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Protestas juveniles contra las restricciones del COVID-19 en los barrios populares de Madrid

Aumentan las protestas contra la represión policial y la orden de “movilidad restringida” impuesta en los distritos obreros de Madrid en medio del resurgimiento del COVID-19. La orden, elaborada entre el gobierno regional de derecha y el gobierno central del Partido Socialista (PSOE)-Podemos, exige que los trabajadores y los jóvenes continúen presentándose al trabajo y la escuela e impone férreas medidas de movilidad solo en las áreas de clase trabajadora. De este modo, se garantiza la propagación del virus.

Mientras el gobierno PSOE-Podemos amenaza con desplegar 7.500 soldados en las calles de Madrid para imponer el orden de “movilidad restringida”, el abismo entre la clase obrera y la élite gobernante, desesperada por mantener a toda costa a los trabajadores ocupados en las empresas, es cada vez más evidente.

El viernes, alrededor de 5.000 manifestantes, convocados a través de las redes sociales, concurrieron de forma pacífica por las calles del barrio obrero de Vallecas, para denunciar la brutal represión policial contra los jóvenes que se habían movilizado contra la inmunidad colectiva el día anterior. Los eslóganes coreados eran “aquí estamos, los antifascistas”, “policías se van de nuestros barrios”, “libertad para los detenidos”, “Madrid siempre antifascista” y “menos policías y más sanitarios”.

El miércoles, el gobierno PSOE-Podemos envió 30 furgones de la Policía Nacional para aplastar una protesta de un grupo de 50 adolescentes, que se había separado de una pequeña manifestación convocada por el partido Podemos. La policía utilizó salvajemente sus porras, dejando seis heridos de gravedad y cuatro detenidos.

El domingo, miles de personas volvieron a marchar por las calles de Vallecas. Los manifestantes portaban sus propias pancartas caseras con consignas a favor de la salud pública, contra la violencia policial y militar y pidiendo la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso.

Algunas pancartas rezaban “menos sacerdotes y más vacunas”, en referencia al incremento en el presupuesto destinado a la Iglesia Católica aprobado por Ayuso durante la pandemia; “Más hospitales y menos militares” en alusión a la amenaza del gobierno de Podemos-PSOE de desplegar el ejército en Madrid; y, finalmente, "esto no es confinamiento, es la lucha de clases".

Aunque Podemos había convocado la manifestación inicial para tratar de evitar una erupción de huelgas masivas y protestas contra sus políticas reaccionarias en el gobierno, apenas pudo ocultar su hostilidad.

El miércoles, cancelaron lo que se esperaba que fuera una gran manifestación el domingo, señalando que "la situación epidemiológica dificulta la realización de manifestaciones masivas". Sin embargo, esto plantea la siguiente pregunta: ¿por qué Podemos y el PSOE permiten a millones de trabajadores y estudiantes reunirse en grandes centros de trabajo y escuelas, en vez de refugiarse en sus hogares? Sin embargo, con la intención de cancelar la protesta que acababan de convocar, Podemos insistió en que solo debería haber "acciones simbólicas y descentralizadas".

El secretario general y viceprimer ministro de Podemos, Pablo Iglesias, mantuvo un silencio ensordecedor sobre las protestas de Vallecas. Esto es tanto más significativo cuanto que, cuando los medios de comunicación intentaban promocionar a Podemos como un partido de “izquierda radical”, Iglesias, hijo de un inspector de trabajo y un abogado, se enorgullecía de vivir en Vallecas. Desde entonces, ha adquirido una villa de 600.000 euros en la Sierra de Madrid y ahora forma parte de la Comisión Nacional de Inteligencia (CNI) que gestiona los servicios de inteligencia de España.

La principal acción “simbólica” respaldada por Podemos se llevó a cabo en la céntrica plaza Puerta del Sol de Madrid. Un centenar de manifestantes gritaban consignas pidiendo la dimisión de Ayuso. El presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos respaldada por Podemos, Quique Villalobos, pidió a Ayuso que implemente un paquete de medidas, dejando fuera la única realmente efectiva: una orden completa de refugio en el hogar con compensación total para trabajadores y pequeñas empresas.

