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Perspectiva

Rand Paul, Anthony Fauci y la caza de brujas contra la ciencia

El martes anterior, el Senado de EE.UU. presenció su espectáculo más desagradable desde los días de Joseph McCarthy y el Comité de Actividades Antiestadounidenses de la Cámara de Representantes. Rand Paul, un antivacunas contra el COVID-19 y defensor de los contagios masivos, acusó públicamente a Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU., de haber ayudado a crear genéticamente el virus que causó la pandemia de COVID-19 y la pérdida de millones de vidas.

El Dr. Anthony Fauci le dice al senador Rand Paul, “si alguien está mintiendo, senador, es usted”. (AP Photo/J. Scott Applewhite, Pool) [AP Photo/J. Scott Applewhite]

Paul atribuyó a Fauci “responsabilidad en que cuatro millones de personas murieran en todo el mundo de una pandemia”. Añadió: “toda la evidencia apunta a que vino del laboratorio y tendrán que rendir cuentas los que financiaron el laboratorio, incluido usted”. Paul alegó que el Instituto de Virología de Wuhan fabricaba virus animales “más transmisibles en los humanos y usted lo financió. Y usted no admite la verdad”.

Fauci, tras haber sido acusado de un asesinato masivo por un imbécil semianalfabeto, dio una respuesta apropiada, si bien moderada. “Resiento completamente la mentira que está propagando ahora, senador”, dijo Fauci. “Y usted está sugiriendo que nuestras acciones fueron responsables de la muerte de individuos. Lo resiento completamente… Y si alguien está mintiendo aquí, senador, es usted”.

En una sociedad razonable, la diatriba de Paul habría sido vista como un momento de profunda degradación nacional. Las acciones de Paul habrían sido condenadas fuertemente por otros senadores y los medios de comunicación.

Pero, en el Senado, había silencio absoluto. La siguiente oradora, la senadora demócrata de Minnesota, Tina Smith, divagó por un largo tiempo con sus comentarios preparados como si no hubiera ocurrido nada. Ningún senador defendió a Fauci, excepto uno, Bob Casey Jr., que ni siquiera comentó sobre la acusación de Paul. Meramente dijo que existía un respaldo “bipartidista” a la “integridad” de Fauci. El senador de Vermont, Bernie Sanders, quien pertenece al comité frente al cual Paul rindió testimonio, no participó en la audiencia y no ha dicho nada desde entonces.

Si el Senado guardó silencio, la prensa mostró abiertamente su apoyo a la intervención grotesca de Paul. El Wall Street Journal, que en sí es una plataforma para teorías conspirativas contra las vacunas, acusó a Fauci por su “falta de franqueza” y por tener “un conflicto de interés” en cuanto a su intercambio con Paul.

Fauci “sabe algo de la investigación que realizaba el Instituto de Virología de Wuhan, porque los dólares de los contribuyentes estadounidenses ayudaron a financiarlo”, declaró el Journal. “Nadie debería esperar que el Partido Comunista Chino coopere con una investigación real sobre los orígenes del Covid-19”, escribió el diario. “Lo que es más desilusionante es la falta de franqueza por parte de los científicos y oficiales estadounidenses cuyos conflictos de interés merecen escrutinio”.

Para que no lo superara la prensa ultraderechista, el Washington Post publicó un comentario editorial del propagandista antichino Josh Rogin, quien respaldó a Paul. “Paul realmente sabe de qué habla”, concluyó Rogin.

Al afirmar que Fauci es culpable de crear genéticamente el COVID-19, Paul, Rogin y la junta editorial del Wall Street Journal se están inclinando en la teoría conspirativa avanzada por Nicholas Wade. Wade afirmó que dos de los principales investigadores de virus del mundo, Ralph Baric y Shi Zheng-li, desarrollaron un “método para diseñar los coronavirus de murciélagos para que ataquen a otras especies”. Este trabajo en el Instituto de Virología de Wuhan, alega Wade, fue “financiado por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, siglas en inglés), que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH)”.

