Español
Perspectiva

¡Expandan la huelga a Ford y Fiat Chrysler!

La huelga en GM es una batalla contra toda la clase gobernante

La decisión de General Motors de insistir en sus demandas de expandir el trabajo temporal, multiplicar por cinco los costos médicos de los trabajadores y mantener los aumentos salariales por debajo de la inflación es un importante ataque tanto de GM contra los 48.000 trabajadores automotores en huelga como de la patronal estadounidense contra la clase obrera en EUA e internacionalmente.

Línea de huelga en la planta de ensamble de Detroit-Hamtramck

La brutalidad de la empresa demuestra que, si la huelga ha de triunfar, los trabajadores deben quitarle el control de la lucha de las manos del sindicato UAW y expandir la huelga. El UAW ha aislado a los trabajadores y debilitado su posición, pagándoles $250 por semana en sueldos de huelga y manteniendo a los trabajadores de Ford y Fiat-Chrysler en el trabajo para ayudarle a la industria automotriz a resistir el impacto de una huelga prolongada.

La huelga está causando importantes alteraciones en las cadenas internacionales de producción. Ayer, GM suspendió a 415 de os 2.100 trabajadores en su planta de motores V-8 y transmisiones en Ramos Arizpe en el estado norteño mexicano de Coahuila. La planta de 6.000 trabajadores en Silao, Guanajuato sigue paralizada. Más de 10.000 trabajadores en plantas de autopartes y otras relacionadas en EUA que no forman parte del UAW han sido despedidos temporalmente por la huelga.

El resultado de la huelga determinará las condiciones de vida para millones de trabajadores en la industria automotriz y en todos los otros centros laborales por años.

Lo que está involucrado no es solo una disputa contra una empresa poderosa. Por medio de este contrato, la clase gobernante está conspirando para alterar dramáticamente las relaciones de clases y transferir billones de dólares más de la clase obrera a la aristocracia financiera. Los trabajadores automotores están emprendiendo una lucha por toda la clase obrera.

Lo que GM está intentando imponerle a su fuerza laboral es el futuro de ensueño de la patronal estadounidense: un ejército de trabajadores temporales sin derechos que puedan ser lanzados a la calle a voluntad; fábricas que pueda cerrar cuando guste; la eliminación de beneficios médicos provistos por el empleador; aumentos en la productividad por medio de aceleraciones con menores salarios y tasas más altas de lesiones.

Las demandas de GM constituyen un esfuerzo de Wall Street para “uberizar” o “amazonizar” la fuerza laboral internacional, garantizando el nivel más alto de explotación para aumentar sus ganancias e inflar el mercado financiero. Justo ayer, General Electric anunció que eliminaría las pensiones de 10.000 trabajadores. Es un plan para imponer una pobreza masiva. De ser exitosa, la estrategia de la clase gobernante empujará a millones de trabajadores al borde del cansancio físico y mental.

La brutalidad de GM no es meramente el producto de “avaricia” corporativa, a pesar de que hay mucho de eso. Esta avaricia fluye de las demandas del sistema capitalista y de los intereses materiales de los poderosos accionistas de GM.

Setenta y nueve por ciento de las acciones de GM son propiedad de accionistas institucionales, incluyendo 7,8 por ciento a manos de Capital Research and Management, 7,0 por ciento de Vanguard, 5,0 por ciento de Berkshire Hathaway y 4,3 por ciento de BlackRock.

Según un estudio de 2017 publicado en la revista Business and Politics, los tres mayores institucionales del mundo —Vanguard, State Street y BlackRock— “son los mayores accionistas de 1.662 de las 3.900 corporaciones cotizadas en la bolsa, representando 78 por ciento de la capitalización total del mercado de las firmas estadounidenses”, incluyendo GM. Estas empresas tienen una “capitalización actual de mercado de más de $17 billones, poseen activos de casi $23,9 billones y emplean a más de 23,5 millones de personas”.

