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La importancia del movimiento de las sardinas de Italia

En menos de dos meses, el movimiento de las sardinas de Italia ha ganado visibilidad internacional. Mediante el uso de Facebook y otras redes sociales, ha organizado manifestaciones y protestas en toda Italia, atrayendo a cientos de miles de participantes. Ahora está planeando un congreso nacional en marzo.

La iniciativa comenzó a mediados de noviembre, cuando el antiguo viceprimer ministro Matteo Salvini, líder de la fascista Lega, organizó un evento en la ciudad de Bolonia para lanzar la candidatura de Lucia Borgonzoni de la Lega para la presidencia de Emilia-Romagna en las elecciones regionales que tendrán lugar el domingo 26 de enero. La protesta se extendió rápidamente a otras ciudades italianas y europeas. El domingo pasado, una semana antes de las elecciones regionales, otros 40.000 se unieron a un mitin de la sardina en Bolonia.

Manifestación de las sardinas en Bolonia, noviembre de 2019 (Fuente: Wikimedia Commons)

Esta participación es un reflejo de sentimientos antifascistas profundamente arraigados en la clase trabajadora italiana. Es una expresión de ira social masiva, que se produce en medio de un resurgimiento global de la lucha de clases. Sin embargo, la perspectiva y la política de quienes lo dirigen y manipulan detrás de la escena conducen a un callejón sin salida, ya que se oponen a una lucha independiente de los trabajadores contra el capitalismo, que es la única forma de derrotar al fascismo.

Desde la formación de las regiones italianas hace 50 años, Emilia-Romaña siempre ha sido gobernada por el Partido Comunista Italiano (PCI) y los partidos que lo reemplazaron después de su disolución, el Partido Demócrata (PD) y sus aliados pequeñoburgueses. Las traiciones históricas del PCI y sus sucesores abrieron el camino a las administraciones locales reaccionarias e hicieron que la región fuera vulnerable a la influencia de políticos fascistas como Salvini.

El objetivo inmediato de la sardina es evitar una victoria electoral del candidato de la Lega, Borgonzoni, contra el actual presidente regional Stefano Bonaccini, un demócrata. Es decir, están tratando de mantener en el poder a las mismas fuerzas cuyas políticas le allanaron el camino a Salvini.

Manifestación de las sardinas en Módena (Fuente: Wikimedia Commons)

El movimiento fue iniciado por cuatro jóvenes (Mattia Santori, Roberto Morotti, Giulia Trappoloni y Andrea Garreffa), quienes crearon una página de Facebook titulada "6000 sardine contro Salvini" (6.000 sardinas contra Salvini). Su anuncio pedía "Sin bandera, sin partido político, sin insultos. Crea tu propia sardina y participa en la primera revolución de peces de la historia". El nombre de su iniciativa busca promover la idea de que llenarían las plazas como sardinas y, como las sardinas, avanzarían como una gran familia de sardinas.

El manifiesto que publicaron inmediatamente después de su primer evento organizado es una leve queja contra el populismo de derecha de la Lega de Salvini. Lamentan el odio y las mentiras propagadas por la organización fascista y sus líderes, su lenguaje vulgar y ofensivo, la forma en que ridiculizan a los temas serios.

No hay una demanda programática en el manifiesto, solo un lenguaje generalmente romántico pero insípido sobre la pasión por la belleza, la no violencia, la creatividad y la capacidad de escuchar. El líder de las sardinas, Santori, articuló que el movimiento "no es contra nadie, tratamos de despertar a una gente cansada de ver pisoteados sus valores". En días más recientes, en un mensaje ampliamente difundido, Santori habló de "una reafirmación de la democracia: somos antifascista, proigualdad, estamos contra la intolerancia, contra la homofobia".

El 14 de diciembre, cien mil personas protestaron en Roma contra el odio, el fascismo y la discriminación. La manifestación comenzó con la declaración de un organizador de las sardinas: "Estamos recuperando las plazas de la izquierda". Carla Nespolo, presidenta de la Asociación Nacional de Partisanos Italianos, declaró: "La Constitución italiana no es neutral respecto al fascismo, es antifascista".

En la manifestación, Santori presentó las primeras "demandas" programáticas del movimiento: "Los elegidos deben perseguir la política, no las campañas electorales ... Cualquier persona nombrada para el cargo de primer ministro debe comunicarse solo por canales institucionales ... Exigimos transparencia en el uso político de redes sociales ... Exigimos que los medios protejan, defiendan y aproximen la verdad y traduzcan este esfuerzo en mensajes veraces a los hechos ...".

Continuó: "Exigimos que se excluya la violencia de los tonos y el contenido político en todas sus formas ... Exigimos que se revise el 'Decreto de seguridad' centrándose no en el miedo, sino en el deseo de construir una sociedad inclusiva que entienda la diversidad como riqueza, no como una amenaza". Santori concluyó: "Creemos en las instituciones y creemos que la política puede mejorar con la participación de los ciudadanos".

