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Perspectiva

Biden expande masivamente la guerra estadounidense con Rusia

El jueves, el presidente estadounidense Joe Biden llamó al Congreso a aprobar $20 mil millones en envíos de armas para la guerra estadounidense con Rusia como parte de un paquete de gasto de $33 mil millones.

Hasta la fecha, Estados Unidos había enviado $3,7 mil millones en armas a Ucrania, lo que significa que Biden está proponiendo expandir la participación de EE.UU. por un factor de seis. Esto significaría un punto de inflexión cualitativo en la guerra, al expandir enormemente la intervención de EE.UU. cuando la guerra se sale rápidamente fuera de control y hace metástasis hacia un conflicto a nivel continental.

El presidente Joe Biden habla con reporteros antes de subirse al Air Force One en el aeropuerto internacional de Des Moines, Iowa, 12 de abril de 2022, en ruta a Washington (AP Photo/Carolyn Kaster) [AP Photo/Carolyn Kaster]

El anuncio es parte de una importante intensificación de la participación de EE.UU. en la guerra en la que los oficiales estadounidenses están admitiendo cada vez más abiertamente que el país está efectivamente en guerra con Rusia. Más temprano esta semana, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, describió la reunión de los funcionarios estadounidenses con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski afirmando que “nuestro foco en la reunión fue hablar sobre esas cosas que nos permitirían ganar el conflicto actual”. Austin añadió: “Queremos ver el debilitamiento de Rusia”.

El domingo, en una entrevista con CBS, el excomandante del Ejército de EE.UU. para Europa, Ben Hodges, declaró, “Saben, no somos solo espectadores animando a Ucrania desde aquí”. Hodges afirmó que EE.UU. debería declarar que “queremos ganar” y concluyó, “eso significa… quebrantar finalmente la capacidad de Rusia para proyectar su poder fuera de Rusia”.

El discurso de Biden, que iba dirigido a una audiencia mucho más amplia que los comentarios de Austin o Hodges, se caracterizó por mentiras descaradas que contradijeron las afirmaciones de su propio secretario de Defensa.

“Necesitamos este proyecto de ley para apoyar a Ucrania en su lucha por la libertad”, dio Biden. “Así que necesitamos contribuir con armas, fondos, municiones y apoyo económico… O bien respaldamos al pueblo ucraniano en al defensa de su país o bien esperamos al margen que Rusia continúe sus atrocidades y agresión en Ucrania”.

Seamos francos. La guerra de Biden con Rusia no tiene nada que ver con el pueblo ucraniano, que está siendo utilizado como carne de cañón por un régimen cleptocrático en Kiev a instancias de sus patrones en Washington.

Estados Unidos instigó la guerra encercando a Rusia con tropas, tanques y armas nucleares, expandiendo las fronteras de la OTAN 650 km hacia el este a lo largo de varias décadas y apoyando los planes de Ucrania para retomar Crimea, que Rusia reclama como su territorio. Los objetivos de Washington no son nada menos que derrocar e Gobierno druso y subordinar totalmente a Rusia ante el imperialismo, algo que Biden admitió cuando declaró el mes pasado que Putin “no puede permanecer en el poder”.

Después del discurso, un periodista le preguntó, “¿Qué tan preocupado está por el incremento de comentarios rusos en los medios de comunicación y de parte de algunos de sus oficiales que describen el conflicto como un conflicto entre la OTAN, EE.UU. y Rusia? Y lo están pintando en términos muy alarmistas, hablando sobre armas nucleares, afirmando que es una lucha de vida o muerte, etcétera”.

“Y algo aparte, bueno relacionado a eso: el propio Lavrov dice que ya es una guerra por delegación, no una guerra directa sino una guerra por delegación. ¿Alguna de esas dos cosas son ciertas?”.

Biden replicó, “No son ciertas” y añadió, “Creo que es más un reflejo del fracaso [de Rusia] que de la realidad”.

