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Julian Assange se “muere lentamente” y es “sedado a menudo” en prisión Belmarsh

En vísperas de la Navidad, el fundador y periodista premiado de WikiLeaks, Julian Assange, telefoneó a un amigo para alertarle al mundo que su vida corre peligro en la infame prisión de máxima seguridad Belmarsh en Londres.

Vaughan Smith, un videoperiodista independiente que dio refugio a Assange en 2010 cuando estaba luchando legalmente contra los intentos de extraditarlo a Suecia, tuiteó que Assange llamó a su familia en Nochebuena. Smith escribió: “Nos contó a mi esposa y a mí cómo se estaba muriendo lentamente en Belmarsh, donde, aunque solo estaba en prisión preventiva, lo mantienen en confinamiento solitario durante 23 horas al día y a menudo está sedado. Sus procedimientos de extradición en los Estados Unidos comienzan en febrero...".

Fundador de WikiLeaks, Julian Assange siendo transportado por la policía a una audiencia [Crédito: AP Photo/Matt Dunham]

La llamada telefónica de Assange refleja el peligro de que pueda morir en prisión, efectivamente a manos del Gobierno británico de Boris Johnson, actuando en alianza con la Administración de Trump y el Gobierno australiano, que se ha negado a intervenir en nombre de Assange, un ciudadano australiano.

Aún no se conoce bajo cuál autoridad o pretexto están sedando y aislando a Assange. A pesar de la creciente indignación pública, las demandas de explicaciones se han quedado sin respuesta.

Tal maltrato a un prisionero que solo está en prisión preventiva —no está condenado por ningún delito— no puede explicarse inocentemente. No solo desafía todos los precedentes conocidos sobre detenidos en espera de juicio o, en el caso de Assange, largos procedimientos de extradición. También desafía los consejos médicos urgentes.

La súplica de ayuda por parte de Assange subraya las advertencias hechas en los últimos dos meses por médicos de todo el mundo, avisando a los Gobiernos de Reino Unido y Australia que la salud de Assange se está deteriorando tan rápidamente que podría morir en la cárcel.

El fundador de WikiLeaks, junto con la denunciante Chelsea Manning, está siendo perseguido posiblemente hasta el punto de la muerte por ayudar a traer al mundo la verdad sobre los crímenes de guerra, las intrigas antidemocráticas y el espionaje masivo llevados a cabo globalmente por los Gobiernos de EE. UU. y sus aliados cercanos, especialmente Reino Unido y Australia.

En 2010, WikiLeaks, en asociación con varios medios de comunicación corporativos importantes, publicó cientos de miles de documentos secretos que exponen crímenes de guerra de Estados Unidos en Afganistán e Irak, incluyendo complots golpistas liderados por Estados Unidos y otras formas de interferencia política en un país tras otro. También lanzó el video "Asesinato colateral" que muestra el asesinato de civiles y periodistas en Bagdad en julio de 2007.

Si es extraditado a los Estados Unidos, Assange enfrenta encarcelamiento por hasta 175 años por cargos abiertamente políticos bajo la Ley de Espionaje de los Estados Unidos, cargos que representan un ataque frontal contra la libertad de expresión y los medios de comunicación a nivel mundial.

El mes pasado, más de 60 médicos escribieron al Gobierno británico instando a que Assange fuera transferido inmediatamente de la prisión a un hospital universitario para evaluación y atención médica multidisciplinaria, incluso por expertos en tortura psicológica.

Los médicos citaron al relator especial de la ONU sobre la tortura y y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, el profesor Nils Melzer, quien visitó Assange a principios de este año con dos expertos médicos. Melzer ha escrito a los Gobiernos de Reino Unido, Australia y EE. UU. afirmando que Assange está siendo psicológicamente torturado y "hoy estamos en un punto en el que podría colapsar en cualquier momento".

