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El presidente español Pedro Sánchez se compromete a poner fin a la distancia social mientras aumentan los casos de COVID-19

Mientras aumentan los casos de COVID-19 en Europa, el gobierno español del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos se ha comprometido a poner fin a las medidas de distancia social para reabrir totalmente la economía española.

El martes, España informó de 6,623 nuevos casos de coronavirus, lo que lleva el número total de contagios por COVID-19 en el país a más de 3,3 millones. Se anunciaron otras 128 muertes por COVID-19, lo que lleva la cifra oficial de fallecidos a casi 76.000. El recuento del Instituto Nacional de Estadística indica que el número real de bajas por COVID-19 es mucho más alto —más de 100.000. El número de casos diarios reportados es probablemente una subestimación significativa, dado que los niveles de tests son todavía inadecuados, y las tasas de contagio y hospitalización están subiendo en toda Europa.

Gente haciendo cola para recibir una dosis de la vacuna de AstraZeneca en Barcelona, España, el martes 6 de abril de 2021. (Foto AP/Emilio Morenatti)

Con todo, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, del PSOE, habló en una rueda de prensa tras una reunión del gabinete para anunciar que el 9 de mayo, el gobierno planea poner fin al "estado de alarma". Este es el mecanismo jurídico que el gobierno usó para justificar imponer medidas obligatorias de distancia social tales como confinamientos o la obligatoriedad de llevar puesta la mascarilla.

"Espero que no sea necesario seguir con el estado de alarma y que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud siga respondiendo" a la pandemia, dijo Sánchez. "Queremos que el 9 de mayo sea el final, punto final, del estado de alarma".

Esto demuestra la pasmosa indiferencia del gobierno del PSOE-Podemos ante la vida humana, dado que las tasas de contagio repuntan en España y Europa. El promedio móvil de siete días de nuevos casos y la tasa de incidencia de 14 días por 100.000 habitantes han estado subiendo firmemente desde mediados de marzo. A mitad de marzo, la media móvil de siete días era de poco más de 4.000, en comparación con los más de 6.500 a principios de esta semana.

La tasa de incidencia nacional actual está en 164,71 por 100.000, y ha subido desde el punto bajo de 127,8 a mediados del mes pasado. Según el propio marco de trabajo del gobierno, una tasa de incidencia de más de 150 pone a España en "alto riesgo". Cinco de las regiones autónomas de España —Ceuta, Melilla, Navarra, Madrid y Euskadi— están ahora en "riesgo extremo", lo que quiere decir que la tasa de incidencia allí es de más de 250 por 100.000 personas.

Los ingresos hospitalarios para pacientes de coronavirus también han vuelto a subir. Casi 9.000 personas están hospitalizadas actualmente con COVID-19 en España, lo que ocupa más del 7 por ciento de todas las camas de hospital. Esta es la cifra más alta en un mes. En todo el país, cerca de un quinto de las camas de cuidados intensivos (UCI) están ocupadas. Cuatro regiones informan de que las UCIs están al 35 por ciento de su capacidad o más: Melilla (41 por ciento), Madrid (37 por ciento), La Rioja (35,85 por ciento) y Cataluña (35 por ciento).

"Aumenta el riesgo de que lleguemos a un momento de saturación [en los hospitales] si tenemos un aumento exponencial de casos", dijo Pedro Gullón, epidemiólogo y miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, al sitio online de noticias Público. "Las UCIs y los hospitales puede que no sean capaces de absorber la demanda de pacientes y ello llevará a un aumento de la mortandad".

Mientras tanto, la aplicación de la vacuna ha continuado inmerso en el caos. Solo el 12 por ciento de la población española ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna —o sea 5,9 millones de personas— y a apenas el 6 por ciento (2,8 millones de personas) le han puesto las dos dosis requeridas.

Debido a la estrategia de vacunación desastrosamente organizada del gobierno del PSOE y Podemos y las polémicas nacionalistas que redean a la vacuna de AstraZeneca, una proporción mucho mayor de personas de entre 25 y 49 años en España (el 10,6 por ciento) han recibido al menos una dosis de la vacuna que las personas de entre 70 y 79 años de edad (el 5 por ciento), según datas del ministerio de sanidad. Esto es así a pesar de que estos últimos están en un riesgo mayor ante la enfermedad y de estar nominalmente en un "grupo prioritario".