Basándose en las afirmaciones de que los científicos llevaron a cabo una investigación sobre los coronavirus de los murciélagos, Wade da el absurdo salto especulativo de que esta investigación creó el COVID-19, mientras que no ofrece ninguna prueba para demostrar sus afirmaciones más allá del hecho de que “pudo haber” ocurrido.

Las absurdas especulaciones de Wade habrían permanecido en la basura, donde pertenecen, si los tres principales periódicos nacionales de Estados Unidos no hubieran tomado la decisión de respaldar sus falsedades. Los escritos de Wade fueron citados como fuente fidedigna en un editorial del Washington Post, en varios artículos de opinión del New York Times y en varios artículos de opinión del Wall Street Journal. Estos periódicos citaron a Wade consciente y repetidamente sin aclarar su historial de años de falsificación deliberada para promover la pseudociencia racista.

La aceptación de la mentira del laboratorio de Wuhan por parte de los periódicos estadounidenses principales ha dado un empujón al fascistizante expresidente Donald Trump, Rand Paul y otros defensores de la derecha de la “inmunidad colectiva”, que han intentado durante más de un año culpar a China de la pandemia.

Aunque en su día se autodenominó “libertario”, Paul forma ahora parte del ala fascistizante del Partido Republicano. Paul, quien afirmó que las elecciones de 2020 “fueron robadas en muchos sentidos”, ha respaldado la cumbre Save America del próximo mes, organizada por Women for America First, el grupo que organizó la manifestación del 6 de enero que alimentó el ataque fascista al Capitolio.

Animado por el fracaso total de los demócratas a la hora de defender a Fauci en respuesta a sus falsas acusaciones, Paul remitió penalmente al científico al Departamento de Justicia el lunes, declarando: “Está mintiendo sobre si financió o no la investigación de mejoras de función, y sí, debería ser castigado”.

El ataque a Fauci en torno a la mentira sobre el “Laboratorio de Wuhan” está motivado por dos factores interrelacionados. En primer lugar, su objetivo es amenazar, amedrentar e intimidar a los científicos para que guarden silencio mientras Estados Unidos abandona todas las medidas necesarias para contener la pandemia, incluso cuando los casos aumentan a niveles récord.

En la medida en que Fauci ha criticado la eliminación de las restricciones y ha hecho advertencias sobre el peligro extremo de la pandemia, se ha convertido en un objetivo central de la derecha fascistizante.

En marzo, Fauci destacó las constantes amenazas de muerte que reciben él y su familia. “Puedo decir algo que a alguien no le guste, como 'no deberían eliminar las órdenes de uso de las mascarillas', y de repente recibes un montón de amenazas porque a la gente no le gusta lo que dices”.

En segundo lugar, procura culpar a China de una muerte masiva que en realidad es producto de las políticas de la oligarquía financiera.

La negativa del Partido Demócrata a criticar los desvaríos fascistizantes de Paul está ligada al hecho de que, independientemente de las diferencias tácticas que tenga con Trump, la Administración de Biden ha continuado la misma política básica en ambos frentes, defendiendo la eliminación de las restricciones a la pandemia y continuando la campaña anti-China.

A pesar de la promesa de Biden de “seguir la ciencia”, su Administración ha rechazado las medidas necesarias para detener la propagación de la enfermedad, desaconsejando el uso de mascarillas y exigiendo la reapertura total de las clases presenciales. Estas acciones ponen a Estados Unidos en oposición a la Organización Mundial de la Salud y a los principales epidemiólogos.

En realidad, la responsabilidad de la masiva cifra de muertos en Estados Unidos recae en el capitalismo estadounidense. Durante meses, la Administración de Trump y los demócratas y republicanos en el Congreso encubrieron los peligros que planteaba la pandemia, y tan pronto dejaron de poder encubrirlos, trataron de reabrir prematuramente las empresas y las escuelas, lo que condujo al actual aumento en contagios.

Todos los trabajadores con conciencia de clase deben oponerse a esta caza de brujas de la derecha, y atribuir a quien corresponde la culpa: ¡no a China, ni a los científicos, sino al capitalismo estadounidense!

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de julio de 2021)

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