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El futuro es el socialismo, pero hay que luchar por él

En Estados Unidos, las universidades están regresando a clases en medio de una ola creciente de protestas sociales y luchas de la clase obrera por todo el mundo.

En julio y agosto, hubo manifestaciones masivas involucrando a más de un millón de personas en Hong Kong y Puerto Rico, llenando las calles de ambas islas frente a las costas de las dos mayores economías del mundo. Hubo protestas de escala similar en recientes semanas en Honduras, Guatemala, Haití, Nicaragua y otras partes.

El estallido de malestar social y de la lucha de clases internacionalmente coincide con un interés cada vez mayor en el socialismo, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Las encuestas muestran repetidamente que los jóvenes son particularmente los que prefieren el socialismo en vez del capitalismo.

La fuente de esta radicalización no es difícil de encontrar. Esta generación de jóvenes está llegando a edad política en un mundo sumido en guerras, militarismo, niveles sin precedentes de desigualdad social, aumentos en el desempleo y una crisis climática global que amenaza la existencia misma de la humanidad.

La radicalización de los trabajadores y jóvenes aterra a la clase gobernante en cada país, al percibir correctamente el socialismo como una amenaza existencial para el sistema capitalista. Las élites gobernantes están recurriendo como respuesta a formas de gobierno cada vez más abiertamente autoritarias, incluso promoviendo a organizaciones fascistizantes y ultranacionalistas.

En Francia, Emmanuel Macron ha utilizado poderes estatales de excepción para desplegar el ejército contra los manifestantes de “chaleco amarillo”. El Gobierno alemán de Angela Merkel continúa cultivando y protegiendo a la ultraderecha, presidiendo el surgimiento de la ultraderechista AfD como principal partido de oposición en el Parlamento o Bundestag. En la región controlada por India de Jammy y Cachemira, 13 millones de personas están sufriendo actualmente un régimen extraordinario de represión bajo el gobierno supremacista hindú del BJP.

En Estados Unidos, el centro del capitalismo mundial, el Gobierno de Trump está implementando medidas cada vez más draconianas contra los inmigrantes, fomentando las concepciones fascistizantes que inspiraron a los atacantes de los tiroteos masivos en El Paso, Texas, y Gilroy, California; y ha amenazado con cancelar las elecciones y extender su término más allá de los límites constitucionales Además, persigue una política exterior de “Estados Unidos primero”, con China en su mira, que amenaza con desencadenar un conflicto militar global.

La elección de Trump no fue un accidente. Trump es la personificación de la oligarquía que gobierna Estados Unidos. Dentro de la clase gobernante, hay conflictos amargos sobre cómo debería responder el capitalismo estadounidense a sus problemas nacionales e internacionales, pero estas son divisiones dentro de la oligarquía financiera.

Los demócratas han hecho todo a su alcance para suprimir la oposición masiva al Gobierno de Trump y encarrilarlo detrás de su propia agenda derechista y militarista.

En medio de las acciones sin precedentes de Trump, los demócratas han concentrado toda su oposición a cuestiones de política exterior imperialista, particularmente la demanda de acciones militares más agresivas en Oriente Próximo y contra Rusia. Han servido como voceros de secciones dominantes del aparato militar y de inteligencia exigiendo una escalada de la censura en línea en nombre de combatir las “noticias falsas”.

El mes pasado, los demócratas votaron abrumadoramente a favor de expandir el gasto militar a su mayor monto en la historia. Dieron su apoyo para asegurar la aprobación del proyecto de ley de Trump para construir un muro a lo largo de la frontera entre EUA y México.

En un intento consciente para dividir a la clase trabajadora, los demócratas han promovido sin cuartel las divisiones basadas en identidades como de género, orientación sexual, etnicidad y, ante todo, raza. Esta campaña ha involucrado calumniar a los trabajadores que son blancos como atrasados y “privilegiados” y promover la visión racista de que los trabajadores blancos y negros tienen diferencias “intrínsecas” por el color de su piel.

A medida que los jóvenes se intenten oponer a las políticas de la clase gobernante, deben estar precavidos de organizaciones como los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) que promueven la mentira de que el Partido Demócrata e individuos como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez pueden ser instrumentos para oponerse a la desigualdad y lograr el “socialismo”.

