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La absolución de Kyle Rittenhouse: una farsa judicial

El viernes, tras cuatro días de deliberaciones, un juzgado en Kenosha presentó el veredicto de “no culpable en todos los cargos” contra Kyle Rittenhouse. Rittenhouse había sido acusado de homicidio por el asesinato de dos personas, de herir a una tercera y casi impactar a una cuarta con un rifle AR-15 durante las protestas contra la brutalidad policial en Kenosha, Wisconsin, el 25 de agosto del año pasado.

Rittenhouse hace un gesto supremacista blanco cuando se reúne con miembros de los Proud Boys

Rittenhouse, de 17 años en el momento de los disparos, había viajado a Kenosha desde Illinois para unirse a una milicia de vigilantes “patriotas” de extrema derecha autodenominada “Guardia de Kenosha”, que había sido movilizada para “defender la propiedad” y ayudar a la policía a aplastar las protestas que habían estallado dos días antes tras el tiroteo policial contra Jacob Blake. Blake recibió siete disparos en la espalda a quemarropa delante de su mujer y sus hijos, dejándolo paralizado.

El tiroteo de Kenosha se produjo en las réplicas de las mayores manifestaciones de la historia de Estados Unidos, en las que se calcula que entre 15 y 26 millones de personas se lanzaron a las calles tras el asesinato de George Floyd para protestar por la epidemia de asesinatos policiales y su encubrimiento oficial.

Durante estas protestas, las milicias armadas de extrema derecha, que se habían movilizado meses antes en oposición a las medidas para detener la propagación del COVID-19, fueron movilizadas para ayudar a la policía en la brutal represión nacional orquestada por la Administración de Trump. Los tiroteos de Kenosha, ocurridos en vísperas de la Convención Nacional Republicana, fueron respaldados por Trump y los republicanos en el período previo al violento intento de golpe de Estado del 6 de enero, durante el cual los Proud Boys y otros grupos paramilitares fueron las tropas de choque para el asalto al Capitolio.

El veredicto de Rittenhouse envalentonará a estas fuerzas paramilitares violentas que han sido cultivadas en la órbita de Trump y del Partido Republicano.

La absolución de Rittenhouse sigue a una parodia de juicio en el que un juez de derecha socavó sistemáticamente la fiscalía al excluir todas las pruebas que habrían refutado la afirmación de Rittenhouse de que actuaba en “defensa propia.”

El juez del tribunal de circuito del condado de Kenosha, Bruce Schroeder, no permitió que el jurado escuchara que después de que Rittenhouse pagó la fianza, celebró los asesinatos en una taberna con líderes de los Proud Boys, donde hizo señas de “poder blanco”, entonó el himno de los Proud Boys y sonrió para selfies con otros miembros de los Proud Boys.

El juez tampoco permitió que el jurado escuchara que, antes del tiroteo, Rittenhouse fue grabado diciendo que quería dispararles a las personas que creía que estaban robando las tiendas. “Hermano, ojalá tuviera mi puto [rifle] AR”, dijo. “Empezaría a dispararles”.

El juez ordenó que no se permitiera a los fiscales referirse a los hombres a los que disparó Rittenhouse como “víctimas” o incluso “presuntas víctimas”. Al mismo tiempo, los abogados defensores de Rittenhouse tuvieron plena libertad para referirse a las víctimas como “pirómanos”, “saqueadores” y “alborotadores”.

Este doble rasero se puso de manifiesto durante los argumentos finales a principios de esta semana. Mientras que a los fiscales se les advirtió que no hicieran el caso “político”, al abogado de Rittenhouse se le permitió pronunciar una diatriba fascista total.

A mitad de su alegato final, el abogado de Rittenhouse, Mark Richards, prescindió efectivamente de la ficción de la “defensa propia” y sugirió que las víctimas de Rittenhouse se lo merecían porque “eran alborotadores”.

Cuando los fiscales no pudieron mencionar que Rittenhouse estaba afiliado a los Proud Boys, Richards destacó específicamente que Gaige Grosskreutz, un médico voluntario al que Rittenhouse disparó en el brazo, estaba afiliado al grupo “People's Revolution” [Revolución popular].

Richards hizo todo lo posible por deshumanizar a las personas que Rittenhouse mató. “Me alegro de que le disparara”, declaró Richards, refiriéndose a Joseph Rosenbaum, que tenía una enfermedad mental, como “un loco”.

El juicio fue un espectáculo derechista de principio a fin. En un momento dado, el juez, que llevaba una corbata con la bandera estadounidense, dirigió al jurado a aplaudirle a uno de los expertos de Rittenhouse, alegando que era un “veterano” que “sirvió a su país”. En otro momento, el celular del juez sonó con el tono de un mitin de Trump. Al final del juicio, dejó que Rittenhouse eligiera los nombres de los jurados de un vaso como si fuera una rifa de circo.

