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El editor de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson: “Si llevan a Julian a la Isla del Diablo al otro lado del Atlántico, su vida está perdida”

El editor de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, habló ayer con periodistas del World Socialist Website en Sydney, después de dar un discurso a un grupo de periodistas y personal de la Australian Broadcasting Corporation (ABC).

Hrafnsson está de gira por Australia como parte de la campaña internacional de WikiLeaks contra el encarcelamiento de su fundador y editor Julian Assange en Gran Bretaña, y la posibilidad de su extradición a los Estados Unidos, donde enfrenta cargos de espionaje y cadena perpetua por exponer crímenes de guerra.

Hrafnsson es un periodista destacado en la industria mediática islandesa y global desde hace varias décadas. El Sindicato Nacional de Periodistas de Islandia lo nombró periodista del año en el país en 2004, 2007 y 2010.

En 2009, jugó un papel importante al exponer la mala conducta financiera que ocurrió en el período previo al colapso del sector bancario de Islandia.

En 2010, Hrafnsson trabajó con WikiLeaks en la producción de “Asesinato colateral”, un video que muestra el ataque desde un helicóptero Apache estadounidense en 2007 contra un grupo de civiles y dos periodistas en Irak. Viajó a Irak para localizar a familiares de los que habían sido asesinados. Como señaló recientemente el padre de Assange, John Shipton, al hacerlo arriesgó su vida “para ponerles nombre a los muertos”.

Hrafnsson fue el portavoz de WikiLeaks de 2010 a 2017. En septiembre de 2018, Assange nombró al periodista islandés como editor de WikiLeaks, ya que la intensa persecución que enfrentaba le impedía desempeñar ese papel.

El WSWS comenzó preguntando a Hrafnsson sobre el objetivo de su gira por Australia. Kristinn Hrafnsson: Es muy importante venir aquí en este momento en particular, porque hay una sensación de que la situación está cambiando. Estamos recibiendo cada vez más apoyo, y lo necesitamos desesperadamente. Necesitamos el apoyo del público en general, de organizaciones de medios, de colegas periodistas y, por supuesto, de la élite política de aquí. Este es el propósito de mi viaje, tratar de desarrollar eso.

Los partidarios de Assange han realizado un excelente trabajo en este lado, donde podemos sentir que está ocurriendo un cambio lento y gradual. Eso es animador, pero el tiempo también es muy corto. La audiencia de extradición es el 25 de febrero. WSWS: ¿Podría comentar sobre el papel del gobierno australiano en relación con Assange, que es ciudadano australiano? KH: El gobierno australiano podría hacer mucho más para ayudar. Podrían contestar el teléfono, podrían hablar con sus aliados de igual a igual políticamente y exigir algún cambio allí. Cualquier cosa ayudaría. La situación que Julian está soportando en este momento es absolutamente inaceptable para alguien que está en prisión preventiva.

Ya no está cumpliendo esa sentencia ridículamente larga [por un falso delito de fianza en Reino Unido], pero es un preso preventivo. Es completamente innecesario tenerlo en este horrible infierno llamado Prisión de Belmarsh. No es un lugar donde retener a un hombre como Julian, periodista y editor. Especialmente un hombre que necesita algo de espacio para prepararse para el caso más importante de su vida. El caso que definirá la vida y la muerte para él. WSWS: El primer ministro Scott Morrison rechazó la semana pasada los llamamientos de la actriz Pamela Anderson para que su gobierno intervenga en la defensa de Assange como ciudadano y periodista australiano. ¿Cuál es su respuesta a eso y por qué cree que su gobierno no está tomando ninguna medida? KH: Solo puedo especular cuando se trata de las intrigas de la política de aquí, pero todos sabemos que Estados Unidos está presionando. Vemos la gran presión que se ejerce sobre el gobierno del Reino Unido para desempeñar el papel de perrito faldero del imperio estadounidense. Me imagino que cosas similares se aplican en este extremo.

Pero esto es totalmente inaceptable y el público en general aquí debe exigir que termine, no solo sobre la base humanitaria obvia, sino también debido a los principios que están en juego aquí, que se están reconociendo gradualmente.

