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Perspectiva

¡Detengan la rendición extraordinaria de Julian Assange!

El intento de los Gobiernos de Reino Unido, Ecuador y Estados Unidos de forzar la expulsión del periodista y fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos es una conspiración antidemocrática y una violación descarada del derecho internacional.

Pese a que el Gobierno de EUA presenta el proceso contra Assange como una extradición, la diferencia entre una extradición y una rendición extraordinaria —en la que el Estado realiza un secuestro extrajudicial para una detención arbitraria, tortura y un castigo sumario— está siendo efectivamente borrada.

El Gobierno estadounidense está aplicando efectivamente el mismo método contra Assange como el que utilizó para sus rendiciones extraordinarias durante la “guerra contra el terrorismo”. Desde 2001, la CIA secuestró a cientos de personas, las amarró, los envió por avión a calabozos en las prisiones clandestinas de la CIA, los sometió a interrogaciones bruscas y tortura. Una vez que el Gobierno ponga sus manos sobre Assange, es dudoso si volvería a ser visto.

El proceso ha estado acompañado de una campaña de envilecimiento en la prensa que parece no tener límites. Su objetivo es transformar a Assange en un monstruo para poder infringir sus derechos.

Lo que la infinidad de reportes en los medios ignora es que Assange ha expuesto crímenes imperialistas en guerras que cobraron la vida de millones de civiles y miles de soldados estadounidenses. Ha arrojado luz sobre los horrendos crímenes que el Gobierno y los medios corporativos conspiraron para ocultar.

Al ver a las personalidades de los noticieros calumniar a este periodista sujeto a una persecución, así como a los presentadores de programas vespertinos burlarse de él de forma degradante y escatológica, uno quisiera ponerles una barra de jabón en la boca.

Los Gobiernos de EUA, Reino Unido y Ecuador alegan que la extradición de Assange es apropiada porque EUA está acusándolo de ser una denuncia bajo un solo cargo de intentar ayudarle a Chelsea Manning a superar una contraseña. Sin embargo, tras el arresto de Assange, la prensa corporativa y los políticos han contradicho la explicación oficial, indicando cuál es la verdadera razón por la que EUA busca la custodia de Assange.

La junta editorial del Washington Post escribió: “El traspaso del Sr. Assange a custodia estadounidense, seguido posiblemente por cargos adicionales relacionados con Rusia o su transformación en un testigo cooperador podrían ser clave para saber más de las actividades de inteligencia rusa para socavar la democracia en Occidente. Ciertamente, ha estado pendiente por mucho tiempo que rinda cuentas personalmente”.

El New York Times escribió: “Más allá, una vez que esté en Estados Unidos, podría volverse una fuente útil para saber como Rusia orquestó sus ataques contra la campaña de Clinton”.

Después de que la policía británica arrastrara a Assange fuera de la embajada ecuatoriana, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, tuiteó, “Ahora que Julian Assange ha sido arrestado, espero que pronto rinda cuentas por injerir en nuestras elecciones de parte de Putin y el Gobierno ruso”. El presidente demócrata de la comisión de asuntos extranjeros de la Cámara de Representantes, Eliot Engel, tuiteó que Assange “comprometió una y otra vez la seguridad nacional de Estados Unidos y nuestros aliados publicando documentos gubernamentales clasificados y material confidencial relacionado a nuestra elección presidencial de 2016”.

Estas declaraciones muestran que los procedimientos de extradición están siendo conducidos bajo falsos pretensos. La única acusación pública es una cubierta. El Gobierno está planeando interrogar a Assange, obligarlo a dar testimonio y enjuiciarlo por exponer los crímenes de guerra de Estados Unidos. En las palabras del senador demócrata, Joe Manchin: “Él es nuestra propiedad y podemos obtener los hechos y la verdad de él”.

Assange no tiene la obligación de prestar testimonio alguno al Gobierno porque tiene el derecho de la Quinta Enmienda de no testificar contra él mismo. Las declaraciones de la prensa y los políticos suscitan la interrogante: ¿Cómo planea el Gobierno “obtener los hechos” a través de Assange? ¿Cuáles métodos brutales empleados en las prisiones de Abu Ghraib y la base de la Fuerza Aérea de Bagram serán invocados?

