Español

Dirigente de la AFL-CIO en Alabama se opone a demanda de mineros de Warrior Met de mayor sueldo de huelga y los llama “desubicados”

Durante más de dos meses, 1.100 mineros del carbón en huelga en Alabama han subsistido con un sueldo de poco más de $300 semanales en su valiente lucha contra la poderosa corporación Warrior Met. Como resultado, los mineros se han visto obligados a aceptar trabajos a tiempo parcial y realizar rifas para mantener a sus familias. Los mineros saben que cuanto más se les dificulte pagar sus facturas, más fácil le resultará a la empresa romper la huelga. Por esta razón, muchos mineros han pedido un aumento sustancial en el sueldo de huelga para fortalecer su posición y enviar un mensaje a la empresa.

El viernes, un líder de la AFL-CIO de Alabama y miembro de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) declaró públicamente su oposición a estas demandas. El secretario tesorero del Consejo Laboral del Norte de Alabama, Jacob Morrison, tuiteó que un mayor sueldo de huelga “liquidaría” los activos del sindicato United Mine Workers of America (UMWA) y llamó a los trabajadores “desubicados” por solicitar el aumento.

La declaración del 11 de junio dice: “Imagina pensar que es sabio para una organización que representa a decenas de miles de trabajadores agotar todos sus activos en una única huelga. Desubicados”.

Esta declaración es una advertencia urgente para los trabajadores de Warrior Met de que su huelga está en peligro. Es una admisión abierta de que la confederación AFL-CIO y el UMWA están trabajando activamente para derrotar la huelga y que su único objetivo es proteger sus propios activos. La AFL-CIO y el UMWA están comprometidos con la estrategia de hambrear a los trabajadores hasta que se vean obligados a aceptar un acuerdo entreguista. A pesar de los sacrificios y la valentía de los mineros en huelga, si se permite que estas organizaciones dominen la huelga, serán aislados y derrotados.

La afirmación del funcionario de la AFL-CIO de que el UMWA “agotaría todos sus activos en una única huelga” es importante por varias razones.

Esta “huelga única” es, de hecho, la primera huelga del UMWA desde una huelga de una semana de Foundation Coal en 2007, que terminó con el cierre de la mina Wabash en Keensburg, Illinois y el despido de 250 mineros. Entre la huelga de 2007 y el comienzo de la actual huelga, el UMWA no había pagado ni un dólar en sueldos de huelga. La única razón por la que el UMWA convocó una huelga en Warrior Met es porque consideró que no podía imponer un contrato entreguista. Una semana después de que comenzara la huelga, los trabajadores rechazaron el contrato entreguista del UMWA por 1.006 votos a 45 y compartieron fotos de ellos mismos quemando copias del contrato.

Los activos del UMWA no pertenecen a los dirigentes como la tierra de los campesinos a un rey. El UMWA ha adquirido vastos recursos financieros tomando el dinero de las cuotas de los trabajadores.

Desde el año 2000, los informes del Departamento de Trabajo que detallan los activos del UMWA muestran que los miembros del UMWA han pagado $209.654.616 (más de $209 millones) en cuotas.

Es fácil pasar por alto una cifra tan alta como esta, pero piénsenlo de esta manera: si un minero del carbón que gana $30 la hora paga dos horas al mes en cuotas sindicales, esto es el equivalente a 3.494.243,6 horas combinadas de trabaja. En otras palabras, desde el año 2000, los mineros en los Estados Unidos han trabajado colectivamente 145,593 días —¡o 388 años!— para acumular los activos masivos del UMWA.

¿Y qué tienen que perder la AFL-CIO y el UMWA si se satisface la demanda de los trabajadores de aumentar el sueldo de huelga?

