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Guardia Nacional mexicana enviada contra trabajadores de autopartes en Matamoros

Las tropas de la Guardia Nacional y la policía estatal de Tamaulipas fueron enviadas el martes para reprimir a cientos de trabajadores de autopartes que ocuparon la junta de conciliación y arbitraje en la ciudad mexicana de Matamoros, en la frontera con Brownsville, Texas.

El despliegue de soldados federales es sólo la última evidencia de que, ante el empeoramiento de la economía global, las presiones inflacionarias y la caída de popularidad, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su partido Morena se preparan para emplear represión militar contra la rebelión obrera en marcha contra la explotación capitalista y la corrupta burocracia sindical.

Esa misma mañana, la Guardia Nacional llevó a cabo un operativo conjunto con la policía del estado de Puebla bajo control de Morena para desmantelar un bloqueo de dos semanas de los maestros en la principal vía férrea al Puerto de Veracruz. Los maestros, que exigían elecciones sindicales democráticas, decidieron irse antes de ser atacados violentamente.

Casi todos los 800 trabajadores de la maquiladora Tridonex, que produce autopartes bajo la marca Cardone, con sede en Filadelfia, están exigiendo que la empresa y el Gobierno les permitan finalizar su afiliación y el pago automático de cuotas al Sindicato Industrial de Trabajadores en Plantas Maquiladoras y Ensambladoras (SITMPE), que pertenece a la corrupta Confederación de Trabajadores de México (CTM).

En las redes sociales y en persona, los trabajadores decidieron reunirse el martes para resolverlo. Para las 5:00 am casi toda la fuerza laboral de Tridonex estaba reunida fuera del complejo industrial e, incluso antes de que amaneciera, la policía estatal de Tamaulipas ya estaba acosando a los trabajadores.

Luego, recibieron la noticia de que su abogado no estaba siendo atendido en la junta de conciliación y arbitraje, la cual aún no ha sido integrada al sistema centralizado de la junta federal siendo implementado por AMLO. Gran parte de los trabajadores decidió efectivamente iniciar un paro, reunirse en masa frente a la junta laboral en el centro de Matamoros y enviar un comité para acompañar al abogado dentro del edificio.

Mientras que algunos se quedaron en la planta debido a las amenazas de represalias, al mediodía unos 500 trabajadores se habían movilizado a la junta laboral, donde el presidente se negó a hablar con ellos. A los trabajadores de Tridonex se les unieron varios contingentes de otras plantas que también exigen el derecho a dejar el SITPME. Los trabajadores decidieron bloquear las entradas y ocupar el edificio hasta que sus demandas fueran satisfechas.

Se produjeron algunas escaramuzas con la policía estatal, que trató de correr a los trabajadores de las entradas del edificio, mientras que los funcionarios de la junta presuntamente golpearon a los trabajadores y se presentaron matones del SITPME fuera para intimidar a los manifestantes.

A media tarde, según una reportera de MV Noticias, “Un comandante de la [policía] Estatal ingresó a las instalaciones y sacó a varios de los funcionarios sin embargo hay otro número no determinado al interior a quienes no les permitirán la salida”. Añade que “se sumaron elemento[s] de la Guardia Nacional”. EnlaceMX y Hoy Tamaulipas también informaron que una patrulla de la Guardia Nacional llegó acompañada por paramédicos de la Cruz Roja, sin duda preparándose para una represión violenta.

El líder del SITPME, Jesús Mendoza Reyes, que ha continuado desplegando matones en las calles, dijo mentirosamente a los medios locales que la acción “ilegal” no involucró a trabajadores vinculados al SITPME, sin explicar por qué los manifestantes estaban gritando “¡Mendoza, fuera!”.

“Mucho menos corresponde a los deseos de la mayoría de un sindicato bien establecido, de una empresa bien cimentada con su sindicato a través de un contrato colectivo”, añadió. Lejos de hablar en nombre de los trabajadores, sus deleites faraónicos y su escolta de matones durante sus 16 años como ejecutor de las condiciones de explotación intensa de unos 12.000 trabajadores le han valido el apodo de “la momia”.

Algunos trabajadores mostraron hostilidad hacia la presencia de la Guardia Nacional, pero muchos comentaristas han expresado ilusiones en el Gobierno federal bajo Morena. Por ejemplo, un trabajador escribió: “Qué pedo también la Guardia Nacional la mandaron a madriar obreros o a checar a los mierda Estatales”.

La falta de claridad política no solo es extremadamente peligrosa ante el giro de la Administración de AMLO hacia una represión abierta, sino que también va de la mano con la posición predominante entre los trabajadores de Tridonex de cambiar el SITPME con otro sindicato, el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios (SNITIS) dirigido por la abogada laboral Susana Prieto, quien está asociada con la corrupta burocracia sindical vinculada a Morena y a la AFL-CIO en los Estados Unidos.

