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Gobierno de Trump inicia programa para deportar solicitantes de asilo mexicanos a Guatemala

La Administración Trump había empezado a deportar a los solicitantes de asilo mexicanos —tanto adultos como familias— a Guatemala como parte del acuerdo bilateral que había negociado con el gobierno de la nación centroamericana en julio de 2019.

Inicialmente, se suponía que el acuerdo solo se aplicaría a los solicitantes de asilo de Honduras y El Salvador, los otros dos países centroamericanos que limitan con Guatemala. Buzzfeed informó por primera vez la expansión del así llamado acuerdo de “tercer país seguro” esta semana.

Las deportaciones ya estaban en marcha cuando se supo la historia el lunes; sin embargo, Buzzfeed informó ayer que, en parte debido a las fuertes críticas de los defensores de la inmigración, así como dentro de las agencias federales, la Administración Trump desde entonces ha pausado el programa.

El acuerdo con Guatemala, que entró en vigencia en noviembre del año pasado, había sido justificado por funcionarios de la Administración Trump como un humano y racional “reparto de la carga” de la crisis de refugiados en la región. Afirmaron que los solicitantes de asilo de Honduras y El Salvador tuvieron que hacer un peligroso viaje hacia el norte a través de múltiples fronteras para llegar a Estados Unidos, y estuvieron a merced de los traficantes de personas en cada paso del camino. Argumentaron que muchos de estos peligros podrían evitarse si esos refugiados simplemente buscaran refugio en la vecina Guatemala, a menudo el primer país que atraviesan en su camino a los Estados Unidos.

Sin embargo, esta lógica no puede aplicarse a los solicitantes de asilo de México que nunca pisaron Guatemala. Sin embargo, eso no ha impedido que el gobierno de los Estados Unidos comience la deportación de ciudadanos mexicanos al país en la frontera sur de México.

El Gobierno de Trump intentó pasar por alto la expansión de su programa de deportación, simplemente informando a los funcionarios de asilo a través de una guía por correo electrónico que los ciudadanos mexicanos debían ser incluidos en el proceso. Inicialmente, el programa se centró solo en El Paso, Texas, pero luego se expandió también al valle del río Grande.

Solo después que Buzzfeed revelara la historia, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, siglas en inglés) reconoció su deportación de ciudadanos mexicanos a Guatemala. Con un lenguaje deliberadamente ambiguo característico, un portavoz del DHS anunció el lunes: “Ciertos mexicanos que buscan protección humanitaria en los Estados Unidos ahora pueden ser transferidos a Guatemala y tener la oportunidad de buscar protección allí, bajo los términos del Acuerdo de Cooperación de Asilo de Guatemala.”

El acuerdo bilateral con Guatemala, el gobierno de Trump había proclamado anteriormente, sería un modelo que podría replicarse también con Honduras y El Salvador, asegurando que los refugiados centroamericanos no tuvieran que viajar lejos para encontrar seguridad, mientras que al mismo tiempo reduce la supuesta ola de inmigrantes que había sometido al sistema de asilo de los Estados Unidos a una inmensa presión. Este reclamo no puede soportar ni el más leve escrutinio.

Dadas las décadas de guerra y violencia que afectan a la región en general y la inestabilidad sistémica en curso que ha causado la salida de migrantes en primer lugar, afirmar que cada país centroamericano podría proporcionar un refugio seguro para los refugiados de los países vecinos no tiene ningún sentido y es absolutamente criminal.

Como se informó hace unos meses, la oficina de asilo de Guatemala tiene un personal de menos de 10, y en 2018, procesó un total de 262 solicitudes. Según los últimos datos disponibles de la ONU, el país tiene una de las tasas más altas de pobreza y desnutrición en el hemisferio occidental, y la novena tasa más alta de homicidios en el mundo. Cuando el Gobierno de Trump comenzó a deportar a inmigrantes detenidos que buscaban asilo a Guatemala en noviembre pasado, permaneció —junto con Honduras, El Salvador y México— en la Lista de Alerta de viaje del Departamento de Estado para ciudadanos estadounidenses.

Incluso si uno dejara todo esto de lado, la expansión de las deportaciones a Centroamérica para incluir a ciudadanos mexicanos expone por completo el carácter inhumano de la embestida contra los solicitantes de asilo de la clase trabajadora. Los refugiados de México no viajan a través de Guatemala para llegar a los Estados Unidos. Y para muchos mexicanos que buscan una vida mejor al norte de la frontera, Guatemala está mucho más lejos que Estados Unidos. Ofrecer la “opción” de ser deportado de regreso a México o Guatemala, de hecho, no es otra opción.

Ya traumatizados por el arduo viaje a la frontera de Estados Unidos, sin mencionar la necesidad de tomar la decisión de buscar refugio, los inmigrantes de clase trabajadora se ven obligados a enfrentar entrevistas con funcionarios de asilo, que determinan si un individuo o una familia es deportado o no. La única forma en que un solicitante de asilo podría evitar la deportación es declarando explícitamente que teme la tortura o la persecución en Guatemala, y también demostrar que “es más probable que no” el que sean torturado o perseguido allí.

Dejando a un lado la carga de la prueba, el hecho que los solicitantes de asilo no tengan acceso a asesoría legal antes de las entrevistas hace que sea “más probable que no” que no tengan idea de lo que se requiere para evitar la deportación. Como dijo un funcionario de asilo de los Estados Unidos, hablando anónimamente a Buzzfeed: “México es peligroso; Guatemala lo es aún más. Esta expansión del [acuerdo] continúa evitando que los solicitantes de asilo legítimos tengan sus casos escuchados por los Estados Unidos y los obliga a recaer en el sistema guatemalteco”.

Funcionarios guatemaltecos han registrado sus protestas. El presidente saliente de Guatemala, Jimmy Morales, dijo el miércoles: “Está más que claro que, dentro del acuerdo, solo se enviarían salvadoreños y hondureños. ... Estados Unidos ha hablado sobre la posibilidad de discutir si incluir a los ciudadanos mexicanos, pero eso es algo que la administración entrante tendrá que discutir. Es totalmente falso que hayamos negociado que los mexicanos sean enviados aquí. ... Esos son rumores”.

Por ahora, los mexicanos que estaban programados para ser deportados a Guatemala han sido colocados dentro del engañosamente llamado Proceso de Revisión de Asilo Humanitario (HARP), el cual reduce drásticamente el tiempo que los solicitantes de asilo tienen para preparar sus casos de inmigración y cuyo objetivo es acelerar una decisión mientras están bajo custodia del gobierno.

No está claro por cuánto tiempo la Administración Trump planea retrasar la expansión del programa de deportación, pero ha dejado en claro que está comprometido a usar cualquier medio para disuadir a los inmigrantes de la clase trabajadora de buscar asilo en los Estados Unidos. Como lo expresó el funcionario anónimo de asilo citado por Buzzfeed, lamentando la serie de nuevas reglas: “El asilo en los Estados Unidos está ahora prácticamente disponible solo para personas suficientemente ricas y privilegiadas como para obtener visas, excluyendo a muchos de los grupos más vulnerables que piden ayuda en nuestras fronteras”.

(Publicado originalmente en inglés el 10 de enero de 2019)

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