Los reporteros del World Socialist Web Site hablaron esta semana con los trabajadores automotrices de la planta de Ford en Saarlouis, Alemania. Se reunieron con miembros del Comité de Acción de Ford y distribuyeron folletos en las puertas de la fábrica con un artículo que detallaba el papel de IG Metall en la preparación del cierre de la planta.

El artículo que repartieron explicaba cómo el Comité de Empresa de Saarlouis, presidido por Markus Thal, y el presidente del Comité de Empresa Central, Benjamin Gruschka, negociaron recortes salariales y de puestos de trabajo a espaldas de los trabajadores de Saarlouis y Colonia, incluyendo el posible cierre de la planta de Saarlouis.

Dos veces a la semana, discuten ataques a la plantilla con la dirección de la empresa en Colonia de cara a ganar el contrato para a partir de 2026 construir el próximo vehículo eléctrico de Ford, en el marco de la guerra de ofertas interna que esta compañía he desencadenado entre la planta de Saarlouis y la planta española de Almussafes en Valencia. Desde que los comités de empresa presentaron sus primeras propuestas en ambas plantas a finales de enero, han entrado en una guerra en la que una y otra vez tratan de socavar las ofertas de su rival. Lo que el comité de empresa alemán ha ofrecido a la alta dirección —en puestos, salarios, horas de trabajo, vacaciones, flexibilidad, etc.— se mantiene en estricto secreto.

El artículo citó un llamamiento del Comité de Acción de Ford al que los trabajadores de Saarlouis se han unido para librar una 'lucha real' contra la política del Comité de Empresa de IG Metall.

Este artículo recibió un fuerte apoyo. Los trabajadores expresaron su frustración y enojo tanto con el comité de empresa como con IG Metall. Incluso un veterano delegado sindical confirmó que el folleto era correcto. 'Así es como funciona', dijo.

El estado de ánimo en la planta es extremadamente tenso y explosivo. Casi todos se pronunciaron en contra de la guerra de ofertas entre ellos y sus compañeros en Almussafes (Valencia). Un joven trabajador describió la incertidumbre generalizada: 'No es bueno que nos enfrentemos aquí en Saarlouis y en Valencia. Pero no sabemos nada. En política, nunca se nos pregunta cuándo deciden algo'.

Todos coincidieron en que debían unirse con sus compañeros de Valencia y defender juntos sus trabajos.

Pero esto es lo que los comités de empresa quieren evitar a toda costa, a pesar de que hablen de boquilla en sentido contrario. Un trabajador le dijo al WSWS a la hora del almuerzo: 'El folleto que repartisteis esta mañana causó un gran revuelo”. Terminó en manos de las personas adecuadas a través del correo interno', es decir, llegó a los delegados sindicales de IG Metall. Los burócratas explotaron, despotricando y rabiando contra el panfleto, relató el trabajador con satisfacción.

También comentó que, durante años, no se ha realizado un trabajo adecuado por parte del comité de empresa. “Hay recortes y más recortes, y el comité de empresa simplemente se encoge de hombros. Hemos estado trabajando en horario reducido aquí durante mucho tiempo, casi continuamente en las últimas semanas”, dijo. A pesar del aumento de la productividad de los trabajadores, esto ha ido acompañado de grandes pérdidas salariales. “¿Crees que a IG Metall se le ocurrirá alguna vez la idea de reducir nuestras cuotas? Solo están cobrando”.

Esta cuestión fue planteada por varios trabajadores durante la campaña. Muchos de ellos no están necesariamente en el sindicato por elección propia. El alto grado de sindicalización en la planta se debe a la enorme presión de los comités de empresa de IG Metall y sus representantes más devotos. El comité de empresa crea 'miedo y terror aquí, para que nadie mire hacia arriba', informó este trabajador.

Por esta razón, solo un ex trabajador de Saarlouis Ford participó en la distribución de los panfletos para no exponer a los miembros activos del Comité de Acción a la represión de la fuerza policial de la empresa. Dos reporteros del WSWS también fueron fotografiados 'secretamente' por dos empleados cuando distribuían los panfletos.

