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Perspectiva

El editor de Jacobin, Bhaskar Sunkara hace el ridículo

El New York Times publicó el miércoles una entrevista y discusión con el editor de la revista Jacobin, Bhaskar Sunkara, y a los columnistas del Times, Michelle Goldberg, Ross Douthat y David Leonhardt, publicada bajo el titular, “¿Los Estados Unidos del socialismo?”. Sunkara es una figura líder de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, Democratic Socialists of America) y Jacobin es un medio afiliado. Goldberg y Leonhardt son ambos demócratas y Douthat es un republicano conservador.

Cualquier que tenga la impresión de que Sunkara como individuo, Jacobin como publicación y DSA como organización tienen algo que ver con el socialismo, el marxismo o, ni hablar, la revolución debería escuchar atentamente al intercambio entre Sunkara y Goldberg seguido por un resumen con los tres columnistas.

Trotsky una vez habló del líder del Partido Socialista, Morris Hillquit, como el “líder socialista ideal para dentistas exitosos”. Trotsky, el revolucionario, había dado un atinado e inolvidable golpe a la reputación de Hillquit. Sin embargo, para ser completamente justo con Morris Hillquit (1869-1933), fue una figura importante en los primeros años del socialismo estadounidense antes de la Primera Guerra Mundial, que representaba una tendencia política, si bien reformista, significativa. Contaba con un conocimiento extenso de la historia del movimiento obrero y no era indiferente a la teoría marxista. Se opuso a la entrada de EUA en la Primera Guerra Mundial y defendió a los militantes perseguidos por el Gobierno de Wilson.

Sunkara se asemeja a Hillquit solo como una caricatura, sin ninguna de las cualidades intelectuales o políticas serias del viejo reformista social de fines del siglo diecinueve y principios del veinte. Sunkara —entre bromas y risitas a lo largo de la entrevista— evidencia ser el “líder socialista ideal” de los inversionistas liberales, académicos permanentes y bien remunerados y otras capas afluentes de la clase media-alta que creen sinceramente en que parte del dinero que se acumula en la cima de la sociedad capitalista debería distribuirse más equitativamente con aquellos entre el 10 y el 1 por ciento más rico. Y, también para aquellos que les gustaría una mejora en las condiciones sociales en Estados Unidos, pero sin infligir un daño irreparable al sistema capitalista.

Los comentarios de Sunkara no exhiben ningún rastro de una crítica teórica e históricamente informada del capitalismo y la sociedad contemporánea. Sus posturas son una mezcla ecléctica de impresiones y opiniones. Después de varios años siendo promovido por el New York Times como una figura importante en la izquierda, Sunkara expuso su superficialidad. En la medida en que intenta presentarse como un estratega socialista, hace el ridículo.

Políticamente, la conclusión más obvia de la entrevista es que Sunkara es poco más que un demócrata moderado. Debido a esto, es elogiado por los comentaristas demócratas y republicanos.

Pese a proclamar su apoyo a la campaña presidencial de Bernie Sanders, Sunkara también declaró que respaldaría a Elizabeth Warren si supera a Sanders y eventualmente a Joe Biden si obtiene la nominación demócrata. “Creo que la mentalidad debe ser que las personas voten a Joe Biden, especialmente en estados disputados”, declaró. Es necesario “evitar una candidatura de un tercer partido” —es decir, romper con el Partido Demócrata— con base en “el conocimiento y compromiso estratégicos de deshacerse de Trump”.

Sunkara añadió, “Incluso una Presidencia de Biden sería genial” porque “habría mucho campo para que los socialistas estén en la oposición”. En otras palabras, hay cargos por ocupar.

Goldberg, una prominente simpatizante de Hillary Clinton en las elecciones de 2016, dijo en la discusión entre los columnistas del Times que “lo grandioso de la nueva ola de socialistas es que son tan prácticos, son tan pragmáticos… Entienden cómo funciona el poder y están interesados en tenerlo a través de los canales que permite el sistema”. Los “socialistas” como Sunkara”, añade, “finalmente están haciendo lo que liberales como yo hemos querido que la gente en la izquierda haga desde hace décadas y décadas… en construir poder para el Partido Demócrata”.

La política conformista y prodemócrata de Sunkara se respalda en un análisis de la historia y el capitalismo contemporáneo caracterizado ante todo por su absoluta ignorancia y falta de seriedad.

En primer lugar, Sunkara declaró que la llegada al “socialismo” será el producto de un retorno y extensión del reformismo social como el avanzado por los partidos y las organizaciones socialdemócratas en el periodo que siguió a la Segunda Guerra Mundial.

