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Perspectiva

La OTAN va a la guerra contra Rusia

Las causas e intereses esenciales de las guerras frecuentemente no son claros al inicio. Son ocultados por la avalancha de propaganda. Tarde o temprano, las fuerzas impulsoras más subyacentes y el significado del conflicto salen a la luz.

Soldados del Ejército de EE.UU., del Batallón de Artillería para Defensa Antiaérea se preparan para un convoy desde Alemania a Rumanía, 7 de febrero de 2022 (Ejército de EE.UU., foto del Sgto. Rene Rosas) [Photo: U.S. Army photo by Sgt. Rene Rosas]

En el conflicto en Ucrania, la naturaleza de la guerra se está revelando a un paso considerable. Ucrania solo es el campo de batalla físico inicial de lo que es, esencial y factualmente, una guerra entre la OTAN y Rusia.

La no pertenencia de Ucrania a la OTAN es, y lo ha sido por décadas, en gran medida una ficción. Fuertemente armada y recibiendo más armas, Ucrania está en la primera línea de una guerra que busca un cambio de régimen en Moscú y la completa subordinación de Rusia a la OTAN.

Los acontecimientos de los últimos días evidencian esto claramente, incluyendo:

En primer lugar, las sanciones económicas masivas impuestas por EE.UU. y las potencias económicas procuran paralizar toda la economía rusa. En las últimas 24 horas, varios bancos importantes rusos fueron desconectados del sistema de pagos internacionales SWIFT, mientras que los activos del Banco Central de Rusia han sido efectivamente congelados.

Los pasos contra el Banco Central de Rusia tienen un impacto particularmente devastador e inmediato en toda la economía rusa. Un funcionario de alto rango del Gobierno de Biden comentó el lunes que dicha acción bloquearía su acceso a “cientos de miles de millones de dólares” en activos. “El rublo está cayendo en picada”, regocijó, “y pronto verán la inflación dispararse y la actividad económica contraerse”. Se refirió a las sanciones como “nuestro compromiso a golpear con una fuerza abrumadora” a Rusia.

Un cálculo de las potencias imperialistas es que la destrucción de la economía rusa y el rublo profundizará las divisiones dentro de la oligarquía rusa y alimentará el malestar social, creando las condiciones para un cambio de régimen o incluso la desintegración del país. “Si la gente confía en su divisa, el país existe”, indicó Michael S. Bernstam, un investigador del Instituto Hoover en la Universidad de Stanford. “Si no lo hacen, entonces se deshace en humo”.

En segundo lugar, los países de la OTAN están entregando sistemas avanzados de armas directamente a Ucrania. Estados Unidos ha enviado $1 mil millones en ayuda militar a Ucrania en el último año, después de que el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken se comprometiera a enviar el paquete más reciente de $350 millones el domingo. Washington está armando directamente a Ucrania con misiles Stinger tierra-aire y misiles antitanques Javelin. Las fuerzas ucranianas ya están usando la tecnología avanzada “dispara y olvídate” Javelin contra los tanques rusos, la cual fue entregada por EE.UU. en enero antes de la invasión.

El canciller alemán Olaf Scholz anunció el domingo $110 mil millones en financiamiento adicional para el ejército alemán, casi el doble del presupuesto anual actual, y la entrega directa de ayuda militar alemana a Ucrania. La máquina del imperialismo alemán, empleada contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, se está movilizando nuevamente contra Rusia en los campos ucranianos.

La Unión Europea también está financiando por primera vez la compra y entrega de armamento a Ucrania.

En tercer lugar, animadas por los Gobiernos, se están enviando fuerzas de combate privadas de países de la OTAN a Ucrania. El domingo, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski anunció que Ucrania establecería una legión internacional para su guerra contra Rusia, afirmando, “Cualquiera que quiera unirse a la defensa de Ucrania, Europa y el mundo puede venir y combatir lado a lado con los ucranianos contra los criminales de guerra rusos”.

La ministra del Exterior británica Liz Truss dijo el domingo que apoyaba “absolutamente” a los ciudadanos británicos que quieran viajar a Ucrania para servir como combatientes.

Las redes para el despliegue de estos soldados de fortuna se formaron desde 2014. Han conducido a elementos ultraderechistas a Ucrania y de vuelta a sus países de origen, donde han sido hallados culpables en varias ocasiones de terrorismo supremacista blanco. En Ucrania, estas fuerzas trabajaron con el Batallón Azov y la Legión Nacional Georgiana. Ahora, estas redes están recibiendo la asistencia abierta de los Gobiernos británico y estadounidense. Más de 60 de estos individuos, en su mayoría fuerzas especiales retiradas, han viajado desde Reino Unido y al menos seis de ellos desde EE.UU. en la última semana.

