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Podemos hace caso a la exigencia del partido fascista Vox de no decretar un confinamiento domiciliario

Tras el golpe fascista del 6 de enero intentado por Donald Trump en Washington y en medio de amenazas públicas crecientes de un golpe franquista en España, el partido fascista Vox cada vez más le está dictando condiciones al gobierno del Partido Socialista (PSOE) y Podemos.

El COVID-19 está causando estragos en Europa, con un número récord de contagios y de muertes diarias que se elevan a varios miles por día. Pero en cuanto Vox denunció una política de confinamiento domiciliario necesaria para contener la pandemia, el gobierno del PSOE-Podemos aceptó en seguida.

El presidente de España, Pedro Sánchez (PSOE), segundo de la izquierda, caminando junto al dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, segundo de la derecha, y la vicepresidenta primera del gobierno, Carmen Calvo, izquierda, en el Palacio de la Moncloa, Madrid, el martes 14 de enero de 2020 (Fuente de la imagen: Foto AP/Manu Fernández)

El viernes, el dirigente de Vox, Santiago Abascal, intervino en un evento patrocinado por su partido titulado "El futuro del patriotismo en los EEUU y en España" en Barcelona. Entre otros asistentes ultraderechistas estaban Georgia Meloni, de Fratelli d'Italia; el político chileno ultraderechista José Antonio Kas; y los agentes republicanos estadounidenses Ted Bromund del grupo de estudios Heritage Foundation y Grover Norquist. Este último es el hermano de David Norquist, nombrado secretario de defensa en funciones por la administración entrante de Biden como señal de "unidad" entre el Partido Demócrata y sus "colegas republicanos" tras el golpe de Trump.

Abascal denunció a Twitter por cerrarle la cuenta a Trump durante su intentona golpista. El dirigente de Vox dijo que era resultado del "odio", que "muestra el miedo de los globalistas, de la izquierda, que se han dado cuenta de que el futuro no les pertenece, les pertenece a los patriotas". Concluyó con un llamamiento a los fascistas y los extremistas de derechas a trabajar juntos, "coordinados y unidos" contra la "izquierda", lo cual equivale a decir contra la clase trabajadora.

Poco antes del encuentro, Abascal reaccionó públicamente a la noticia de que el conservador Partido Popular (PP) podría cambiar su oposición a un estado de alarma para implementar una política de cuarentena domiciliaria. Dejó claro que no podría haber ningún intento por cambiar la política sanitaria: "España tiene que protegerse, pero España no puede parar. No tienen derecho a arrestar a los españoles en sus casas condenándolos a la ruina. Desde hace muchos meses no se les deja trabajar, o se les limitan los derechos".

Horas después de la intervención de Abascal, Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, dejó claro, como lleva haciéndolo desde hace ya varias semanas, que el gobierno del PSOE y Podemos no volverá a la cuarentena. Dijo Simón: "La opción del confinamiento domiciliario, como siempre, está ahí. Pero no parece, ahora mismo, necesaria. Ya veremos en el futuro. Las medidas de control implementadas son muy parecidas a las de Francia o Alemania".

Afirmó falsamente que las medidas limitadas adoptadas por los gobiernos regionales de España, como cerrar bares y restaurantes mientras se permite el trabajo no esencial y el regreso de los niños a las escuelas, "no se llamarán confinamiento, pero el conjunto de medidas tiene un efecto muy similar".

A la mañana siguiente, como para tranquilizar aún más a los fascistas, el ministro de sanidad Salvador Illa dijo en una rueda de prensa: "Por el momento no barajamos el confinamiento domiciliario. Dominamos la segunda ola sin confinamiento domiciliario. Derrotaremos esta tercera ola mediante el cogobierno y el actual estado de alarma, que funciona". Añadió, "Estamos en la tercera ola, estamos dando cifras muy preocupantes, pero queremos recordarles a todos de que tenemos el conocimiento, la experiencia y sabemos como doblar esta curva".