Los procedimientos en los días desde el arresto de Assange muestran el tipo de trato que recibirá en cualquier proceso judicial.

El Gobierno británico, con la invitación del presidente ecuatoriano y títere imperialista, Lenín Moreno, violó descaradamente el principio de santuario consular sacando a Assange a la fuerza de la embajada ecuatoriana en Londres. Esto expone como totalmente hipócritas las advertencias de los Gobiernos de EUA y Reino Unido al Gobierno saudita por asesinar al periodista del Washington Post, Jamal Khashoggi, en la embajada saudita en Estambul, Turquía, el año pasado.

El jueves, el juez de distrito británico que presidió la solicitud de fianza de Assange se burló y rio de Assange cuando sus abogados solicitaron una audiencia justa. “Su afirmación de que no tuvo una audiencia justa es irrisible”, dijo el juez Michael Snow. “Y su comportamiento es el de un narcisista que no puede ver más allá de sus intereses egoístas”. Assange fue enviado a Belmarsh, una prisión de seguridad máxima para terroristas y otros detenidos de alto riesgo, donde la mitad de los internos puede dejar sus celdas solo dos horas a la semana.

Sin duda, se le denegará su derecho a un juicio justo en Estados Unidos, donde toda la élite política y la prensa ya lo ha declarado culpable. En cualquier “juicio” que ocurra, los abogados de Assange no tendrán regularmente el permiso de revisar la evidencia contra su cliente por ser “clasificada” por razones de “seguridad nacional”.

La conspiración contra Assange confirma la ausencia de cualquier base de apoyo para la defensa de los derechos democráticos en la clase gobernante.

Los líderes de las revoluciones democráticas en el siglo dieciocho, la práctica llamada rendición extraordinaria rememora los calabozos oscuros y abarrotados de Carlos II de Inglaterra y Luis XIV de Francia, colmados de prisioneros político. Las revoluciones burguesas en Francia y Estados Unidos abolieron las detenciones arbitrarias y la tortura como métodos odiados de reacción política, defendiendo en vez el derecho al debido proceso, habeas corpus y la protección contra castigos crueles e inusuales. Bajo el derecho internacional hoy día, las rendiciones extraordinarias se consideran un crimen de lesa humanidad según los principios de Nuremberg.

Si la clase gobernante puede emprender esta operación contra Assange sin oposición alguna de la élite política o la cúpula mediática, entonces cualquier crimen es posible. Mientras tanto, las figuras de “izquierda” como Jeremy Corbyn se dejan llevar con la mentira, absolviéndose de cualquier responsabilidad.

En cuanto al Gobierno británico, su brutal trato a Assange contrasta con su respuesta al dictador chileno Augusto Pinochet, quien combatió una solicitud de extradición después de que el juez español, Baltasar Garzón, buscara enjuiciar a Pinochet en España por asesinatos masivos. En 2000, el Gobierno laborista del entonces primer ministro Tony Blair se rehusó a extraditar a Pinochet y buscó su liberación de su arresto domiciliario en su mansión en Surrey.

“El intento de enjuiciar a un acusado en la condición que le diagnosticaron al senador Pinochet bajo los cargos en su contra en este caso podría no ser un juicio justo en cualquier país y podría violar el Artículo Seis de la Convención Europea de Derechos Humanos”, escribió el Ministerio del Interior en ese entonces.

Mientras que el dictador de Pinochet asesinó y torturó a miles de trabajadores y socialistas después de tomar el poder en el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, Julian Assange publicó evidencia de los crímenes de guerra de Estados Unidos. Es odiado por la clase gobernante internacional porque hizo daño a los intereses del imperialismo.

Los siete años desde que Assange fue obligado a buscar refugio en la embajada ecuatoriana han visto el resurgimiento de la lucha de clases a una escala internacional. Es esta la fuerza social —la clase obrera— que debe ser movilizada en defensa de los derechos democráticos y asegurar la liberación de los prisioneros de la lucha de clases como Chelsea Manning, Edward Snowden y Julian Assange.

(Publicado originalmente en inglés el 15 de abril de 2019)

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