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Fotografías filtradas exponen las pésimas condiciones en centro de detención para niños migrantes en EE.UU.

Las fotos filtradas de una instalación de desbordamiento de migrantes en Texas, publicadas el domingo por el diputado estadounidense Henry Cuellar, demócrata de Texas, han permitido echar un primer vistazo a las condiciones de hacinamiento de los niños migrantes detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México.

Fotografías filtradas por la oficina del diputado estadounidense Henry Cuellar, originalmente publicadas por Axios

En las imágenes, se puede ver a los niños hacinados en espacios cerrados, muchos acostados sobre colchonetas con mantas de mylar. Las imágenes fueron publicadas mientras la Administración de Biden sigue previniendo que otros tengan acceso a las instalaciones de detención de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos.

Las condiciones que se muestran en las imágenes se asemejan a aquellas en las instalaciones de inmigración bajo las Administraciones de Obama y Trump. En 2018, aparecieron en línea imágenes de niños durmiendo en el suelo en un recinto vallado. Inicialmente lo atribuyeron a las crueles políticas de inmigración de Trump, y luego se descubrió que las fotos fueron tomadas durante la Presidencia de Obama.

El año siguiente, se filtraron imágenes de niños migrantes durmiendo en el suelo y sobre rocas en McAllen, Texas.

En medio de un aumento en las infecciones por COVID-19, el hacinamiento que se ve en las imágenes del lunes hace que el distanciamiento social sea imposible. Decenas de migrantes están confinados en pequeños espacios, con solo mascarillas desechables para protegerlos del virus. Muchas personas que intentaron cruzar la frontera dieron positivo al COVID-19, lo que significa que la detención de migrantes por parte de la Administración Biden solo contribuirá a su propagación.

Según Cuéllar, la instalación de inmigración en las imágenes tiene ocho “cápsulas”, cada una con una ocupación de 260 personas. Cuéllar dijo a la prensa que una cápsula contenía a más de 400 menores varones no acompañados. El congresista en sí no visitó las instalaciones y no reveló cómo obtuvo las fotos.

Las condiciones en las instalaciones son una vergüenza política para la Administración de Biden, que ha tratado de encubrir el empeoramiento de las condiciones en los campos de refugiados. Millones votaron por Biden esperando que revirtiera la política de inmigración fascistizante de Trump. Sin embargo, poco ha cambiado con respecto a la Administración anterior.

Aunque la Administración de Biden puso fin a una práctica particularmente atroz de separar a padres e hijos y detenerlos en instalaciones separadas, mantiene a las familias “unidas” al expulsarlas al otro lado de la frontera, negándoles su derecho a presentar solicitudes de asilo una vez que tocan suelo estadounidense.

En respuesta a los ataques políticos de los republicanos que exigen un trato aún más cruel contra los inmigrantes, Biden envió representantes a México y Guatemala el lunes para pedirles a las autoridades que le ayuden a Estados Unidos a impedir que los migrantes lleguen a la frontera.

Roberta Jacobson, exembajadora de Estados Unidos en México, estará acompañada por Juan González, director para el Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional, y Ricardo Zúñiga, enviado especial del Departamento de Estado para el Triángulo Norte.

El lunes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que la delegación buscaría una “alianza” para manejar los cruces de migrantes. En otras palabras, Biden procura que México, Guatemala, Honduras y El Salvador hagan su trabajo sucio.

El Gobierno mexicano ya ha aumentado su presencia policial en su frontera sur, bajo la presión de la Administración Trump. México ha estado involucrado en sus propias deportaciones, que eufemísticamente llama “retornos asistidos”. Los inmigrantes en las “estaciones de migración” enfrentan condiciones abominables y ataques de la policía.

Las promesas de Biden de revertir las políticas de asilo de Trump han demostrado ser mentiras, ya que su Administración ha continuado arrestando, deteniendo y deportando a migrantes en grandes cantidades. Más de 100.000 personas fueron detenidas por funcionarios de inmigración solo en febrero. Esto incluye a 9.460 menores no acompañados, un aumento de más del 60 por ciento desde enero.

Los datos del Gobierno indican que más de 11.000 niños no acompañados fueron puestos bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza entre el 28 de febrero al 20 de marzo. El domingo, se encontraban 822 niños detenidos en instalaciones de la Patrulla Fronteriza, que son similares a una cárcel, durante más de 10 días. El tiempo promedio que los niños pasan bajo custodia es de aproximadamente 130 horas, superando el límite legal de 72 horas.

En el programa “This Week” de ABC, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas declaró rotundamente que la frontera estaba cerrada para los migrantes, y dijo: “El mensaje es bastante claro, no vengan. La frontera está cerrada, la frontera está asegurada”.

Mayorkas intentó justificar la detención de menores no acompañados diciendo que la Administración de Biden estaba preocupada por su seguridad. Aunque los adultos y las familias serían expulsados inmediatamente de los Estados Unidos, su Administración no deportaría a menores “al desierto mexicano”.

Mayorkas culpó a la Administración Trump por el desastre actual de la frontera, ya que “desmanteló la forma ordenada, humana y eficiente de permitir que los niños hagan sus solicitudes bajo la ley de los Estados Unidos en su propio país”.

Esto significa que Biden tiene como objetivo volver a las políticas anteriores a Trump de Barack Obama, quien se ganó el título de “deportador en jefe” porque su Administración, con Biden como vicepresidente, deportó a más inmigrantes que cualquier Gobierno anterior de Estados Unidos.

Biden ha impedido que decenas de miles de migrantes ingresen a EE. UU., citando riesgos sanitarios debido al COVID-19. A pesar de la oposición de los expertos médicos, el 70 por ciento de las más de 100,000 personas que intentaron cruzar la frontera en febrero fueron expulsadas bajo el “Título 42”, una ley federal que permite al Gobierno violar el derecho de los migrantes a solicitar asilo mientras permanecen en territorio estadounidense.

En cuanto a los migrantes regresados a México bajo la política de “Permanecer en México” de Trump se les ha dicho que serán enviados de regreso a sus países de origen. Aproximadamente 71.000 personas solicitaron asilo bajo el programa, en virtud del cual se vieron obligadas a esperar en México mientras se decidían sus casos de asilo. La gran mayoría fueron rechazados.

Además, Biden ha utilizado anuncios de radio para decirles a los migrantes que no son bienvenidos. Psaki dijo a los periodistas que el gobierno de Biden pagó 17.118 anuncios de radio en español, portugués y seis lenguas indígenas para desalentar a los migrantes de Centroamérica y Brasil. Añadió que también se han emitido 589 anuncios digitales.

Aquellos que buscan cruzar la frontera entre Estados Unidos y México están huyendo de la pobreza y la violencia impuestas en Centroamérica por más de un siglo de intervención estadounidense. Miles de millones de dólares en bienes y servicios cruzan diariamente la frontera entre Estados Unidos y México y las corporaciones estadounidenses emplean trabajadores en maquilas en Centroamérica. Pero los trabajadores inmigrantes que buscan mejores oportunidades bajo un gran riesgo personal son rechazados.

La crisis migratoria en la frontera expuso la bancarrota del capitalismo y el sistema de Estado nación, y la urgente necesidad de que los trabajadores estadounidenses defiendan a sus hermanos y hermanas de clase al sur de la frontera.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de marzo de 2021)

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