El estudio concluyó que los tres inversores institucionales más poderosos “ocupan una posición de poder potencial sin rival sobre las corporaciones estadounidenses” y que “hay una concentración de propiedad corporativa no vista desde los días de JP Morgan y JD Rockefeller”. Las tres grandes firmas “pueden potencialmente causar cambios significativos en la política económica de Estados Unidos”.

Eso es exactamente lo que Wall Street está buscando lograr por medio del contrato de GM.

Los trabajadores deben sacar conclusiones estratégicas a raíz de estos hechos.

El primer paso inmediato debe ser formar comités de base en cada fábrica para expandir la huelga a Ford y Fiat Chrysler. Los trabajadores están en una guerra con las corporaciones y deben preparar refuerzos para batallarlas.

El sueldo de huelga debe triplicarse a $750 por semana. Esto es necesario para sostener una verdadera lucha y puede ser financiado con los $800 millones en el fondo de huelga y forzando un congelamiento salarial para todos los oficiales del UAW, especialmente los más de 450 oficiales que ganan más de $100.000 al año y reciben salarios plenos durante la huelga.

Los trabajadores necesitan formular sus propias demandas. Por décadas, los trabajadores han escuchado que deben subordinar sus demandas a las “realidades del mercado”. Con base en esto, cientos de fábricas han sido cerradas, millones de empleos han desaparecido y los salarios han caído a niveles que preceden las históricas huelgas automotrices de los años treinta.

El Boletín de los Trabajadores Automotores del World Socialist Web Site llama a los trabajadores a exigir lo siguiente:

• Un aumento salarial del 40 por ciento, la restauración de los ajustes salariales a los costos de vida (COLA, por sus siglas en inglés) para los trabajadores actuales y jubilados, la abolición del sistema de dos escalas salariales y de prestaciones y la inmediata transformación de todos los trabajadores temporales y de tiempo completo con salarios y beneficios plenos.

• La reapertura de las plantas de Lordstown, Warren y Baltimore, un alto a todos los cierres de planta y la recontratación de todos los trabajadores despedidos.

• La reinstalación de todos los trabajadores despedidos y victimizados en la planta de GM en Silao, México, y el pago de todos los salarios perdidos. Estos trabajadores heroicos fueron despedidos por rehusarse a aumentar la producción de las lucrativas camionetas de GM durante la huelga estadounidense. Su defensa es la mejor forma de forjar la unidad de los trabajadores estadounidenses, canadienses y mexicanos y de socavar la estrategia de las corporaciones de enfrentar a unos trabajadores contra otros en una carrera hasta el fondo.

El UAW no está dispuesto ni es capaz de avanzar ninguna de estas demandas porque hacerlo socavaría su relación criminal y corrupta con las corporaciones.

Los trabajadores deben deshacerse de la noción de que el UAW se verá obligado a luchar bajo presión de los trabajadores. Ocurre lo contrario: cuánto más enojo y resolución haya por parte de los trabajadores, tanto más trabajará el UAW con las empresas, detrás de las espaldas de los trabajadores, para finalizar la huelga y defender los intereses de las corporaciones.

Avanzar las demandas de los trabajadores requiere nuevas organizaciones de base. Estas organizaciones facilitarán el intercambio de información entre trabajadores, la toma de decisiones democráticas y la aplicación unida de esas decisiones.

Funcionarán como sinapsis en un sistema nervioso político, esparciéndose hacia todos los centros de trabajo y escuelas y conectando a los trabajadores por encima de las fronteras nacionales, permitiéndole a la clase obrera pensar y actuar como una fuerza social unida contra las empresas y el sistema capitalista.

El futuro de la huelga en GM y las vidas de cientos de millones de trabajadores depende en que los trabajadores de GM establezcan comités y tomen el control de la lucha en sus propias manos.

(Publicado originalmente en inglés el 8 de octubre de 2019)

Loading