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Perspectiva

Biden defiende a los conspiradores golpistas del Partido Republicano

La rueda de prensa del presidente electo demócrata Joe Biden la tarde de ayer en Wilmington, Delaware, estuvo dedicada a encubrir a los responsables políticos del golpe de Estado fascistizante el miércoles que intentó bloquear la certificación legislativa de la victoria del propio Biden.

Menos de 48 horas después de que cientos de personas incitadas por el presidente Trump y respaldas por oficiales de alto rango en el Partido Republicano invadieran el Capitolio, Biden llamó a la “unidad” con sus “colegas republicanos” y dejó en claro que se opone a cualquier rendición política de cuentas.

El presidente electo Joe Biden se pronuncia en el teatro The Queen en Wilmington, Delaware, 8 de enero de 2021 (AP Photo/Susan Walsh)

Biden deliberadamente eludió la pregunta de si apoyaba un juicio político inmediato para deponer a Trump por incitar a la insurrección del miércoles, lo cual ha sido propuesto por algunos miembros de la Cámara de Representantes. “Lo que el Congreso decida hacer, eso lo decidirán ellos”, dijo Biden.

Biden luego enfatizó su oposición a cualquier intento de destituir a Trump inmediatamente, diciendo, “Si estuviéramos seis meses fuera, deberíamos estar haciendo todo lo posible para sacarlo del cargo”, pero dos semanas antes del día de la inauguración, “estoy enfocado en que tomemos el control como presidente y vicepresidenta el día 20”, es decir, al final del mandato de Trump.

El resto de los comentarios de Biden se centraron en proporcionarles una cobertura política a los funcionarios republicanos que ayudaron en el golpe de Trump. Refiriéndose al vicepresidente Pence como “Mike”, dijo que se sentiría “honrado de tenerlo” en la ceremonia de inauguración del 20 de enero, que Trump declaró el viernes que boicotearía.

Cuando se le preguntó si pensaba que Josh Hawley y Ted Cruz, dos de los senadores republicanos que fueron clave en promover la mentira de que la elección estaba amañada, debían renunciar, Biden solo ofreció la esperanza de que serían derrotados la próxima vez que se presentaran a las elecciones, es decir, en 2024. Cruz y Hawley estaban entre los siete senadores republicanos que votaron a favor de rechazar los votos electorales del estado de Pennsylvania en la madrugada del jueves, después del intento de golpe de Estado. Hawley fue fotografiado levantando el puño para saludar a los manifestantes fascistas.

Lo más significativo fue lo que Biden le dijo sobre Mitch McConnell, quien sigue siendo el líder de la mayoría del Senado hasta que se celebren las elecciones de oficiales en el nuevo Senado controlado por los demócratas. Biden dijo que estaba “muy orgulloso” de McConnell. “Pensé que lo que dijo ante el Senado de los Estados Unidos fue lo correcto. Adoptó una postura; estaba avergonzado”.

Biden se estaba refiriendo al discurso de McConnell en el piso del Senado el miércoles, cuando intentó encubrir su propio papel en darle legitimidad política a los esfuerzos de Trump de anular las elecciones.

Todas las figuras defendidas por Biden ayudaron a preparar el asalto al Capitolio mintiendo por semanas que las elecciones fueron robadas. McConnell, como líder de los republicanos en el Senado, prestó un servicio crítico a Trump rehusándose a conceder el reconocimiento republicano de la elección de Biden por varias semanas. Después de la elección, declaró que Trump “tenía 100 por ciento el derecho de investigar las alegaciones de irregularidades y sopesar sus opciones legales”.

La esposa de McConnell, Elaine Chao, ha servido en el gabinete de Trump como secretaria de transporte durante los cuatro años de la Administración. Anunció ayer que renunciaría el lunes, como parte de un impulso de los altos funcionarios de la Administración para distanciarse de Trump.

La principal preocupación de Biden ayer fue mantener la estabilidad del propio Partido Republicano. “Necesitamos un Partido Republicano”, dijo. “Necesitamos una oposición con principios y fuerte”. Se refirió varias veces durante sus breves comentarios a sus “amigos republicanos”, y subrayó que se esforzaría por “unificar” a los republicanos y los demócratas para lograr “cosas en las que tenemos que estar de acuerdo y trabajar juntos”.

En el marco de la política burguesa estadounidense, la declaración de Biden de que los Demócratas necesitan un Partido Republicano “fuerte” significa que el peor resultado posible sería un colapso del partido de Trump, la incubadora del fascismo. Biden y los Demócratas quieren asegurarse de que no se destruya un instrumento político esencial para la defensa de los intereses de la clase dominante debido al fracaso, al menos temporal, del golpe de Estado.

Por eso los demócratas se oponen a que se exponga la conspiración criminal, a pesar de que iba en contra de su propia victoria electoral. Si la verdad saliera a la luz, el impacto radicalizador sobre las masas trabajadoras amenazaría la estabilidad no solo del Partido Republicano, sino de todo el aparato estatal y el sistema capitalista que defiende.

