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Se deslizan los mercados por la guerra comercial y los temores sobre el crecimiento global

Wall Street sufrió una fuerte caída ayer y el rendimiento de los bonos de 10 años del Tesoro estadounidense alcanzó su nivel más bajo desde el 2017, entre preocupaciones sobre las crecientes tensiones entre Estados Unidos y China y señales de una ralentización de la economía global.

El índice bursátil Dow Jones se deslizó 286 puntos o más de uno por ciento, después de perder otros 451 puntos en la sesión anterior, con el 80 por ciento de los componentes del índice acabando más bajo. El índice está próximo a sufrir su quinta pérdida semanal seguida, que sería su racha negativa más larga desde 2011.

Otros de los principales índices experimentaron pérdidas similares. El S&P 500 cayó 1,2 por ciento y el Nasdaq, compuesto fuertemente por empresas tecnológicas, perdió 1,6 por ciento. A pesar de estas caídas, los índices han visto un aumento este año —9,3 por ciento para el Dow y 13 por ciento para el S&P 500— en gran medida gracias a la decisión de la Reserva Federal de EUA en marzo de descartar aumentos en las tasas de interés por el resto del año y posiblemente por más tiempo.

Hay inquietudes cada vez mayores de que la racha negativa está lejos de haberse acabado. Una señal de esto es la decisión de optar por la seguridad de la deuda del Gobierno. El aumento en la compra de los bonos de 10 años del Tesoro disminuyó su rendimiento a 2,29 por ciento, su punto más bajo en 19 meses, por debajo del rendimiento de los bonos de tres meses.

Normalmente el rendimiento de los bonos de largo plazo es mayor al de la deuda de corto plazo. La inversión de la curva de rendimiento, si se mantiene, es vista como un indicador de una recesión. Durante varias semanas, la brecha entre ambos rendimientos ha fluctuado entre el lado positivo y el negativo.

En esta caracterización del mercado bursátil, el Financial Times citó a un administrador de fondos que dijo estar en “modo de pánico” y que “la gente se está dando cuenta que la economía podía ir mucho más lento de lo que pensábamos”.

El director de otro fondo citado por el diario indicó: “Los valores cayeron por el crecimiento global y las preocupaciones de que la guerra comercial lleve a un crecimiento más bajo. Si crees eso entonces tiene sentido que los rendimientos de 10 años caigan”.

Bank of America bajó sus pronósticos para los rendimientos del Tesoro. Poniendo el dedo en el giro negativo en la economía global, indica: “Sería simplista culpar estas revisiones de pronósticos puramente en el último capítulo de la saga de la guerra comercial. Los bancos centrales han adoptado un tono dramáticamente más conciliador”. También, la inflación ha seguido siendo desalentadora, “sorprendentemente en EUA” así como en Europa y el brexit y la incertidumbre en torno a este siguen sin resolverse”.

El “tono conciliador” de los bancos centrales se refiere al abandono de los aumentos en las tasas de intereses y los pasos para proveer más estímulos ante una ralentización económica. Esta semana, el Banco de la Reserva de Australia indicó estar casi seguro de que recortará su tasa básica 0,25 por ciento el próximo mes, además de una reducción similar más adelante en el año, llevándola al récord mínimo de 1 por ciento.

En un intento para calmar la turbulencia del mercado causada por el conflicto económico con China, el presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó que el tema de la gigante de telecomunicaciones china, Huawei, podría incluirse en un acuerdo comercial entre EUA y China.

La semana pasada, el Departamento de Comercio colocó a Huawei en su Lista de Entidades Restringidas, alegando que la empresa está involucrada en actividades contraria a los intereses de “seguridad nacional” de EUA. Esto efectivamente prohibió la provisión de componentes estadounidenses que Huawei necesita para mantener sus operaciones globales.

En sus últimos comentarios, Trump dijo que, mientras que Huawei era “muy peligroso desde el punto de vista de seguridad”, era “posible que Huawei fuera incluido en un acuerdo comercial” y que había una “buena posibilidad” de que las negociaciones con China volvieran a encaminarse.

Los comentarios de Trump —de que, pese a ser “muy peligroso”, Huawei podría ser parte de un “acuerdo”— denotan que las amenazas de “seguridad nacional” han sido una farsa desde el principio, utilizadas solo para socavar las operaciones de Huawei.

El Gobierno de Trump también anunció un paquete de asistencia de $16 mil millones para los productores agrícolas que hayan sido fuertemente golpeados por los aranceles chinos impuestos como represalia por los aranceles estadounidenses. Esto sigue a un paquete de $12 mil millones concedido el año pasado.

Esto indica que el Gobierno ha prácticamente descartado cualquier acuerdo y está atrincherado para un conflicto largo.

El secretario de Agricultura, Sonny Perdue, dijo que los pagos de asistencia se harían en tres cuotas, comenzando en julio o agosto. Efectivamente desechó la posibilidad de un acuerdo antes que esto, incluso en la reunión entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping, en la cumbre del G20 en Japón el mes siguiente.

“Mientras que amaríamos tener un acuerdo comercial en este periodo… sería muy difícil entender cómo se consumaría un acuerdo comercial antes de ese primer pago”, dijo

Perdue declaró que el segundo pago se realizaría en noviembre y el tercero en enero de 2020, dependiendo de qué ocurra con las negociaciones comerciales.

La reacción oficial china a estas últimas medidas contra Huawei sigue siendo un tanto apagada. En una declaración ayer, el vocero del ministerio de Comercio, Gao Feng, dijo: “El ataque de Estados Unidos contra las empresas chinas no solo perjudica seriamente la cooperación comercial normal entre ambos países, sino que también constituye una gran amenaza a la seguridad de la cadena global industrial y de suministro. China se opone firmemente a esto. Monitorearemos de cerca los acontecimientos y haremos los preparativos adecuados”.

Beijing está ansioso de presentarse como el defensor del orden internacional de comercio actual contra las acciones de Estados Unidos y, por ende, ha emitido una respuesta relativamente limitada a este punto.

No obstante, existe una hostilidad intensa en sectores del régimen a las medidas estadounidenses. Por ahora, esto ha estado confinado a denuncias verbales pero, según se prolongue la confrontación económica estadounidense, podría asumir formas más directas, como recortes a la provisión de minerales de tierras raras de los cuales China es la principal fuente, impactando en la producción de baterías y componentes electrónicos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de mayo de 2019)

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