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Perspectiva

Trump sugiere cancelar elecciones de 2020

El domingo, Donald Trump compartió en Twitter la publicación del pastor evangélico archirreacionario y conocido hombre de confianza del mandatario, Jerry Falwell Jr., que llamaba a extender su término de los cuatro años establecidos en la Constitución a seis años.

Refiriéndose al esfuerzo encabezado por el Partido Demócrata de calificar a Trump como un colaborador ruso, el tuit señala: “Trump debería tener dos años más en su primer término como compensación por el tiempo robado en este corrupto y fallido golpe de Estado”.

Al compartir esta propuesta, Trump está efectivamente amenazando con cancelar las elecciones de 2020 y proclamar que está por encima de la ley. El segundo artículo de la Constitución de EUA declara que el presidente “permanecerá en su Cargo durante el término de cuatro años”.

La acción de Trump es una amenaza directa de anular la Constitución. La política burguesa se ha degenerado a tal grado que las normas políticas y legales que se han considerado fundamentales desde la Revolución estadounidense están siendo ahora desafiados por un tuit presidencial.

Los partidarios republicanos de Trump afirman que Trump solo estaba bromeando. Pero la cancelación de las elecciones no es algo de lo que hacen chistes los presidentes. El presidente es la persona más poderosa en el mundo y cada palabra es seguida de cerca tanto en EUA como internacionalmente. Los políticos, empresarios y legisladores de todo el mundo analizan incluso los comentarios que parecen banales o improvisados en busca de su significado más profundo.

El tuit compartido por Trump de un predicador evangélico prominente y políticamente activo no es una broma. Es una señal enviada deliberadamente tanto a sus simpatizantes como opositores, quienes entenderán que Trump lo toma en serio y que está preparado para perseguir métodos anticonstitucionales para mantenerse en el poder. Es parte de una escalada dictatorial que Trump y sus asesores fascistas habían planeado desde hace mucho.

Mientras aceptaba un premio en una ceremonia en abril junto a líderes militares, Trump dijo, “Esto es verdaderamente hermoso. Esto encontrará un lugar permanente, por lo menos por seis años, en el despacho oval”.

En 2018, Trump le manifestó al presidente chino, Xi Jinping de que era “genial” que Xi fuera ahora “presidente de por vida”, añadiendo, “Quizás deberíamos intentarlo nosotros algún día”. En el periodo previo a los comicios en 2016, Trump amenazó repetidamente con rechazar los resultados electorales si la demócrata Hillary Clinton ganaba. En respuesta a una pregunta de debate preguntándole si aceptaría un resultado en su contra, Trump dijo, “Les diré en el momento. Los mantendré en suspenso”.

Fue el actual abogado de Trump y exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, quien propuso cancelar en noviembre de 2001 la elección a alcalde después de los atentados del 11 de septiembre, argumentando que se necesitaban métodos semidictatoriales a pesar de que legalmente se había acabado su término.

La Presidencia de Trump ha incluido muchas pruebas autoritarias similares. Colocó a soldados detrás suyo durante el discurso inaugural, planificó un desfile militar en Washington D.C. e implementó un veto a viajantes de varios países musulmanes.

Ha establecido una red de campos de internamiento, propuso la pena capital para traficantes de drogas, describió a neonazis como “buenas personas”, solicitó finalizar el debido proceso legal para los inmigrantes, afirmó que sus partidarios tenían justificado el uso de violencia contra sus detractores, desplegó el ejército en suelo nacional, separó a niños inmigrantes de sus padres y declaró un estado de emergencia para asignar fondos a la construcción de un muro fronterizo.

En este contexto, la respuesta del Partido Demócrata es igual de escalofriante.

En un artículo intitulado “Pelosi advierte a los demócratas: manténganse en el centro o Trump podría desafiar los resultados electorales”, el New York Times publicó una entrevista con la presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, citando su “preocupación de que el Sr. Trump no entregue su poder voluntariamente si perdiere su reelección por un margen estrecho el próximo año”.

En esta entrevista realizada antes del tuit de Trump, Pelosi alude a las elecciones de mitad de término en 2018: “Si ganamos por cuatro escaños, por mil votos cada uno, no respetará la elección. Envenenará la mente del público. Desafiaría cada una de las contiendas; diría que estas personas no pueden asumir el cargo. Teníamos que ganar. Imagínate si no hubiéramos ganado —oh, ni siquiera te lo imagines—. Así que de ahora en adelante tenemos que mantener el mismo abordaje”.

Ante las amenazas explícitas de violar la Constitución, la estrategia demócrata es “adueñarse de la centroizquierda, adueñarse de la corriente principal”, le dijo Pelosi al Times. En vez de condenar la propuesta de Trump de extender su término o advertirle sobre las implicaciones criminales serias de cancelar una elección presidencial, Pelosi ordenó a los demócratas a “no participar en algunas de las otras exuberancias de nuestro partido”, dejando en claro que su partido no permitirá ninguna reforma social.

Esto viene de un partido que ganó la pluralidad del voto popular en todas las últimas ocho elecciones presidenciales menos una, pero que no desafió la elección robada en 2000, en que la Corte Suprema decidió que los estadounidenses no tienen el derecho de votar para presidente. La declaración de Pelosi es un reconocimiento de que los demócratas creen en que hay circunstancias en las que aceptarían la cancelación de una elección. Si Trump cumpliere su amenaza, lo más que harían Pelosi y el líder la minoría del Senado, Charles Schumer, ¡sería prometer una demanda legal!

La irresponsabilidad de los demócratas en cara a la amenaza de Trump de cancelar la elección presidencial contrata con la ferocidad de sus acusaciones de que Trump facilitó el uso de $100.000 por parte de Rusia para “interferir” en la última elección.

La entrevista de Pelosi expone que la campaña antirrusa es insincera y absurda. Si Trump estuviera coludiendo con Rusia, ¿no sería esta amenaza de rehusarse a aceptar los resultados prueba de que Vladimir Putin está “socavando nuestra democracia”? Además, ¿la amenaza de Trump por si sola no constituye una violación a su juramento de “proteger y defender” el segundo artículo de la Constitución, un acto propio para un juicio político?

Los demócratas están combinando una indiferencia absoluta hacia cuestiones críticas sobre derechos humanos con apoyo a los aspectos más importantes de la agenda política de Trump. El miércoles, el New York Times publicó una declaración del consejo editorial intitulada “Denle a Trump su dinero para la frontera”. Los demócratas están colaborando con Trump en un nuevo programa de infraestructura y ha dado su apoyo a los esfuerzos del mandatario de derrocar el Gobierno de Venezuela e imponer aranceles contra China.

Están motivados ante todo por temor a la oposición social de la clase obrera, manifestada más visiblemente en el aumento del apoyo al socialismo. Los demócratas no se atreven a desafiar a Trump planteando las preocupaciones sociales, económicas y democráticas de las amplias masas de la población porque creen que esto desencadenará grandes huelgas y protestas que desafiarán las ganancias de Wall Street y los planes del imperialismo estadounidense de agresión militar y dominio global.

Se debe hacer una seria advertencia. El tuit de Trump y la entrevista de Pelosi apenas tocan la superficie de las medidas antidemocráticas y dictatoriales siendo discutidas entre bastidores en la Casa Blanca, el Pentágono, Langley y el fuerte Meade.

(Publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 2019)

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