Tanto Sanders como Ocasio-Cortez han dado su apoyo pleno a la farsa demócrata contra Rusia y han mantenido silencio sobre la persecución ilegal y viciosa del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, y la denunciante Chelsea Manning. No han dicho nada sobre el servilismo de los demócratas a la CIA y al ejército. Más recientemente, Ocasio-Cortez expuso el carácter verdadero de su política y la política de DSA cuando votó a favor del presupuesto de Trump que incluía el récord de $738 mil millones para gasto militar.

Por lo que luchan los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS o IYSSE en inglés)

El JEIIS, el movimiento estudiantil y juvenil del Partido Socialista por la Igualdad y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), está luchando por orientar a los jóvenes a construir un movimiento de la clase obrera político e independiente, basado en un programa revolucionario y socialista.

El CICI es la dirección del movimiento socialista mundial, el cual fue iniciado por Karl Marx y Friedrich Engels, avanzado por los líderes de la Revolución Rusa de 1917, Vladimir Lenin y León Trotsky, y defendido a través de la lucha implacable encabezada por Trotsky y la Cuarta Internacional contra la degeneración burocrática de la Unión Soviética bajo Stalin.

El JEIIS lucha por orientar a los estudiantes y jóvenes hacia la clase obrera, la única clase revolucionaria en la sociedad capaz de llevar a cabo la transformación socialista del mundo.

Luchamos por el internacionalismo, por la unificación de los trabajadores de todos los países con base en el principio de los trabajadores en cada país tienen los mismos intereses sociales los mismos enemigos de clase independientemente del color de piel, su nacionalidad, etnicidad, género o cualquier otra “identidad”.

Nos oponemos a todas las tendencias que toman como punto de partida el sistema del Estado nación. Las problemáticas fundamentales que enfrentan los trabajadores son las mismas en cada país: la inestabilidad económica, la amenaza de guerra, el cambio climático, la falta de acceso a la salud, una educación buena, el arte y la cultura, derechos democráticos y mucho más. Luchamos por mostrarles a los trabajadores que para atender cualquier de estas cuestiones, necesitamos nuestra propia estrategia internacional.

Llamamos a abolir las fronteras para harmonizar el mapa político del mundo con el carácter internacional del proceso de producción. Un movimiento socialista debe asumir la defensa de los trabajadores inmigrantes con base en la lucha de las fronteras abiertas, que los obreros en cualquier parte deben poder vivir y trabajar dónde prefieran.

Luchamos por el control obrero de los medios de producción. Los principales bancos y empresas deben ser colocados bajo un control social e internacional y administrados democráticamente por los propios trabajadores para atender las necesidades de la sociedad, no el lucro privado. Debemos deshacernos del sistema de explotación que ha creado una situación en la que los tres estadounidenses más ricos —Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffett— controlan ahora más riqueza que la mitad más pobre de la población en Estados Unidos, alrededor de 160 millones de personas. Esta enorme riqueza, acumulada a través de la explotación de millones de personas, debe ser expropiada.

Luchamos contra la amenaza cada vez más grave de guerras y el retorno del fascismo. La máquina de guerra estadounidense debe ser desmantelada. El imperialismo estadounidense, queriendo reconquistar el mundo, amenaza con desatar una tercera guerra mundial, esta vez librada con armas nucleares. Las sumas de dinero enormes derrochadas en el militarismo por parte de las potencias capitalistas deben ser utilizadas para atender las urgentes necesidades sociales como educación, salud y programas sociales.

Luchamos por la defensa y expansión de los derechos democráticos. Esta batalla necesariamente incluye una campaña intransigente por defender al fundador y editor de WikiLeaks, Julian Assange y la denunciante antiguerra, Chelsea Manning, contra su persecución brutal por parte del Estado.

Luchamos por la verdad histórica y contra la falsificación de la historia. El desarrollo del movimiento socialista hoy exige que los trabajadores y jóvenes entiendan las experiencias esenciales y lecciones del siglo veinte, ante todo la historia real del movimiento socialista, desde la Revolución Rusa hasta la oposición trotskista contra el estalinismo y la socialdemocracia.

Para lograr el socialismo, la clase obrera debe ser organizada como una fuerza política independiente, en oposición a todos los partidos de la clase gobernante, en un movimiento revolucionario por la toma del poder y la reorganización de la sociedad con base en la igualdad social. Sin este movimiento, los trabajadores y jóvenes de todo el mundo se enfrentan a un futuro de dictadura fascista, empobrecimiento y guerra mundial.

El futuro es el socialismo, pero se debe luchar por él. No hay tiempo que perder.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de agosto de 2019)

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