Esto requiere revisar cómo el UMWA ha gastado el dinero de las cuotas de los mineros. Desde 2005, ha pagado $163.668.927 por “actividades de representación”, en gran parte un salario al pequeño ejército de funcionarios bien pagados del UMWA, más $65.189.081 en “gastos generales” y $35.519.365 en “administración sindical”. Desde 2005 hasta el presente, el UMWA también ha gastado $22.434.723 en “actividades políticas y cabildeo”. Desde 2000, ha distribuido $6.022.546 en “regalos”.

En la actualidad, la sede nacional del UMWA tiene 102 personas en su personal, que ganan en promedio $70.000 al año. Cuarenta y nueve de esos funcionarios ganan aproximadamente $100.000 o más, lo que equivale a un salario total de $5,4 millones por año. Mientras que se espera que los trabajadores en huelga vivan con $325 a la semana, los “fabulosos cuarenta y nueve” cheques en efectivo valen más de $2.000 a la semana. Entre 2002 y 2018, el dinero de las cuotas de los trabajadores proporcionó al presidente Cecil Roberts un salario total de más de $3 millones.

Estos gastos generosos, que solo incluyen pagos que están “por encima de la mesa”, superan el total recibido de las cuotas porque el UMWA también ha apostado las cuotas de los trabajadores en la bolsa de valores. Desde 2000 hasta hoy, el UMWA ha comprado más de mil millones de dólares en “inversiones y activos fijos”, un total de $1.274.513.981. Ha recibido $11.940.530 solo en pagos de dividendos. No es de extrañar que el UMWA quiera mantener bajos los seeldos de la huelga; la huelga está reduciendo el efectivo disponible para su próxima compra de fondos mutuos.

En respuesta a los artículos del World Socialist Web Site que exponen esta realidad, los ejecutivos de UMWA critican a los escritores del WSWS, los calumnian como “antisindicales” y los amenazan con violencia.

En realidad, es el UMWA el que ha traicionado las tradiciones de lucha de clases de los mineros del carbón. El número de miembros del UMWA se ha reducido a menos de la mitad en solo 20 años, de 112,481 en 2000 a solo 56,580 en la actualidad. En 2016, solo el 2,5 por ciento de las minas de carbón estaban sindicalizadas, en comparación con el 40 por ciento en 1956, según datos del censo. El UMWA no es un “sindicato” sino una entidad proempresarial supervisada por ejecutivos cuyos intereses son directamente hostiles a los de los mineros. Cuando Morrison habla de proteger los “activos” del UMWA de su “agotamiento” mediante un aumento del sueldo de huelga, no habla como un funcionario “sindical”, sino como un representante corporativo de la gerencia.

La clase dominante estadounidense ha pasado más de un siglo intentando amansar a los mineros del carbón, que se encuentran entre los sectores más valientes y militantes de la clase trabajadora. Miles de mineros del carbón han sacrificado sus vidas en sangrientas batallas de clases para ganar el derecho a organizarse y exigir las precauciones de salud y seguridad más básicas, desde los Molly Maguire del siglo diecinueve y las masacres estatales en Ludlow, Colorado y Blair Mountain, West Virginia a principios del siglo veinte, hasta el asesinato a manos de esquiroles en 1990 del huelguista John McCoy en Welch, West Virginia.

En el transcurso de los últimos 50 años, el UMWA ha reprimido la lucha de los mineros y ha ayudado a los operadores del carbón a reducir los niveles de huelgas muy por debajo de cualquier momento desde la Guerra Civil. Esto comenzó en serio después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los mineros del carbón lanzaron una serie de huelgas militantes y obtuvieron concesiones masivas de los operadores.

