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General ultraderechista español exige el derrocamiento del gobierno del Partido Socialista Obrero Español

El general de cuatro estrellas retirado Fulgencio Coll Bucher, jefe del Estado Mayor del ejército español entre 2008 y 2012 y portavoz del partido fascista Vox en Palma de Mallorca, ha pedido que el ejército derroque al presidente del gobierno en funciones Pedro Sánchez. Según El País, el artículo de Coll está circulando profusamente entre los cuerpos de oficiales mediante grupos de WhatsApp.

Coll expuso algunos de sus argumentos en un artículo titulado “Pedro Sánchez, un problema para la seguridad nacional”, en la edición regional balear del diario derechista El Mundo. En él Coll exige que “poderes del Estado” sin identificar —aparentemente el ejército— “impidan” que Sánchez forme una mayoría para su gobierno si este incluye a la separatista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Dice que a Sánchez “no debería permitírsele poner en peligro impunemente la legitimidad institucional del Estado”.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Sánchez no ha sido capaz de formar gobierno desde las elecciones del pasado 10 de noviembre, aunque ha conseguido el apoyo del partido pseudoizquierdista Podemos. Sin embargo, el PSOE y Podemos juntos no tienen mayoría parlamentaria y todavía necesitarían los 15 escaños de ERC para formar oficialmente una mayoría parlamentaria y un gobierno.

Pablo Iglesias (centro) riendo en compañía de la dirigente del partido derechista Ciudadanos Inés Arrimadas (a la derecha) y el portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros (a la izquierda)

Refiriéndose a las conversaciones entre el PSOE y ERC, Coll dijo que “la conducta del presidente en funciones no es legítima, ni se la puede aceptar en un presidente... Pedro Sánchez busca la satisfacción personal sin darse cuenta del evidente daño institucional, al negociar una reforma del Estado de contenido y alcance desconocido con una minoría para romper el orden constitucional”.

Coll también acusa al PSOE de no ser lo suficientemente agresivo en la represión de las protestas masivas contra el juicio farsa de este año a los políticos nacionalistas catalanes. La represión dejó a más de 600 manifestantes heridos y a cientos arrestados. Aún así, Coll acusa a Sánchez de traición por “confundir la insurgencia organizada con un problema de orden público”, “poniendo en peligro a los miembros de la seguridad del Estado para evitar riesgo político”, y “tratando la defensa de la Constitución como opcional”.

Coll declara que el Artículo 102 de la Constitución permite, a iniciativa de un cuarto de los parlamentarios y por mayoría absoluta en el parlamento, acusar a Sánchez ante el Tribunal Supremo “de traición o cualquier otro crimen contra la seguridad del Estado”.

El dirigente de Vox Santiago Abascal ha defendido el artículo de Coll, denunciando a Sánchez como “el traidor que vive en la Moncloa”, la residencia oficial del presidente. En Twitter, escribió: “Están preocupados en realidad de que España se defienda contra la imposición de una dictadura progresista. Hacen bien en preocuparse, porque España se defenderá”.

La declaración de Coll es una amenaza a los trabajadores no solo de España, sino en toda Europa y en otras partes. Sectores del establishment militar y de inteligencia británico han denunciado al dirigente laborista Jeremy Corbyn como no apto para gobernar. En Francia, el recientemente retirado jefe del Estado Mayor, el general Pierre de Villiers, ha exigido una represión más dura a una huelga nacional, diciendo: “No hay suficiente firmeza en nuestro país”. En medio de huelgas y protestas crecientes en toda Europa y en el mundo, facciones de la clase gobernante están discutiendo la posibilidad de lanzar golpes e imponer dictaduras militares.

Después de dirigir cuatro golpes en el siglo XX —en 1923, 1932, 1936 y 1981, de los cuales el de 1936 llevó a una Guerra Civil de tres años y a una dictadura fascista de 39 años bajo Francisco Franco— el ejército español otra vez está barajando intervenir en la vida política. Con el pretexto de amenazar las manifestaciones de masas contra la represión española en Cataluña, está fortaleciendo una maquinaria estatal policial contra la clase trabajadora.

