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El ultraderechista Vox se declara el principal partido de la oposición mientras empiezan las conversaciones para formar un gobierno en España

En medio de llamamientos crecientes para formar una gran coalición entre el socialdemócrata Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el conservador Partido Popular (PP), el partido ultraderechista Vox se ha declarado el principal partido de la oposición en el parlamento.

Santiago Abascal, dirigente del partido ultraderechista Vox, se dirige a simpatizantes fuera de la sede del partido tras las elecciones generales en Madrid, el domingo 28 de abril de 2019. (Foto AP/Manu Fernandez)

Las elecciones del domingo tuvieron de nuevo como resultado un parlamento sin mayoría absoluta, el cuarto en otras tantas elecciones en España desde 2015. El PSOE obtuvo 120 escaños, quedándose a 56 escaños de tener mayoría en el parlamento de 350 escaños. El PP ganó 87 escaños, seguido por el ultraderechista Vox, que pasó de 24 a 52 escaños, convirtiéndose en el tercer partido más grande en el parlamento. El partido pseudoizquierdista Podemos sacó 35, perdiendo siete desde las elecciones de abril de 2019, mientras que el partido derechista anticatalán Ciudadanos pasó de más de 40 escaños a 10.

Ayer después de una reunión ejecutiva de Vox, su líder Santiago Abascal dijo: “Los españoles nos han votado para que seamos la oposición. Votaremos en contra de cualquier gobierno del PSOE. No votaremos ni apoyaremos un gobierno del PSOE en minoría. La responsabilidad la tienen otros”. Pidiendo de nuevo represión para las manifestaciones en Cataluña, amenazó: “Hasta que respondamos a la emergencia nacional en Cataluña, no podemos asistir a la emergencia social de nuestro país”.

Mientras tanto, una batalla despiadada se está desarrollando dentro de la élite gobernante sobre cómo formar un gobierno. La prensa derechista está conduciendo una campaña creciente por una gran coalición entre el PSOE y el PP. El Mundo publicó un editorial titulado “Pedro Sánchez fracasa en las elecciones: es hora de una gran coalición”. Advertía que las elecciones del domingo están “más fragmentadas y han creado un escenario político más ingobernable”. Advirtiendo del descontento social creciente después de una década de profunda austeridad, dijo que España está “atollada en inmovilidad reformista, fatiga social y la amenaza independentista a la unidad nacional”.

Añadió: “Por lo tanto, solo un gran pacto de fuerzas constitucionales, con una vocación reformista y con el espíritu de concordia inherente en la génesis de nuestra democracia, nos permitiría poner fin al bloqueo. Los intereses generales de España exigen una gran coalición entre el PSOE y el PP. Es una fórmula sin precedentes en nuestro país, pero absolutamente necesaria...”. El Español, que pedía una gran coalición antes de las elecciones, ayer publicó un editorial titulado, “Ni excusas ni demoras: España necesita la gran coalición”. Aunque un gobierno del PSOE y Podemos sería “aritméticamente posible”, escribió, “no garantizaría … un gobierno lo suficientemente fuerte para enfrentarse a los desafíos que tiene nuestro país”. Concluye que solo una “gran coalición queda, nada común en España pero común en otros países europeos. La situación es de tal gravedad que nos fuerza a hacer una virtud de la necesidad”. El País, de la línea del PSOE, aunque no aboga abiertamente por una gran coalición, pide un acuerdo entre PSOE y PP. Escribió, “es importante explorar las posibilidades de un programa mínimo que permita que arranque la legislatura”.

Por el momento, sin embargo, el PSOE ha rechazado tal posibilidad. El lunes, su secretario de organización, José Luis Ábalos, dijo, después de una reunión del comité ejecutivo del PSOE, “No vamos a apostar por una gran coalición con una derecha política que no acepta su parte de responsabilidad”. Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de que el PP respalde un gobierno en minoría del PSOE: “Espero que todas las fuerzas políticas ejerzan la mayor responsabilidad y que no excluyan ninguna de las opciones que hay sobre la mesa... El PP podría abstenerse para facilitar rápidamente un gobierno del PSOE”.

El otro escenario es un gobierno del PSOE con Podemos. El lunes, Ábalos dijo que “nuestro compromiso es asegurarnos que no haya terceras elecciones, sino un gobierno progresista”. Tal escenario requeriría que el PSOE consiguiera el apoyo de Podemos (35 escaños), su escisión derechista Más País (3 escaños), Ciudadanos (10 escaños) —cuyo líder Albert Rivera dimitió ayer tras la debacle de su partido— y también del Partido Nacionalista Vasco, Coalición Canaria, Teruel Existe, el Partido Regionalista de Cantabria y el Bloque Nacionalista Galego.

