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Richard C. Lewontin, pionero de la genética molecular, muere a los 92 años

El genetista de Harvard Richard C. Lewontin, de 92 años, falleció el 4 de julio en su casa en Cambridge, Massachusetts. Se le considera uno de los más destacados investigadores modernos de la diversidad genética en humanos y animales. Una de sus contribuciones más significativas fue la de demostrar las diferencias genéticas extremadamente pequeñas entre las distintas poblaciones humanas (que se caracterizan erróneamente bajo el concepto científicamente inválido de 'razas') en comparación con muchas otras especies, apoyando así la ascendencia común y relativamente reciente de todos los seres humanos vivos. Se opuso firmemente a las afirmaciones racistas promovidas por charlatanes pseudocientíficos, como Nicholas Wade, según las cuales existen diferencias significativas, de base genética, en la inteligencia de las distintas razas.

Nacido en 1929, Lewontin obtuvo un máster en estadística matemática (1952) y un doctorado en zoología (1954), ambos por la Universidad de Columbia, y luego enseñó en varias instituciones hasta incorporarse a la facultad de Harvard en 1973. Combinó sus conocimientos de matemáticas y biología molecular para dilucidar los mecanismos del cambio evolutivo. Rechazó los intentos de explicar la cultura y el comportamiento humanos como si estuvieran dirigidos únicamente (o principalmente) por la genética, como por ejemplo propugnaba su colega de Harvard, E.O. Wilson, fundador de la sociobiología, que criticó en Not in Our Genes: Biology, Ideology, and Human Nature, escrito en colaboración con Steven Rose en 1984.

Richard Lewontin (Crédito: Biblioteca y Archivos Ernst Mayr del Museo de Zoología Comparada, Universidad de Harvard)

Los primeros trabajos de Lewontin, a mediados de la década de 1960 (Lewontin y Hubby, 1966), realizados inicialmente con la mosca de la fruta Drosophila, y pioneros en el uso de la simulación por ordenador en el estudio de los loci de un solo gen, demostraron que la diversidad genética dentro de las especies era, en general, mucho mayor de lo que se pensaba. De hecho, en una especie pueden existir muchas versiones diferentes de un gen concreto, conocidas como alelos, en un momento dado y con escasos efectos perjudiciales en las condiciones ambientales existentes. Esto contrasta con la opinión de que las mutaciones suelen ser perjudiciales y se seleccionan pronto, lo que conduce a una relativa uniformidad genética.

La 'reserva' de diversidad genética descubierta por Lewontin puede constituir una ventaja evolutiva, ya que puede proporcionar la materia prima de la que una especie puede echar mano (en sentido figurado) cuando cambian las presiones selectivas, y las nuevas adaptaciones basadas en la variación genética existente permiten a la especie sobrevivir en un entorno alterado. Esta investigación dio lugar a todo un nuevo campo de investigación sobre el polimorfismo genético.

Esta investigación anterior adquirió mayor relevancia cuando, en 1972, Lewontin publicó un artículo en el que presentaba un análisis de la variación genética humana, basado en las proteínas de la sangre (antes de que se dispusiera de la secuenciación del ADN), tomadas de poblaciones de Eurasia occidental, África, Asia oriental, Asia meridional, los nativos americanos, Oceanía y Australia, que demostraba una menor diversidad genética entre los Homo sapiens que en muchas otras especies. Reveló que la variación dentro del grupo (por ejemplo, la población, la 'raza') es mayor, aproximadamente el 85%, que la variación entre grupos, aproximadamente el 7%. Estos resultados se describieron en un libro, The Genetic Basis of Evolutionary Change, publicado en 1974.

Para situar este hallazgo en su contexto, los factores predominantes en el desarrollo de la diversidad genética entre poblaciones son la distancia y el tiempo. Entre ellos se encuentran la separación geográfica, que conduce a una reducción del entrecruzamiento y, por tanto, a un flujo genético restringido, entre las poblaciones, el tiempo durante el cual se ha producido la separación, que conduce a la acumulación de mutaciones diferentes y aleatorias en cada población (lo que se conoce como 'deriva genética'), a lo que se suman los efectos de las diferentes presiones selectivas debidas a los distintos entornos, que conducen acumulativamente a la acumulación de diferencias genéticas. Si pasa el tiempo suficiente y el flujo genético entre poblaciones se reduce lo suficiente, es probable que estas poblaciones separadas acumulen diferencias genéticas sustanciales hasta el punto de que ya no puedan cruzarse y, por tanto, constituyan especies separadas.

Aunque las teorías racistas modernas no llegan a afirmar que las razas humanas representen especies diferentes, lo cual es obviamente falso ya que todos los humanos modernos pueden cruzarse con éxito y producir una descendencia viable, la implicación es que se ha producido una diferenciación genética suficiente entre poblaciones geográficamente dispares como para dar lugar a diferencias significativas en atributos como la inteligencia, la propensión a la violencia, etc.

Por el contrario, la fuerte implicación del contraste en la diversidad genética entre los humanos y muchas otras especies que fue identificada por Lewontin es que los humanos modernos evolucionaron hace relativamente poco tiempo (en términos evolutivos) a partir de una única población ancestral, localizada en África, y que, a pesar de haberse extendido ampliamente por todo el mundo, la diferenciación genética entre poblaciones ha sido extremadamente limitada. Esta interpretación ha sido fuertemente respaldada por investigaciones posteriores. En otras palabras, las variaciones observables en las características físicas, como el color de la piel, que se han utilizado para definir las razas, son totalmente superficiales y no tienen ninguna importancia fundamental.

