Español
Perspectiva

Asesor de Trump llama a la gente a “levantarse” contra las restricciones de coronavirus

Menos de dos meses desde que un complot fascista para secuestrar y asesinar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, fuera detenido por la policía estatal y el FBI, un alto asesor de la Casa Blanca llamó a la población de Michigan a “levantarse” contra la gobernadora demócrata.

El Dr. Scott Atlas, un líder del grupo de trabajo sobre coronavirus de la Casa Blanca de Trump, hizo los comentarios el domingo por la noche en Twitter después de que Whitmer anunciara nuevas medidas de salud pública ante una aceleración de la pandemia Estas incluyen un cierre de tres semanas de los bares, los restaurantes y otros espacios cerrados de reunión, una suspensión de las clases presenciales en las secundarias y otras restricciones.

“La única forma de detener esto es si la gente se levanta”, tuiteó Atlas. “Recibes lo que aceptas”.

El Dr. Scott Atlas en una rueda de prensa de la Casa Blanca

Atlas fue promovido por Trump al cargo de principal asesor en salud pública, a pesar de no tener ninguna experiencia en esta área. Es un radiólogo convertido en comentarista de políticas de salud para la Institución Hoover de derecha. Al llamar a la gente a “levantarse” contra Whitmer, Atlas es muy consciente de que se hace eco del lenguaje de los milicianos fascistas que fueron arrestados en septiembre después de haber vigilado la casa de vacaciones de Whitmer como parte de un plan para secuestrar a la gobernadora, enjuiciarla por supuesta tiranía debido a sus cierres previos ante el coronavirus, y luego ejecutarla.

También estaba imitando los tuits del propio Trump, quien llamó a sus seguidores a “liberar Michigan” después de las anteriores órdenes ejecutivas de Whitmer de cerrar escuelas, bares y restaurantes durante la primera fase de la pandemia, que golpeó Michigan con particular fuerza.

Después de que su tuit fuera condenado públicamente por Whitmer como una incitación a la violencia, Atlas siguió con una negación de lo obvio, tuiteando: “NUNCA hablé en absoluto sobre la violencia. La gente vota, la gente protesta pacíficamente. NUNCA apoyaría o incitaría a la violencia. ¡¡NUNCA!!”.

El mismo Trump incitó abiertamente a la violencia tras los enfrentamientos entre sus partidarios fascistas y los manifestantes antirracistas el sábado por la noche en Washington DC y en muchas capitales estatales, incluyendo Sacramento, California, y Carson City, Nevada. Aplaudió las acciones de los Proud Boys neonazis en las calles de la capital de EE.UU., con el apoyo de sectores de la policía. Hubo puñetazos y puñaladas tras manifestaciones de varios miles de partidarios de Trump, quienes escucharon discursos de líderes fascistas como el antisemita Nick Fuentes, así como la congresista electa Marjorie Taylor Greene de Georgia, defensora de la agrupación fascista QAnon.

En medio de una serie de tuits sobre las protestas y sus violentas consecuencias, Trump denunció a sus oponentes políticos en términos fascistizantes, llamándolos “basura de la izquierda radical” y “ESCORIA ANTIFA de la izquierda radical”, al tiempo que instó a la policía de Washington DC a tratar a todos los manifestantes anti-Trump con la mayor fuerza y violencia posibles.

Quizás el más escalofriante de todos los pronunciamientos respaldados por Trump fue un video en Twitter del actor Jon Voight, un fundamentalista cristiano y aparentemente demente partidario del presidente, que Trump retuiteó a finales de la semana pasada.

Denunciando a aquellos que apoyaron al candidato demócrata Joe Biden y prediciendo su destrucción, Voight declaró, “Los que están saltando de alegría ahora están saltando hacia el horror que les espera...”. Continuó: “Esta es ahora nuestra mayor lucha desde la Guerra Civil: la batalla de la rectitud contra Satanás. Sí, Satanás. Porque estos izquierdistas son malvados, corruptos, y quieren destruir esta nación”.

Mientras Trump incita a la violencia y retoma las amenazas de guerra civil, sus facilitadores en todo el Partido Republicano tratan su negativa a conceder la derrota en una elección que no estuvo ni cerca --perdió por casi seis millones de votos en el voto popular y por 306-232 en el Colegio Electoral-- como si fuera un ejercicio legítimo de sus derechos como candidato.

