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Aumentan las protestas contra el encarcelamiento del rapero español Pablo Hasél por parte del gobierno del PSOE-Podemos

El gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos está intensificando la persecución del rapero Pablo Hasél y la represión de protestas en su defensa. Es parte de la campaña más general por parte de la clase gobernante europea contra la libertad de expresión y los derechos democráticos, intensificada por el estallido de la pandemia de COVID-19.

El martes por la mañana, la policía regional catalana apresó a Hasél en la Universidad de Lleida, donde se había atrincherado con simpatizantes suyos, y lo encarcelaron. Ha sido condenado a nueve meses de cárcel por insultar al Estado español y a la monarquía borbónica, pasando a ser así el primer músico encarcelado en España desde la caída en 1978 del régimen fascista dirigido por Francisco Franco.

Pintada en defensa de Pablo Hasél. (Fuente de la imagen: Twitter/VDefensa)

Tres días más tarde, el Tribunal Superior de Lleida ratificó de manera provocativa otra condena, que añade otros dos años y medio a la condena de Hasél, por supuestamente obstruir la justicia y amenazar a un testigo. Hasél había denunciado a una persona en las redes sociales por haber dado falso testimonio a favor de un policía que había golpeado a un manifestante de 16 años de edad durante el referéndum de 2017 en Cataluña. Ese testigo se encaró con Hasél, y se enzarzaron en una pelea.

El encarcelamiento de Hasél desencadenó protestas de masas en su defensa, que se producen días después de que 300 actores, músicos y artistas firmaran un manifiesto para exigir su puesta en libertad, "y para oponerse a este tipo de crímenes que no solo cercenan el derecho a la libertad de expresión, sino también a la libertad ideológica y artística".

Durante cuatro tardes consecutivas, miles de manifestantes han estado protestando en las principales ciudades españolas exigiendo la inmediata puesta en libertad de Hasél —ciudades que incluyen a Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia, Tarragona y Lleida, entre otras. Se produjeron encontronazos violentos con la policía en muchas ciudades después de que la policía cargara contra manifestantes sin motivo. Cientos de manifestantes han sido heridos o arrestados. Durante un rifirrafe en Barcelona, una joven de 19 años perdió un ojo cuando la policía le disparó una bala de foam a la cara.

Muchos de estos manifestantes son jóvenes, de menos de 25 años. Esta es una generación que solo ha presenciado austeridad, desempleo masivo, propaganda constante en los medios a favor del partido fascista Vox y ataques a los derechos democráticos, bajo el derechista Partido Popular como también bajo el PSOE y Podemos. Ven a la policía con desprecio, habiendo sido testigos de cómo usa la violencia de manera rutinaria contra manifestantes, trabajadores e inmigrantes, mientras tratan a los manifestantes de la ultraderecha en las zonas ricas con guantes de terciopelo. Recuerdan cómo 10.000 policías militarizados atacaron a miles de votantes pacíficos en el referéndum catalán de 2017.

La principal experiencia política de esta generación ha sido con lo que la clase gobernante hace pasar por la "izquierda", es decir, el partido "populista de izquierdas" Podemos, y la perfidia, cinismo e hipocresía de los sindicatos, que actúan como organizaciones paraestatales que hacen cumplir la reapertura por parte de la clase gobernante de la economía y de las escuelas en medio de la pandemia.

Esto quedó patente una vez más esta semana. El portavoz de Podemos en el congreso, Pablo Echenique, tuiteó: "Todo mi apoyo a los jóvenes antifascistas que piden justicia y libertad de expresión en las calles".

Pero Podemos ha promulgado una ley mordaza digital para monitorear cuidadosamente a las redes sociales, mandar a la policía a atacar a manifestantes que se opongan a su criminal política de la inmunidad colectiva, y amenazó con desplegar al ejército.

Respecto a sus pretensiones "antifascistas", el gobierno del PSOE y Podemos está adoptando cada vez más el programa de la ultraderecha en su constante persecución a los inmigrantes, mientras resta importancia a las amenazas golpistas de sectores del ejército y Vox que piden el asesinato de "26 millones" de izquierdistas. De hecho, el PSOE y Podemos han conseguido promulgar una ley para inundar a los bancos y las corporaciones con 140 mil millones de euros en fondos de rescate gracias a los votos de Vox en el congreso.

