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Perspectiva

Demócratas piden “paciencia” mientras Trump avanza plan golpista

A dos semanas de las elecciones generales, Donald Trump sigue movilizando a fuerzas de extrema derecha en apoyo de su intento de mantenerse en el poder, independientemente del resultado de las elecciones del 3 de noviembre.

En su discurso del sábado en Muskegon (Michigan), el presidente repitió las advertencias infundadas de un fraude electoral masivo y lanzó una amarga denuncia contra la gobernadora demócrata del estado, Gretchen Whitmer, que fue objeto de un plan de asesinato por parte de los partidarios de Trump revelado hace 12 días.

“Tengan cuidado con ella y su fiscala general”, dijo Trump a la multitud en referencia a Whitmer y la fiscala general del estado, la demócrata Dana Nessel. “Porque ya sabes, ellas están a cargo de la votación”. Cuando se mencionó a Whitmer, la multitud gritó: “¡Enciérrenla!”.

Ayer, la campaña de Trump intensificó aún más sus ataques a Whitmer, alegando provocativamente que la gobernadora estaba animando a sus partidarios a asesinar a Trump. En una declaración que recuerda la táctica nazi de la “gran mentira”, su campaña publicó en Twitter: “Whitmer está alentando los intentos de asesinato contra el presidente Trump solo semanas después de que alguien enviara un paquete con ricina a la Casa Blanca”.

En esta fotografía del 15 de abril de 2020, los manifestantes cargan armas fuera del Capitolio en Lansing, Michigan (AP Photo/Paul Sancya)

Actuando con la aprobación implícita o directa de Trump, la policía estatal y las asociaciones de alguaciles declararon el lunes que no harán cumplir una orden emitida por la autoridad electoral del estado, Jocelyn Benson, que prohíbe portar abiertamente armas en los lugares de votación el día de las elecciones. Este acto de semirrebelión contra la orden legal de un funcionario electo plantea la cuestión de quién está a cargo del estado. La prohibición de armas fue emitida porque las milicias planean obstaculizar la votación el día de las elecciones.

El peligroso papel desempeñado por la derecha fascista en alianza con la policía hace que la respuesta cobarde del Partido Demócrata sea aún más políticamente criminal.

Ayer, la oficina del líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer publicó un documento oficial político en nombre de la bancada demócrata del Senado anunciando los planes del partido para combatir la estrategia de Trump.

El documento es una declaración de falta de sinceridad y seriedad. Titulado “Elecciones Generales 2020: el conteo de votos y qué esperar el día de las elecciones”, el documento no hace referencia al complot contra Whitmer ni el gobernador demócrata de Virginia, Ralph Northam, quien también era un objetivo. Responde a las amenazas de Trump de anular el resultado de las elecciones diciendo:

Es lamentable que el presidente Trump y sus aliados intenten avivar el miedo y el caos. El pueblo estadounidense debe ser consciente de estos esfuerzos, pero debe entender que no son más que desinformación. ... Los estadounidenses deben estar preparados para rechazar la desinformación y ser pacientes con los resultados en los lugares donde el conteo de las boletas pueda tomar más tiempo.

Esta es una miserable declaración de capitulación política. La amenaza de Trump de permanecer en el poder no es un “desafortunado” accidente como un vaso de leche derramado. Es una estrategia fascista deliberada, sin precedentes en la historia de los EE.UU., respaldada por secciones sustanciales de la policía y el aparato estatal represivo.

Schumer y el Partido Demócrata lo saben muy bien. A principios de este año, Joe Biden le dijo a Trevor Noah del “Daily Show” que la posibilidad de que Trump se niegue a dejar el cargo “me mantiene despierto por la noche”. Ahora, Biden y los demócratas le dicen a la población que “no hay nada que ver aquí”. Mientras tanto, despiadadamente argumentan dentro de la clase dominante que Biden es el mejor administrador de las joyas de la corona del imperialismo estadounidense.

Como representantes de una poderosa facción del capital financiero, la declaración del Partido Demócrata está dirigida sobre todo a adormecer a la población y a minimizar el peligro de una dictadura. El mayor temor de los demócratas es que el “caos” en forma de oposición social desde abajo se escape de su control y amenace los intereses a largo plazo de Wall Street y del imperialismo estadounidense.

Como representantes de una poderosa facción del capital financiero, la declaración del Partido Demócrata está dirigida sobre todo a adormecer a la población y a minimizar el peligro de una dictadura. El mayor temor de los demócratas es que el “caos” en forma de oposición social desde abajo se escape a su control y amenace los intereses a largo plazo de Wall Street y del imperialismo estadounidense.

León Trotsky identificó esta dinámica política fundamental en su ensayo de noviembre de 1934 “Adónde va Francia”. Refiriéndose al Partido Radical francés, procapitalista y de clase media, Trotsky escribió: “Como el camello bajo el látigo del conductor, el radicalismo se arrodilla para dejar que la reacción capitalista se siente entre sus jorobas”. Aterrorizado por la amenaza de la oposición social desde abajo, Trotsky continuó, “se esfuerzan más que nunca por encubrir la reacción, para adormecer y engañar al pueblo y así prepararse para la victoria del fascismo”.

Un papel fundamental en este proceso lo desempeñan los demócratas de “izquierda” como Bernie Sanders, que no ha tuiteado ni una sola vez a sus 13 millones de seguidores sobre la conspiración de Michigan ni las amenazas contra la vida de Whitmer, y grupos como los Socialistas Demócratas de Estados Unidos (DSA, sigla en inglés) y su publicación semioficial, la revista Jacobin. Jacobin no ha escrito ni un solo artículo sobre el complot de Michigan, y DSA no ha emitido ninguna declaración condenándolo.

La complicidad de la pseudoizquierda se puso en evidencia en un evento en línea de Jacobin la semana pasada con la exlíder del Partido Comunista, Angela Davis, la fundadora del Debt Collective, Astra Taylor, y el editor Bhaskar Sunkara.

Los participantes se negaron conscientemente a hacer referencia al complot contra Whitmer. Al principio de la reunión, Taylor declaró: “No vamos a dedicarles mucho tiempo a las elecciones, a las noticias”. Los panelistas dijeron que apoyan el voto por Biden. Este es el mecanismo para suprimir la oposición social: Jacobin y DSA capitulan ante Sanders, que capitula ante Biden, que cede ante Trump. Sin esta dinámica, la posición de Trump sería insostenible.

El crecimiento de un movimiento fascista en los Estados Unidos es una realidad. Esta es la estrategia política de Trump para el 3 de noviembre y más allá. E incluso si perdiera las elecciones, Trump todavía tendría los largos meses entre el 3 de noviembre y el 20 de enero de 2021 para indultar a sus partidarios de la extrema derecha e intensificar su estrategia fascista.

Independientemente del resultado, la estrategia de capitulación del Partido Demócrata continuará.

Si la candidatura de Biden-Harris prevalece, su Gobierno haría una concesión tras otra a la derecha en nombre de la “unidad nacional” y “gobernar para todos los estadounidenses”. Las milicias se convertirán en un pilar del panorama político estadounidense e incluso serán invitadas por los gobernadores demócratas y republicanos a presentar sus quejas en las mismas capitales estatales que actualmente planean asediar.

Las mismas tendencias que se exhiben en los EE.UU. se están manifestando en Brasil, Alemania, Inglaterra, Argentina, Francia y otros lugares. La intervención de la clase obrera a escala internacional y con un programa independiente y socialista es necesaria para detener el crecimiento de la reacción fascista.

(Publicado originalmente en inglés el 19 de octubre de 2020)

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