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Trump maniobra en guerra económica contra China

La Administración de Trump ha llegado a un acuerdo con Canadá y México para la eliminación de aranceles sobre el acero y el aluminio y decidió suspender la decisión de imponer un arancel del 25 por ciento a los automóviles y las autopartes de Europa y Japón durante al menos seis meses.

Estas decisiones, sin embargo, no representan un repliegue de la agenda nacionalista de la guerra comercial de Trump, según la consigna "Estados Unidos ante todo". Más bien, son un intento de ganar aliados para un enfrentamiento económico cada vez más profundo contra China.

Los anuncios se realizaron en respuesta a las críticas de ciertas secciones de la élite política estadounidense de que, al atacar a los aliados de Estados Unidos, Trump estaba debilitando su posición ante China. Así que las decisiones fueron bien recibidas.

Un editorial del Washington Post intitulado "¿Un frente unido contra China?" declaró que la reducción de las tensiones comerciales con Europa y Asia y en el hemisferio occidental permitiría a la Administración centrar su atención en China, "donde tiene el argumento más fuerte para jugar duro". Podría resultar en que los "amigos tradicionales de los Estados Unidos" se pasen al "lado de Trump en esa contienda, incluso en esta fecha tardía y a pesar de las peleas injustificadas que ha decidido emprender contra ellos".

Sin embargo, el conflicto en torno a los aranceles sobre automóviles, los cuales se justificarían bajo las disposiciones de "seguridad nacional", está lejos de terminar. Trump ha indicado que al final de la suspensión de seis meses buscará hacer que tanto la Unión Europea como Japón reduzcan sus exportaciones de automóviles a EUA, posiblemente a través de cuotas o algunas otras restricciones.

Tal paso seguramente provocará oposición.

"Rechazamos completamente la idea de que nuestras exportaciones de automóviles son una amenaza para la seguridad nacional", escribió la comisionada de comercio de la UE, Cecilia Malmstrom. "La UE está preparada para negociar un acuerdo comercial limitado incluyendo automóviles", escribió, pero no "comercio administrado", que es ilegal según las regulaciones de la Organización Mundial de Comercio.

La cuestión de los aranceles automotores es una problemática por sí sola, pero también está siendo utilizada por la Administración de Trump para presionar a la UE para que abra sus mercados a los productos agrícolas de Estados Unidos. Sin embargo, Bruselas ha insistido continuamente en que la agricultura no está en la mesa, una posición subrayada por la referencia de Malmstrom en su tuit a un acuerdo comercial "limitado".

Mientras tanto, la guerra económica de Estados Unidos contra China se está intensificando, sobre todo en el frente de las telecomunicaciones y tecnología.

La semana pasada, Trump firmó una orden ejecutiva que prohíbe virtualmente que el gigante de comunicaciones chino Huawei venda sus productos a redes estadounidenses. Aún más significativo fue el paso simultáneo del Departamento de Comercio para imponer restricciones a la venta de componentes a empresas chinas, como Huawei, que dependen de los chips de computadora de Estados Unidos para fabricar sus productos.

Esto fue parte de la creciente confrontación de Estados Unidos con China.

El Financial Times ha informado que los directores de las agencias de inteligencia de los EUA se han reunido con las principales compañías estadounidenses, proporcionándoles información clasificada, para advertir sobre los peligros de hacer negocios en China.

Las reuniones, que involucraron a Dan Coats, el director de inteligencia nacional, junto con funcionarios del FBI y el Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad, se llevaron a cabo en todo el país. Según el informe, han participado grandes firmas de tecnología, capitalistas de riesgo e instituciones educativas.

Las reuniones han sido facilitadas por los senadores demócratas y republicanos, incluido el demócrata Mark Warner del comité de inteligencia del Senado y el senador republicano de Florida, Marco Rubio.

Subrayando el amplio alcance de la campaña contra China, Warner dijo al Financial Times: "Tenemos que aumentar la conciencia entre las empresas, los inversores y las universidades de los Estados Unidos sobre las tácticas que China está utilizando para socavar la competitividad, la seguridad y la influencia de los Estados Unidos".

Rubio retomó los mismos temas. “El Gobierno chino y el Partido Comunista representan la mayor amenaza a largo plazo para la seguridad nacional y económica de los Estados Unidos. Es importante que las empresas, universidades y organizaciones comerciales de Estados Unidos entiendan completamente esa amenaza", dijo.

Si bien intensifica la confrontación contra China, la Administración Trump aún mantiene la perspectiva de continuar las negociaciones e incluso de llegar a un acuerdo comercial. No ha descartado una reunión entre Trump y el presidente de China, Xi Jinping, en la reunión cumbre del G20 del próximo mes en Japón. En gran medida, estas posibilidades están siendo discutidas por los funcionarios de los EUA en un intento para evitar una caída brusca en los mercados financieros si las negociaciones terminaran por completo.

La posición oficial de China es que las negociaciones continúen y que espera llegar a un acuerdo con sus "colegas" estadounidenses en el medio. Detrás del frente oficial, sin embargo, hay una marea creciente de oposición nacionalista que se está desatando.

El South China Morning Post ha informado sobre un comentario publicado por el blog semioficial Taoran Notes, una cuenta de medios sociales vinculada a los medios estatales oficiales. Dijo que China debe suspender las negociaciones a menos que Estados Unidos muestre sinceridad.

El blog declaró que, si no hubiera una "acción concreta real de los Estados Unidos", entonces "no tendría sentido" que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, realizara otra visita a Beijing.

“Es mejor suspender la consulta por completo y volver al trabajo normal. ... Los Estados Unidos no muestran sinceridad del todo sobre continuar las negociaciones. ... En cambio, está extendiendo sus tácticas de presión. Estados Unidos, por un lado, dice que se involucró en las negociaciones. Pero, por otro lado, sigue utilizando pequeños trucos para destruir la atmósfera propicia para las negociaciones”.

Y esa atmósfera se está volviendo cada vez más tóxica.

Según lo señaló el columnista del Financial Times, Philip Stephens, mientras la Administración de Trump imponía nuevas medidas dirigidas contra Huawei, "a seis mil millas de distancia, los buques de guerra de Estados Unidos avanzaban a través del mar de China Meridional".

La narrativa comercial, continuó, estaba "ahora siendo subsumida en una mucho más alarmante".

Los documentos de la Estrategia de Seguridad Nacional y de la Estrategia de Defensa Nacional producidos por el Pentágono anunciaron el peligro de guerra, etiquetando a China como un "competidor estratégico" y advirtiendo que buscaba "desafiar la influencia e intereses del poder estadounidense" y erosionar la "seguridad y prosperidad de Estados Unidos".

"La economía se ha fusionado con la geopolítica", escribió Stephens. "China, se puede escuchar en casi todos los rincones a la vista de la Casa Blanca y el Congreso, no solo es un competidor económico peligroso sino una amenaza existencial que se avecina ... Necesita más que un campo de juego equitativo para el comercio para enfrentar este desafío".

Advirtió que tratar a China como un enemigo es la "manera segura de persuadir a Beijing de que se comporte como tal". Demonizar todo lo que hace "simplemente abre el camino de la guerra comercial a algo mucho más difícil".

A menos que haya "reglas comunes de carretera" para evitar la escalada, Stephens advirtió, "nos dirigimos hacia una guerra más caliente".

Pero la posibilidad de cualquier acuerdo sobre "reglas comunes" se está desvaneciendo cada vez más a medida que Estados Unidos intensifica su confrontación contra China en todas las áreas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 20 de mayo de 2019)

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