Esto indica la extraordinaria fragilidad de cualquier gobierno del PSOE que se pueda montar sobre esta base. Para evitar basarse en el apoyo del independentista Esquerra Republicana de Catalunya, cuyo líder Oriol Junqueras fue condenado a 13 años de cárcel después de un juicio farsa organizado por el PSOE, Sánchez necesitaría el apoyo de por lo menos siete partidos para obtener la mayoría en el parlamento.

Ninguno de los gobiernos de coalición que se están barajando tiene nada que ofrecer a los trabajadores. Todos ellos representan la intensificación del militarismo, ataques a los derechos democráticos y austeridad social. El gobierno en funciones del PSOE expuso un plan de austeridad para la Comisión Europea, que incluye recortes en sanidad y educación, un recorte de 3,7 mil millones de euros para finales de 2020. Sin embargo, la Comisión Europea está exigiendo recortes de 6,6 mil millones de euros.

La semana pasada, Sánchez aprobó un decreto-ley que no fue votado en el Congreso, permitiendo a Madrid intervenir con redes y servicios de telecomunicaciones “excepcionales y temporales” —telefonía, fibra óptica e Internet— contra “amenazas al orden público”. Esto permite al gobierno ordenar la eliminación de cualquier comunicación digital, sin autorización judicial, por razones de “seguridad pública”, “protección civil”, “emergencias”, “defensa de la vida humana” o “interferencia con otras redes”.

Esta ley abre las puertas a una censura masiva en medio de un aumento explosivo de las protestas y huelgas de masas —desde la industria automovilística en los EEUU, Irak y el Líbano en el Medio Oriente, Argelia en el Norte de África, Ecuador y Chile en América Latina, y Cataluña en la propia España. Ello pone de relieve que el ascenso de Vox es solo la manifestación más evidente del impulso de toda la élite gobernante hacia formas de gobierno de Estado policial.

Vox, un partido que hasta hace no mucho no sacaba más de 50.000 votos en las elecciones nacionales, hizo una campaña fascista. Exigió la suspensión del gobierno regional catalán, el estado de sitio, enviar tropas para reprimir las protestas masivas en la región, tomar el contro de los canales de televisión, las escuelas y los cuerpos policiales catalanes, prohibir los partidos independentistas, nacionalistas y de izquierdas, y revocar las leyes que condenan el franquismo.

El ascenso de Vox, junto a otros partidos neofascistas en Europa, es impulsado desde arriba, por los medios de comunicación, el Estado y sectores de las fuerzas policiales y militares. Se ha beneficiado por la promoción constante de los medios nacionalistas españoles y la represión de Estado policial en Cataluña. Sus 52 diputados incluyen a generales franquistas retirados, antiguos policías y Guardias Civiles, activistas anti-LGBTI activistas, negadores del holocausto, abogados y fundamentalistas católicos.

El hecho de que un partido fascista se pueda proclamar el principal partido de la oposición en el parlamento se debe sobre todo al papel de Podemos. Podemos exigió sin parar un gobierno de coalición con el partido militarista y de la austeridad, el PSOE, incluso mientras este azuzaba al chovisnimo español y exigía más represión para los nacionalistas catalanes.

Podemos también exige que la población apoye la sentencia reaccionaria que ha encarcelado a nueve activistas y políticos catalanes como presos políticos, apoya la represión policial en Cataluña, e hizo una campaña basada en el patriotismo. En su último acto de la campaña electoral en Madrid, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo que Podemos era “la única fuerza política patriótica de España”. Dijo que estaba apelando al “voto de la patria, del pueblo, de un pueblo que quiere democracia para defenderse de los poderosos”. Esta promoción constante del nacionalismo y la patria española por parte de Podemos ha entregado la iniciativa dentro de las políticas oficiales a Vox.

Podemos una vez más está exigiendo un gobierno del PSOE y Podemos. Ayer Iglesias dijo, “Si después de las elecciones de abril fue una oportunidad histórica, ahora es una necesidad histórica”. Añadió cínicamente que esta era “La única manera de parar a la extrema derecha”.

(Publicado originalmente en inglés el 12 de noviembre de 2019)

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