Uno puede preguntarse por qué cientos de miles de personas tomarían las calles en unas pocas semanas y se unirían a docenas de protestas en toda Italia sobre la base de una perspectiva tan limitada. No hace referencia a la desigualdad social, y no hay una palabra sobre las guerras en curso ni las potenciales, ni nada sobre ataques a los derechos democráticos más allá de una referencia superficial a una revisión del reaccionario "Decreto de Seguridad".

Un abismo separa el programa insípido de las sardinas del estado de ánimo político de la población. Una confirmación de esto es la aprobación que han recibido de los partidos y organizaciones en el establishment político en quiebra de Italia.

Primero, el gobernante Movimiento Cinco Estrellas (M5S) ha participado abiertamente en los eventos de las sardinas, con el objetivo de revivir la influencia decreciente de M5S entre trabajadores y estudiantes. En declaraciones a La Repubblica, el congresista de M5S Luigi Gallo declaró que "las sardinas nos están hablando ... representan una buena señal, similar a lo que sucedió hace 15 años con [el cofundador de M5S] Beppe Grillo". Dijo que en los eventos de las sardinas, "Hubo activistas del M5S, así como nuestros portavoces".

El propio Grillo glorifica a las sardinas como un "movimiento higiénico-sanitario" contra la vulgaridad de la política actual.

El PD en el poder también habla abiertamente de su intención de cooptar a las sardinas. El ministro de Cultura, Dario Franceschini, declaró que "en esas plazas hay electores del PD y del M5S que están más a la izquierda, que son moderados decepcionados. Los universos PD y M5S están unidos".

Santori, de las sardinas, apoya abiertamente al candidato presidencial regional Bonaccini contra el pro-Salvini Borgonzoni. Solicitó una reunión con el primer ministro Giuseppe Conte, quien originalmente fue designado por la coalición M5S-Lega, para explicarle las demandas de las sardinas.

Las sardinas también han sido ungidas por figuras como los antiguos primeros ministros Romano Prodi y Mario Monti, que representan mejor los intereses de la oligarquía financiera europea, así como el cardenal Pietro Parolin del Vaticano.

Se están llevando a cabo discusiones entre sardinas y varios grupos de la pseudoizquierda. Rifondazione Comunista, otra escisión de PCI, ha pedido participación en los eventos de las sardinas, pidiendo un nuevo "espíritu constituyente y acogedor, planificando juntos el hogar común y una nueva forma de hacer política". Además, ha destacado las palabras del economista Emiliano Brancaccio quien, en una entrevista reciente, advirtió a las sardinas contra las selecciones tecnocráticas. Rifondazione, en esencia, está desempeñando el papel de socio consultor de las sardinas.

El Partito Comunista dei Lavoratori (PCdL) de Marco Ferrando también acogió con beneplácito la iniciativa de las sardinas: "Compartimos el sentimiento básico que anima a muchas plazas juveniles. Nosotros también sentimos las mismas náuseas profundas por la xenofobia, la misoginia, la reacción ... el militarismo tricolor vestido con ropa de policía".

Ferrando ha participado en todas las organizaciones que históricamente han traicionado a los trabajadores, desde el Secretariado Unido pablista hasta la amalgama conocida como el Comité Coordinador para la Refundación de la Cuarta Internacional, un receptáculo para pablistas, estalinistas y oportunistas de toda calaña. Igualmente significativa fue la participación de Ferrando en Rifondazione hasta 2006.

El PCdL también ha ampliado su campo de complicidad en los últimos días con el nuevo PCI estalinista, fundado en Bolonia hace tres años a partir de miembros reciclados de Rifondazione y estalinistas, la pablista Sinistra Anticapitalista (izquierda anticapitalista) encabezada por Franco Turigliatto, infame por su apoyo crítico en 2007 al gobierno de Prodi, y una facción de Rifondazione.

Este conjunto de oportunismo histórico se reunió el 7 de diciembre en Roma como una asamblea nacional unitaria de oposición de izquierda, cuyo único propósito es tejer una nueva camisa de fuerza política para someter a la clase trabajadora.

Una cosa debe estar clara: a pesar de toda la retórica antifascista y los eslóganes utilizados en el léxico de las sardinas, el fascismo amenaza con reaparecer precisamente por el papel traicionero que estas fuerzas de la pseudoizquierda han venido jugando históricamente en desarmar a la clase trabajadora y reprimir la lucha de clases, a favor del colaboracionismo con el Estado burgués. La orientación nacionalista de las fuerzas políticas involucradas en la operación de las sardinas lo hace irreconciliablemente hostil a los intereses de la clase obrera internacional.