El gobierno español del PSOE-Podemos está mintiendo. No se puede definir el estado actual de la pandemia como una tercera ola cuando la segunda —que fue ella misma solo el resurgir del virus tras el fin prematuro de las medidas de confinamiento en la primavera— nunca fue puesta bajo control. El virus está causando estragos en toda España, y las UCI de todo el país están a punto de colapsar.

El lunes pasado, España informó de 61.422 nuevos casos de coronavirus, las cifras de fin de semana más altas hasta el momento. Para mediados de la semana, el miércoles, el número de nuevos contagios por coronavirus reportados fue de 38.869 en 24 horas. Este fue el peor hasta entonces en la pandemia hasta el viernes, cuando España informó de 40.197 nuevos contagios. El número de "muertes en exceso" por encima de la norma histórica —un mejor indicador de las muertes causadas por la pandemia— ahora está en más de 84.000.

La reacción del gobierno confirma las advertencias de que no representa a una facción "progresista" del establishment capitalista. La clase trabajadora no puede "presionar" a los "populistas de izquierdas" de Podemos y los sindicatos para obtener una política menos desalmada y represiva, o un abordaje basado en la ciencia para combatir el virus. Estas fuerzas se están volviendo el principal instrumento mediante el cual el establishment gobernante cada vez más fascista implementa esta política.

Confirma las advertencias del Comité Internacional de la Cuarta Internacional: Si se deja el control del virus en manos de los gobiernos capitalistas de Europa, el resultado serán cientos de miles de más muertes innecesarias. Las élites capitalistas de país tras país han rechazado cualquier respuesta a la pandemia que entre en conflicto con los intereses de las ganancias corporativas y el impulso hacia la acumulación de la riqueza privada.

El rescate de la UE, gestionado conjuntamente con Podemos y representantes de los sindicatos, que transfiere €140 mil millones a las corporaciones y bancos en la política de la inmunidad colectiva, reformas laborales y de las jubilaciones, y la brutal represión policial estatal para suprimir la resistencia social.

Mientras tanto, Podemos está interviniendo para encubrir los avanzados planes golpistas de Vox y sectores del ejército. Durante más de un año, estas fuerzas conspiraron por imponer una dictadura bajo la forma de un gobierno de unidad nacional entre el PSOE, el PP y Vox.

Los ataques de Vox al PP por considerar la política del confinamiento domiciliario revela los intereses de clase que subyacen a esta política. Apenas días después de que el teniente general retirado Emilio Pérez Alamán le escribiera a la ministra de defensa el mismo día en que Trump lanzó su golpe, exigiendo que "cambiara el rumbo" del gobierno, surgió un debate interno en el PP sobre si alinearse tras la campaña fascista.

También es una exposición tanto del socialdemócrata PSOE como del "populista de izquierdas" Podemos, y sus aliados en Europa, el que Vox esté interviniendo no para cambiar la política del PSOE y Podemos, sino para cerciorarse de que no haya cambios en las políticas homicidas que ellos ya están implementando.

El debate tiene lugar en medio de la oposición obrera a la política de la "inmunidad colectiva" del gobierno del PSOE-Podemos y la creciente brecha de clases que separa a los trabajadores de la clase capitalista. Casi el 60 por ciento de los españoles cree que el gobierno debería haber tomado medidas más estrictas para controlar el virus, según un sondeo llevado a cabo a principios de diciembre por el Centro para la Investigación Sociológica (CIS), financiado por el Estado.

Refleja el abismo entre la política de la muerte y las ganancias y la política de salvar vidas y el socialismo. Hay que resistir a la política capitalista con la lucha unificada de la clase trabajadora en Europa. Hay que cerrar las escuelas y los lugares de trabajo no esenciales, con salarios decentes para todo el mundo, y una compensación total para los pequeños negocios.

En oposición a la política sin futuro de presionar a los sindicatos para que luchen, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus secciones, los Partidos Socialistas por la Igualdad, exigen la formación de comités de base independientes en escuelas y lugares de trabajo, para la organización de una huelga general para aplicar una respuesta científica a la pandemia.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de enero de 2021)

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