La política de los medios de comunicación estadounidenses es insistir que las afirmaciones que el Gobierno decide negar en un momento dado son de origen ruso. Sin embargo, en este caso, no son meramente comentarios “rusos”, sino las declaraciones del propio secretario de Defensa de Biden y la realidad innegable y evidente para cualquiera que no quiera engañarse a sí mismo.

La deshonestidad de Biden demuestra el hecho de que la población estadounidense no apoya la guerra con Rusia, mientras que la estrategia de la Administración es crear un conjunto de hechos en el terreno que vuelvan inevitable una guerra, pasándole solo la factura a la población estadounidense.

Las mentiras descaradas del Gobierno de Biden dependen del hecho de que la prensa estadounidense está tan firmemente controlada como en cualquier Estado totalitario. Nadie se atreve a exponer al emperador. Por su parte, la prensa estadounidense sabe que sus mentiras contarán con el apoyo de una clase media-alta fervorosamente belicista y sedienta de sangre, que ha respaldado plenamente los planes de Biden de una guerra con Rusia.

Ningún periodista se levantó y preguntó lo obvio: “Su propio secretario de Defensa dice que ‘estamos’ en un ‘conflicto’ con Rusia, mientras usted dice que eso no es cierto. ¿Cuál de los dos está mintiendo?”.

Ninguno preguntó tampoco: “Según Politico, la Casa Blanca ha creado un ‘equipo tigre’ para planear el inicio de una guerra a plena escala con Rusia. Según las estimaciones de este equipo, ¿cuál porcentaje de la población estadounidense morirá en una guerra nuclear total con Rusia?”.

El miércoles, el mandatario ruso Vladímir Putin hizo su amenaza más abierta hasta la fecha de represalias contra EE.UU. y los otros miembros de la OTAN por su participación en la guerra.

“Si alguien decide intervenir en los acontecimientos en marcha desde afuera y crear amenazas estratégicas e inaceptables para nosotros, deberían saber que nuestra respuesta a esos golpes continuos será tan rápida como un relámpago”, declaró Putin frente a los legisladores rusos. “Tenemos todas las herramientas para ello… Las utilizaremos de ser necesario. Y quiero que todos sepan esto. Ya tomamos todas las decisiones sobre esto”.

Si esta es la respuesta de Rusia al envío de $3,7 mil millones en armas estadounidenses a sus fronteras, ¿cuál será su respuesta a $20 mil millones?

Los estrategas militares estadounidenses, por su parte, no solo planean una guerra nuclear, sino que hablan abiertamente de ella. El miércoles, Seth Cropsey, exsubsecretario de la Marina, escribió un artículo de opinión en el Wall Street Journal titulado “Estados Unidos debe demostrar que puede ganar una guerra nuclear”.

Escribió: “La realidad es que a menos que Estados Unidos se prepare para ganar una guerra nuclear, corre el riesgo de perderla”. Añadió que Putin “tendría que reconocer la posibilidad de que la OTAN pudiera decapitar el Kremlin, sí, sufriendo bajas en el proceso, pero aun así decapitándolo”.

En medio de tal retórica, Edward Luce, del Financial Times, advirtió: “Sin que la mayoría de la gente sea consciente de ello, el mundo está entrando en su periodo más peligroso desde la crisis de los misiles de Cuba de 1962. La mayoría de los menores de 50 años han crecido pensando que el espectro nuclear es una reliquia del siglo pasado. En las últimas semanas, la posibilidad de un conflicto nuclear se ha convertido en la amenaza más latente para la paz de este siglo”.

La clase obrera debe ser alertada de los inmensos peligros que plantea la situación actual. Es urgente desarrollar un nuevo y poderoso movimiento contra la guerra, con el objetivo de unificar la lucha contra la guerra con la lucha contra la desigualdad social, la pobreza, el aumento del coste de la vida y la pandemia del COVID-19. La elaboración de la perspectiva socialista sobre la que debe basarse este movimiento será el objetivo central del Primero de Mayo de 2022, que tendrá lugar el domingo 1 de mayo. Instamos a todos nuestros lectores a promocionar y asistir a este evento crítico.

(Publicado originalmente en inglés el 28 de abril de 2022)

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