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¡Liberen a Julian Assange! ¡Defiendan a Chelsea Manning y Edward Snowden!

La siguiente resolución fue aprobada por unanimidad por el Quinto Congreso Nacional del Partido Socialista por la Igualdad (Australia), celebrado del 14 al 16 de agosto de 2020. La principal resolución del Congreso del PSI se publicó ayer en el WSWS.

Este congreso del Partido Socialista por la Igualdad (Australia) se compromete a intensificar la lucha por la libertad incondicional del editor de WikiLeaks Julian Assange. Él es un prisionero de la guerra de clases, que está siendo perseguido por las principales potencias imperialistas, sólo por sus servicios a la clase obrera internacional en la exposición de las guerras ilegales, las operaciones de vigilancia de masas y las intrigas diplomáticas mundiales. El PSI y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) también saludan la valiente postura de la denunciante Chelsea Manning, quien, después de ser encarcelada por 7 años y 217 días, fue encarcelada en 2019 por otros 18 meses por negarse a dar testimonio en perjurio en las audiencias del Gran Jurado contra Assange.

Defendemos a todos los periodistas y denunciantes que enfrentan la persecución por revelar los crímenes del gobierno. Esto incluye a Edward Snowden, quien expuso las masivas operaciones de espionaje global a la población mundial por la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. en 2013. La persecución en curso de Snowden, que se vio obligado a buscar asilo en Rusia, ha puesto de manifiesto el carácter totalmente desgastado de la democracia capitalista en los principales centros imperialistas, así como la hipocresía de las afirmaciones encabezadas por los Estados Unidos de que los regímenes que están en su punto de mira se dedican a la "piratería informática" y a la "injerencia extranjera".

En marzo de 2018, el CICI, el World Socialist Web Site y los Partidos Socialistas por la Igualdad de todo el mundo, intensificaron su lucha de una década en defensa de los derechos democráticos fundamentales de Assange. Esto estaba inseparablemente conectado con la lucha del ICFI contra la censura en Internet, que estaba siendo llevada a cabo por Google, Facebook y otras empresas multinacionales, en nombre del gobierno de los EE.UU.. Se llevo a cabo en respuesta a una escalada de asalto al propio Assange. El CICI caracterizo la defensa de Julian Assange como el punto culminante de la lucha por los derechos democráticos.

Esta campaña ha sido totalmente reivindicada. Dos años y medio desde que el CICI hizo la defensa de Assange un foco central de su trabajo, la vendetta liderada por EE.UU. contra él se ha intensificado dramáticamente. El fundador de Wikileaks fue expulsado ilegalmente de la embajada de Ecuador en Londres, donde residía como refugiado político, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y fue brutalmente detenido por la policía británica el 11 de abril de 2019. Desde entonces ha estado recluido en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, junto a terroristas y asesinos, en condiciones de virtual aislamiento. La salud de Assange se ha deteriorado, hasta el punto de que contactos cercanos han advertido que puede morir entre rejas, y ha estado expuesto al peligro de infección por coronavirus. Al mismo tiempo, su acceso a los abogados y familiares se ha restringido severamente.

La decisión de la administración estadounidense del presidente Donald Trump de acusar a Assange de 18 delitos, incluidos 17 en virtud de la Ley de Espionaje de los Estados Unidos, fue un hito en el asalto mundial a los derechos democráticos. Assange se enfrenta a un enjuiciamiento penal, y a la vida en una prisión de máxima seguridad de los Estados Unidos, o algo peor, por revelar información verdadera, en interés público, como periodista y editor. Todas las calumnias desacreditadas, relacionadas con acusaciones de mala conducta sexual sueca inventadas, y la absurda afirmación de que Assange ha funcionado como agente del gobierno ruso —cuyos delitos ha expuesto Wikileaks— han sido reveladas como mentiras inventadas por los organismos de inteligencia.

