Español

El Gobierno de Malasia implosiona con la epidemia de COVID-19 fuera de control

En medio de una acelerada epidemia de COVID-19 y el deterioro de la economía, el primer ministro de Malasia, Muhyiddin Yassin, renunció el lunes pasado. Fue reemplazado el viernes por Ismail Sabri Yaakob, miembro de la derechista Organización Nacional de Malasios Unidos y vice primer ministro del Gobierno anterior.

El primer ministro entrante malasio Ismail Sabri Yaakob, izquierda, recibió documentos del sultán Abdullah Sultan Ahmad Shah antes de ser juramentado como nuevo líder del país, en el Palacio Nacional de Kuala Lumpur (Khirul Nizam Zanil, Departamento de Información de Malasia vía AP)

Ismail es el tercer primer ministro del país en menos de cuatro años. Su instalación no hará nada para poner fin a la agitación política y la inestabilidad que siguió a la derrota de la coalición liderada por la UMNO en las elecciones nacionales de 2018. La UMNO había estado en el poder continuamente desde la independencia formal de Reino Unido en 1957, a través de la manipulación de los distritos electorales, métodos autocráticos de gobierno y el control de los medios de comunicación y el aparato estatal.

La UMNO fue derrotada en 2018 por una alianza electoral entre una coalición de oposición liderada por Anwar Ibrahim y el Partido Indígena Unido de Malasia (Bersatu), que proviene de una división con la UMNO y es liderado por el ex primer ministro Mahathir Mohamad. En 1998, en medio de la crisis financiera asiática y amargos desacuerdos sobre la política económica, Mahathir despidió a Anwar como ministro de Finanzas, lo expulsó de UMNO y luego lo encarceló por cargos falsos.

Como parte del acuerdo electoral oportunista entre ambos enemigos políticos, Mahathir se instaló como primer ministro con Anwar que asumirá el cargo en 2020. Las tensiones políticas dentro de la coalición gobernante, que fueron evidentes desde el principio, llevaron a su colapso a medida se acercaba la instalación de Anwar como primer ministro.

En marzo de 2020, Muhyiddin Yassin, que se había desempeñado como ministro del Interior, se separó de la coalición con la mayoría de los miembros de Bersatu y formó un Gobierno con el apoyo de la UMNO y el islamista Parti Islam se-Malaysia (PAS).

La derrota de la UMNO en 2018 fue el resultado del descontento popular generalizado por la desigualdad social, la corrupción arraigada y los métodos autocráticos de gobierno. Esa oposición solo se ha intensificado como resultado del grave manejo del Gobierno de Muhyiddin de la pandemia de COVID-19.

Malasia tiene ahora una de las tasas de infección y muertes per cápita más altas del mundo. Las nuevas infecciones diarias se han más que duplicado desde junio, cuando se impuso un confinamiento parcial y alcanzó un récord de 23.564 el viernes pasado, lo que eleva el total de casos en el país a más de 1,5 millones. El número de muertos asciende a más de 13.000.

La pandemia se contuvo inicialmente después de que el Gobierno de Muhyiddin impusiera un confinamiento estricto poco después de llegar al poder. En julio de 2020 anunció que el país no registraba nuevos casos. Sin embargo, a medida que se suavizaron las restricciones, el número de infecciones y muertes aumentó rápidamente y se salió de control.

En enero, Muhyiddin consiguió el apoyo del sultán para la declaración del estado de emergencia. Eso se debió más a la creciente crisis política de su Gobierno que a la necesidad de contener la propagación del virus. Las medidas que contuvieron la pandemia entre marzo y julio del año pasado no habían requerido poderes de emergencia.

En junio, el número diario de casos llegó a 7.000, cuando Muhyiddin declaró un “confinamiento total” que los críticos describieron como “a medias”. El Gobierno permitió que 18 centros de manufactura continuaran operando, principalmente al 60 por ciento de su capacidad, transformando las fábricas y los dormitorios abarrotados de trabajadores en importantes focos de transmisión del virus. Esta peligrosa situación se vio agravada por la falta de apoyo financiero, lo que obligó a los trabajadores a ir a trabajar solo para sobrevivir, y un régimen inadecuado de pruebas y rastreo de contactos.

El fracaso del Gobierno para contener el virus, junto con el empeoramiento de la crisis económica y social, ha alimentado la oposición, incluidas protestas de jóvenes y una huelga el mes pasado de médicos subalternos con exceso de trabajo. El sistema hospitalario se ha visto abrumado por casos de COVID y carece de camas, personal y equipo. Al Jazeera informó el mes pasado: “Las redes sociales han estado inundadas de fotos y videos desgarradores ... Un video mostraba cuerpos en lo que parecía ser el almacén de un hospital mientras la sala vecina estaba tan llena que los pacientes estaban sentados en sillas de ruedas o en bancos traídos de pasillos exteriores. Otros han mostrado a personas haciendo cola durante horas en los centros de evaluación de COVID-19 luego de pruebas positivas y condiciones de hacinamiento e insalubres en las instalaciones de cuarentena administradas por el Gobierno”.

Una encuesta de la Universidad Nacional de Australia sobre los países del sudeste asiático encontró que el 49 por ciento de los encuestados en Malasia estaban “muy preocupados” de que pudieran enfermarse o morir. Alrededor del 41 por ciento estaba “muy preocupado” de que la pandemia afectara su situación financiera y la educación de sus hijos.

Con la economía estancada y un crecimiento esperado de solo un 3 a 4 por ciento este año, la UMNO aprovechó la creciente crisis política para finalizar la coalición oficialista. Muhyiddin se vio obligado a dimitir después de que figuras clave de la UMNO abandonaron la coalición gobernante. La instalación de Ismail Sabri Yaakob, un antiguo miembro de la UMNO y ministro de Defensa en el Gobierno anterior, efectivamente devuelve a la UMNO al poder.

Bridget Welsh, experta en el sudeste asiático de la Universidad Nottingham de Malasia, dijo a la Australian Broadcasting Corporation (ABC): “Malasia tiene un nuevo primer ministro, esencialmente con la política y los actores viejos. Regresamos al pasado: la UMNO está ahora en el puesto de primer ministro, regresando al poder a través de acuerdos dentro de la élite a pesar de haber sido expulsado por corrupción en 2018”.

Ismail es un defensor particularmente entusiasta de la política racialista de la UMNO de favorecer a los malasios étnicos, que constituyen alrededor del 60 por ciento de la población del país, sobre sus grandes minorías étnicas chinas e indias. En 2019, mientras la UMNO estaba en la oposición, supuestamente pidió a los malasios musulmanes que libraran una “yihad” contra la coalición gobernante y la acusó de ser antiislámica.

El historial de Ismail de chovinismo étnico malasio es una advertencia de que el nuevo Gobierno recurrirá a las acciones de los políticos de la UMNO, el racismo divisivo y los métodos de Estado policial, para hacer frente a la oposición popular generalizada que inevitablemente se desarrollará. Su Gobierno depende de una coalición dispar para su escasa mayoría parlamentaria y será visto por gran parte de la población como simplemente una continuación de la Administración anterior de Muhyiddin que no logró controlar la pandemia.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de agosto de 2021)

Loading