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Ha muerto la superviviente griega más anciana de Auschwitz

El 1 de diciembre, la superviviente griega más anciana de Auschwitz, Esther Cohen, murió a los 96 años de edad. En 1944, cuando era muchacha, fue deportada desde su pueblo natal de Ioannina al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau junto con sus padres y seis hermanos. Excepto una hermana, toda su familia murió en el campo.

Deportación de judíos de Ioannina, documentada por la Compañía de Propaganda Nazi, el 25 de marzo de 1944 (Bundesarchiv, Imagen 101I-179-1575-02 / Wetzel / CC-BY-SA 3.0).

La ciudad griega norteña de Ioannina en la región del Epiro tenía una numerosa comunidad judía, que en cierto momento llegaba a las 6.000 personas, y su historia se remontaba a la época bizantina en el siglo IX. Durante siglos, judíos, cristianos y musulmanes vivieron juntos en Ioannina.

Los nazis invadieron Grecia en la primavera de 1941 y eliminaron a casi toda la comunidad judía de la noche a la mañana. El 25 de marzo de 1944, al alba, más de 1.700 residentes judíos fueron reunidos por la Gestapo y la policía griega y fueron llevados a la Plaza Mavili en el centro del pueblo. Desde allí fueron deportados a la Polonia ocupada por los nazis. En el grupo iban 651 niños menores de 13 años. Solo unos pocos judíos lograron escapar a la deportación escondiéndose en las montañas y uniéndose a la resistencia —también el finado Samuel Cohen, el esposo de Esther.

Ninguno de los perpetradores de las SS, la policía y la Wehrmacht [fuerzas armadas alemanas] respondieron jamás por el asesinato de los judíos de Ioannina. En 2015, apareció en el WSWS un artículo que trataba sobre los crímenes de los nazis en Grecia y el ulterior silencio sobre lo que había pasado.

En una entrevista de 2014 con el periódico griego Kathimerini, Esther Cohen describió las circunstancias brutales de su deportación: "Irrumpieron en los callejones, gritando y disparando, aporreando puertas y rompiendo ventanas".

"Tráete un hatillo y dentro de una hora todos tienen que estar en la plaza. ¿Qué es lo primero que hay que hacer en apenas una hora? Éramos siete hermanos y mis padres. Mi cuñada estaba embarazada de ocho meses, era una locura. Mi madre no entendía por qué no podía ir a la sinagoga el sábado para los servicios religiosos. ... La arrastramos con nosotros y la llevamos a la Plaza Mavi. Uno tras otro, uno en pantuflas, otro descalzo, uno en pijama, los bebés berreando".

Unos pocos meses antes, la Wehrmacht había hecho una masacre brutal en el pueblo vecino de Lingiades. Soldados de la Wehrmacht apiñaron a 82 habitantes locales en sótanos, los fusilaron, y prendieron fuego a sus casas.

Los judíos de Ioannina fueron transportados en camiones por las montañas al pueblo de Larissa en el centro de Grecia donde se los encerró durante días en chabolas deplorables sin ventanas ni techo. Muchos murieron allí, incluso bebés, contó Cohen. Los nazis buscaron en todos los prisioneros y confiscaron oro y objetos de valor, que juntaron en cestas grandes de las que se usan para las sandías.

Ellos entonces cargaron a los prisioneros en coches para el ganado. "Apelotonaron a 75 personas en un espacio para dos caballos. Los vagones no tenían luz ni agua, viejos y jóvenes. Once días de viaje sin comida ni agua en vagones congelados".

En una entrevista de 2019 con el canal estatal de televisión ERT, Cohen describió cómo los vagones llegaban tarde a Auschwitz después de haber sido bombardeados. Al llegar al campo, "los padres eran cargados en otros coches. Hombres, niños, los coches eran llenados y partían. Nunca nos volvimos a ver. Desde entonces no tengo a nadie —madre, hermanos, a nadie".