Como WikiLeaks, el CICI y los PSI han advertido, los cargos de EE.UU. contra Assange han abierto las compuertas para un aumento de la persecución de los periodistas a nivel internacional. Reporteros que han caído en desgracia de la administración Trump han sido amenazados y asaltados; Francia ha actuado para procesar a los periodistas que han expuesto sus maquinaciones imperialistas en el Oriente Medio. Asimismo, los periodistas en Australia han sido allanados por exponer crímenes de guerra y planes para ampliar la vigilancia gubernamental masiva, y han sido amenazados con cargos criminales.

El PSI en Australia ha celebrado varios actos poderosos, incluidas protestas y reuniones públicas, exigiendo que el gobierno australiano cumpla sus obligaciones con Assange, como ciudadano y periodista australiano. Destacados defensores de las libertades civiles, entre ellos el periodista de investigación de fama mundial John Pilger, han participado en estas iniciativas.

El PSI ha insistido en que el gobierno australiano sólo tomará medidas para garantizar la libertad de Assange —como se le exige en virtud del derecho nacional e internacional— si se ve obligado a hacerlo por la presión de las masas desde abajo.

Esta postura está respaldada por el historial de los últimos diez años. Fue el gobierno Laboral respaldado por los Verdes de Julia Gillard que comenzó la colaboración criminal de Australia en la persecución de Assange, alegando falsamente, en 2010, que Wikileaks había violado las leyes australianas, y comprometiéndose a ayudar a los organismos de inteligencia de EE.UU. en su campaña para destruir la organización de publicación. Todos los gobiernos desde entonces, incluida la actual Coalición Liberal-Nacional del primer ministro Scott Morrison, han rechazado despiadadamente los llamados a defender a Assange, mientras cultivan relaciones cada vez más estrechas con sus principales perseguidores.

Esta complicidad se extiende a todos los medios de comunicación y a la clase política, incluyendo a los "medios de comunicación liberales", los Verdes, que no han hecho prácticamente nada en apoyo de Assange, y la pseudoizquierda, que lo abandonó hace años, como parte del giro de su circunscripción de clase media alta hacia un alineamiento abierto con la guerra imperialista, junto con su apoyo a la política de identidad reaccionaria.

El papel criminal de los partidos oficiales australianos en el caso Assange es inseparable de su apoyo a la alianza militar entre los Estados Unidos y Australia, y de los preparativos del imperialismo estadounidense para nuevas guerras, incluso contra la China nuclear. Esto va de la mano de un aumento de la represión dentro de Australia, destinada a suprimir la oposición masiva a la guerra, la desigualdad social y el autoritarismo.

En el plano internacional, se han refutado de manera no menos decisiva las afirmaciones de que un sector "de izquierda" de la clase política actuará en defensa de Assange. Jeremy Corbyn, que en ocasiones se describía a sí mismo como socialista, permaneció en silencio sobre Assange durante todo su mandato como líder del Partido Laborista Britanico, en línea con sus continuas capitulaciones a la derecha de su propio partido. Bernie Sanders, que afirmaba estar librando una "revolución política" dentro del Partido Demócrata de los Estados Unidos, ni siquiera menciono el nombre de Assange, y desde entonces ha apoyado a Joe Biden, uno de los principales perseguidores de Assange, como candidato en las elecciones presidenciales estadounidenses.

El PSI insiste en que la única manera de bloquear la extradición de Assange a los EE.UU. y asegurar su libertad es a través del desarrollo de un movimiento internacional de masas, centrado en la clase obrera. Millones de trabajadores han entrado en luchas explosivas en los últimos años, incluso en Gran Bretaña, los EE.UU. y, cada vez más, en Australia. Estas se intensificarán en el próximo período. La tarea de todos los que luchan por la libertad de Assange, incluido el SEP, es recurrir a este movimiento y explicar que la lucha por la libertad del fundador de Wikileaks debe inscribirse en la bandera de toda lucha en defensa de los derechos democráticos, por la igualdad social y contra la guerra.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de agosto de 2020)

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