En cuarto lugar, los oficiales estadounidenses y europeos están haciendo declaraciones cada vez más belicosas de que están planeando una guerra directa contra Rusia. El envío de 7.000 tropas adicionales a Europa del este anunciado por el Gobierno de Biden la semana pasada lleva el despliegue total estadounidense al continente a más de 100.000.

Cuando se preguntaron el lunes si las tropas adicionales se incorporarían a la “fuerza de reacción rápida” de la OTAN que fue activada el viernes, el vocero del Departamento de Defensa, John Kirby, dijo, “De ser activada, queremos estar seguros de estar listos”.

La OTAN y Ucrania también están discutiendo si imponer o no una zona de no vuelo sobre Ucrania, que involucraría ataques directos de las fuerzas militares estadounidenses contra los aviones rusos. “Necesitamos que Occidente imponga una zona de no vuelo en partes importantes de Ucrania”, dijo el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Varios congresistas estadounidenses como el republicano Adam Kinzinger y políticos británicos han exigido que EE.UU. y la OTAN impongan una zona de no vuelo sobre Ucrania.

En quinto lugar, está en marcha una campaña coordinada y feroz contra Rusia en la prensa. Desde la prensa corporativa hasta las redes sociales, la avalancha de propaganda de guerra es ensordecedora. CNN presenta incansablemente reportes en chalecos antibalas de presuntas atrocidades rusas y el New York Times dedica una mayoría de sus páginas a reproducir esto en escrito. El lunes, el corresponsal de NBC, Richard Engel, planteó en Twitter la cuestión de si EE.UU. y la OTAN deberían destruir un convoy ruso en las afueras de Kiev, incluso si eso significaría “una participación directa contra Rusia”.

Los académicos, tanto los impresionables como los deshonestos, inundan Twitter con insultos contra Putin y Rusia, mientras ignoran el hecho de que el ejército ucraniano está repleto de fuerzas ultraderechistas y fascistizantes.

Los ataques ininterrumpidos de los medios de comunicación pretenden crear un clima de odio dirigido a Rusia y a los rusos. Las afirmaciones de que EE.UU. no tiene al pueblo ruso en la mira son desmentidas por la campaña para prevenir que los músicos puedan dar conciertos y los atletas rusos puedan competir en eventos internacionales. Esto se combina con la demanda de quitar los bienes rusos de los estantes en las tiendas.

Un blanco central de esta ofensiva propagandística es distraer a la población de la crisis social, el aumento de los precios y los niveles impactantes de muertes por la pandemia, e intentar desviar el enojo masivo detrás de la campaña de guerra imperialista.

Nada de esto cambia del todo la oposición del World Socialist Web Site a la invasión de Ucrania por parte del Gobierno ruso. El régimen de Putin, representando los intereses de una facción de la oligarquía rusa, está respondiendo a las consecuencias catastróficas de la disolución de la Unión Soviética a través de la promoción del nacionalismo reaccionario ruso, combinando las amenazas de llevar al mundo al borde de un conflicto nuclear con un intento desesperado de forjar algún tipo de acuerdo con el imperialismo estadounidense y el europeo.

La invasión de Ucrania solo ha servido para dividir a la clase obrera rusa y ucraniana y crear confusión y desorientación popular en los países imperialistas, lo cual está siendo utilizado por EE.UU. y la OTAN para avanzar sus planes de guerra.

Los objetivos desde hace mucho tiempo del imperialismo estadounidense y el europeo de desmembrar Rusia coinciden con el impulso central en la actualidad del frenesí militar: la inmensa crisis social y económica en Washington y otras capitales.

La intensificación de esta guerra amenaza a la humanidad con una catástrofe. En tales condiciones, es necesario no dejarse llevar por las emociones ni la propaganda de los Gobiernos capitalistas y los medios masivos, sino analizar claramente lo que está ocurriendo y desarrollar, a partir de ello, una orientación independiente para la clase obrera.

Debe haber un nuevo movimiento masivo contra la guerra, basado en la clase obrera internacional. No obstante, esta oposición debe desarrollarse en forma de un movimiento político consciente por el socialismo. Esto significa la construcción del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados en cada país.

(Publicado originalmente en inglés el 28 de febrero de 2022)

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