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Biden bajo fuego por comentarios sobre colaborar con senadores segregacionistas

El exvicepresidente estadounidense, Joe Biden fue atacado el miércoles y el jueves por sus rivales en la nominación presidencial demócrata después de que reiterara sus comentarios sobre cómo había valorado trabajar en el Senado con segregacionistas de extrema derecha como James Eastland de Mississippi y Herman Talmadge de Georgia, defensores intransigentes de Jim Crow.

Las primeras declaraciones de Biden se produjeron en una recaudación de fondos el martes por la noche con multimillonarios de Wall Street en Manhattan, cuando comparó la disfunción en el Senado en la era actual con el ambiente supuestamente más cordial y ameno que prevaleció cuando Biden se convirtió en senador por primera vez en 1972.

"Estaba en un comité con James O. Eastland. Nunca me llamó ‘chico’, siempre me llamó ‘hijo”, dijo Biden, dejando caer su voz en un acento sureño. Describió a Talmadge como un defensor malo e implacable de las escuelas segregadas, pero luego dijo: “Revisas la lista de todos estos tipos. ¿Adivinen qué? Al menos había cierta civilidad. Pero hoy, miras al otro lado y son el enemigo. No la oposición, el enemigo. Ya no nos hablamos".

Dos senadores afroamericanos que se postulan para la nominación demócrata, Cory Booker de Nueva Jersey y Kamala Harris de California, atacaron a Biden por sus comentarios, aunque tuvieron cuidado de combinar sus críticas con elogios por el historial general de Biden, conscientes del hecho de que, si se convierte en el candidato, es muy probable que busque un compañero de carrera que sea mujer o afroamericano.

Harris dijo a los periodistas en el Capitolio que Biden "no entiende la historia de nuestro país y la historia oscura de nuestro país", y agregó: "Si esos hombres se hubieran salido con la suya, no estaría en el Senado de los Estados Unidos ni en este ascensor en este momento". No obstante, se apresuró a decir que tenía "mucho respeto" por Biden, y que "Él ha servido a nuestro país de una manera muy noble".

Booker declaró: "Las relaciones de Biden con orgullosos segregacionistas no son el modelo de cómo hacemos de Estados Unidos un lugar más seguro e inclusivo para los afroamericanos y para todos", y pidió a Biden que emitiera "una disculpa inmediata".

"No se bromea acerca de llamar a los hombres negros ‘chicos’. Hombres como James O. Eastland usaban palabras así y las políticas racistas asociadas para perpetuar la supremacía blanca y despojar a los estadounidenses negros de nuestra propia humanidad", agregó Booker.

Biden no respondió como esperaban los medios de comunicación y sus críticos en la cúpula demócrata, es decir, con una retracción verbal o el reconocimiento de que había cometido un error. En cambio, declaró altivamente que no tenía nada de qué disculparse, y que Booker debería disculparse con él. "¿Pedir disculpas por qué?", preguntó. "Cory debería disculparse. Él lo sabe. No hay un hueso racista en mi cuerpo; he estado involucrado en los derechos civiles durante toda mi carrera. Punto. Punto. Punto".

En realidad, la controversia ha puesto de relieve un episodio particularmente sórdido y reaccionario en el comienzo de la carrera de Biden en el Senado. En 1975, tres años después de su primera elección, patrocinó una legislación para bloquear el transporte escolar de niños en escuelas de distrito cuyo fin era la integración racial. Biden formó una alianza política con Eastland, un acérrimo defensor de la supremacía blanca, para apoyar su legislación.

Una pregunta planteada por algunos sectores, y no respondida por la campaña de Biden, fue qué fue exactamente lo que él y Eastland "hicieron" en el Senado que supuestamente justifica sus buenos recuerdos de colaboración con el senador supremacista blanco.

Biden recordó en su biografía de la campaña de 2007, durante su segunda candidatura a la Presidencia, que Eastland, quien tenía mucha más antigüedad e influencia dentro de la dirigencia demócrata del Senado, le había ayudado a obtener un asiento en el poderoso comité de Asuntos Judiciales. Llegó luego a convertirse en su presidente, presidiendo, entre otras cosas, la confirmación de Anthony Kennedy en 1998 y Clarence Thomas en 1991.

Los comentarios de Biden han dado un nuevo protagonismo a la historia podrida del Partido Demócrata a lo largo de la era de los derechos civiles. Los defensores más intransigentes de la opresión racial y la violencia policial y del Ku Klux Klan fueron demócratas como Eastland, Talmadge, George Wallace, Lester Maddox y Strom Thurmond.

Fue Thurmond quien comenzó la conversión total de los segregacionistas demócratas del sur en republicanos cuando anunció en 1964 que renunciaría al Partido Demócrata para apoyar al republicano Barry Goldwater para la Presidencia. Pero Eastland siguió siendo miembro activo del grupo demócrata hasta 1978, Talmadge hasta 1981.

El New York Times señaló: "El Sr. Biden tuvo una relación similar con Strom Thurmond, un republicano de Carolina del Sur con una historia de opiniones racistas que fue una figura clave en el comité de Asuntos Judiciales del Senado en los años 80 y 90. Aunque el Sr. Biden y el Sr. Thurmond tuvieron varios desacuerdos sobre los derechos civiles, trabajaron de cerca en la legislación sobre delitos en los años 80 y 90. En 1997, el Sr. Biden lo elogió efusivamente, incluyendo palabras elogiadoras sobre la vida de Thurmond antes de que ejerciera su cargo público".

El furor de los medios por el acogimiento innecesario de Eastland y Talmadge por parte de Biden ha alejado la atención de sus notables comentarios sobre el peligro de que la desigualdad de ingresos resulte en una revolución en Estados Unidos. El martes, durante uno de los tres eventos para recaudar fondos que realizó en Manhattan ese día, ante audiencias de Wall Street, dijo: "Saben que lo que he descubierto es que los ricos son tan patriotas como los pobres".

Continuó, "No es una broma. Quiero decir, es posible que no queramos demonizar a nadie que haya ganado dinero”. Sin embargo, continuó advirtiendo que “cuando tenemos una desigualdad en los ingresos tan grande como la que tenemos hoy en los Estados Unidos, esto aumenta y refuerza la discordia política y la revolución básica”.

Biden dejó claro a su audiencia acaudalada que cualquier cosa que los demócratas prometan a los trabajadores, no amenazaría sus intereses.

"Podemos estar en desacuerdo en los márgenes", dijo. "Pero la verdad del asunto es que todos estamos dentro de la cabina de mando y nadie tiene que ser castigado. No cambiaría el nivel de vida de nadie. Nada cambiaría fundamentalmente".

La última frase podría servir como epitafio, no solo de la campaña de Biden, sino de todo el esfuerzo fraudulento de todos los políticos demócratas, desde los 23 candidatos presidenciales hasta los cientos que se postularán para el Senado y el Congreso, para sugerir que este partido derechista controlado por las empresas representa cualquier alternativa genuina a Trump y los republicanos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de junio de 2019)

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