La gente está viendo que esto no es solo un ataque contra la persona de Julian Assange. Es un ataque contra el periodismo y la base de nuestras democracias. Tiene que haber un impulso para que el gobierno tome medidas y haga todo lo que esté a su alcance para parar estas tonterías. WSWS: Usted ha hablado sobre el cambio que ha ocurrido, con un creciente apoyo a Assange, y el reconocimiento de las implicaciones más amplias de su persecución. ¿Cree que hay otros factores involucrados, incluyendo el colapso de la investigación sueca inventada sobre mala conducta sexual el mes pasado y las advertencias sobre la grave condición de salud de Assange? KH: Fue bueno sacar eso [la investigación sueca] de la escena. Por supuesto, siempre fue un caso sin sentido. Siempre hablaban de cargos, pero a él nunca se le acusó. Es el cierre, por tercera vez, de una “investigación preliminar” que terminó con una excusa poco convincente del fiscal sueco.

Posiblemente ya no se consideró necesario proceder con ello. No quiero entrar en conspiraciones sobre cómo sucedió eso, pero el aspecto político del caso siempre fue obvio. Todos los que rascaron la superficie de la investigación pudieron ver eso.

Por supuesto, Nils Melzer, Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la Tortura, ha informado sobre la condición de Assange. Hubo una carta reciente de un grupo de médicos, algunos de los cuales se encuentran en este país, expresando preocupaciones por las condiciones de detención que sufre Assange y su salud.

Pero hay otros factores que han entrado en juego en los últimos meses. Aquí en Australia, hubo redadas policiales en junio en el ABC y un periodista de Murdoch, lo que por supuesto tiene grandes implicaciones.

Todo está en el mismo contexto. Hemos estado advirtiendo sobre esto y hablando sobre el “precedente de Assange”. Esto no es solo en el sentido literal de que si ocurre la extradición de Assange a los Estados Unidos —donde Julian morirá en una prisión de súper maxima seguridad— cualquier periodista puede estar sujeto a una extradición a los Estados Unidos, por lo que la extralimitación total asusta. Pero el precedente es más amplio. Establece un ejemplo en el que los gobiernos a quienes no les gusta la verdad, a quienes no les gusta la exposición y abogan por un mayor secreto están aprovechando la oportunidad para tomar medidas enérgicas contra el periodismo.

Hemos llegado a un punto especialmente crucial. El caso de Julian Assange es, en todos los sentidos, el punto de inflexión. Es el ataque más grande y más serio contra el periodismo y la prensa libre en décadas, si no 100 años. Si esta extradición continúa, los periodistas de todo el mundo habrán perdido tanto que será muy difícil, si no imposible, recuperar los derechos que teníamos antes.

Este es el final de un largo camino, y nos lo hemos visto venir lentamente. Tal vez no sea obvio porque ha sido un proceso incremental de comerse los cimientos de nuestra sociedad y nuestra prensa libre. En este país ha habido más de 70 cambios legislativos desde el 11 de septiembre que son un ataque a la sociedad civil, a la libertad de expresión y al periodismo. Existe esta erosión espantosa de los cimientos de nuestro contrato civil y de la democracia.

La gente ya no puede debatir sobre cuestiones menores en este contexto más amplio, si es una diferencia de opinión, de métodos, si WikiLeaks está dentro del marco del periodismo o un poco al borde de ese marco. Esos no son los problemas. El problema es que hemos llegado a un punto en el que están en juego todos los periodistas, su seguridad y su capacidad para trabajar.

Este es el panorama general al que nos enfrentamos, y percibo que hay una tendencia en dirección a que las personas lo reconozcan. Siento aquí, en mi corta estadía y en la literatura que he estado leyendo, que hay un reconocimiento creciente de la gran importancia de este caso, y de la necesidad de que las personas se unan a través de los medios de comunicación y dejen a un lado las diferencias políticas, porque este caso se refiere a la base misma.

La gente comienza a ver eso, lenta y gradualmente. ¡Y ya es hora! Estamos advirtiendo sobre este momento desde hace mucho tiempo. A ninguno de nosotros, los que trabajamos en estos círculos, nos gusta decir, “Te lo dije”, porque los problemas que estamos tratando son tan serios. WSWS: ¿Podría hablar sobre el papel de la prensa del establishment en demonizar a Assange? KH: Son absolutamente cómplices en el asesinato del personaje, que Melzer describió con precisión como un “acoso público” de Julian que ha tenido lugar en todas las plataformas.

Los periodistas han sido cómplices en diferentes grados. Algunos han sido totalmente indiferentes, otros han repetido todo tipo de calumnias sin críticas ni investigaciones.

Vi un programa en la BBC [British Broadcasting Corporation] que presentaba una entrevista con el presidente ecuatoriano Lenín Moreno, el despreciable cobarde que se volvió contra Julian y lo vendió a manos de los Estados Unidos.

