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“Morirá gente por esto”

El Gobierno de Trump negará visas a mujeres embarazadas

La Administración Trump ha descargado otra ronda en su guerra en curso contra los inmigrantes y los derechos de ciudadanía en general, emitiendo una orden que bloqueará efectivamente visitas de mujeres embarazadas a Estados Unidos.

Según los documentos obtenidos por Buzzfeed y Vox a principios de esta semana, el Departamento de Estado ha emitido una guía diplomática a todas las embajadas estadounidenses diciéndoles que nieguen las visas a las mujeres que sospechan que vienen a los Estados Unidos para dar a luz. La orientación apunta supuestamente a terminar con el “turismo para nacimientos”, el supuesto fenómeno alegado por la extrema derecha en que las mujeres viajan a los Estados Unidos para dar a luz y que sus hijos adquieran la ciudadanía estadounidense.

Esta política hace que el proceso de solicitar una visa de los Estados Unidos —que es ya una experiencia confusa, costosa y desagradable para una parte importante de la población mundial que intenta visitar los Estados Unidos— sea potencialmente aún más degradante. Coloca nuevas barreras sustanciales en la forma de obtener una visa B, que es una visa de corto plazo otorgada a turistas, viajeros de negocios y personas que buscan atención médica urgente.

Los funcionarios de las embajadas tienen prohibido preguntar a las solicitantes si están o no embarazadas. Sin embargo, si “tienen razones para creer que la solicitante dará a luz durante su estadía en los Estados Unidos, [deben] presumir que obtener la ciudadanía estadounidense es el propósito principal de la solicitante para viajar” y negarle la visa.

La solicitante puede tratar de persuadir a los funcionarios para que cambien de opinión demostrando “un propósito principal de viaje diferente y permisible”, que incluye haber organizado un tratamiento médico especializado en los Estados Unidos. Pero, como la guía lo deja claro, incluso esto puede no ser suficiente: “El hecho de que una solicitante tenga un plan de parto acordado con un médico o centro médico en los Estados Unidos o simplemente exprese una preferencia por dar a luz en los Estados Unidos por encima de otros los lugares no son suficientes para refutar la presunción de que su objetivo principal de viaje es obtener la ciudadanía estadounidense para el niño”.

Los funcionarios de visas, que no son expertos en salud bajo ninguna consideración, se espera que hagan determinaciones sobre si una mujer podría necesitar atención especializada o no durante su embarazo. Más allá de eso, incluso si tuvieran que determinar que la atención especializada disponible solo en los Estados Unidos podría ser necesaria, la guía ordena a los funcionarios que nieguen las visas si los solicitantes no demuestran “que tienen los medios y la intención de pagar todos los costos relacionados con el tratamiento”.

La inhumanidad de estas nuevas directrices es evidente, incluso para aquellos que trabajan dentro de la Administración de Trump. Un funcionario del Departamento de Estado, que habló en condiciones de anonimato, le dijo a Vox que las mujeres embarazadas que solicitan este tipo de visas a menudo lo hacen porque los países en los cuales viven no tienen el tipo de atención médica necesaria, y muchas veces carecen del dinero para obtener una mejor atención. Como lo expresó el funcionario, “morirá gente por esto”.

Kelly Kirkpatrick, miembro de “Médicos por la Salud Reproductiva”, dijo a The Cut: “Sabemos que esta regla y muchas otras reglas antiinmigrantes llevadas a cabo por la Administración de Trump en los últimos años están dirigidas intencionalmente contra las mujeres, las personas con bajos ingresos, las personas de color, y las personas que puedan estar viajando a los Estados Unidos para buscar asilo ... como médico en los Estados Unidos, sé que las tasas de violencia y abuso de la pareja íntima aumentan para las pacientes embarazadas; esto me preocupa aún más por quienes puedan estar buscando asilo”.

Tales preocupaciones son ignoradas simple y cruelmente por la Administración mientras continúa su asalto implacable a los derechos de los inmigrantes. Sin embargo, esta orientación particular tiene un aspecto aún más siniestro, ya que aborda el tema de la ciudadanía estadounidense directamente. Vale la pena señalar que a pesar de ser promovido como un problema importante por los miembros de la Administración de Trump, no hay evidencia de que el “turismo para nacimientos” sea un factor significativo en los flujos de inmigración.

Según el Instituto de Políticas de Migración, un grupo de expertos no partidista, hay 4,1 millones de niños nacidos de padres inmigrantes indocumentados que son ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, el nacimiento ocurrió varios años después de que los padres llegaran a los Estados Unidos. De hecho, como lo señaló Vox, un estudio realizado en 2011 por el Pew Research Center mostró que, en el 90 por ciento de los casos, las madres no ciudadanas dieron a luz a sus hijos dos años después de llegar a los Estados Unidos. Dado ese contexto, debería ser obvio que la lógica detrás de esta norma es bastante diferente de la que se presenta.

El Gobierno de Trump no tiene reparos sobre su deseo de revocar el derecho a la ciudadanía por nacimiento, consagrado en la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, el principio de que todo niño nacido en los Estados Unidos tiene derecho a la ciudadanía estadounidense, independientemente de la nacionalidad de sus padres.. . Trump anunció en 2018 que quería firmar una orden ejecutiva que prevaleciera sobre la Constitución para negarles la ciudadanía a los niños nacidos de inmigrantes indocumentados.

Dichas medidas, que aún no se han promulgado, están siendo impulsadas por los elementos más derechistas de la Administración, incluido el asesor fascista de Trump, Stephen Miller, quien formula su política de inmigración.

Reconociendo que un intento directo de la Casa Blanca de revocar los derechos protegidos constitucionalmente podría provocar protestas masivas, estos elementos están tratando de subvertir las leyes de ciudadanía existentes a través de maniobras marginales. La nueva guía del Departamento de Estado dirigida contra las mujeres embarazadas es uno de estos pasos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de enero de 2020)

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