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Perspectiva

Las huelgas en Mack Truck y de los mineros demuestran la posibilidad de expandir el paro de GM a Ford y Fiat Chrysler

La huelga de 48.000 trabajadores de General Motors, en su segundo mes, ha alcanzado una intersección crítica. Los huelguistas han demostrado una capacidad y un autosacrificio enormes para luchar y su batalla para mejorar las condiciones de las generaciones futuras ha ganado el apoyo popular de los trabajadores y jóvenes en todo EUA e internacionalmente.

Pero la huelga está gravemente en peligro porque el sindicato United Auto Workers ha aislado deliberadamente a los trabajadores de GM, obligándolos a luchar solos. Desafiando el amplio apoyo de una huelga a nivel industrial, el UAW ha mantenido a los 110.000 trabajadores de Ford y Fiat Chrysler en el trabajo un mes después de la expiración de sus contratos.

El carácter reaccionario de la “estrategia” del UAW de ir una empresa a la vez fue subrayado en un artículo del Detroit Free Press el lunes, dejando en claro que Ford y Fiat Chrysler no se limitarán por el acuerdo del UAW con GM, sino que perseguirán sus propias demandas, particularmente para recortar los costos de beneficios médicos.

Pero, han entrado en lucha nuevas secciones de la clase obrera junto a los trabajadores de GM, lo que demuestra el potencial de romper el aislamiento de la huelga de GM:

• Después de que el UAW los mantuviera en el trabajo por varias semanas después de la expiración de su contrato, 3.500 trabajadores manufactureros de camiones Mack-Volvo en Pennsylvania, Maryland y Florida iniciaron el domingo su primera huelga en 35 años.

• Más de 2.000 mineros del cobre y fundidores en Arizona y Texas, miembros del United Steelworkers y otros sindicatos, iniciaron una huela la noche del domingo y en la mañana del lunes contra Asarco, la tercera mayor productora de cobre del mundo, propiedad del gigante conglomerado Grupo México. Los trabajadores rechazaron la “oferta última y final” de la empresa, que no incluía ningún aumento salarial para los trabajadores que han visto un congelamiento salarial de once años y un congelamiento de sus pensiones y la duplicación con creces de los gastos de bolsillo para los beneficios médicos.

• En Chicago, más de 20.000 maestros y otro personal escolar votaron a favor de hacer huelga el martes contra el estancamiento salarial, las mayores contribuciones de salud y las décadas de recortes presupuestarios y cierres escolares. A los maestros se les unieron 7.500 asistentes de educación especial, conserjes y otros, junto a 2.000 trabajadores de parques públicos que también votaron por hacer huelga.

• El martes a la media noche, se expirarán los convenios laborales de 11.000 empleados comerciales de limpieza de oficinas en Washington, D.C. y otros 3.000 en el centro de Philadelphia. Si hicieran huelga mañana, estos trabajadores, quienes ganan solo $17 por hora en algunas de las ciudades más caras del país, se les unirían ingenieros de edificios y otros trabajadores de servicios para edificios cubiertos por el mismo contrato del sindicato Service Employees International Union (SEIU).

• 2.000 trabajadores de Frontier Communications podrían hacer huelga en Connecticut el sábado contra la contratación externa de puestos y los ataques a sus beneficios médicos. Los trabajadores votaron abrumadoramente a favor de hacer huelga, pero el sindicato Communication Workers of America (CWA) ha postergado repetidamente una huelga.

• En otra señal de las luchas que se aproximan, un grupo de trabajadores de la aplicación de entrega de compras Instacart está organizando una huelga nacional el 3 a 5 de noviembre para exigir que la empresa restaure las viejas políticas de propinas. El enojo también está aumentando contra Amazon después de que cancelara abruptamente sus contratos con tres importantes firmas de entregas, dejando a más de 2.000 personas sin trabajo.

El estallido de huelgas en Estados Unidos, que comenzó con las huelgas espontáneas de los maestros de West Virginia en febrero de 2018, es parte de un resurgimiento global de la lucha de clases. Más de 70.000 docentes en Croacia y los pilotos y tripulantes de Alitalia y Lufthansa están en huelgas y protestas, mientras que más de 110.000 trabajadores de Royal Mail en Reino Unido están votando sobre una huelga durante las fiestas navideñas.

