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El capital financiero y la pandemia de COVID-19

No se ha visto nada igual en la historia económica. Según un análisis del Bank of America, recogido por el Financial Times este fin de semana, los bancos centrales han inyectado 32 billones de dólares en los mercados financieros desde que comenzó la pandemia.

Esto significa que desde que comenzaron las intervenciones, lideradas por la Reserva Federal, en respuesta al colapso del mercado de marzo de 2020, los bancos centrales han estado comprando activos financieros a un ritmo de 800 millones de dólares por hora durante 20 meses.

El resultado ha sido un boom especulativo masivo que ha provocado un aumento de la capitalización bursátil de 60 billones de dólares.

La magnitud de este aumento se puede apreciar si se compara con las cifras del producto interior bruto (PIB), que mide el crecimiento de la economía real. La producción económica anual de Estados Unidos es de unos 22 billones de dólares, mientras que el PIB mundial es de unos 84 billones. En otras palabras, el crecimiento de la capitalización bursátil, que es más pronunciado en EE.UU., equivale a más de dos veces y media la producción anual estadounidense. Es aproximadamente tres cuartas partes de la de toda la economía mundial.

Un árbol de Navidad se encuentra frente a la Bolsa de Valores de Nueva York, iluminada en rojo, en Wall Street en la ciudad de Nueva York el domingo 19 de diciembre de 2021. (AP Photo/Ted Shaffrey)

Estas diferencias sirven para subrayar la naturaleza de la escalada del mercado de valores y su divorcio de la economía real subyacente.

Las acciones, los bonos y otros activos financieros no encarnan un valor real. Se pueden obtener enormes beneficios cuando se comercian, pero estos beneficios no significan que se haya ampliado ningún valor real. Por el contrario, en la economía real, una empresa obtiene beneficios de la extracción de plusvalía de la fuerza de trabajo de los trabajadores que emplea.

Las acciones y otros activos financieros son lo que Marx llamó capital ficticio, es decir, son títulos de propiedad y, en última instancia, son un derecho sobre la plusvalía extraída por el capital real en la economía.

La situación es, por supuesto, más complicada de lo que se describe aquí, pero, sean cuales sean sus complejidades, ésta es su dinámica esencial.

Aunque el capital ficticio puede existir durante un período considerable en una especie de cielo donde el dinero engendra cantidades cada vez mayores de dinero, a menudo a través de todo tipo de operaciones arcanas, nunca puede separarse completamente de sus fundamentos terrenales.

Este cielo puede sostenerse gracias a la provisión de cantidades cada vez mayores de dinero prácticamente gratuito por parte de los bancos centrales, mediante la bajada de los tipos de interés hasta casi cero y la compra de activos financieros. Sin embargo, en última instancia, depende de la extracción continua de plusvalía del trabajo vivo de la clase trabajadora, de la que se alimenta como un vampiro gigantesco.

Y si ese flujo se ve amenazado por una interrupción —el cese de la producción o por el desarrollo de luchas salariales—, se expresa en los mercados, ya que la confianza financiera se tambalea.

Todas las operaciones financieras están muy apalancadas y, por tanto, son sensibles incluso a los pequeños movimientos de los tipos de interés. Así que incluso una pequeña perturbación puede tener consecuencias importantes.

Los últimos datos sobre el auge de los mercados financieros, resultado de la especulación alimentada por la deuda y financiada por la Fed y otros bancos centrales, dirigen la atención hacia la fuerza motriz subyacente detrás de la negativa de los gobiernos capitalistas de EE.UU. y de todo el mundo, sea cual sea su tendencia política, a aplicar medidas significativas de seguridad sanitaria.

Han insistido, a pesar de todas las pruebas en contra, en que una política de 'sólo vacunas' es suficiente. Sea cual sea el nivel de muertes y enfermedades, la población debe 'aprender a vivir' con el virus.

Tal y como revelan los datos de China y el análisis de los científicos concienciados, unas medidas de protección rigurosas, si se aplicaran a escala mundial, podrían eliminar el COVID-19 y todas sus variantes de la población humana.

Cuando se citan las medidas aplicadas en China como prueba concreta de que se puede detener la pandemia, la respuesta suele ser que sus cifras no son de fiar.

Sin embargo, podemos estar seguros de que si ese fuera el caso, los medios de comunicación capitalistas que tanto han promovido la mentira de que el COVID-19 emanó del laboratorio de virología de Wuhan lo habrían aprovechado inmediatamente. Pero no han aparecido en ningún medio de comunicación del mundo informes que analicen y cuestionen los datos chinos.

¿Por qué, entonces, no se han llevado a cabo medidas significativas de protección de la salud pública —a menudo denominadas 'restricciones' a la 'libertad' humana, y no como lo que realmente son, protecciones—?

Las medidas necesarias, que incluyen el cese de la producción y la actividad económica no esenciales, con compensación para los afectados, vacunaciones masivas a escala mundial, rastreo riguroso de contactos combinado con cuarentena, así como con otras medidas de seguridad pública, son bien conocidas. Pero no se aplican porque eso interrumpiría el flujo de plusvalía necesario para sostener la montaña de capital ficticio.

Se afirma que es necesario 'aprender a vivir' con el COVID, es decir, con la enfermedad y la muerte, porque la 'economía' no podría sostener las medidas necesarias.

Aceptar esta afirmación, sin embargo, es caer en una mistificación esencial ampliamente promovida por los economistas burgueses. Se trata de la falsa identificación de la economía —la actividad productiva de miles de millones de trabajadores en todo el mundo que es la fuente de toda la riqueza real— con el sistema financiero. El sistema financiero no aporta ni un átomo de riqueza real. Es un mecanismo institucionalizado para desviar la riqueza hacia las manos de la oligarquía financiera y los milmillonarios pandémicos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de diciembre de 2021)

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