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Perspectiva

Video en juicio político revela alcance e intensidad de ataque incitado por Trump contra el Capitolio

Los administradores demócratas de la Cámara de Representantes iniciaron el juicio político de Donald Trump ayer con un video de trece minutos que revela, de una manera no vista hasta ahora, el gran alcance y la intensidad del ataque del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio de EE.UU., donde estaban en sesión ambas cámaras del Congreso.

El video será sorprendente para millones. Hasta este momento, las grabaciones del acontecimiento se han presentado en pequeños pedazos y frecuentemente se dejan por fuera las escenas más violentas. Las cifras de las personas involucradas en el asalto, la extrema violencia empleada por la turba cuando invadía el Capitolio y la determinación con la que persiguió a los diputados, senadores e incluso el vicepresidente no se había presentado al público en una forma tan clara y concentrada.

Es más, el video expone el vínculo directo entre la incitación de la turba fascista por parte de Trump y el ataque violento posterior.

El juicio político en el senado: montaje de video sobre el 6 de enero

Hubo mucho más de 5.000 personas involucradas en la horda, incluyendo a un gran número de militares, policías y miembros de milicias de extrema derecha. Los insurrectos estaban con sed de sangre, preparados para asesinar a quienes consideraban hostiles a Trump.

El video presenta una descripción muy clara de lo acontecido. Comienza con el discurso de Trump antes de la invasión del Capitolio. “¡Detendremos el robo!”, declara Trump, repitiendo la mentira de que él obtuvo una victoria aplastante en las elecciones y que estas fueron amañadas. “No puedes sobre el fraude”, dice. “Y cuando atrapas a alguien haciendo fraude, estás permitido a seguir reglas muy diferentes”.

“Peleamos y peleamos como el diablo”, amenaza Trump. “Y, si no pelean como el diablo, ya no vamos a tener un país”. Afirma que el plan es marchar al edificio del Capitolio y “les daremos a los republicanos —a los débiles, porque los fuertes no necesitan nuestra ayuda— vamos a intentar darles el tipo de orgullo y atrevimiento que necesitan para recuperar nuestro país”.

Las declaraciones de Trump se intercalan con escenas de los miles de miembros de las milicias de extrema derecha cargando hacia el edificio del Capitolio, superando el débil y mal dotado perímetro de seguridad. Los individuos de la multitud gritan, “¡Tomen el edificio!”, “¡Detengan el robo!”, “¡Traidores!”, “¡Luchen por Trump!” “¡USA! ¡USA!”. Se ve a un individuo atando una soga.

Tras irrumpir las barrearas, la horda, que incluía a muchos individuos con equipo de tipo militar, rompió las ventanas, inundó el edificio y corrió hacia las cámaras del Senado y la Cámara de Representantes.

Algunos dirigen la operación, guiando a la gente hacia el interior y por los pasillos del edificio. Una persona le dice a un miembro de la policía del Capitolio, “Los superamos en número. Hay un puto millón de nosotros aquí y estamos escuchando a Trump, su jefe”. Mientras avanzan de manera coordinada para superar las barreras internas, prensando a un policía violentamente en una puerta, uno de los atacantes grita, “¡Necesitamos a patriotas frescos al frente!”.

El video indica que, cuando los insurrectos se acercaban a la cámara del Senado y todavía había senadores dentro, Trump publicó un tuit que criticaba al entonces vicepresidente Mike Pence, quien estaba presidiendo la certificación del voto del Colegio Electoral en el Congreso. Los congresistas son evacuados apresuradamente en medio de la disputa armada con la turba. Fuera del Capitolio, se puede escuchar a un manifestante que dice que necesitan “30.000 armas” y otro responde, “Para el próximo viaje”.

Dos horas después de la irrupción en el Capitolio, cuando había quedado claro que los insurrectos no lograron tomar rehenes ni asegurar el control del Capitolio, Trump publicó un video denunciando la “elección fraudulenta”, al tiempo que llamaba a los insurrectos personas “muy especiales” y les pedía que se fueran “a casa”.

De las pruebas documentales de los sucesos del 6 de enero surgen ciertos puntos.