Incluso hubo una noticia en el New York Times a finales del año pasado que afirmaba que, según sus fuentes, el gobierno de Moreno había recibido una oferta de un emisario de Donald Trump de que recibiría un alivio de la deuda y asistencia de las instituciones financieras si entregaba a Julian. Y, he aquí, un par de semanas antes del arresto de Julian, Ecuador recibió un préstamo multimillonario del Fondo Monetario Internacional, con más ayuda del Banco Mundial en proyecto. Ese es el mundo con el que estamos tratando.

Pero cuando Moreno estaba en la BBC, fue una entrevista absurda e ininterrumpida de 50 minutos en la que calumnió a Julian, habló sobre él untando excrementos en los muros de la embajada y otras cosas. Es totalmente asqueroso. Tiene que haber una seria reflexión por parte de los periodistas convencionales sobre el papel que han desempeñado.

A veces pienso en el caso Dreyfus, que se limitó a un solo país hace cien años. Es un caso sobre el que todos en Francia están informados, porque no quieren perder las lecciones de lo que fue una parodia de la justicia.

Estaba leyendo sobre el caso recientemente, y me sorprendieron las similitudes. Hubo juicios secretos, pruebas plantadas, difamación en los medios, corrupción en todos los niveles e, inicialmente, nadie apoyaba a Dreyfus. Al final, fue enviado a la Isla del Diablo.

Pero se necesitó un pequeño grupo, básicamente su hermano y un puñado de intelectuales, para comenzar a apoyarlo, luchar y hacer campaña, e incluso sacrificar mucho. Emile Zola, cuando escribió J’accuse, fue llevado a los tribunales, perdió un caso de difamación y tuvo que huir a Londres. Pero las cosas cambiaron rápidamente. En poco más de una década, todo contra Dreyfus fue levantado. Fue exonerado, se le permitió regresar al ejército e incluso fue ascendido.

Entonces, aunque estamos viendo tiempos oscuros, hay signos de que realmente podemos ganar, y ganaremos de una forma u otra. Espero que no tome mucho tiempo, porque Julian no puede soportar por mucho tiempo esta situación.

El hecho es que si lo arrojan en un avión y lo llevan a la Isla del Diablo al otro lado del Atlántico, su vida se pierde. WSWS: ¿Puede hablar sobre las causas del ataque a la libertad de prensa? Usted mencionó antes el papel de los militares, y ha habido una dramática escalada de la guerra en el último período, y también una desigualdad social sin precedentes. ¿Ve esto como factores en la represión actual? KH: Todo se junta en el panorama general. Como ha demostrado el economista Thomas Piketty, existe una creciente desigualdad social.

También hay una creciente discrepancia en la vida privada y la información. Toda nuestra información está siendo recopilada y vendida por compañías privadas. Está siendo almacenada y abusada por la Agencia de Seguridad Nacional y las organizaciones de inteligencia. Al mismo tiempo, se nos niega, cada vez más, el acceso a la información y el secreto oficial está aumentando año tras año, y viene siendo así desde el 11 de septiembre.

Y las guerras han continuado. Obama intensificó la guerra en Afganistán y comenzó sus sucias guerras de drones contra siete países. Ese ganador del Premio Nobel de la Paz tenía listas delante de él en la Casa Blanca todos los martes, donde decidía quién iba a morir. Incluso envió drones para matar ciudadanos estadounidenses. Y, por supuesto, las personas desagradables que trabajaban con él lo llamaron en broma “martes de terror”, cuando Obama pronunciaba penas de muerte a personas en países lejanos.

No es sin mérito a los hechos que Noam Chomsky dice que el país más peligroso del mundo hoy es Estados Unidos. Si miras las encuestas internacionalmente, que preguntan “¿A qué país temes más?”, fuera del pequeño círculo de Europa occidental y los Estados de la alianza, la mayoría de los países le tienen mucho miedo a los Estados Unidos. Se ve en la mente de las personas de todo el mundo como un imperio malvado, porque trae muerte y destrucción.

No es ser antiaestadounidense sacar eso a la luz, porque está basado en hechos. Yo pasé tiempo en los Estados Unidos como corresponsal en la década de 1990. Dieron lugar a los pensadores y documentos políticos más brillantes que describen grandes cosas. La Declaración de Derechos de los Estados Unidos es probablemente el único documento de esa naturaleza en el mundo en el que se define “la búsqueda de la felicidad” como un derecho político.