Hasta el momento, el PSOE y Podemos han reaccionado a la amenaza de Coll con un silencio ensordecedor. Le dejaron a un cargo menor, el portavoz del PSOE para las Islas Baleares, Iago Negueruela, la tarea de responder. Llamó al artículo de Coll “un abordaje muy peligroso, especialmente viniendo de alguien que fue lo que fue... Estas son declaraciones antidemocráticas que caen fuera de la Constitución”. Añadió, “Vox es un partido que es un peligro para la coexistencia y la democracia”.

Tanto el PSOE como Podemos han participado en la campaña anticatalana, pidiéndole a la población española que acepte la sentencia reaccionaria a los nueve políticos catalanes a largas condenas de cárcel por organizar manifestaciones pacíficas y un referéndum sobre la independencia. En el gobierno, siguieron las políticas de austeridad, militaristas y antiinmigrantes del gobierno del derechista Partido Popular. Esto solo ha estimulado el ascenso de Vox.

La oposición política al peligro de golpes y dictadura militar en España solo puede ser organizada independientemente de Podemos y en oposición a este. Totalmente integrado en la maquinaria estatal, el propio partido incorpora a sectores sustanciales del ejército español y del aparato policial. Por más que tenga diferencias tácticas con Vox, está unido a Vox en la defensa del patriotismo español, el culto al nacionalismo, y su oposición a un movimiento político independiente en la clase trabajadora.

De hecho, hace dos semanas, el dirigente de Podemos Pablo Iglesias fue visto bromeando y riendo junto al portavoz de Vox Iván Espinosa de los Monteros y la política del derechista Ciudadanos Inés Arrimadas en la celebración del Día de la Constitución en el parlamento español.

Después de que miles de usuarios de Twitter criticaran las acciones de Iglesias, este respondió que ello simplemente reflejaba la “condición humana”. Su afirmación de que es solo “humano” simpatizar con políticos ultraderechistas una vez más destaca que su variante de política postmodernista “populista de izquierdas” y el más amplio ambiente acomodado de clase media del que surge, no tienen nada que ver con la política de izquierdas.

Aunque Iglesias desestime el asunto, la ultraderecha está creciendo rápidamente en España. El apoyo del PSOE y Podemos a la austeridad, el militarismo, el aumento del gasto militar, y la represión en Cataluña ha creado el ambiente político para el crecimiento de Vox. Entró en el parlamento este año, la primera vez que un partido ultraderechista entra en el parlamento español desde el final del régimen fascista en España en 1978.

En junio, el Tribunal Supremo emitió una sentencia que apoya el golpe fascista de Franco de 1936, que describía a Franco como el “jefe del Estado desde el primero de octubre de 1936 hasta su muerte en noviembre de 1975”. Con esa sentencia sin precedentes, el más alto tribunal español afirmó que la proclamación de Franco como jefe de Estado en un golpe dirigido por una pandilla de generales fascistas el primero de octubre de 1936 fue legítima.

Ahora cargos de alto rango están saliendo en favor de posiciones fascistas. Coll ocupó el más alto cargo del ejército español hasta hace siete años, y había sido nombrado por el antiguo presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, del PSOE, quien también le encomendara la dirección del alivio de catástrofe en España y que supervisara la retirada de las tropas españoles de Irak. Otros oficiales retirados en Vox incluyen al antiguo general de la armada Agustín Rosety Fernández de Castro, el exgeneral de división Alberto Asarta, y el exgeneral del Ejército del Aire Manuel Mestre. Los tres tienen su escaño en el Congreso.

Rosety y Asarta firmaron el manifiesto fascista del año pasado, “Declaración de respeto al general Francisco Franco Bahamonde, soldado de España”, junto con otros 670 altos cargos actuales y retirados. Aclamaba el “mando único” de Franco “en España, atacada y asediada por el comunismo internacional”.

Esta es una declaración abierta de apoyo a los asesinatos en masa fascistas de Franco. Su golpe de 1936 dirigido a la creciente radicalización de la clase trabajadora bajo la Segunda República española provocó la Guerra Civil española, que llevó a más de un cuarto de millón de muertos y la imposición de una dictadura que gobernó España hasta 1978. Franco recluyó a cientos de miles de personas en campos de concentración, prohibió las huelgas y los partidos políticos, censuró la prensa e hizo torturar a miles de personas por parte de la policía secreta.

La declaración de Coll destaca que la legitimación oficial del franquismo no es un tema meramente histórico sino que refleja el rápido desplazamiento de la élite gobernante europea hacia el régimen de Estado policial.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de diciembre de 2019)

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