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Perspectiva

Recrudecida lucha de clases en EE.UU. enfrenta a los trabajadores contra los sindicatos procapitalistas

Hay varias muestras de un importante crecimiento de la lucha de clases en Estados Unidos que plantean cuestiones fundamentales sobre perspectiva para la clase obrera.

En la Universidad Columbia, 3.000 estudiantes de posgrado están luchando contra la “austeridad del COVID-19” y están exigiendo un pago digno, beneficios de salud y cuidado maternal. En Worcester, Massachusetts, más de 700 enfermeros han estado en huelga por más de cuatro semanas contra la falta de personal en medio de la pandemia de coronavirus. A estas huelgas continuas se les han sumado esta semana varios sectores importantes de trabajadores industriales, incluyendo 1.300 trabajadores de la empresa siderúrgica ATI en el noreste de EE.UU. y 1.100 mineros de carbón de la empresa Warrior Met en Alabama.

Izquierda: Piquete de la huelga en el mercado Hunts Point, 19 de enero de 2021; derecha: Huelga de estudiantes-trabajadores de posgrado en Columbia (WSWS Media)

Estas luchas son un componente de un movimiento cada vez mayor de los trabajadores a nivel internacional, incluyendo una jornada de huelga general contra un techo a los aumentos salariales en Bélgica, una huelga de cuatro días por parte de 2.000 trabajadores de Amazon en Alemania, una huelga de 2.000 mineros de carbón en Bosnia y Herzegovina por salarios debidos y un paro planificado de los maestros de primaria contra las reaperturas escolares mientras la pandemia avanza en Francia.

Esta es solo una muestra inicial del crecimiento enorme de los antagonismos sociales en todo el mundo a causa de la respuesta de la clase gobernante a la pandemia. La subordinación de la salud pública al afán de lucro de los ricos ha resultado en más de 2,8 millones de muertes en el mundo, incluyendo 560.000 de ellas en EE.UU. Al mismo tiempo, la pandemia fue utilizada para orquestar un rescate sin precedentes históricos de los ricos. Esto esta siendo seguido por una reestructuración masiva de las relaciones de clases para obligar a los trabajadores a pagar por le rescate.

Todas las luchas de la clase obrera presentan directamente el papel reaccionario de los sindicatos corporativistas, incluyendo la federación sindical AFL-CIO en EE.UU., cuya función es suprimir la lucha de clases y, cuando no pueden evitar una huelga, se dedican a aislarla y derrotarla. Los sindicatos no intervienen en pro de los trabajadores que dicen falsamente representar, sino de la gerencia contra los trabajadores.

En la Universidad Columbia, el sindicato United Auto Workers (UAW), que cubre a los estudiantes de posgrado, procura mantener la huelga aislada de los estudiantes de posgrado en la Universidad de Nueva York a pocos kilómetros al sur, quienes pertenecen a la misma filial del UAW. El mes pasado, el presidente de dicha filial reveló que planeaban poner fin a la huelga antes de votar sobre una posible huelga en NYU. El UAW no está haciendo nada para movilizar a los trabajadores automotores en apoyo a los estudiantes de posgrado, sino que hace todo lo posible para prevenir que ni siquiera se den cuenta de la huelga.

Mientras tanto, el UAW está hambreando a los estudiantes de posgrado en los piquetes con un miserable pago de $275 por semana, a pesar de que el UAW controla un fondo de huelga de $790 millones.

El sindicato de enfermeros Massachusetts Nurses Association (MNA), la organización estatal más grande de la central National Nurses United con 123.000 miembros, está aislando a los 700 enfermeros de Worcester y no les está pagando ningún sueldo de huelga. En cambio, la MNA está obligando a los enfermeros a pedir caridad: abrió una cuenta en Venmo para recibir donaciones del público para pagar los gastos cotidianos de los enfermeros. En cuanto a los trabajadores de ATI y Warrior Met, los sindicatos United Steelworkers y United Mine Workers están utilizando la táctica de una huelga por “prácticas laborales injustas” para evitar plantear demandas concretas y hacer más fácil finalizar la huelga lo antes posible con el pretexto de que la gerencia está “negociando de buena fe”.

Durante el último año, los ejecutivos que operan y controlan la AFL-CIO han desempeñado un papel absolutamente esencial en la aplicación de la política homicida de las élites gobernantes. Los sindicatos nacionales de profesores –la American Federation of Teachers y la National Education Association— han sido fundamentales para forzar la reapertura de las escuelas contra la abrumadora oposición tanto de los profesores como de los padres. Los sindicatos locales de profesores han impuesto acuerdos de reapertura, obligando a los profesores a votar sobre un hecho consumado, como en Chicago y Los Ángeles, o no permitirles votar en absoluto, como en Filadelfia y Detroit.

El sindicato United Food and Commercial Workers y su filial, el Retail, Wholesale and Department Store Union, han mantenido a los trabajadores de la industria cárnica en sus puestos de trabajo incluso cuando más de 50.000 personas se han infectado en Estados Unidos y al menos 286 han muerto. En la industria automotriz, el UAW no solo mantiene a los trabajadores en sus puestos, sino que les obliga a trabajar 50, 60 e incluso 80 horas semanales, mientras encubre toda la información sobre el alcance de los brotes y las cifras de muertes.

