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Perspectiva

Día Internacional de los Trabajadores de 2019: el resurgimiento de la lucha de clases y la lucha por el socialismo

Este primero de mayo, el día de la solidaridad de la clase obrera internacional, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el World Socialist Web Site saludamos la expansión de luchas de los trabajadores en todo el mundo.

Los acontecimientos en vísperas del Día Internacional de los Trabajadores revelan la urgente necesidad para la organización y unificación de la clase obrera en una lucha en común contra la desigualdad, las guerras y la reacción. El Gobierno de Trump escaló agresivamente su operación de cambio de régimen en Venezuela, instando a Juan Guaidó a apelar al ejército abiertamente y proclamar un levantamiento armado contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Mientras Guaidó no logró ningún derrocamiento ayer, Estados Unidos está utilizándolo para intensificar su campaña tanto contra Venezuela como contra Cuba y Rusia, amenazando con desencadenar un conflicto militar regional e incluso global.

Ayer, WikiLeaks anunció que su fundador, Julian Assange, se enfrenta a una sentencia hoy en un tribunal británico por “violar las condiciones de fianza” y que habrá una audiencia el jueves sobre la solicitud de extradición presentada por Estados Unidos. El mes pasado, Assange fue capturado y llevado de la embajada ecuatoriana en Londres. Si Assange termina en manos de EUA, se enfrentaría a una detención indefinida o a cargos que conllevan la pena capital.

Junto con Chelsea Manning, encarcelada por rehusarse a rendir testimonio contra Assange, el fundador de WikiLeaks es blanco de estos ataques por haber revelado los crímenes del imperialismo estadounidense.

Assange y Manning son víctimas del giro cada vez más explícito de las élites gobernantes capitalistas a formas autoritarias de gobierno. El objetivo central de los ataques contra los derechos democráticos es la clase obrera, incluidos los millones de refugiados siendo arrestados y deportados y los trabajadores que han sido victimizados y perseguid por luchar, desde los trabajadores encarcelados de Maruti Suzuki en India a los huelguistas despedidos en Matamoros, México.

Este Día Internacional de los Trabajadores es dominado por tres factores sociales y políticos interrelacionados.

En primer lugar, hay un resurgimiento mundial de la lucha de clases. En Estados Unidos, las huelgas de docentes en California, Colorado, West Virginia, Kentucky y otros estados son el componente principal de un auge de las luchas obreras que ha generado el mayor nivel de actividad huelguística en 32 años. Esto es parte de una ola internacional de huelgas de educadores, incluyendo en Holanda, Polonia, India, Irán, México, Nueva Zelanda, Túnez, Zimbabue y otros países.

Las mayores huelgas en meses recientes incluyen la huelga de decenas de miles de trabajadores de las maquiladoras en México, las protestas de los “chalecos amarillos” en Francia, una huelga general en India y levantamientos masivos de trabajadores y jóvenes en Argelia, Sudán y Zimbabue, así como huelgas de los trabajadores automotores en Hungría y de los trabajadores del sector público en Alemania.

El segundo factor es el incremento en el apoyo al socialismo por todo el mundo. Desde los años treinta no se ha visto tal revulsión generalizada entre las masas hacia el sistema social y económico en su conjunto. Treinta años después de la disolución de la Unión Soviética, la cual fue proclamada por la élite gobernante como el fin del marxismo, el socialismo está otra vez en la mente de millones de personas.

Estos sentimientos están profundamente arraigados en la experiencia histórica. El fin de la URSS fue seguido por guerras interminables, crisis económicas cada vez más profundas, una concentración cada vez mayor de la riqueza y la reemergencia del autoritarismo. Miles de millones de personas nacidas en los últimos 30 años no conocen más que el deterioro en sus condiciones de vida.

Un tercer factor es el giro violento de la élite gobernante hacia la derecha. Es palpable el temor que ha invadido a la clase gobernante. La prensa burguesa está repleta de declaraciones de milmillonarios que expresan el aislamiento que siente una élite gobernante que se enfrenta, en las palabras del director de un fondo de inversiones, Raymond Dalio, “a algún tipo de revolución”. Trump parece ser incapaz de pronunciar un discurso que no incluya algún tipo de denuncia sobre la “amenaza” del socialismo o en el que promete que “Estados Unidos nunca será un país socialista”.

