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Número de desempleados en los EE. UU. supera los 26 millones en cinco semanas

Otros 4,4 millones de estadounidenses solicitaron el desempleo la semana pasada, lo que eleva el número total de personas que han presentado solicitudes de desempleo durante las últimas cinco semanas a 26 millones. El impacto social de la pandemia de COVID-19 en los EEUU de alguna manera ya ha eclipsado el de la crisis financiera de 2008, y la tasa de desempleo se está acercando rápidamente a la de la Gran Depresión de 1933, aproximadamente el 25 por ciento.

Hasta el jueves, había 880.204 casos confirmados de COVID-19 y 49.845 muertes en los EEUU, y los casos y muertes continuaron creciendo rápidamente.

Se sabe que las cifras oficiales de desempleo, aunque asombrosas en sí mismas, son una subestimación significativa de los verdaderos niveles de desempleo en los Estados Unidos.

Trabajadores del almacén de comida Together Omaha cargan suministros en un vehículo que los lleva al almacén en Omaha, Nebraska, el 23 de abril de 2020 (Foto AP/Nati Harnik)

Aproximadamente 11,3 millones de inmigrantes indocumentados viven en los Estados Unidos y no pueden solicitar beneficios de desempleo. Un número incalculable de estos trabajadores han sido despedidos, o han sido convertidos en indigente sin ningún tipo de apoyo.

Además, cientos de miles, si no millones de trabajadores, no han podido navegar por el complicado proceso de solicitud en línea, que en algunos Estados como Michigan es la única forma posible de presentar una solicitud, ya que las aplicaciones telefónicas se han detenido. Puede que tome días y cientos de intentos de llamadas solo para hablar con alguien. Para aquellos cuyos reclamos son denegados, no existe un proceso simple de apelaciones en la mayoría de los estados, y se brinda poca o ninguna asistencia para ayudar a estos trabajadores.

Millones de trabajadores cuyos reclamos han sido aprobados aún no han recibido ningún pago real. En este sentido, el estado más atroz ha sido Florida, donde menos del 16 por ciento de todos los reclamantes que presentaron una solicitud desde el 15 de marzo han recibido beneficios.

En Ohio, los reclamos por los $600 suplementarios proporcionados por el gobierno federal a través del programa de Asistencia de Desempleo por la Pandemia no se procesarán hasta el 15 de mayo. Pensilvania solo comenzó a aceptar solicitantes para este programa hace unos días y no ha dicho cuándo se pagarán los beneficios.

Para los millones de estadounidenses que aún no han recibido beneficios de desempleo, la mayoría se enfrenta a la ruina financiera. Una encuesta realizada en enero por Bankrate descubrió que solo el 41 por ciento de los estadounidenses tenía suficiente dinero para cubrir una emergencia de $1.000. Millones están la posibilidad de ser desahuciados o de endeudarse aún más, lo que solo agravará el inmenso sufrimiento provocado por la pandemia.

Una expresión particularmente marcada del rápido crecimiento de la pobreza masiva en los EEUU ha sido las largas filas en los bancos de alimentos en ciudades de todo el país, ya que millones de personas ahora luchan por pagar la comida para su familia.

Procesos similares se están desarrollando a escala mundial, con el número de desempleados aumentando astronómicamente en todos los países. El martes, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas advirtió que hasta 265 millones de personas en todo el mundo están en peligro de inanición y muerte derivada de la pandemia de COVID-19.

Jay Bryson, economista jefe interino de Wells Fargo & Co, dijo a Bloomberg News que el número de solicitudes semanales de desempleo está comenzando a disminuir, pero "si abrimos demasiado pronto y este coronavirus vuelve a crecer, entonces de hecho podríamos ver ese tipo de números de nuevo".

A medida que estados como Carolina del Sur, Georgia, Tennessee, Minnesota y Montana ya comienzan a reabrir sus economías, en medio de los crecientes llamados de secciones de los medios de comunicación y el establishment político para una reapertura nacional sin medidas de seguridad adecuadas, la clase dominante está aplicando políticas que amenazan con producir un aumento masivo en el número de casos en mayo, con las consiguientes muertes en masa poco después.

Los esfuerzos para reabrir rápidamente la economía están impulsados únicamente por el motivo de las ganancias, y los niveles de desempleo masivo se están utilizando como un garrote para tratar de obligar a los trabajadores a trabajar en condiciones inseguras. En la mayoría de los estados, si los trabajadores rechazan el trabajo disponible, dejan de ser elegibles para recibir beneficios de desempleo, lo que ejerce una enorme presión sobre ellos para que vuelvan a trabajar a pesar de enfrentarse a condiciones inseguras.

En la conferencia de prensa de la Casa Blanca el jueves, en respuesta a una pregunta sobre el desempleo masivo en los Estados Unidos, Trump declaró: "Creo que nuestra economía comenzará a recuperarse sustancialmente tan pronto como los Estados comiencen a abrirse". Luego pasó a hacer la amenaza: "Van a volver a trabajar, y muy rápido". En la conferencia de prensa del lunes, Trump reconoció que su administración está trabajando para eximir a las corporaciones de la responsabilidad legal de los trabajadores que contraen el COVID-19.

Georgia comenzó a reabrir barberías, salones de belleza, salones de tatuajes, gimnasios y otros negocios hoy, y se prevé que los restaurantes reabran el lunes, por orden del gobernador republicano Brian Kemp. Se han presentado más de 860.000 reclamos de desempleo en el Estado desde mediados de marzo, con un costo de más de $500 millones.

El abogado laboralista James Radford comentó a Reuters: "Creo que uno de los principales impulsores de esta decisión de Kemp es sacar a las personas de las listas de desempleo y hacer que el sector privado mantenga a estas personas a flote".

En el intento de reiniciar la economía, el capitalismo está presentando a la clase trabajadora la falsa dicotomía: volver al trabajo enfrentándose a condiciones letales que te ponen a ti y a tu familia en riesgo o aceptar la ruina económica sin ninguna garantía social.

Los trabajadores de los EEUU y del resto del mundo deben rechazar los crecientes llamamientos para regresar al trabajo enfrentándose a condiciones inseguras o verse sumidos en una pobreza extrema sin futuro. El único camino alternativo, que será cada vez más claro a los ojos de millones, es el de la revolución socialista. Al tomar el control de la situación y aprovechar la riqueza de la aristocracia financiera, la clase trabajadora puede implementar rápidamente las medidas necesarias para contener la pandemia a nivel mundial, proporcionar condiciones de trabajo seguras a todos los trabajadores esenciales y garantizar la salud y el bienestar de todos aquellos cuyo trabajo no es esencial.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de abril de 2020)

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