La palabra “sindicato” evoca la imagen de una organización que defiende a los trabajadores contra los despojos de las empresas o, al menos, de una organización cuyo destino está de alguna manera ligado a su capacidad y voluntad de defender el nivel de vida de los trabajadores. Sin embargo, esto no tiene ninguna relación con los sindicatos actuales. Funcionan como consorcios laborales, controlados por ejecutivos ricos cuyos ingresos se mueven en proporción inversa a las condiciones de los trabajadores.

En cada una de las principales organizaciones nacionales de la AFL-CIO, hay literalmente docenas y en algunos casos cientos de burócratas tanto a nivel nacional como local que ganan más de 100.000 dólares al año, muchas veces más que los trabajadores afiliados. Los altos ejecutivos tienen ingresos que los sitúan en el 5 o incluso en el 1 por ciento de las personas con mayores ingresos de EE.UU.

Stuart Appelbaum, el presidente del relativamente pequeño RWDSU, que está haciendo campaña para ser reconocido en Amazon, ganó 344.464 dólares el año pasado, y el secretario tesorero Jack Wurm ganó 324.022 dólares. En la oficina nacional del RWDSU, hay 29 empleados que “ganaron” más de 100.000 dólares el año pasado, y el sindicato gastó más de 6 millones de dólares en salarios solo para la oficina nacional.

Randi Weingarten, de la AFT, obtuvo 564.236 dólares en compensación total para el año fiscal que finalizó en junio de 2019, según las declaraciones fiscales al IRS de la AFT. La oficina nacional recibió más de 253 millones de dólares en ingresos y gastó más de 238 millones de dólares, incluyendo 43,75 millones de dólares en salarios y cero dólares en beneficios de huelga el año pasado. Solo en la oficina nacional de la AFT, 234 personas ganaron más de 100.000 dólares durante el último periodo fiscal del sindicato, y 28 ganaron más de 200.000 dólares.

El sindicato Teamsters tiene más de 200 funcionarios en su nómina que ganan más de 100.000 dólares al año, y diez que ganan más de 200.000 dólares, incluido el presidente James Hoffa (387.000 dólares).

Como la recolección de cuotas de los sindicatos se ha reducido continuamente debido a sus propias traiciones, los ejecutivos han recurrido al control de los fondos de huelga, los fondos de pensiones e incluso a las acciones de las empresas para financiar y complementar sus ingresos. Esto vincula directamente la situación financiera de las organizaciones y sus ejecutivos con la rentabilidad de las empresas estadounidenses y el rendimiento del mercado de valores. Temen un movimiento de la clase trabajadora, entre otras cosas porque amenazaría sus propios intereses financieros.

La burocracia sindical ha participado en la operación de saqueo llevada a cabo por Wall Street durante la pandemia. Según las últimas declaraciones financieras federales del UAW, por ejemplo, sus activos aumentaron en 31 millones de dólares el año pasado, y el sindicato gastó decenas de miles de dólares en viajes a complejos turísticos y casinos para sus principales burócratas, cientos de los cuales ganan más de 150.000 dólares al año. En los últimos años, el UAW ha quedado expuesto como una organización dirigida por gánsteres corruptos que roban el dinero de las cuotas de los trabajadores y aceptan sobornos de las empresas a cambio de imponer contratos entreguistas.

Los sindicatos se perfilan cada vez más como un instrumento crítico de la política burguesa. La intervención sin precedentes en la campaña de sindicalización de Amazon por parte de Biden y los demócratas, e incluso del republicano derechista Marco Rubio, refleja el intenso temor que existe en los círculos dominantes al crecimiento de la lucha de clases, y sus cálculos de que pueda ser aplastada poniendo a los trabajadores bajo la tutela de la AFL-CIO y la bizantina legislación laboral estadounidense.

Ante la intensificación del conflicto comercial y militar entre EE.UU. y sus rivales China y Rusia, los sindicatos son vistos como un medio para atar a la clase obrera al Estado capitalista y sus preparativos de guerra.

Este año es el cuadragésimo aniversario de la traición de la AFL-CIO contra los controladores aéreos de PATCO, quienes fueron despedidos por el presidente Ronald Reagan en una provocación deliberada. El ataque a los trabajadores de PATCO fue precedido por un acuerdo de la AFL-CIO de que se opondría a cualquier movilización más amplia de la clase obrera para defenderlos. A esto le siguió una serie de luchas que fueron sistemáticamente aisladas y derrotadas con la colaboración de los sindicatos. Este fue un punto de inflexión clave, no solo en Estados Unidos sino en todo el mundo, en la completa integración de los sindicatos en la estructura empresarial.

La expansión y unificación de las luchas de la clase obrera requiere la formación de comités de base en las fábricas y otros centros de trabajo, completamente independientes de los sindicatos procapitalistas. Dichos comités son la forma a través de la cual los trabajadores pueden avanzar sus propias demandas, incluyendo medidas de emergencia para detener la pandemia de coronavirus, el fin de la reapertura insegura de escuelas y lugares de trabajo, con plena compensación para los trabajadores y las pequeñas empresas.

El World Socialist Web Site y el Partido Socialista por la Igualdad harán todo lo que esté a su alcance para promover y ayudar en la creación de organizaciones obreras independientes, conectando el crecimiento de la lucha de clases con una perspectiva y un programa políticos socialistas. Instamos a los trabajadores interesados en establecer tales comités a que se pongan en contacto con nosotros hoy mismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de abril de 2021)

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