Pero eso ya no se refleja en el mundo real. Tampoco lo es la Primera Enmienda, que se ha emulado en todo el mundo y ha sido un símbolo de la libertad de prensa para muchas personas. Ahora ya no es un escudo. No se aplica en un tribunal secreto en Virginia donde tienen un caso de espionaje contra Julian Assange. WSWS: ¿Podría comentar sobre el papel de los medios de alternativa, incluyendo WikiLeaks? KH: Ha sido uno de los aspectos más agradables de mi trabajo con WikiLeaks, trabajar con pequeños medios independientes, en lugar de con grandes organizaciones de medios, que son corporaciones. He conocido a muchas personas excelentes que dirigen pequeñas oficinas editoriales con algunas personas, que básicamente están moviendo montañas en lugares difíciles, de Brasil, de México y de otros lugares.

Realmente admiro eso. Es donde siento que el sentido del periodismo sigue vivo hoy. Parece haberse desvanecido en las grandes compañías de medios, donde los periodistas están constantemente bajo ataque con respecto al presupuesto y bajo presión política. Los principios centrales del papel del periodismo, que es más bien un deber sagrado en una sociedad democrática, parecen haberse perdido.

En algunos aspectos, es humano. Es comprensible que las personas tengan miedo a perder su trabajo, a que los echen si no siguen la línea de la compañía, pero espero que podamos ver en general más valentía. Cuanto más pequeñas son las organizaciones, más independientes son, ahí es donde se ve la verdadera valentía y el periodismo. WSWS: ¿Podría hablar sobre la última publicación de WikiLeaks, que arroja dudas sobre la versión oficial de un ataque con armas químicas por parte del gobierno sirio en la ciudad de Douma en 2018? KH: El documento de Siria no trata sobre la verdad de lo que sucedió en Douma. Se trata de la verdad de lo que está sucediendo en la OPAQ [Organización para la Prohibición de las Armas Químicas], un organismo que tiene un papel tan importante que desempeñar pero que parece haber sido arrojado por el camino equivocado.

Es posible que nunca sepamos la verdad sobre lo que sucedió en Douma en abril del año pasado, pero necesitamos saber la verdad sobre lo que está sucediendo en la OPAQ. La fuga que tuvimos desde allí plantea serias preocupaciones. Ha sido descartado por la mayoría de las organizaciones de medios porque tiene verdades bastante incómodas. El hecho de que esto pueda beneficiar de alguna manera la posición de algunos poderes que se perciben como enemigos no tiene nada que ver con eso. Se trata de la integridad de la organización y de cómo puede desempeñar un papel en el futuro.

Vemos, en muchos niveles, la erosión de la credibilidad de las organizaciones internacionales. Las leyes internacionales se están empujando a un lado y hay un colapso de las normas débiles que han gobernado la comunidad internacional.

Lo vemos en el caso de Assange. Hay naciones, como Gran Bretaña y Suecia, que afirman tener un historial notable de derechos humanos, ignorando una decisión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria. Nadie quiere hablar sobre el hecho de que al rechazar la decisión del Grupo de Trabajo sobre Assange, han destruido este mecanismo de derechos humanos terriblemente importante, que se ha utilizado en muchas ocasiones en nombre de los disidentes que se están pudriendo en las cárceles en lugares lejanos, lejos de las comodidades de Europa.

¿Quién va a escuchar la decisión de ese importante tribunal? Los tiranos dirán: “¿Por qué debería cumplir con esto cuando ni Suecia ni el Reino Unido lo hacen?”.

Por lo tanto, es una imagen bastante asombrosa. Pero trato de mantenerme optimista. Hay una necesidad de darle la vuelta y hay una sensación creciente, casi en el aire, de la necesidad de hacer algo y eso es importante porque ahora es el momento de resistir.

Ahora veo personas muy preocupadas por el medio ambiente, por ejemplo, lo cual es comprensible. Pero siempre les digo a los ambientalistas que si están preocupados por el medio ambiente, que presten atención a la importancia de defender nuestra libertad de expresión. Porque si eso desaparece, no vas a poder hacer campaña por el medio ambiente. Ya han equiparado, en algunos lugares, a activistas en ese campo con una amenaza terrorista.

Si deseas abogar por el medio ambiente y salvar el planeta del calentamiento global, debes luchar por la libertad de prensa, luchar por Julian y detener su extradición. Esta es la base. De eso se trata todo. No podemos mirar para otro lado. Tenemos que asumirlo. Es deber de todos adoptar una posición, porque esta es la línea. Es una disyuntiva. No hacer nada no es una opción.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de diciembre 2019)