La tarea de hoy, declaró, es regresar a los esfuerzos fracasados del siglo veinte, pero “hallar la forma de socializar la producción en la que el capital no pueda decir, “Esto ya no nos sirve”. Sunkara resumió esta teoría banal con una analogía adecuadamente banal con el futbol americano: “Queríamos anotar un touchdown, pero nos quedamos justo afuera de la distancia para anotar un gol de campo. Quiero hacernos marchar adelante en el campo como lo hizo la socialdemocracia y llegar un poco más lejos”.

¿Por qué han sido eliminadas en todas partes las reformas sociales del periodo de la posguerra o están siendo eliminadas ahora mismo, generalmente por medio de las acciones de los mismos partidos socialdemócratas? ¿Cómo se relacionan estas conquistas con las enormes batallas revolucionarias de clases del siglo veinte? ¿Cuál fue el papel de la socialdemocracia y del estalinismo en bloquear o suprimir forzosamente los esfuerzos de la clase obrera para abolir el capitalismo? ¿Cómo socavó la globalización de la producción capitalista la perspectiva nacional reformista de los partidos socialdemócratas?

En cuanto a tales preguntas, Sunkara no tiene absolutamente nada que decir, a parte de la declaración de que, si le dieran la oportunidad a él, DSA y presumiblemente Bernie Sanders, “irían hasta el final”.

En segundo lugar, la visión utópica de Sunkara sobre los supuestos días de gloria de la socialdemocracia está vinculada con su propia perspectiva completamente nacionalista. Sunkara no tiene nada que decir sobre las realidades del capitalismo global, en el cual todos los fenómenos políticos tienen un carácter internacional. El auge de la ultraderecha internacionalmente, la crisis económica global, la reaparición de las guerras comerciales, el recrudecimiento de los conflictos geopolíticos entre las principales potencias capitalista —todo esto es ignorado—.

El “socialismo” de Sunkara carece de internacionalismo y antimilitarismo. Sunkara no menciona ni en su entrevista al Times ni en su libro las guerras interminables del imperialismo estadounidense, la “guerra contra el terrorismo”, la invasión y ocupación de Irak. Tampoco menciona la situación crítica de Julian Assange, la cual también ha sido ignorada por Jacobin. Esto está orgánicamente conectado a su apoyo al Partido Demócrata.

En tercer lugar, ni una pizca de la política de Sunkara se dirige a hacer un llamado auténtico a la clase obrera y a la ira social. La lucha de clases para él no es más que una frase vacía, carente de todo conflicto real y material. Su concepto de lo que constituye el movimiento obrero no difiere del todo del concepto del burócrata promedio de la AFL-CIO. Desde cada poro, Sunkara emana complacencia. “Este es el mejor momento en la historia para estar vivo”, escribe en su libro, resumiendo su punto de vista general. La realidad de la vida social para la vasta mayoría de la población, el impacto devastador de la contrarrevolución capitalista, los millones de personas asesinados y convertidos en refugiados por parte del imperialismo estadounidense, todo esto queda fuera de la visión de Bhaskar Sunkara. El crecimiento de la lucha de clases es mencionado, si del todo, de forma abstracta, y desde el punto de vista de promover a los sindicatos procapitalistas.

El hecho de que el “socialismo” de Sunkara resulte en apoyo al Partido Demócrata solo puede ser una sorpresa para los que crean que DSA representa algún tipo de alternativa. De hecho, es y siempre ha sido una facción del Partido Demócrata que, con o sin la intervención de Sunkara, se está desplazando abruptamente a la derecha.

El hecho de que el principal papel del DSA sea contener el aumento en la oposición social dentro de los canales aceptables para la clase gobernante se dice abiertamente en la discusión de los columnistas del Times después de la entrevista. “Esta nueva nueva izquierda, o nueva nueva nueva izquierda o llámenlo como quieran”, dice el republicano Douthat, “es políticamente mucho más sensible y realista que ciertas versiones que florecieron a fines de los sesenta y principios de los setenta”.

Todos los columnistas expresaron su “inquietud sobre ciertas versiones de radicalismo, cierta indisposición a llegar a compromisos”, en las palabras de Leonhardt. Y todos están de acuerdo de que Sunkara y DSA no pertenecen a esta categoría. “Los líderes de este movimiento socialista incipiente están intentando encauzar a las personas lejos de eso”, dijo Goldberg. “La gente en DSA, Bhaskar, son muy responsables en no impulsar ese tipo de cosa”.

El crecimiento de la lucha de clases despedazará a tales organizaciones como DSA y sus contrapartes internacionales. Cualquiera orientado a ellos por creer erróneamente que ofrecen un camino hacia la transformación socialista de la sociedad serán desengañados, más pronto que luego.

El renacimiento del socialismo auténtico estará basado en la asimilación de las enormes experiencias del siglo veinte y ante todo de la historia del movimiento trotskista, representado hoy por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y el Partido Socialista por la Igualdad.

(Publicado originalmente en inglés el 31 de mayo de 2019)

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