El argumento de que Rittenhouse actuó en “defensa propia” pone la realidad patas arriba. Si alguien tenía derecho a la autodefensa, eran los manifestantes que se enfrentaron colectivamente a un justiciero derechista que apareció en su protesta apuntándoles con un rifle de estilo militar cargado.

Cuando Rittenhouse abrió fuego, Gaige Grosskreutz y otros manifestantes creyeron que era un “tirador activo”. Como un soldado que salta sobre una granada para salvar a sus compañeros, Anthony Huber apartó a su novia del camino y cargó contra Rittenhouse, armado únicamente con un monopatín para intentar proteger a los demás manifestantes. Rittenhouse lo mató de un disparo.

“Estamos desconsolados y enfadados”, escribieron los padres de Huber en un comunicado tras el veredicto. “El veredicto de hoy significa que no habrá una rendición de cuentas para la persona que asesinó a nuestro hijo. Envía el mensaje inaceptable de que los civiles armados pueden aparecer en cualquier ciudad, incitar a la violencia y luego utilizar el peligro que han creado para justificar disparar a la gente en la calle”.

El marco de “defensa propia” en el que se presentaron las acciones de Rittenhouse fue un mecanismo para hacer caso omiso a todo el contenido político y el contexto. Fue una forma de disolver todas las cuestiones políticas e históricas más amplias en la única cuestión de la corrección de la conducta de Rittenhouse como individuo en la fracción de segundo en la que supuestamente decidió apretar el gatillo.

Incluso en sus propios términos, el argumento de la “defensa propia” era ilegítimo, ya que fue Rittenhouse quien provocó imprudentemente el enfrentamiento al llevar su rifle a una protesta hostil como miembro de una milicia de extrema derecha.

Cuando la ley estaba claramente en contra de Rittenhouse, el juez movió los postes de la portería. Mientras innumerables manifestantes de izquierdas eran objeto de ataques violentos y de la amenaza de detenciones por parte de la policía por violar el toque de queda en Kenosha, el juez desestimó la acusación de infringir el toque de queda contra Rittenhouse por un endeble tecnicismo probatorio. Aunque la ley de Wisconsin prohíbe a los menores llevar armas de fuego, el juez desestimó el cargo de armas de fuego de menores basándose en las leyes que permiten a los menores ir de caza.

Tras conocerse el veredicto, Trump publicó inmediatamente un comunicado felicitando a Rittenhouse. Los elementos violentos y fascistizantes de su entorno se unieron al coro. “Hoy es un gran día para la Segunda Enmienda y el derecho a la autodefensa”, tuiteó la diputada republicana y conspiradora del 6 de enero, Lauren Boebert. “¡Gloria a Dios!”.

Biden, por su parte, marcó el tono de la respuesta de los demócratas al declarar solemnemente que “el sistema de jurados funciona”, una declaración notable dada la parodia legal que acababa de desarrollarse a plena luz y en la televisión en directo.

Junto a los fascistas abiertos en sus celebraciones del veredicto hay una colección de figuras pseudoizquierdistas y libertarias como Glenn Greenwald y Jimmy Dore, que se dedicaron durante todo el juicio a presentar a Rittenhouse como una figura digna de simpatía.

En contraste con los que tratan de cegar a la población de las cuestiones políticas en juego, el World Socialist Web Site advirtió que la campaña en torno a Rittenhouse es un esfuerzo por normalizar y legitimar el terror vigilante de extrema derecha.

El objetivo de esta campaña es crear las condiciones para que los Proud Boys y otros grupos de vigilantes de extrema derecha puedan entrar en futuras manifestaciones de izquierda y llevar armas cargadas. Sin controles ni inhibiciones, acudirán a las huelgas, a las conferencias en las universidades y a las reuniones políticas socialistas. Agitarán las armas en la cara de los periodistas y de los funcionarios de los consejos escolares. Y si alguien intenta desarmarlos o desalojarlos, abrirán fuego y gritarán “defensa propia”, sabiendo que hay policías y jueces que retorcerán la ley para protegerlos.

Los Proud Boys y otras milicias violentas de extrema derecha no están siendo movilizadas porque el capitalismo estadounidense esté en una posición de fuerza, sino porque está en una posición de debilidad.

Estas fuerzas están siendo elevadas bajo condiciones específicas: una pandemia en la que han muerto millones de personas como resultado de políticas que han antepuesto el lucro a la vida humana y una crisis social, económica y política para la cual el capitalismo no tiene otra solución que la guerra y la represión.

Mientras la élite política estadounidense se mueve cada vez más hacia la derecha, acogiendo las muertes masivas en la pandemia del COVID-19 y legitimando la violencia fascista, la gran masa de la población se mueve hacia la izquierda, en medio de un gran auge de luchas obreras.

En ese contexto, la absolución de Rittenhouse solo servirá para desacreditar aún más a todo el sistema político estadounidense para millones de personas.

(Publicado originalmente en inglés el 19 de noviembre de 2021)

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