Cuanto más se vea reflejado el movimiento objetivo de millones de trabajadores en apoyo al socialismo, tanto más bruscos serán el giro de la clase gobernante hacia métodos policiales-estatales y el reavivamiento de la mugre ideológica y política de los años veinte, treinta y cuarenta.

Por todo el mundo, las élites gobernantes están buscando alguna clase de mecanismo para intensificar la explotación y subordinar a la población a sus preparativos de guerra. Más de una década después de la crisis financiera de 2008, la desigualdad social ha alcanzado niveles récord y se cierne encima otro colapso financiero. Estados Unidos ha emprendido un cuarto de siglo de guerras interminables en Oriente Próximo y Asia central. Ahora se está preparando para “conflictos entre grandes potencias” contra China y Rusia. Las potencias imperialistas europeas se están rearmando, estando decididas a reclamar su lugar en la geopolítica global.

En Estados Unidos, Trump está respondiendo a la profundización de las tensiones sociales y de las divisiones dentro de la clase gobernante, apelando cada vez más abiertamente a fuerzas ultraderechistas, incluyendo dentro del ejército y la policía, en combinación con su arrogamiento de un poder presidencial libre de cualquier limitación constitucional y tradicional. En Italia, el Gobierno de coalición incluye al partido Lega encabezado por el primer ministro adjunto, Matteo Salvini, quien ha profesado su solidaridad con el pasado fascistizante del país y se ha rehusado a criticar a Mussolini.

Hay partidos ultraderechistas y ultranacionalistas en el poder en Brasil, India, Filipinas, Hungría, Austria e Israel. Tales partidos han aumentado su presencia política en España, Francia, Suecia, Finlandia, Estonia y Eslovenia. En Alemania, la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) es el partido principal de oposición en el Parlamento y es el que define el tono político de las medidas adoptadas por el Gobierno de la Gran Coalición.

Los últimos meses han sido testigos de una serie de atrocidades fascistas —la masacre en Christchurch, los tiroteos masivos en sinagogas en Pennsylvania y California— perpetradas por neonazis inspirados por la demagogia de Trump y otros líderes políticos burgueses.

La derecha neofascista no cuenta con un apoyo de masas. Su resurgimiento es el producto de un impulso activo desde arriba y de la total bancarrota de las organizaciones y los partidos que afirman representar a la clase obrera: los partidos socialdemócratas y los sindicatos. En Estados Unidos, el Partido Demócrata está haciendo todo lo posible para desviar la oposición popular a Trump detrás de una agenda derechista de guerra, censura y austeridad.

La lucha contra la guerra, el crecimiento del fascismo y el autoritarismo, la cada vez mayor concentración de la riqueza, la censura del Internet y la degradación ambiental —y en defensa de prisioneros de la guerra de clases como Assange y Manning— está inextricablemente unida a la lucha contra el capitalismo y por el socialismo.

La interrogante central en frente de millones de trabajadores y jóvenes por todo el mundo es la siguiente: ¿Qué es el socialismo y cómo se logra? Las lecciones políticas fundamentales tomadas de las experiencias históricas de la clase obrera deben formar la base de la educación para una nueva generación que está entrando en lucha. La clase obrera debe tomar la lucha en sus propias manos, encabezando tras ella a todos los oprimidos en una lucha revolucionaria contra el sistema capitalista en sí.

El instrumento esencial para llevar a cabo esta máxima tarea es un partido revolucionario —el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el movimiento trotskista mundial—. La Cuarta Internacional fue fundada por León Trotsky hace 80 años con base en la defensa de la Herencia del Marxismo en contra del estalinismo y la socialdemocracia. Los eventos han vindicado esta perspectiva histórica.

En este primero de mayo, llamamos a todos los trabajadores y jóvenes de todo el mundo a registrarse y participar en el Mitin en Línea del Día Internacional de los Trabajadores que tendrá lugar el 4-5 de mayo y a unirse y construir el CICI.

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El quinto Mitin en Línea del Día Internacional de los Trabajadores será transmitido en vivo por todo el mundo a partir del sábado, 4 de mayo a las 8:00 p.m. hora de verano del este (10:00 a.m., domingo 5 de mayo en Sídney, Australia). Urgimos a todos los trabajadores y jóvenes a registrarse y hacer planes para atender este evento.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de mayo de 2019)

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