En primer lugar, el vídeo echa por tierra todos los esfuerzos para minimizar la gravedad de los acontecimientos del 6 de enero. A pesar de que la presentación en video se limitara a una documentación visual del asalto, lo que se ve es un intento organizado de golpe de Estado. No hay duda de que el golpe fue dirigido por el propio presidente, que dio personalmente la señal para el ataque en su discurso frente a la turba de derecha.

Si bien el documental —en consonancia con los limitados objetivos de los demócratas— evita sacar conclusiones políticas más amplias, el objetivo obvio del asalto era tomar el control del Capitolio, impedir la confirmación de la mayoría de votos para Biden en el Colegio Electoral, anular efectivamente los resultados de las elecciones de 2020 y crear las condiciones para mantener a Trump en el poder como un dictador presidencial.

La fecha del 6 de enero, cuando el Congreso se reunía para confirmar los resultados de las elecciones, fue elegida por Trump y sus coconspiradores como el punto ideal para actuar. El asalto fue cuidadosamente preparado durante varios meses, utilizando las acusaciones fraudulentas de unas “elecciones amañadas”, promovidas por muchos de los senadores que actualmente están juzgando las acusaciones del juicio político.

El video presenta una imagen escalofriante de lo que ocurrió en las horas previas y durante el asalto. Pero la presentación de los demócratas evitó cualquier consideración sobre la estrategia política subyacente que motivó el ataque.

La pregunta que surge de los hechos documentados por el video es: ¿qué habría pasado si los insurrectos lograran tomar el control del Congreso, matando a los legisladores y/o tomándolos como rehenes, suspendiendo el poder legislativo del Gobierno?

Sin una investigación exhaustiva de la conspiración, esta pregunta no puede responderse definitivamente. Pero es más que probable que Trump se haya preparado para —y haya apostado por— este resultado. Si el objetivo se hubiera alcanzado, Trump habría explotado sin duda la crisis política creada por su propio asalto al poder legislativo del Gobierno.

Es muy probable que Trump, quien se había retirado a la Casa Blanca después de incitar el asalto, hubiera declarado un estado de emergencia e invocado los poderes extraordinarios de los que está investido el “comandante en jefe”. Sus principales asesores como Michael Flynn habían instado previamente a Trump a declarar la ley marcial para detener el traspaso de poderes. Eso habría supuesto, en un vacío creado por el cierre del Congreso, una dictadura presidencial de facto.

El Partido Republicano se habría unido detrás de Trump, como lo está haciendo actualmente al oponerse incluso a la constitucionalidad del juicio político. Alentados por el éxito en Washington, las milicias de extrema derecha habrían organizado operaciones similares en estados como Michigan, Virginia y Pensilvania. Los demócratas, aterrorizados de hacer cualquier cosa que aliente la oposición popular desde abajo, habrían intentado llegar a algún acuerdo en nombre de la “unidad” y el “bipartidismo”.

En el juicio político, casi la totalidad del Partido Republicano (44 de 50 senadores) se puso el martes del lado de los argumentos patentemente absurdos de los abogados de Trump, que no tienen absolutamente ninguna base legal, de que el juicio es inconstitucional porque Trump ya no está en el cargo.

Los acontecimientos del 6 de enero deben tomarse como una advertencia urgente. La frase “aquí no puede pasar” —es decir, que EE.UU. es supuestamente inmune al fascismo y a la dictadura— ha demostrado ser falsa. No solo puede ocurrir una insurrección fascista, sino que ha ocurrido y ha estado muy cerca de triunfar. Y este no es el último intento.

En la medida en que los demócratas se concentren en convencer a sus “colegas” fascistas del Partido Republicano para que se unan a ellos en una votación bipartidista en el juicio político, están evitando lo que debería ser el objetivo principal de los procedimientos: la exposición exhaustiva de todos los aspectos críticos de la conspiración, sobre todo, quiénes fueron sus organizadores, quiénes participaron en uno u otro nivel en su planificación, y cuáles fueron sus objetivos. El procedimiento debería tener como objetivo descubrir los hechos que despejen el camino, sea cual fuere el resultado de la votación en el Senado, para la detención y el enjuiciamiento penal de Trump y todos sus coconspiradores.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de febrero de 2021)

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