En los últimos 30 años, Italia no ha sido la excepción frente a la crisis global del capitalismo: los niveles de vida de la mayoría de la población trabajadora han decaído, mientras que una pequeña oligarquía de ultrarricos ha utilizado el establishment político para implementar medidas que revirtieron todas las conquistas alcanzadas por los trabajadores a través de luchas sangrientas, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial.

Una ola masiva de privatizaciones, desregulaciones y recortes sociales siguió inmediatamente a la disolución de la Unión Soviética y fue impulsada por los gobiernos tecnocráticos de centroizquierda en la década de 1990, cuya base parlamentaria fue proporcionada por el sucesor burgués dominante del PCI, el PD de hoy. Rifondazione Comunista, una organización supuestamente más radical, asumió el papel del antiguo PCI: unir la política burguesa con la retórica "comunista" para desarmar y contener políticamente a los trabajadores.

El proyecto Rifondazione, que fue aclamado por cada tendencia pseudoizquierdista de la Unión Europea como el camino a seguir para la "izquierda", se derrumbó cuando dio apoyo crítico al gobierno de Prodi en 2006, responsable de un rígido programa doméstico antiobrero, un ataque a los derechos democráticos, especialmente contra los inmigrantes, y una política exterior abiertamente proimperialista y probélica.

En consecuencia, Rifondazione se derrumbó en las elecciones de 2008, perdiendo toda representación parlamentaria. Los trabajadores estaban asqueados por la política de guerra, el oportunismo y la traición. El vacío creado fue de gran preocupación para la clase dominante, especialmente porque coincidió con la gran recesión de 2008, que amenazó con hundir a Italia (y al mundo) en un desastre industrial y financiero.

El vacío lo llenó el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, un partido populista de derecha, que se lanzó con el pretexto de combatir la corrupción, la burocracia y los monopolios. M5S ha codirigido el gobierno desde junio de 2018 bajo el primer ministro Giuseppe Conte, primero a través de una alianza con la fascista Lega, luego a través de un acuerdo con el PD, exponiendo su falsa postura antiestablishment.

Pero solo un año y medio después, la verdadera naturaleza del Movimiento Cinco Estrellas ahora está saliendo a relucir, y sus calificaciones se han reducido drásticamente a la mitad de lo que eran en junio de 2018. La gran mayoría de los trabajadores están asqueados por la política antiinmigrantes y los ataques a los empleos, como lo demuestra la reestructuración en curso de la planta siderúrgica de ILVA.

En política exterior, el M5S siempre ha mostrado su apoyo al imperialismo estadounidense y europeo. Las reuniones del primer ministro Conte con el presidente estadounidense Donald Trump y el dictador egipcio Abdel Fatah Al-Sisi, así como con el renovado apoyo del primer ministro fascista húngaro Viktor Orbán, dejan en claro que M5S persigue las mismas ambiciones imperialistas que sus predecesores.

Las condiciones sociales se están deteriorando para las familias trabajadoras italianas. El quince por ciento vive en pobreza relativa, según un informe conservador emitido en junio pasado por el Istat del Estado. El desempleo se mantiene en cerca del 10 por ciento y la proliferación de la economía precaria está haciendo que el mercado laboral sea extremadamente precario, especialmente para los trabajadores más jóvenes. Un informe sindical de la UIL publicado en septiembre pasado señala un empeoramiento significativo de las condiciones desde 2017, con un 75 por ciento de los trabajadores que ganan hasta unos miserables €5.000 al año.

La situación es tan sombría que el presidente Sergio Mattarella se sintió obligado a advertir a la élite política sobre el peligro de la inestabilidad social debido al "enemigo que debemos derrotar juntos: la falta de trabajo, ese trabajo que es la base de nuestra República. El empleo, cuando uno lo tiene, es precario o mal pagado".

Es este ambiente social y políticamente repugnante el que está empujando a cientos de miles de trabajadores y jóvenes italianos a la lucha. Sin embargo, esta gran masa inevitablemente entrará en conflicto con el movimiento de las sardinas, ya que su papel objetivo no es llevar a los trabajadores a una lucha contra el capitalismo mundial, la verdadera raíz del problema, sino más bien mantener el control dentro de los límites del establishment, desarmar políticamente a los trabajadores y evitar su movilización independiente.

Muchos asistentes a las protestas rechazan genuinamente un sistema que está destruyendo sus vidas. La estrategia de las sardinas, sin embargo, es oponerse a Salvini en plena conformidad con el programa del PD y sus aliados pequeñoburgueses, como Rifondazione y Ferrando. Sin embargo, es la bancarrota política de estas fuerzas lo que ha hecho posible el surgimiento de Salvini, y las medidas de las élites gobernantes para rehabilitar el fascismo. El tema crítico es que sigue movilizando a la clase trabajadora independientemente y en contra de la socialdemocracia y la pseudoizquierda para luchar contra el impulso acelerado hacia un gobierno de Estado policial.

(Publicado originalmente en inglés el 25 de enero de 2020)

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