En lugar de esto, Villalobos pidió a Ayuso un “plan de base científica para fortalecer los centros de búsqueda y atención primaria”; “Un comité científico” para poner a prueba las medidas contra la pandemia; fortalecimiento del transporte público y otras medidas que incluyen más recursos para residencias de ancianos. De su boca no salió ni una sola crítica al gobierno PSOE-Podemos, tan responsable como Ayuso del desastre de Madrid.

Ninguno de los principales dirigentes de Podemos y el PSOE asistió a la protesta, que fue claramente una “simbólica” burla grotesca.

Las protestas de Madrid se producen en medio de un auge internacional de la lucha de clases, con huelgas y ocupaciones masivas de escuelas secundarias en Grecia. A nivel internacional, los maestros, los trabajadores del sector automovilístico y otras capas de trabajadores están creando comités de seguridad de base en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y en otros países. Las poderosas fuerzas de la clase media que componen Podemos están aterrorizadas por este crecimiento de la lucha de clases.

El viernes, el gobierno regional de Madrid anunció que extenderá las restricciones de movilidad COVID-19 existentes en 37 áreas de salud en la región de Madrid, en su mayoría barriadas obreras del sur de la ciudad, a ocho nuevas zonas. Madrid tiene una prevalencia confirmada del virus extremadamente alta, con 746,2 casos por 100.000 habitantes. Con más de 100,000 nuevas infecciones desde agosto y 3,215 pacientes con coronavirus en sus hospitales, su sistema de atención médica está nuevamente al borde del colapso. Más de 500 personas murieron durante la última semana en toda España.

Esa misma tarde, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ofreció una inesperada rueda de prensa en la que declaró que el ministerio confiaba en “medidas más ambiciosas” por parte del gobierno de Madrid. Pidió un confinamiento limitado de toda la capital.

Al día siguiente, Illa volvió a pedir un encierro en toda la ciudad, acusando a la Comunidad de Madrid de inacción. En un alarde de cinismo instó a las autoridades de Madrid a “escuchar a la ciencia” y dejar de lado la política. “Estamos muy preocupados por la situación en la región de Madrid, donde existe un grave riesgo sanitario no solo para las personas de allí, sino también para las de las regiones vecinas”, dijo Illa. Y añadió: “Es hora de actuar correctamente y de tomar el control de la pandemia en Madrid con el objetivo de aplanar la curva”.

De hecho, el gobierno PSOE-Podemos, del que Illa forma parte, sigue una política de inmunidad colectiva, relajando sin dilación las restricciones sanitarias y empujando a la población a volver al trabajo y la escuela, mientras diseña medidas de austeridad para optar a los miles de millones de euros concedidos por la UE para financiar rescates empresariales.

La canciller española Arancha González admitió en El Confidencial : “Muchos de mis pares en otros países me preguntan qué estamos haciendo, porque ven que las cifras también empeoran en sus países… Son más altas en España que en otros países, tal vez porque abrimos antes que otros y nos dimos menos tiempo entre las medidas de desescalada y reapertura”.

Los gobiernos regionales de España y Madrid, preocupados por las ganancias de las élites financieras, se han opuesto a las restricciones totales en esta etapa, argumentado que están fuera de la mesa.

El gobierno español amenaza ahora con intervenir y apoderarse de la región, ya sea utilizando el Estado de Alarma o invocando la Ley General de Salud, que lo faculta para ejecutar medidas especiales de intervención en materia de salud pública, movilizando recursos, funcionarios, policías y militares. El gobierno se reunirá el martes.

Debemos prevenir a los trabajadores: los llamamientos del PSOE y Podemos para tomar las riendas de la Comunidad de Madrid no pretenden implementar un enfoque “más científico” para combatir el COVID-19. Su objetivo es aislar y confundir la oposición creciente de la clase trabajadora, mientras preparan a la policía y al ejército. Sin embargo, su política de inmunidad colectiva y la de Ayuso son indistinguibles desde el punto de vista de la clase trabajadora. El camino a seguir para los trabajadores y los jóvenes es organizarse de forma independiente en comités de seguridad de base, para preparar una huelga general para detener el resurgimiento del COVID-19 en Europa.

(Publicado originalmente en inglés el 28 de septiembre de 2020)

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