y va a haber gente de todo el mundo. Y no creo que esto sea algo que se pueda hacer en este momento. No se puede hacer”.

La declaración de Sanders fue elogiada por Richard Spencer el neonazi que ayudó a organizar los disturbios fascistas en Charlottesville, Virginia en 2017 quien tuiteó: “Bernie vuelve a su estado normal”.

Jeh Johnson, quien presidió el nivel más alto de deportaciones en la historia de los Estados Unidos mientras se desempeñaba como secretario del DHS bajo Barack Obama, le dijo a Fox News el jueves: “Para cualquier medida, 4,000 arrestos en un día, 100,000 en un mes ... es una crisis. Es una crisis porque supera a nuestra Patrulla Fronteriza y la capacidad de nuestros funcionarios de inmigración para lidiar con eso ...”

Continuó etiquetando a Centroamérica como “la región más violenta del mund0” y pidió una unidad bipartidista para abordar la “crisis” mediante el “cambio” la ley de inmigración.

La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, argumentó el jueves que los demócratas no deberían formular una política alternativa de inmigración a la de Trump para las elecciones de 2020, y procedió a delinear el programa de derecha de los demócratas. “Tenemos nuestros principios que hemos establecido”, dijo, “asegurar nuestra frontera, respetar la dignidad de las personas que vienen aquí, tener un camino hacia la ciudadanía que sea estricto”.

Finalmente, el New York Times dio la señal para un cambio total hacia la derecha por parte del Partido Demócrata al publicar un artículo de portada el miércoles bajo el título: “Migrantes Inundan un Sistema que está ‘en Llamas’: la Frontera de Estados Unidos. La Frontera de Estados Unidos Estaría en un Punto de Ruptura”. El artículo culpó a la supuesta emergencia en la frontera a “lagunas legales” en el sistema de inmigración.

Los ataques cada vez más histéricos de Trump contra los inmigrantes y sus esfuerzos por establecer un régimen personalista, junto con sus repetidas denuncias del socialismo, reflejan una grave crisis del sistema político estadounidense. La clase dominante está petrificada por el crecimiento de la oposición de la clase trabajadora en los Estados Unidos e internacionalmente. Ambos partidos reaccionan buscando apuntalar al Estado contra la amenaza desde abajo y canalizar la oposición social en la dirección reaccionaria del nacionalismo y el militarismo.

Es urgente que todos los trabajadores y jóvenes asuman la defensa del derecho de los inmigrantes a vivir y trabajar en el país de su elección sin temor a la deportación o la represión. Esto es esencial para la unificación de la clase trabajadora en la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 13 de abril de 2019)

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