El lunes, el analista de Morgan Stanley, Adam Jonas, dijo que Wall Street se sigue sintiendo “cómodo” con la prolongada huelga de GM con tal de que logre sus objetivos estratégicos de largo plazo. “Los inversores con los que hemos tratado están cómodos con la extensa duración de la huelga y el posible impacto financiero inicial de varios miles de millones de dólares, con tal de que GM preserve su flexibilidad de costos y estrategia de largo plazo”, escribió Jonas en una nota a los inversores.

En otras palabras, esta es una guerra de clases.

Desde la reestructuración de GM durante su bancarrota en 2009 presidida por el Gobierno de Obama, la empresa redujo sus costos por hora, con la colaboración plena del sindicato UAW, de $16 mil millones en 2005 a $5 mil millones hoy. Pero eso no es suficiente.

Wall Street quiere convertir a todos los trabajadores a empleados casualizados como los de Instacart, Amazon y otras firmas de la “gig economy”. Para la élite financiera, la fuerza laboral del futuro estará compuesta por esclavos industriales, cuyos movimientos deben ser electrónicamente monitoreados y cuya paga y empleo dependerán de los altibajos del mercado bursátil.

La burbuja del mercado de valores y las enormes fortunas acumuladas por la élite financiera se basan en una reducción de décadas de la participación de los trabajadores en la economía aplicada por el UAW y los otros sindicatos. Pero, más de una década después del colapso financiero global de 2008, el cual fue seguido por una entrega sin precedentes de los recursos de la sociedad a los superricos, los trabajadores están buscando liberarse de las cadenas de la burocracia sindical y desafiar la distribución grotescamente desigual de la riqueza.

“Muchas personas pensaban que el riesgo laboral había sido más o menos suprimido por el declive económico”, le dijo Michael Ward del banco de inversiones Seaport Global al programa “Closing Bell” de CNBC, pero “ha vuelto otra vez a la mesa que los trabajadores pueden ser un verdadero riesgo a medida que avances”.

Cada lucha de clases, como dijo Marx, es una lucha política, que requiere la máxima unidad de los trabajadores en todas las industrias y por encima de todas las fronteras para luchar contra el sistema capitalista y el orden político que lo defiende. Conforme entren nuevos batallones de trabajadores en la lucha, se darán cuenta cada vez más que sus objetivos más elementales solo se lograrán forjando un poderoso movimiento revolucionario para luchar por el poder, una redistribución radical de la riqueza de arriba hacia abajo y la reorganización de la vida económica para atender las necesidades sociales y no el lucro privado.

Esto es lo que está detrás de las diatribas fascistizantes de Trump contra los trabajadores inmigrantes y sus denuncias al socialismo. No le tiene miedo a los demócratas, que están tan decididos como los republicanos a defender la riqueza y el poder de la élite corporativa y financiera. Lo que teme es la radicalización de los trabajadores y jóvenes y su mayor hostilidad al capitalismo e interés en el socialismo.

Los trabajadores de GM tienen dos caminos por delante. Si la huelga queda en manos del UAW, permanecerá aislada y será derrotada. La mayor preocupación para el UAW es prevenir el cierre de los centros de capacitación conjunta del sindicato y la empresa como un conducto para sobornos a los oficiales sindicales a cambio de imponer los dictados de la gerencia. Esto va de la mano con negociar acuerdos judiciales en la investigación de corrupción para minimizar sus penas de cárcel y multas.

Los trabajadores necesitan organizarse ahora para tomar el camino de la victoria. No hay tiempo que perder. Comiencen la formación de comités de huelga y fábrica de las propias bases para coordinar el intercambio de información y las acciones de todos los trabajadores automotores, incluyendo la expansión de la huelga a Ford, Chrysler y toda la industria automotriz y de autopartes y la unificación con toda otra sección de la clase obrera como los maestros, fabricantes de camiones, trabajadores de telecomunicación y logística.

En oposición al veneno antimexicano siendo vendido por el UAW, los trabajadores automotores deben defender a los valientes trabajadores de GM en Silao, México, que fueron despedidos por apoyar la huelga estadounidense y se debe avanzar una lucha común de los trabajadores canadienses, mexicanos y estadounidenses en defensa del derecho a empleos bien pagados y seguros para todos los trabajadores.

La huelga de GM puede y debe transformarse en un movimiento político poderoso de la clase obrera armado con un programa socialista, involucrando la transformación de la industria global automotriz y los bancos de Wall Street en empresas públicas bajo propiedad colectiva y el control democrático de la clase trabajadora.

(Publicado originalmente en inglés el 15 de octubre de 2019)

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