Sin embargo, las recientes experiencias en Matamoros y en la propia Tridonex proporcionan suficientes pruebas del carácter antiobrero de la Administración de Morena y sus socios sindicales.

Lo que es más importante, ¿cuál fue su papel en subordinar a los trabajadores a la CTM después de que las bases se rebelaran masivamente en enero-abril de 2019 contra los sindicatos patronales?

Las huelgas comenzaron cuando los trabajadores se dieron cuenta de que los sindicatos, las empresas y las autoridades de Morena, tanto locales como federales, estaban conspirando para eliminar los bonos anuales de los trabajadores detrás del disfraz de un aumento al salario mínimo en la región fronteriza, combinado con recortes históricos a los impuestos empresariales. En Matamoros, los trabajadores formaron incipientes comités de base y convocaron asambleas democráticas masivas para organizar paros salvajes y exigir un aumento, bonos, una semana de 40 horas y otros cambios. Entre sus primeras acciones marcharon masivamente a la frontera y apelaron a los trabajadores estadounidenses para que emprendieran una lucha conjunta contra las corporaciones transnacionales.

En ese entorno, los trabajadores pudieron discutir libre y democráticamente, a través de las redes sociales, las asambleas y fuera de las plantas, qué exigir y cómo luchar por ello. Cientos de trabajadores de Tridonex se unieron a la huelga y emitieron una declaración indicando: “Todos nosotros los obreros estamos todos en desacuerdo con las injusticias del sindicato y las cuotas que nos quitan semanalmente, hoy podemos luchar por un cambio todos unidos”.

Prieto tomo un vuelo a la ciudad afirmando que algunos trabajadores la habían invitado a dar asesoramiento legal e inmediatamente argumentó que no podían dejar la CTM y que tenían que seguir presionando a los burócratas podridos y suplicando por el apoyo de AMLO. Durante las primeras semanas, evitó a los trabajadores de Tridonex casi por completo dado a que se rehusaron firmemente a someterse a Mendoza.

Un incidente clave expuso claramente el papel de Prieto de encadenar a los trabajadores a los sindicatos y al Gobierno para facilitar una traición. El 26 de enero, Prieto apareció tarde en la noche en el piquete de huelga de Autoliv hablando con el líder senador de Morena, Ricardo Monreal, en el altavoz de celular. Él dijo que la había llamado “en nombre de nuestro amigo [el presidente] Andrés Manuel [López Obrador]” para exigirle que finalizara las huelgas.

Al final, Prieto logró que las huelgas se finalizaran según los términos de las empresas. Si bien los trabajadores lograron un aumento salarial del 20 por ciento y un bono de 32.000 pesos, las maquiladoras despidieron a más de 5.000 trabajadores como represalia, incluidos 400 trabajadores de Tridonex, y utilizaron el control continuo de la CTM para hacer cumplir una producción acelerada, la eliminación de otros bonos y otros abusos. La intervención de Prieto tuvo por objeto socavar la unidad lograda entre los trabajadores de las plantas y de toda la ciudad. Al tiempo que insistía en que los trabajadores debían seguir las directrices legales de los sindicatos, impidió una lucha independiente contra las represalias ilegales de las empresas.

A lo largo de la ola de huelgas, el World Socialist Web Site les advirtió a los trabajadores que consolidaran sus comités de base como organizaciones obreras genuinamente democráticas e independientes de los sindicatos procapitalistas y nacionalistas. Era imperativo, argumentó el WSWS, expandir su lucha al resto de México e internacionalmente como el único medio para prevenir represalias y poner fin a la explotación capitalista.

El martes, los funcionarios de la junta laboral eventualmente dijeron que revisarían la solicitud de deslindarse del SITPME. Pero, al no estar convencidos por este gesto y cautelosos ante la amenaza de represión y de los matones del sindicato, cientos de trabajadores decidieron en redes sociales reunirse en líneas de piquete frente a la planta 6 el miércoles y el jueves. Sin embargo, fueron disuadidos en último momento por “indicaciones” del SNITIS de Prieto de que debían esperar la respuesta de la junta, poner todas sus esperanzas en la Secretaría del Trabajo de AMLO y no arriesgarse a ser despedidos.

Cuando AMLO rindió a la CTM durante su 85 aniversario el mes pasado, los trabajadores expresaron una enorme ira en sus redes sociales. Es hora de sacar conclusiones decisivas. El futuro de la clase obrera y la defensa de sus empleos y niveles de vida no puede dejarse en manos de un Gobierno capitalista y de enemigos probados de la clase obrera como la Administración de AMLO y sus lacayos sindicales.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de marzo de 2020)

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