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Huelga general contra el régimen militar paraliza Sudán

Una huelga general nacional indefinida paralizó las ciudades de Sudán el domingo, casi una semana después de que las fuerzas de seguridad lanzaran un baño de sangre contrarrevolucionario contra una sentada masiva fuera de la sede del Ministerio de Defensa en la capital, Jartum. El Comité Central de Médicos de Sudán estima que 118 manifestantes murieron, incluyendo cuatro el domingo, y otros 784 resultaron heridos desde que comenzó la represión el lunes pasado.

Decenas de miles de sudaneses han estado reuniéndose regularmente durante meses fuera del Ministerio de Defensa y protestando en todo el país como parte del movimiento popular que comenzó en diciembre de 2018 para exigir el fin del Gobierno militar y la transferencia del poder a un Gobierno elegido democráticamente.

El Consejo Militar de Transición (TMC, todas las siglas en inglés) tomó el poder en un golpe de Estado el 11 de abril, derrocando al presidente Omar al-Bashir después de meses de protestas masivas en un esfuerzo por evitar el derrocamiento revolucionario de todo el régimen militar, que ha estado en el poder durante tres décadas.

Manifestaciones en Sudán (Crédito: Amnistía Internacional)

Encabezados por el líder adjunto del TMC, el teniente general Hamdan "Hemedti" Dagalo, quien aspira a ocupar el lugar de al-Bashir como dictador, los soldados paramilitares de la Fuerza de Apoyo Rápido (RSF) utilizaron municiones reales y granadas de aturdimiento para dispersar la sentada el 3 de junio.

Decenas de manifestantes fueron obligados a brincar o arrojados desde el puente del Nilo Azul por la RSF, según algunos informes, con bloques de cemento atados a sus cuerpos para garantizar que se ahogaran y no se encontraran sus cuerpos. La RSF, formada a partir de la notoria milicia Janjaweed, implementó las mismas tácticas brutales en el corazón de Jartum utilizadas para reprimir las rebeliones en Darfur y el este del país.

La arremetida se produjo después de la visita de Dagalo al príncipe heredero Mohammed bin Salman en Arabia Saudita y los viajes del general Abdelfatah al-Burhan, líder del TMC y gobernante de facto de Sudán, a Abu Dhabi y El Cairo, donde recibió indicaciones sobre ahogar la revolución en sangre por parte del dictador egipcio, el general Abdelfatah El-Sisi.

Si la Administración de Trump ha expresado su preocupación por la inestabilidad causada por la represión militar, con su apoyo, los principales aliados del imperialismo estadounidense en el Oriente Próximo han sido y continúan siendo los principales patrocinadores financieros y políticos de la dictadura militar en Sudán. A su vez, la RSF ha enviado a miles de sus miembros a luchar en el asalto liderado por los saudíes en Yemen. La monarquía saudí y los jeques emiratíes han prometido $3 mil millones para apuntalar el TMC.

Indignados por el brutal ataque de la RSF, millones de personas en todo el país acataron el llamado del sindicato de la Asociación Profesional de Sudán (SPA) de un movimiento de "desobediencia civil" y "huelga política abierta" contra el Consejo Militar de Transición.

Las fotos y los videos publicados en las redes sociales mostraron calles vacías y mercados cerrados en varias capitales estatales en todo el país, desde Damazin en Nilo Azul hasta El Obeid en Kurdufan del Norte, Wad Madani en Al Jazirah y Puerto Sudan en el mar Rojo.

El metro de Jartum, una región urbana con más de 5 millones de habitantes, fue prácticamente paralizada, con el transporte público cerrado y la mayoría de las tiendas, bancos y oficinas cerrados.

Un manifestante de 20 años fue asesinado a tiros en Omdurman cuando las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos y municiones reales para dispersar las manifestaciones. Los manifestantes colocaron barricadas de ladrillos y neumáticos en el norte de Jartum para bloquear las principales carreteras y puentes. Los viajeros llenaron la terminal de salida en el Aeropuerto Internacional de Jartum ya que la mayoría de los vuelos fueron cancelados.

"Bloqueamos las calles para enviarle el mensaje a aquellos que intentan robar nuestra revolución de que fracasarán", dijo Emad Ibrahim de 25 años, un manifestante de Jartum Norte, a la AFP. "Tenemos un largo camino por delante, pero después del sacrificio realizado por nuestros hermanos que han sido asesinados, creemos que lograremos nuestra meta".

Los militares intentaron romper el movimiento de la huelga clausurando las redes sociales, cortando el acceso móvil al internet y arrestando a los "empleados esenciales", incluyendo los ejecutivos de los bancos y los trabajadores de aeropuertos y de servicios eléctricos, y obligándolos a trabajar a punto de pistola.

A pesar de este esfuerzo de intimidación, los trabajadores y los profesionales expresaron su determinación de continuar haciendo huelga hasta que la junta se haya ido. "No volveremos a trabajar hasta que el [sindicato SPA] anuncie el fin de la huelga", dijo a Reuters Ahmad al-Noor, un empleado de 46 años de una empresa privada de alimentos. "Sudán debe ser gobernado por un Gobierno civil".

"Los obstáculos me impidieron llegar al mercado para comprar verduras", dijo el vendedor de verduras Hassan Abdelrahim a la AFP. "Esto afectará mis ingresos, pero cuando veo a estos jóvenes que están en las calles desde hace seis meses, no estoy enojado incluso si pierdo mis ingresos".

Una declaración emitida por la SPA declaró que la campaña de desobediencia civil continuaría hasta que “un Gobierno civil se anuncie en el poder en la televisión estatal”. La SPA forma parte de la alianza de la oposición popular civil de las Fuerzas para la Declaración de la Libertad y el Cambio (FDFC), que ha estado involucrada en negociaciones con el TMC sobre una transferencia de poder.

Las conversaciones se rompieron el mes pasado sobre la cuestión de si una figura militar o civil encabezaría un régimen conjunto durante un período de transición de tres años para prepararse para nuevas elecciones presidenciales.

Barricadas en Jartum Norte (Crédito de Twitter: @ThomasVLinge)

Un intento del primer ministro etíope, Abiy Ahmed, para reactivar las negociaciones entre el TMC y la coalición FDFC fue rechazado por los militares durante el fin de semana, con los arrestos de Mohamed Esmat, director de la sucursal de Jartum del Banco Central de Sudán, e Ismail Jalab, secretario general del Movimiento Sudanés de Liberación Popular de Sudán-Norte. Esmat y Jalab, principales representantes de la FDFC, fueron detenidos poco después de reunirse con Ahmed.

Los elementos burgueses y pequeñoburgueses representados por la FDFC, independientemente de sus diferencias con el TMC, no ofrecen ninguna salida para los trabajadores y los pobres en Sudán. Un Gobierno de transición liderado por civiles continuaría representando los intereses de la élite capitalista del país y sus ejecutores en el ejército.

Con el primer día de la huelga general, la clase obrera ha demostrado su fuerza colectiva. Lo que se requiere ahora es el establecimiento de órganos independientes y democráticos de lucha de la clase trabajadora para movilizar a las masas obreras en Sudán para tomar el poder, establecer un Gobierno de los trabajadores y apoderarse de la inmensa riqueza del país como parte de una lucha internacional por el socialismo.

Esto requiere la construcción de una sección del Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el Partido Mundial de la Revolución Socialista, en Sudán. Todos aquellos que tomen en serio la lucha por el socialismo deben ponerse en contacto con nosotros hoy.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de junio de 2019)

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