Independientemente de sus diferencias tácticas, centradas principalmente en la política exterior, los demócratas y los republicanos representan a la clase dominante. Están mucho más preocupados por un movimiento revolucionario de la clase obrera que por el derrocamiento de lo que queda de las formas democráticas de gobierno en los Estados Unidos.

En sus memorias recientemente publicadas, el expresidente Barack Obama señala que sintió “silenciosamente enojado” por las protestas contra George W. Bush cuando Obama asumió el cargo. No importa que Bush llegó a la presidencia tras robar una elección ni que librara guerras ilegales que mataron a cientos de miles de personas. La cuestión era la defensa de las instituciones del Estado capitalista.

En noviembre de 2016, inmediatamente después de la elección de Trump, los demócratas respondieron con promesas de trabajar con la Administración entrante. La elección, declaró Obama, es un “juego amistoso” entre miembros del mismo equipo.

Durante el año pasado, mientras Trump intentaba derrocar la Constitución y establecer una dictadura personalista, los demócratas trataron de cubrir

A lo largo del último año, mientras Trump intentaba derrocar la Constitución y establecer una dictadura personalista, los demócratas trataron de encubrir el asalto de gran alcance a los derechos democráticos. Tras el discurso de Trump del 1 de junio en el que amenazó con invocar la Ley de Insurrecciones contra las protestas por los asesinatos policiales, los demócratas cedieron a los propios militares toda la oposición a este esfuerzo por establecer una dictadura militar.

Hace solo tres meses, cuando Trump se enfermó de coronavirus a principios de octubre, un mes antes de las elecciones y pocos días después de que Trump llamara a los fascistas Proud Boys a “retroceder y esperar”, los demócratas respondieron deseando su “rápida y completa recuperación”.

El New York Times publicó un editorial, “Mejórese, Sr. Presidente”, expresando su esperanza de que Trump se recupera pronto “por el bien de la nación”. Como el WSWS señaló en ese momento, el rápido regreso de Trump a la Casa Blanca “fue claramente motivado por profundas preocupaciones sobre el impacto de su enfermedad en su posición y conspiraciones políticas”.

Solo días después del regreso de Trump a la Casa Blanca, se reveló el complot fascistizante para secuestrar y asesinar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer. Los demócratas silenciaron el significado de este golpe, un ensayo general para los eventos del miércoles, y apenas defendieron a Whitmer. No se investigaron las muchas conexiones entre los golpistas y los funcionarios del Partido Republicano y las fuerzas policiales.

Ahora, solo días después de un intento de insurrección fascistizante, la línea del líder del Partido Demócrata y del futuro presidente es de “unidad” y “bipartidismo”. Es necesario “pasar la página”, como dijo el sustituto de Biden, el senador Tom Carper el miércoles por la tarde.

En otras palabras, nadie, aparte de algunos participantes de la horda derechista, será obligado a rendir cuentas. Estos individuos serán celebrados como mártires de la derecha, y no pasará mucho tiempo antes de que sean oradores destacados en eventos de recaudación de fondos para los fascistas. Algunos de ellos, se puede estar seguro, serán candidatos republicanos en futuras elecciones. En cuanto a los organizadores políticos e instigadores del golpe de Estado --Trump, sus despiadados hijos Eric y Donald Jr., Rudy Giuliani, Stephen Miller y otros gánsteres fascistas-- vivirán y prosperarán para luchar otro día.

Vale la pena recordar que Hitler se benefició políticamente de su fallido golpe de 1923. Fue sentenciado a prisión, donde se le mantuvo en un cómodo confinamiento, y utilizó su tiempo libre para escribir Mein Kampf. En 10 años, fue canciller de Alemania.

En cuanto a la futura Administración Biden, será un régimen de derecha viciosamente hostil a la clase obrera. El esfuerzo de Biden para fortalecer el Partido Republicano tiene como objetivo marginar y atacar a la izquierda. Se combina con los dos pilares de la política del Partido Demócrata, la narrativa antirrusa de los organismos militares y de inteligencia y la promoción de conflictos raciales. La política de un Gobierno dirigido por los demócratas creará las mejores condiciones para el crecimiento de la extrema derecha.

¡El esfuerzo por encubrir la conspiración debe ser combatido! El Partido Socialista por la Igualdad exige la inmediata destitución y arresto de Trump y una investigación criminal abierta y pública de todos aquellos que ayudaron e instigaron el golpe fascistizante del 6 de enero. Sus correos electrónicos, mensajes de texto y otras comunicaciones deben ser expuestos. Todos los involucrados en la dirección, planificación y cobertura política de esta operación deben ser removidos de sus cargos, arrestados y enviados a prisión.

Al plantear esta demanda, el PSI no le da ninguna credibilidad al Partido Demócrata. Más bien, expone a ambos partidos y a todo el Estado capitalista.

Llevar la conspiración a la plena luz del día es necesario para elevar la consciencia de la clase obrera sobre la naturaleza de las fuerzas que enfrenta, exponer todas las conexiones entre la conspiración fascista y facciones significativas de la clase dominante, y desarrollar un movimiento independiente de los trabajadores contra todo el sistema capitalista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 de enero de 2021)

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