Esther Cohen en una entrevista con el canal estatal de televisión griego ERT (Fuente: ERT)

En el campo le tatuaron el número 77102. Le dijo a Kathimerini, "Ya no era una persona, era un número". Cohen le preguntó a un preso de Tesalónica que le rapó la cabeza adónde habían llevado a sus padres. Señaló a una llama en el cielo. "Allí es donde están quemando a tu madre y a tu familia". Cohen se desmayó y se despertó más tarde en el edificio. En el campo de concentración, la obligaron a tallar piedras y hacer trabajos duros con los otros prisioneros.

De la comunidad judía de Ioannina, solo 180 personas sobrevivieron al infierno de Auschwitz. Hoy, la comunidad apenas tiene 50 miembros. De los 80.000 judíos griegos, entre el 80 y el 90 por ciento murieron en el Holocausto. Esther Cohen fue de las más afortunadas: un médico judío alemán que la trató en una sala de hospital la escondió en el último momento cuando llevaban a todos los otros pacientes a las cámaras de gas.

En su entrevista, Cohen expresó preocupación e ira por la creciente influencia de las fuerzas fascistas en Grecia hoy. Cuando hablaba sobre un guardia del campo de concentración con el uniforme de las SS, recordaba también a los fascistas de hoy —los "bastardos"— de Chrysi Avgi (Amanecer Dorado): "No tenéis ni idea a qué me recuerdan esos de la tele. ¿Cómo podemos tolerar esto en nuestra pobre Grecia, un país que ha sido elogiado y al que le han cantado tantos poetas y grandes personas?".

En 2014, Cohen pasó a ser conocida en Alemania cuando el presidente alemán de ese momento, Joachim Gauck, fue a Ioannina y a Lingiades durante una visita a Grecia. La visita hipócrita de Gauck tenía principalmente el objetivo de hacer propaganda para el gobierno alemán, que estaba dictando la política de austeridad de la UE en Grecia, en última instancia persiguiendo objetivos comparables a los de los nazis: la imposición de los intereses económicos de Alemania y la reorganización de Europa bajo liderazgo alemán.

"Siete siete ciento dos" —Cohen saludó a Gauck con su número del campo de concentración. Cuando le preguntaron después en una entrevista si sentía algún alivio tras la disculpa del presidente alemán, respondió: "La desgracia que nos infligieron no se puede reparar. Les pedí a sus intérpretes que le dijeran que él al menos debería gastar dinero para que se escriban libros que los niños puedan leer y de los que puedan aprender para impedir que se repitan tales crímenes. Desgraciadamente, parece que la historia se repite".

El año 2014 quedó jalonado por un resurgir del militarismo y del fascismo alemanes. Apenas unas semanas antes de su visita a Grecia, Gauck, junto con su futuro sucesor y el entonces ministro de exteriores Frank-Walter Steinmeier (SPD), propuso a la conferencia de Seguridad de Munich una nueva política exterior alemana basada en las políticas de gran potencia y en el militarismo. Al mismo tiempo, Jörg Baberowski, un historiador especializado en estudios de Europa del Este que mantiene estrechas relaciones con esferas militares y del gobierno, declaró en Der Spiegel: "Hitler no era un psicópata, y no era feroz. No quería que se hablara del exterminio de los judíos en su mesa".

Seis años después, la aceptación del fascismo por parte de la clase gobernante está mucho más adelantado en toda Europa. En numerosos países de Europa oriental, tales como Polonia o Hungría, hay partidos ultraderechistas en el poder; en Francia, el presidente Macron elogió al colaborador de los nazis Philippe Pétain y está montando un Estado policial para reprimir la resistencia social creciente. Su homólogo, Kyriakos Mitsotakis, está haciendo lo mismo en Grecia. En Alemania, la Gran Coalición gobernante ha aprobado al ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) como el principal partido de la oposición y está poniendo en práctica la agenda de AfD: el rearme doméstico y en el extranjero, las deportaciones en masa de refugiados, una política homicida de "ganancias por encima de la vida" como respuesta a la pandemia de coronavirus.

En este contexto, los crímenes horribles cometidos contra Cohen y la comunidad judía de Ioannina son una advertencia urgente: si la clase trabajadora no interviene en esta crisis y si no lucha por una alternativa socialista, el capitalismo otra vez retrocederá a las formas más deleznables de barbarie.

(Publicado originalmente en inglés el 30 de diciembre de 2020)

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