Español
Perspectiva

Trump desfinancia la Organización Mundial de la Salud: “un crimen de lesa humanidad”

El martes, el presidente Donald Trump anunció que EE. UU. suspendería el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud, la institución global más importante en la lucha contra el COVID-19 y otras enfermedades infecciosas.

La acción de Trump es un esfuerzo abierto para desviar atención de los fracasos de su propio Gobierno en la contención de la pandemia del COVID-19, culpando a enemigos externos: China y el brazo sanitario de las Naciones Unidas. La pandemia ha infectado a más de dos millones de personas y cobrado más de 134.000 vidas a nivel global, incluyendo 644.000 casos registrados y más de 28.500 muertes solo en EE. UU.

Mientras que la decisión de Trump se basa en cálculos políticos crudos y atrasados, tendrá un impacto real y devastador. Según la pandemia se propaga por todo el mundo, la decisión de Trump de desfinanciar la OMS se traducirá en incontables muertes en los países en desarrollo cuyos sistemas de salud se apoyan en los equipos, el personal y expertos de la OMS.

El presidente Donald Trump habla sobre el coronavirus en la Casa Blanca, 15 de abril, 2020, Washington (AP Photo/Alex Brandon)

“La decisión del presidente Trump de desfinanciar la OMS es simplemente esto: un crimen de lesa humanidad”, escribió Richard Horton, editor en jefe de la revista médica Lancet. “Todo científico, trabajador sanitario, ciudadano debe resistir y rebelarse contra esta espantosa traición a la solidaridad global”.

La mayoría de los recursos de la OMS van a África y Oriente Próximo. Estas áreas por ahora han sufrido 910 y 6.815 muertes por el COVID-19, respectivamente, y las cifras están acelerando su ascenso.

Estas también son algunas de las regiones más vulnerables del mundo, que han sido empobrecidas y explotadas por las potencias imperialistas por más de un siglo. Países como Irak, Siria, Libia, Palestina y Yemen han visto el bombardeo devastador de sus hospitales e infraestructura médica a lo largo de los últimos 30 años por parte de EE. UU. y sus aliados. Ha habido una advertencia tras otra de que incluso pequeños aumentos en la tasa de infecciones abrumarán sus sistemas de salud prácticamente inexistentes y causarán un aumento rápido en casos y muertes.

La OMS no solo es su línea de frente en la batalla contra el coronavirus, sino también contra muchos patógenos en gran medida ausentes en EE. UU. y Europa occidental, incluyendo “polio, sarampión, malaria, Ébola, VIH, tuberculosis… y muchas otras enfermedades y condiciones”, indicó el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, en su rueda de prensa ayer. La organización ha suministrado millones de vacunas para combatir estas epidemias por décadas, y estos programas ahora se enfrentan a un colapso en su financiamiento.

La OMS ha criticado severamente las políticas de los Gobiernos occidentales en su respuesta a la pandemia del COVID-19 y ha llamado a implementar medidas urgentes para contenerla. El 11 de marzo, el Dr. Tedros advirtió sobre los “niveles alarmantes de inacción” gubernamental ante el COVID-19.

En respuesta a la política declarada por el Gobierno británico de permitir que el virus infecte a partes sustanciales de la población para generar una “inmunidad de rebaño” (colectiva) —una política compartida pero no declarada por los otros Gobiernos occidentales—, el Dr. Tedros advirtió de una “degeneración moral”.

“El no tomar en serio las muertes de los adultos mayores es una de las degeneraciones morales. Cualquier individuo, independientemente de su edad, cualquier ser humano, importa”, declaró.

Por el contrario, la estrategia de Trump en respuesta a la pandemia ha sido en gran parte de negación. A pesar de las advertencias de China en enero, o las declaraciones más urgentes el 24 de febrero de la misión de la OMS a China de que los países infectados necesitaban “priorizar el hallazgo de casos activo y exhaustivo, las pruebas y aislamiento inmediatos”, el Gobierno no implemento pruebas masivas hasta mediados de marzo. Pero, para entonces, el virus se había propagado esencialmente sin obstáculos por dos meses.

Consecuentemente, Estados Unidos tiene siete veces más casos que China y casi nueve veces más muertes. Trump afirmó nuevamente ayer, “Ha quedado en claro que nuestra estrategia agresiva está funcionando”, sin mencionar que el récord de 2.407 y 2.482 muertes el martes y miércoles, respectivamente.

En lugar de medidas serias para contener la enfermedad, Trump ha intentado pintar el virus como un invasor extranjero, llamando repetidamente el nuevo coronavirus como el “virus chino” o el “virus extranjero” y defendiendo a un oficial de la Casa Blanca que se refirió al brote como “Kung flu”.

Al anunciar los recortes de financiamiento, Trump alegó que “la OMS no consiguió, vetó y compartió la información adecuadamente, de una forma oportuna y transparente”. Añadió: “La dependencia de la OMS en las divulgaciones de China posiblemente causó un aumento de veinte veces en casos a nivel mundial” y “sus errores han causado tanta muerte”.

Cualquier repaso de los reportes noticieros iniciales del brote, antes de que se comenzaran a manchar por la propaganda anti-China, revela que estas acusaciones son mentiras.

El 6 de enero, el Gobierno chino alertó a la OMS y al resto del mundo sobre una nueva enfermedad parecida a la neumonía. El 11 de enero, la OMS publicó advertencias sobre enfrentar un nuevo tipo de infección respiratoria y China compartió la secuencia genética el día siguiente. Durante este periodo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE. UU. subió su nivel de alerta en caso de que la infección se detectara en algún otro lugar.

La OMS envió rápido un equipo internacional a China que incluía delegados estadounidenses. Todos dejaron en claro que nunca se les impusieron restricciones a sus traslados.

Incluso cuando Trump retiene unos $500 millones para combatir la pandemia más peligrosa en un siglo, le ha entregado al menos $5 billones en rescates a Wall Street y las principales corporaciones, con promesas de que les llegará más dinero. Esto incluye una exención de impuestos que les dará a los millonarios en EE. UU. $73,8 mil millones, más de 100 veces lo que la OMS solicita para combatir el coronavirus.

La constitución de la OMS, citada el miércoles por el Dr. Tedros, declara que “el disfrute del nivel más alto posible de salud es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, sin distinción de raza, religión, creencia política, condición económica o social”.

Estos son ideales altos que encarnan los principios de la ciencia, la racionalidad y la solidaridad y que han sido expresados por los doctores, epidemiólogos y científicos de todo el mundo en su lucha contra el COVID-19. Pero, el pueblo trabajador debe tener en claro de que no puede apelar a la clase gobernante y sus representantes a que cumplan con estos ideales, incluyendo a Trump y sus contrapartes en Reino Unido, Francia, Alemania y el resto.

La única fuerza social que puede defender estos principios es la clase obrera. En la lucha por salvar vidas —expandir masivamente las pruebas, la atención médica y la producción de equipo personal de protección—, los trabajadores deben entender que cualquier solución a la pandemia requiere un nivel de planificación y cooperación globales que el capitalismo es simplemente incapaz de realizar. Se deben sacar lecciones, ante todo que la batalla contra la pandemia es inseparable de la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de abril de 2020)

Loading