Algunos, como el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, pretenden que no hay nada fuera de lo común en la negativa de Trump a reconocer lo que todo el mundo sabe que es verdad: que Biden es el presidente electo. Otros, como el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y un grupo de asesores del gabinete de Trump, siguen declarando que Trump “ganó” las elecciones y que esperan con interés la inauguración de una “segunda Administración de Trump”, que solo podría instalarse mediante la violencia masiva y el establecimiento de una dictadura presidencial.

El Partido Demócrata está respondiendo a las diatribas fascistizantes de Trump con perogrolladas y soporíferos. Ninguno de los demócratas dice abiertamente lo que todos saben que es cierto: que Donald Trump y los republicanos están pisoteando tradiciones democráticas centenarias, negándose a conceder unas elecciones que perdieron por un margen considerable y negándose a participar en el “traspaso pacífico del poder” que supuestamente es la base de la política democrática.

Cabe recordar que durante los últimos cuatro años el Partido Demócrata se ha centrado monomaníacamente en la afirmación de que la democracia estadounidense está siendo socavada fatalmente por las operaciones del presidente ruso Vladimir Putin. La acusación de “injerencia extranjera” no solo ha demostrado ser una completa invención, sino que cuando se enfrentan a una verdadera conspiración para destruir los derechos democráticos, los demócratas actúan como si fuera solo una cuestión de mala educación.

En su conferencia de prensa del lunes, se le preguntó a Biden cuáles serían las consecuencias de la negativa de Trump a llevar a cabo un traspaso normal. “Puede que muera más gente si no nos coordinamos”, respondió Biden. De hecho, el número de personas que morirán en los próximos meses es de decenas y cientos de miles.

Biden no amplió su respuesta sobre el hecho de que la política de la Administración de Trump es criminal, lo que plantea la necesidad de procesar a los responsables de los homicidios en masa. Tampoco ofreció ninguna propuesta significativa para detener la catástrofe en desarrollo, aparte de instar a que la gente use mascarillas. En particular, la campaña de Biden se ha opuesto a cualquier cierre de la producción no esencial a nivel nacional.

Al final, las diferencias programáticas de los demócratas con Trump son de carácter táctico. Los demócratas están mucho más preocupados de decir algo que pueda afectar los mercados y provocar una oposición masiva que de las conspiraciones fascistizantes de Trump.

Si Trump continúa con sus esfuerzos para anular los resultados de las elecciones y permanecer en el cargo, el Partido Demócrata no apelará al pueblo estadounidense para expulsar al usurpador de poder y encarcelarlos a él y a sus colaboradores. Por el contrario, harán todo lo posible para reprimir cualquier revuelta popular contra Trump y se apoyarán en el aparato militar y de inteligencia para asegurar una transición que salvaguarde tanto el dominio capitalista en casa como la posición del imperialismo estadounidense en el mundo.

Incluso cuando sus propios gobernadores están siendo amenazados de muerte, como en el caso de Whitmer en Michigan, el Partido Demócrata ni siquiera mueve un dedo.

Como en todos sus asuntos, hay verdaderas restricciones sociales en lo que los demócratas pueden decir. Estas son producto del papel engañoso del Partido Demócrata en la estructura bipartidista estadounidense. Es un partido imperialista burgués, no menos dedicado a Wall Street y la CIA que los republicanos. Pero para mantener el monopolio político del gran capital, debe pretender ser el defensor de los intereses de la gente trabajadora y utilizar cierta retórica populista y democrática, sin tomar nunca medidas al respecto.

Las elecciones de 2020, y más aún la crisis postelectoral, han dado una demostración irrefutable del carácter de clase del Partido Demócrata y su completa incapacidad y falta de voluntad para llevar a cabo cualquier lucha seria contra la amenaza de que se instaure un gobierno autoritario y contra el fascismo abierto. Independientemente de que Biden preste juramento como presidente en enero o no, la lucha contra el peligro fascista solo puede avanzarse mediante la movilización política independiente de la clase obrera y la construcción de su propio partido socialista revolucionario.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre de 2020)

Loading