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La campaña de sindicalización en Amazon: una operación de arriba hacia abajo, sin un programa para los trabajadores

Quedan menos de dos semanas de votación para los 5.800 trabajadores del almacén de Amazon en Bessemer, Alabama, quienes están decidiendo si aceptan o no la representación del sindicato Retail, Wholesale, and Department Store Union (RWDSU). Más de 3.000 trabajadores firmaron tarjetas a favor de una elección sindical en el período previo a la votación, la cual comenzó el 8 de febrero. Los trabajadores tienen hasta el 29 de marzo para enviar sus boletas por correo, y el recuento se anunciará al día siguiente.

Los disputados Jamaal Bowman y Cori Bush en el almacén de Amazon en Beesemar (Foto: Twitter/Cori Bush)

La campaña ha sido fuertemente promovida por el Partido Demócrata y sus medios afiliados en todo el país, así como por el presidente Biden. Pero se ha hablado muy poco de las demandas concretas de los trabajadores de Amazon en el almacén de Bessemer en cuando a cualquier disputa con la dirección. Esto se debe a que, de hecho, no hay ninguna.

El domingo, World Socialist Web Site envió una consulta por correo electrónico al sindicato, solicitando una lista de las demandas que el RWDSU les ha presentado a los trabajadores y por las cuales luchará si gana la votación. La respuesta de Chelsea Connor, directora de Comunicaciones del RWDSU, dice en su totalidad: “Eso sería durante las negociaciones del contrato, no durante la campaña de sindicalización”.

Si bien la palabra “de base” se usa sin cesar para describir la campaña de sindicalización en Bessemer, esta palabra de moda del Partido Demócrata no tiene nada que ver con la realidad. La ausencia de demandas concretas en torno a las cuales movilizarán a los trabajadores subraya el carácter vertical, de arriba hacia abajo, de la campaña de sindicalización.

No hacen falta demandas que podrían y deberían plantearse. La Voz Internacional de los Trabajadores de Amazon, iniciada por World Socialist Web Site en 2017, ha sido un punto focal de creciente enojo entre los trabajadores de Amazon, incluso en respuesta a la exposición de las condiciones laborales y lo ocurrido a los que sufren lesiones laborales, como las denunciantes de Amazon, Shannon Allen y Michelle Quiñones.

Existe un amplio apoyo entre los trabajadores de Amazon para abolir el opresivo sistema de cuotas, que requiere que los trabajadores completen una tarea cada seis o nueve segundos. La presión constante para “cumplir la cuota” no solo es insegura y físicamente agotadora. También es degradante, humillante y perjudicial para la salud mental y el bienestar de los trabajadores.

Una frase popular entre los trabajadores de Amazon es: “¡No somos robots!”.

También existe un apoyo enorme para luchar por salarios más altos, hacer los cambios necesarios para reducir las lesiones, dar una compensación adecuada para los trabajadores lesionados y poner fin al régimen tiránico de vigilancia que registra e inspecciona cada segundo del día de un trabajador.

Durante la pandemia, los trabajadores de Amazon realizaron huelgas y manifestaciones para exigir medidas que previnieran la propagación del virus. Los trabajadores exigieron información actualizada sobre las infecciones en sus lugares de trabajo. Cuando la gerencia se negó a proporcionar esa información, se organizaron en las redes sociales y la recopilaron ellos mismos.

Cuando los trabajadores de Amazon formaron un comité de base independiente en Baltimore en diciembre (ignorado por esas tendencias que ahora celebran los esfuerzos del Partido Demócrata y el RWDSU en Bessemer), los trabajadores exigieron el fin de las aceleraciones abusivas impuestas por la gerencia y el régimen de acoso en torno al llamado “tiempo libre” (TOT). Los trabajadores también exigieron el restablecimiento del bono por peligrosidad, un rastreo de contactos científico y real, el tiempo libre remunerado para los trabajadores enfermos, pruebas de coronavirus accesibles y el cierre de las instalaciones para la limpieza necesaria.

A lo largo de la historia, las luchas serias de la clase trabajadora siempre se han asociado con un programa definido para combatir la explotación capitalista. Esto fue cierto en Bessemer y en el mismo estado de Alabama. En 1934-35 hubo una ola de huelgas de trabajadores del hierro y el acero, mineros del carbón, trabajadores ferroviarios, aparceros rurales, trabajadores de las lavanderías de Birmingham, estibadores de Mobile, trabajadores de empacadoras de carne y otros que lucharon por mejores salarios y condiciones, reconocimiento sindical y poner fin a la tiranía de la gerencia sobre los trabajadores.

Muchas de estas luchas, a menudo lideradas por socialistas, unieron a los trabajadores más allá de las líneas raciales durante el apogeo de la segregación de Jim Crow, planteando demandas políticas, incluido asistencia del Gobierno para los desempleados, el fin de la discriminación racial y la violencia contra los trabajadores por parte de la policía y el KKK.