Podemos ahora ha remitido una propuesta de "indulto" para Hasél en el parlamento, consciente de que si el PSOE se opone, eso quedará en nada. A lo largo de los dos últimos años, siempre ha afirmado que sus escaños en el congreso no son nunca suficientes para producir cambios significativos. Podemos podría fácilmente hacer que el gobierno se arrodille amenazando con salir de la coalición y derribar al gobierno, pero se niega a hacerlo porque —como sus antecedentes en el gobierno dejan claro— apoya las políticas de austeridad, de represión de Estado policial y de "inmunidad colectiva" contra los trabajadores.

En Cataluña, el principal partido pseudoizquierdista, Candidatura de Unidad Popular (CUP), criticó las "acusaciones injustificadas, golpes de porra por encima de la cintura, puñetazos a la cara y al cuerpo, golpes a la cara, furgones arrollando a manifestantes, furgones pasando de largo a toda velocidad a manifestantes, balas de foam directamente al cuerpo y a la cara y una persona mutilada".

La CUP habla como si sus votos no hubieran sido clave en apoyar a dos gobiernos regionales de austeridad y con él, a su policia regional cuyos cuerpos antidisturbios son conocidos por su brutalidad —y que de hecho son los que fueron enviados a arrestar a Hasél. La CUP está negociando ahora su apoyo a un tercer gobierno regional catalán.

La clase gobernante está cada vez más aterrada por la oposición social creciente. El diario El País, asociado con el PSOE, objetó que las manifestaciones "no hubieran sido comunicadas de antemano a las autoridades", como exige la ley, y en vez de ello fueron "en respuesta a llamadas genéricas hechas en redes sociales ‘por la libertad del rapero’ y la libertad de expresión".

El País se quejaba de que las manifestaciones no hubieran sido organizadas y controladas por los partidos políticos establecidos. De manera significativa, el diario, que era conocido por su apoyo a la campaña anticatalana de tipo fascista, estaba preocupado porque los independentistas catalanes no estuvieran organizando estas manifestaciones en Cataluña, a diferencia de las manifestaciones independentistas de 2017-2019.

Las manifestaciones, escribió, "son distintas de las de los años pasados. Sin banderas ni esteladas [la bandera independentista catalana], sin pancartas y mucha ropa oscura. ‘Estamos aquí por la libertad de expresión y por Hasél’ repiten los participantes cuando se les pregunta. No se habla más ni se organiza más. Y en Madrid corean ‘Aquí están los antifascistas’".

Aterrados porque la lucha por defender los derechos democráticos se encuentre con la lucha contra las políticas de la "inmunidad colectiva" y de rescates bancarios, la prensa burguesa y el establishment político tildan a los manifestantes de matones, violentos independentistas catalanes, y terroristas. Están mirando con lupa la vida privada de Hasél para encontrar cualquier "delito". Sus tuits y sus canciones, especialmente las de peor gusto o las más confusas que reflejan la política estalinista de Hasél, están siendo repetidos hasta el hartazgo.

Sin embargo, Hasél ha sido encarcelado en un intento desesperado por silenciar a una figura que ha dado voz a una ira generalizada por la criminalidad política del capitalismo español y la cobardía y perfidia de grupos pseudoizquierdistas como Podemos, a los que Hasél ha denunciado en repetidas ocasiones.

La política de los ataques del establishment gobernante a Hasél fue revelada esta semana en su trato a la dirigente neonazi Isabel Medina Peralta. El domingo, mientras Hasél se atrincheraba en la Universidad de Lleida, Peralta marchaba con 300 neonazis por las calles de Madrid para rendir homenaje a la División Azul, la unidad de 45.000 fascistas españoles que lucharon junto a la Alemania nazi contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.

Apelando sin vergüenza al antisemitismo y a las tradiciones del fascismo español, Peralta dijo: "Es nuestra obligación suprema luchar por España ... El enemigo será siempre el mismo, aunque con diferentes máscaras: los judíos .... El judío es el culpable, y la División Azul luchó contra él".

En seguida se le dio un estrado, y fue entrevistada por tres grandes diarios. El Mundo tituló su entrevista "Isabel Peralta, la nueva cara del fascismo español". 20 Minutos publicó su artículo, "Quién es Isabel Peralta, la joven falangista que considera a los judíos el ‘enemigo’". Aunque El Español tituló su artículo "La joven antisemita rinde tributo a la División Azul: ‘Soy fascista y socialista’".

El intento de la burguesía española por dar un barniz "socialista" a su política fascista, escondiendo la oposición histórica entre el fascismo y el movimiento obrero socialista, es absolutamente reaccionario. La tarea de todo socialista es defender los derechos democráticos contra la embestida fascista de la burguesía española y exigir la inmediata puesta en libertad de Hasél.

(Publicado originalmente en inglés el 20 de febrero de 2021)

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