En su libro de 1971, Death and the Mines, Brit Hume describe cómo un jurado de 1968 concluyó que “el United Mine Workers, desde 1950, conspiró con la Consolidation Coal Company y otros productores importantes para crear un monopolio en la industria del carbón”. Hume escribe:

Era la segunda vez en tres años que el UMW era declarado culpable de conspiración antimonopolio con los principales operadores de carbón. Por sorprendentes que puedan parecer esos veredictos inauditos, no podrían haber sorprendido a miles de mineros del carbón que se habían estado preguntando durante años qué estaban haciendo los líderes de su sindicato. A raíz de las amargas huelgas de los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, había llegado una era de paz laboral a la industria del carbón. Atrás quedaron las inevitables huelgas, las tumultuosas sesiones de negociación pública y las constantes amenazas de escasez de carbón nacional durante las huelgas. En su lugar estaban las negociaciones a puertas cerradas entre los jefes del UMW y una delegación que representaba a casi toda la compañía de carbón. Invariablemente, estos resultaron en nuevos contratos sin huelga.

A lo largo de la década de 1960, la oposición a la cúpula del UMWA, que había pasado de John L. Lewis al sucesor que seleccionó, Tony Boyle, encontró expresión en una serie de huelgas salvajes en todo el país. Surgió un movimiento de reforma llamado “Mineros por la democracia”, que la máquina de Boyle intentó aplastar con violencia. En la convención del sindicato en 1964, Boyle envió a matones con cascos para golpear a los mineros hasta dejarlos inconscientes por intentar hablar en contra de las traiciones de los líderes. El 31 de diciembre de 1969, Boyle contrató a matones que irrumpieron en la casa del candidato de Mineros por la Democracia para presidente del UMWA, Joseph “Jock” Yablonski, matándolo a él, a su esposa y a su hija de 25 años.

Las autoridades federales arrestaron a Boyle, lo metieron en la cárcel y una elección sindical de 1972 llevó a Mineros por la Democracia a controlar el sindicato bajo el presidente Arnold Miller. Las huelgas de 1974, 1977-78 y 1981 mostraron la continua militancia de los mineros del carbón, que desafiaron las órdenes judiciales federales y obtuvieron importantes victorias, superando los esfuerzos del UMWA para limitar las huelgas.

Después de que Richard Trumka fuera presentado como presidente del sindicato en 1981, el UMW intensificó este largo proceso de traiciones, aislando las luchas de los trabajadores en huelgas en AT Massey en 1984-85 y Pittston Coal en 1989-90. Desde estas huelgas, el UMWA y el sucesor de Trumka, Cecil Roberts, han puesto fin de manera efectiva a todas las actividades huelguísticas.

La transformación del UMWA en un sindicato patronal se expresa en que los tipos sociales que ahora conforman las burocracias sindicales están tan lejos de la lucha de clases como el hombre en la luna. Antes de convertirse en empleado remunerado de la AFL-CIO, Morrison fue líder universitario del Partido Demócrata de Alabama. Los demócratas han estado durante décadas del lado de los operadores del carbón, aplicando mandatos judiciales, encarcelando a los mineros y dando luz verde a los ataques salvajes de las tropas estatales contra los huelguistas desde la década de 1940 hasta la de 1970. En 2016, su candidata a la presidencia, Hillary Clinton, se jactó de los despidos masivos entre los mineros, celebrando la pobreza que domina en muchas comunidades mineras. Ahora que el Partido Republicano ha dominado las regiones mineras durante algunas décadas, este partido proempresarial ha dejado en claro que sus falsas afirmaciones de representar al “país del carbón” no son más ciertas que las de los demócratas.

El período en el que UMWA y AFL-CIO podían aislar a los trabajadores está llegando a su fin. El repudio masivo del contrato propuesto por el UMWA en Warrior Met, así como la determinación de los trabajadores de Volvo en Dublin, Virginia de rechazar dos contratos podridos presentados por el sindicato United Auto Workers (cuya conducción está en una prisión federal por aceptar sobornos de la compañía a cambio de contratos favorables a las empresas), atestigua este poderoso crecimiento de la oposición desde abajo.

El éxito de estas luchas depende de romper el aislamiento impuesto por los sindicatos y movilizar a la clase trabajadora en su conjunto, en Estados Unidos e internacionalmente, en defensa de los trabajadores en huelga.

(Publicado originalmente en inglés el 16 de junio de 2021)

Loading