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Crecen las preocupaciones en los centros de detención para inmigrantes en los Estados Unidos por la inevitable propagación del coronavirus

La severa realidad del brote de COVID-19 quedó clara el miércoles, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que se trata de una pandemia global. Crece la preocupación por la posibilidad que el virus se propague rápidamente por todo Estados Unidos, inclusive en sus centros de detención de inmigrantes, donde hombres, mujeres y niños se encuentran en condiciones precarias e insalubres.

Los médicos advierten que sin una intervención de emergencia inmediata, la propagación del coronavirus es inevitable entre los detenidos en la red de instalaciones administradas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y las empresas privadas contratadas por el gobierno federal. Los centros de detención de los Estados Unidos tienen bien ganada su mala fama por su hacinamiento y negligencia médica, lo cual crea un ambiente favorable a la propagación de enfermedades infecciosas.

Múltiples informes han revelado graves riesgos dentro de la red de prisiones utilizadas para albergar inmigrantes, lo cual facilitaría la propagación del coronavirus. En las instalaciones, el agua limpia y el jabón no están garantizados, por tanto, es muy difícil seguir las medidas preventivas más básicas contra la infección.

El Dr. Ranit Mishori, asesor médico principal de Physicians for Human Rights, le dijo al periódico inglés The Guardian que en tales condiciones, era solo cuestión de tiempo antes que el coronavirus se infiltre en las cárceles y centros de detención.

“Viendo lo que ha estado sucediendo en los centros de detención de inmigrantes, no me inspira mucha confianza”, dijo Mishori.

“Sabemos que ha habido casos de negligencia médica, falta de acceso o acceso reducido a la atención de salud, hemos escuchado historias sobre la falta de medidas básicas de higiene, no hay jabón ni desinfectante para manos”, señaló Mishori. “Y todas estas cosas son importantes para prevenir la transmisión de cualquier enfermedad infecciosa”.

ICE tiene un historial preocupante sobre el manejo de enfermedades infecciosas. Desde septiembre de 2018 hasta agosto de 2019, cinco casos de paperas en los centros de detención aumentaron a casi 900 entre los detenidos y el personal. En diciembre, los funcionarios impidieron que los médicos administraran vacunas contra la gripe a los niños detenidos después que al menos tres murieron bajo custodia de por complicaciones de la gripe.

Los grupos de defensa de los derechos de los migrantes han pedido la liberación inmediata de los detenidos que corren un alto riesgo de contraer el coronavirus. En una carta enviada a ICE el lunes, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles de Washington, el Proyecto de Derechos de los Inmigrantes del Noroeste y los Servicios Legales de Columbia solicitaron que ICE liberara en condición de ‘libertad condicional’ a las personas detenidas mayores de 60 años, a las mujeres embarazadas o a los inmigrantes con afecciones médicas subyacentes.

Seattle ha sido un epicentro del brote de coronavirus en los Estados Unidos, con al menos 22 muertes y 190 casos. El centro de detención del noroeste de ICE alberga a más de 1,500 inmigrantes. No está claro cuántos en la instalación pueden estar en alto riesgo y no se ha proporcionado ninguna indicación que ICE esté considerando la liberación de cualquiera de los detenidos.

El Grupo GEO, una corporación con fines de lucro que administra el centro de detención, dijo el martes que no ha tenido ningún caso confirmado de COVID-19 en la cárcel. La compañía se negó a decir cuántos detenidos o personal habían mostrado síntomas o habían sido examinados.

En una declaración enviada por correo electrónico, ICE declaró de manera similar que no tenía casos confirmados y que la agencia está siguiendo las pautas de los Centros para el Control de Enfermedades en cuanto a cuándo se debe evaluar a los detenidos y al personal. ICE dijo que cuatro detenidos habían cumplido con esos criterios a partir del 3 de marzo y que el personal recibe equipos de protección, como máscaras.

Las personas de alto riesgo pueden mantenerse juntas en sus unidades, dijo la agencia. “Los CDC (Centros de Control y Prevención de Enfermedades) recomiendan el autocontrol en el hogar para las personas de la comunidad que cumplen con los criterios de riesgo epidemiológico y que no tienen fiebre ni síntomas de enfermedades respiratorias. En entornos de detención, la cohorte sirve como una alternativa al autocontrol en el hogar”.

ICE ha dejado a los abogados, defensores y a más de los 50,000 detenidos de cada día, en la oscuridad total sobre qué protocolos, si alguno, ha sido adoptado en respuesta a la crisis del coronavirus.

El mes pasado, después que un detenido de ICE fuera ingresado en un hospital de California para hacerse una prueba de coronavirus, ICE dijo en un comunicado que estaba examinando a todos los detenidos para detectar infecciones dentro de las 24 horas siguientes de su llegada a los centros de detención. La agencia no describió qué examen médico practica a los inmigrantes o si los inmigrantes han sido examinados para detectar COVID-19, ni tampoco dijo cómo se podría tratar a cualquier detenido enfermo con el virus.

Una cuarentena en curso en un centro de detención de inmigrantes en el sur de Florida también ha generado dudas sobre la preparación de la agencia para la pandemia.

Varios inmigrantes detenidos en el centro de detención del condado de Glades están siendo aislados en una sala especial y se les prohíbe recibir visitas o comer con otros inmigrantes en las instalaciones. La semana pasada, un número desconocido de aquellos en cuarentena que mostraban síntomas “similares a la gripe” fueron presuntamente enviados a un hospital para someterse a pruebas de coronavirus.

Heriberto Hernández, un abogado de inmigración que representa a Isaac Santos-Mojica, uno de los detenidos en cuarentena, ha estado proporcionando actualizaciones desde dentro de la instalación. Santos-Mojica fue puesto en cuarentena hace más de una semana y dijo que no tenía idea de cuándo esta terminará.

“Los detenidos son esencialmente rehenes de cualquier enfermedad que pueda estar propagándose por las instalaciones”, dijo Hernández a las noticias locales. “Desafortunadamente, he dejado de estrechar la mano de mis clientes. No quiero correr ningún riesgo, especialmente ahora”.

Además de las graves preocupaciones de salud, los expertos también temen que el brote pueda amenazar los derechos legales de los detenidos. Las preocupaciones de la propagación de la enfermedad podrían ser usadas para aislar aún más a los detenidos y evitar que se reúnan con abogados o grupos de defensa. En el caso que las audiencias judiciales se lleven a cabo de forma remota, los problemas con la transmisión de video o las traducciones también podrían presentar serios desafíos.

Los inmigrantes se encuentran entre las capas más vulnerables de la sociedad estadounidense. Abarrotados en las cárceles o temerosos constantemente de ser deportados si reportan una sospecha de infección a un médico, la población inmigrante está en alto riesgo de ser devastada por la propagación del coronavirus. Esto expone aún más la respuesta criminal de la administración Trump que ha utilizado el brote para provocar la xenofobia y un virulento nacionalismo y que además, lamentablemente, dejó el sistema de salud de los Estados Unidos sin preparación alguna, para enfrentar la pandemia.

(Publicado originalmente en inglés el 12 de marzo de 2020)

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