Pero RWDSU no presenta demandas del todo y no tiene la intención de librar una lucha seria en nombre de los trabajadores contra Amazon. Lo último que quieren los sindicatos RWDSU y la federación AFL-CIO es una ola de huelgas de los trabajadores de Amazon, que rápidamente inspiraría y atraería a millones de otros trabajadores a la lucha contra la élite empresarial y política, de la cual forman parte los sindicatos.

Es necesario advertirles directamente a los trabajadores de Amazon que, si se incorporan, el sindicato suprimirá las demandas reales de los trabajadores de mejoras importantes en los salarios y las condiciones laborales para llegar a un acuerdo que le asegure al RWDSU un “lugar en la mesa” con la gigante corporación, así como un flujo interminable de dinero en cuotas.

El RWDSU no ha convocado a huelgas incluso cuando sus miembros literalmente fueron asesinados en el trabajo. En abril pasado, después de que tres trabajadores de la planta de Tyson en Camilla, Georgia, murieran de COVID-19, el RWDSU mantuvo a sus 2.000 miembros en la planta y no hizo más que emitir comunicados de prensa implorando a la compañía que fuera más amable. En Montgomery y otras ciudades de Alabama, los 7.500 trabajadores avícolas en el RWDSU ganan salarios miserables, en muchos casos menos que los miserables 15 dólares por hora que paga Amazon.

La semana pasada, los funcionarios del RWDSU se distanciaron públicamente de los llamados en las redes sociales para un boicot de una semana a los productos de Amazon para apoyar la campaña de sindicalización. Incluso este gesto simbólico fue demasiado para el RWDSU.

Muchos trabajadores de Bessemer pueden esperar que la incorporación del RWDSU los fortalezca contra este gigante corporativo. Pero deberían preguntarse: si se tratara de una organización que realmente representa a los trabajadores y lucha por ellos, ¿por qué recibiría el apoyo del presidente Biden —un cómplice de las grandes empresas desde hace mucho tiempo— y de otros políticos demócratas que, no menos que los republicanos, protegen los intereses de las grandes empresas?

Incluso el senador republicano derechista de Florida, Marco Rubio, brindó su apoyo la semana pasada, que el RWDSU aceptó con entusiasmo.

La clase dominante teme una lucha real de los trabajadores de Amazon en los EE.UU. e internacionalmente, la cual detonaría estallidos sociales que amenazarían todo el sistema capitalista. Temen el aumento de la militancia entre los trabajadores y la formación de comités de base, independientes de los sindicatos corporativistas, por parte de los trabajadores de Amazon en Baltimore, maestros y educadores de Alabama y trabajadores automotrices en todo el país.

Desde el punto de vista de la élite gobernante, los sindicatos corporativistas cumplen una función valiosa, garantizando la “paz laboral” y vigilando las luchas de los trabajadores, restringiéndolos dentro del marco de las negociaciones sobre términos contractuales y evitando que presenten un desafío al sistema capitalista en sí.

Como explicaron el World Socialist Web Site y la International Amazon Workers Voice, independientemente del resultado de la votación, los trabajadores de Bessemer y otras instalaciones de Amazon enfrentarán el desafío de construir una organización independiente, controlada democráticamente por las bases, para luchar por sus intereses de clase.

Si se incorpora el sindicato, estos comités de base, independientes del sindicato, tendrán que luchar por las demandas que los trabajadores necesitan, no por lo que las corporaciones, los políticos y los sindicatos dicen que pueden pagar. Esto debería incluir la duplicación de los salarios, cobertura médica y jubilaciones totalmente financiadas y el fin de la dictadura empresarial mediante el control obrero de las cuotas de trabajo, los tiempos de descanso y las condiciones de salud y la seguridad.

Estos comités lucharán por movilizar a los trabajadores de Amazon en todo EE.UU. y en todo el imperio global de la corporación, uniéndose con los trabajadores de FedEx, UPS y el Servicio Postal de EE.UU. para detener la implacable presión a la baja que Amazon ha ejercido sobre los salarios de los trabajadores de logística.

La lucha por las necesidades diarias de los trabajadores debe combinarse con una lucha para poner fin a la fuente de su explotación: el sistema capitalista que enriqueció aún más a Bezos y a otros milmillonarios que lucraron de la pandemia, mientras que 2,6 millones de personas murieron a causa del COVID-19, incluidos casi 550.000 en los Estados Unidos.

En cambio, la vida económica debe organizarse según las líneas socialistas para que la vasta riqueza creada por el trabajo colectivo de la clase trabajadora, el elemento “esencial” de la sociedad, pueda utilizarse para satisfacer las necesidades sociales, no la riqueza de los oligarcas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de marzo de 2021)

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