En otra carta, más de 100 médicos de todo el mundo notificaron al Gobierno de Australia que la salud de Assange está deteriorando rápidamente. En una carta abierta al primer ministro Scott Morrison y a la canciller Marise Payne, los médicos instaron al Gobierno a intervenir y obtener tratamiento médico antes de que sea demasiado tarde. "Es un asunto extremadamente serio que la supervivencia de un ciudadano australiano esté en peligro en manos de un Gobierno extranjero", decía la carta.

Los médicos están preocupados de que el estrés psicológico al que Assange ha estado sometido, que es similar a la tortura psicológica, se manifieste en dolencias físicas y que pueda sufrir un derrame cerebral, un paro cardíaco u otro problema de salud mortal en cualquier momento. Una adici ón a la carta de los médicos, que enumera las "realidades médicas" con respecto al caso de Assange, advirtió: "Las consecuencias médicas potencialmente fatales de la tortura psicológica prolongada son inherentemente impredecibles y podrían golpear en cualquier momento ...

"Reiteramos que es fundamentalmente incompatible con los estándares básicos de atención médica intentar tratar a una víctima de tortura psicológica mientras le mantienen en las mismas condiciones evaluadas como tortura, y que condujo a la aparición, persistencia y gravedad de los síntomas ...

"En consecuencia, ningún médico, sin importar cuán alto sea su rango, puede ofrecer garantías legítimas sobre la supervivencia o la estabilidad médica de Julian Assange mientras continúa detenido en la prisión de Belmarsh".

Tal es la creciente demanda de la libertad de Assange que el Sydney Daily Telegraph publicó una entrevista con la madre de Assange, Christine Assange, el 22 de diciembre. Mientras expresaba su angustia por no poder hablar con su hijo desde que fue arrestado en abril, y mucho menos celebrar Navidad con él, emitió una apasionada súplica de apoyo público para la campaña para obligar al Gobierno australiano a garantizar el regreso seguro de su hijo a Australia.

"Todo lo que quiero para Navidad es que mi hijo Julian esté en casa seguro con su familia, bajo la protección de su país, libre de esta persecución política ilegal y brutal de nueve años y que se cure de los abusos de los derechos humanos y la tortura que han sufrido su mente y cuerpo”, dijo.

“Si él termina en manos de los Estados Unidos, habrá una farsa judicial y no habrá nada justo al respecto. Nunca volverá a ver la luz del día. Está acusado de participar en un periodismo galardonado con múltiples premios, sin lastimar a nadie".

Hasta el momento, más de 1.030 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación de todos los rincones del mundo han firmado una carta abierta a todos los Gobiernos cómplices del tormento de Assange, exigiendo su libertad incondicional y un "fin inmediato de la campaña legal que se libra contra él por el delito de revelar crímenes de guerra".

Los firmantes incluyen al editor y jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, el periodista de investigación de renombre mundial John Pilger, Daniel Ellsberg, el denunciante de los Documentos del Pentágono que reveló la criminalidad total de la guerra de Vietnam, el presidente del Consejo Editorial Internacional del World Socialist Website, David North y varios reporteros líderes del WSWS.

Ni el Gobierno británico ni el australiano han respondido a los médicos ni periodistas. El mismo silencio despreciativo provino del líder del Partido Laborista australiano, Anthony Albanese, y de la ministra de Asuntos Exteriores de la oposición, Penny Wong, a quien también se dirigió la carta de los médicos. Al igual que los Gobiernos de Johnson y Morrison, el Partido Laborista está totalmente comprometido a la alianza y la alineación militar liderada por Estados Unidos detrás de los preparativos de Washington para nuevas guerras.

Como lo han insistido el Partido Socialista por la Igualdad y el WSWS desde el principio, ningún Gobierno en Estados Unidos, Reino Unido o Australia liberará a Assange a menos que un movimiento de masas lo obligue a hacerlo desde abajo. La campaña para construir tal movimiento ahora debe intensificarse urgentemente.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de diciembre de 2019)

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