La relativa falta de diversidad genética entre los humanos modernos puede atribuirse al menos a dos factores. En primer lugar, las extensas y bien documentadas migraciones de poblaciones a lo largo de miles de años, especialmente desde el desarrollo de la agricultura, han contrarrestado en gran medida la tendencia al aislamiento genético regional. En segundo lugar, y quizás más importante, toda la evolución humana, al menos desde la primera aparición del género Homo (hace aproximadamente dos millones de años), si no antes, se ha caracterizado por una dependencia cada vez mayor de la cultura y la tecnología, más que de los cambios en los atributos físicos. La inteligencia se ha convertido en el principal modo de adaptación del ser humano.

Lewontin se describía a menudo como marxista. El enfoque dialéctico y materialista en su trabajo científico es evidente. Aparece, por ejemplo, en su artículo 'Organismo y medio ambiente'. Argumentó que muchos investigadores consideran que el darwinismo considera que los organismos sólo reaccionan a las fuerzas selectivas generadas por su entorno. Por el contrario, sostenía que los organismos desempeñan un papel activo en la creación de su entorno. Son un elemento opuesto en la interacción dialéctica entre todos los componentes físicos y biológicos que actúan y reaccionan colectivamente entre sí y, por tanto, participan en una dinámica siempre cambiante que produce el medio ambiente. En otro lugar, criticó el concepto de que en un momento dado los organismos están óptimamente adaptados a su entorno contemporáneo, en lugar de estar en constante flujo adaptativo.

Una vez dijo: 'La ciencia es una actividad social como ser policía, trabajador de una fábrica o político'. Con la intención de divulgar los resultados de sus investigaciones a un público amplio, Lewontin fue autor o coautor de varios libros y ensayos, muchos de estos últimos publicados en la New York Review of Books, dirigidos al público no especializado. En 1985, por ejemplo, fue coautor, con Richard Levins, de The Dialectical Biologist, que dedicó a Federico Engels. En él, caracterizó el concepto de raza como una 'indicación del poder de la ideología de base socioeconómica sobre la supuesta objetividad del conocimiento'.

Curiosamente, restó importancia al Proyecto Genoma Humano, que consideraba un esfuerzo reduccionista por definir un 'modelo' de ser humano, que asociaba con los intentos de delimitar genéticamente las razas, el coeficiente intelectual y promover la eugenesia. Por el contrario, es un logro significativo, cuando se entiende como la elucidación de un 'opuesto' en la interacción dialéctica entre la biología y el entorno en el desarrollo de los seres humanos.

Lewontin consideraba que un científico también tiene la responsabilidad de participar en la política. 'Como académicos estamos apoyados por la sociedad de una manera bastante agradable'. 'Para reclamar los recursos de la sociedad hay que hacer algo más que decir 'quiero satisfacer mi curiosidad intelectual'; eso es sólo una especie de masturbación que no está justificada en lo que a mí respecta. Así que hay que hacer política. [Y en política,] la ciencia te da legitimidad. Cuando pierdes tu legitimidad como científico, pierdes tu legitimidad como comentarista'.

Su firme compromiso con la integridad científica es bien conocido. Sin embargo, su visión de sí mismo como 'comentarista' definió sus actividades políticas, que eran claramente reformistas y no revolucionarias. Aunque criticó los efectos distorsionadores del capitalismo sobre la ciencia, el 'marxismo' de Lewontin no parece haber ido más allá de la política de protesta en su juventud y de la crítica social en sus últimos años. Se opuso a la guerra de Vietnam, e incluso dimitió de la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias por su colaboración con el Departamento de Defensa de Estados Unidos, y criticó a científicos, como Edward Teller, que participaban en investigaciones militares. Su comentario social posterior incluyó la crítica a la agroindustria por el desarrollo de cultivos modificados genéticamente, no por su calidad superior, sino para atrapar a los agricultores para que tuvieran que comprarles semillas en lugar de poder utilizar una parte de la cosecha del año anterior como reserva de semillas para la nueva temporada.

Estuvo asociado a grupos de protesta como Science for the People (después de que fuera purgado de sus elementos más radicales) y Science for Vietnam. No hay indicios de que se haya implicado directamente en una política explícitamente socialista o en las luchas específicas de la clase obrera.

Lewontin colaboró durante un tiempo con Stephen Jay Gould, otro profesor de Harvard, que también es conocido por oponerse al determinismo genético, incluso en el famoso ensayo 'The Spandrels of San Marco and the Panglossian Paradigm: A Critique of the Adaptationist Programme'. En él, proponían que ciertos componentes de la composición genética de un organismo son necesarios para que otros mecanismos funcionen correctamente, pero no son en sí mismos necesariamente adaptativos, destacando el alto grado de complejidad en la interacción de varios genes.

La disputa científica entre los tres colegas de Harvard llegó a ser tan acalorada que, al parecer, Wilson evitaba compartir ascensor con Gould o Lewontin. Lewontin también es conocido por negarse a atribuirse el mérito de los trabajos realizados por sus alumnos. En esto es la rara excepción a una práctica demasiado común en el mundo académico.

Más tarde rompió con Gould por lo que percibía como la búsqueda de celebridad de este último. En una entrevista, describió los motivos de su ruptura con Gould:

Ahora debo advertirle sobre mis prejuicios. Steve y yo enseñamos juntos la evolución durante años y, en cierto modo, nos peleábamos constantemente en clase porque Steve, en mi opinión, estaba preocupado por el deseo de ser considerado un original y gran teórico de la evolución. Así que exageraba e incluso caricaturizaba ciertos rasgos, que son verdaderos pero no de la forma en que uno quiere presentarlos.

Richard Lewontin hizo contribuciones importantes y sustanciales a nuestra comprensión de la evolución biológica y la diversidad humana. Se le echará de menos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de agosto de 2021)

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