El martes, Sánchez dijo que 10 millones de españoles estarán totalmente vacunados para la primera semana de junio, declarando, "solo seremos capaces de recuperar la plena normalidad gracias a la vacuna. Y hemos empezado a hacerlo". Sánchez también afirmó que 33 millones de personas, o el 70 por ciento de la población, habrán recibido vacunas para finales de agosto. Al ritmo actual, sin embargo, España no alcanzará la vacunación del 70 por ciento ni en un año y medio.

Las autoridades de España y de Europa llevan desde enero advirtiendo de una inminente "cuarta ola" del virus. A mediados de febrero, Fernando Simón, el director del Centro para la Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), declaró:

"Es posible que haya una cuarta ola [que] dependerá en gran medida de cómo salgamos de esta, de qué niveles de baja transmisión consigamos lograr en esta y de cómo se desarrolle la [campaña] de vacunación a lo largo de las próximas semanas".

Pero en vez de tomar las medidas necesarias para evitar este brote previsto, el gobierno del PSOE y Podemos esta revirtiendo la distancia social para abrir España al turismo. Las semanas recientes han sido testigo de exigencias constantes en los medios burgueses de "salvar la temporada turística".

El gobierno del PSOE-Podemos se negó a adoptar cualquier medida para restringir el turismo durante las ajetreadas vacaciones de Pascua, aunque a los propios habitantes de España se les impedía salir de sus propias regiones por las restricciones por el coronavirus. En respuesta a la carta blanca de la clase gobernante a las empresas del turismo, muchas aerolíneas pusieron vuelos adicionales desde países como Alemania para proveer al aumento anticipado de la demanda.

Esto llevó a un influjo de vacacionistas a finales de marzo, incluyendo de países con tasas de incidencia mucho mayores que España, como Alemania y Francia. Ha habido una alarma oposición generalizada entre los trabajadores a la política del gobierno de facilitar el turismo. Numerosas fotos y vídeos circularon por internet de vacacionista agolpándose en playas y calles españolas.

El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, del PSOE, sin embargo, defiende esta política, y dice que "España está siguiendo las recomendaciones de la UE".

"La Comisión Europea lleva meses diciendo que cerrar las fronteras no garantiza que no haya transmisión del virus", continuó Sánchez- "Mantendremos la frontera abierta [y] pediremos una PCR negativa de las últimas 72 horas. ... Ya casi estamos llegando con las vacunaciones y estamos en la fase final de la pandemia".

Al final del mes pasado, el ministro de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, del PSOE, también enfatizó que la mayor prioridad del gobierno es impulsar los ingresos del turismo —que contribuye con cerca del 12 por ciento del PIB y el empleo de España— sin importar el coste en vidas.

"Quizás el objetivo sea llegar a la mitad del número de turistas que tuvimos en 2019 [este verano]. Esto sería un logro". Ello significaría la llegada de por lo menos 40 millones de vacacionistas a España este año, lo que aumentaría enormemente el riesgo de una explosión de COVID-19.

Aunque reconocía que España estaba ahora en la cresta de una "cuarta ola" del virus, el director del CCAES, Simón, intentó achacarle a la población el aumento de los casos, afirmando que si la población simplemente se comportara bien esta sería solo una "pequeña ola". "A nivel nacional", dijo Simón la semana pasada, "si tenemos un aumento constante [de casos], tendremos una cuarta ola, pero si mantenemos una disciplina total y controlamos las medidas durante las Pascuas, quizás no tenga sentido hablar de una cuarta ola y hablaríamos de una ola pequeña en un breve período".

El aumento de contagios en España no es culpa de las personas, sino responsabilidad del gobierno del PSOE y Podemos, que ha hecho primar constantemente las ganancias por encima de la vida.

(Articulo publicado originalmente en inglés el 7 de abril de 2021)

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