Un trabajador que ha estado siguiendo la cobertura del WSWS de Ford durante unos seis meses nos dijo después del final del turno cómo los comités de empresa ejercen presión sobre la plantilla.

Explicó que ellos no te amenazarían abiertamente, sino que operarían de una manera más sutil. Te hacen una oferta que no puede ser rechazada. 'Dicen: 'Créenos, compañero. Solo queremos lo mejor para ti. Y esto es lo mejor para ti. Cualquier otra cosa sería peor'', comentó el trabajador agregando que si te opones o rechazas el 'consejo' de IG Metall, rápidamente te encuentras en los trabajos más miserables. Esto está en línea con la experiencia de los trabajadores del Comité de Acción de Ford.

Debido a la incertidumbre sobre el futuro y su propio puesto de trabajo, muchos empleados ya están buscando otros empleos. Varios trabajadores, especialmente los más jóvenes, se indignaron porque el plan de indemnización por despido está actualmente suspendido. Oficialmente, el comité de empresa argumenta que esto aumentaría la presión sobre el empresario, porque le resultaría más difícil recortar empleos.

Sin embargo, tanto el ex trabajador de Ford como otros trabajadores asumieron que el objetivo de suspender el plan de indemnizaciones era poder producir automóviles hasta que se cerrara la planta. Los trabajadores más jóvenes estaban buscando otros empleos y querían irse, explicaron los trabajadores, pero esto tenía un impacto negativo en la capacidad de producción.

Un trabajador de mayor edad, que ya está jubilado parcialmente, habló sobre un compañero de trabajo de 30 años al que le gustaría irse y que ya disponía de una oferta de empleo. Dado que actualmente no se están ofreciendo indemnizaciones por despido, él se quedó. El comité de empresa garantiza así que la producción pueda continuar hasta el último día de la planta.

Para evitar el cierre, los trabajadores de Ford deben organizarse y tomar medidas. Los pronunciamientos y actividades del comité de empresa pretenden evitar una lucha real para defender la planta.

Así por ejemplo, en el periódico regional más grande, el presidente del comité de empresa, Markus Thal, se lamentó por el 'capitalismo más brutal' de la dirección de Ford, la misma dirección con la que se reúne dos veces por semana. Su última propuesta fue pedir al canciller alemán Olaf Scholz (socialdemócratas, SPD) y a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que volaran a la sede de la compañía en Estados Unidos para presentar una petición a Ford.

Anke Rehlinger, la nueva ministra presidenta del Estado alemán de Sarre y también ex inistra de Estado de Asuntos Económicos, y Jürgen Barke (SPD), actual ministro de Asuntos Económicos, ya se han sometido a esta patética empresa. Volaron a través del Atlántico la semana pasada y visitaron la sede mundial de Ford en Dearborn, al suroeste de Detroit, Michigan. Antes del viaje, Rehlinger y Barke afirmaron que 'una vez más se coordinaron estrechamente con los representantes de los empleados de Ford Saarlouis”. En un intercambio de videos, habían hablado con Thal, entre otros.

El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, ni siquiera se tomó el tiempo para reunirse con la delegación de Sarre. En cambio, después de un viaje de 6.600 kilómetros (4.100 millas), los políticos estatales se sentaron con el CEO europeo Stuart Rowley, el director gerente de las plantas alemanas de Ford Clemens Doepgen y otros dos gerentes de Ford.

Rehlinger promocionó la planta de Saarlouis, ubicada en el Sarre, Alemania. Pero estas peticiones cayeron en oídos sordos. 'Es cierto. Las empresas deciden sobre sus ubicaciones y sobre miles de empleados y sus familias', dijo. Agregó que ella ya anteriormente había experimentado esto. 'Para salvar [la planta de Halberg Guss en Saarbrücken], puse en la balanza todo lo que podía ofrecer el Sarre'.

Estos comentarios deben servir de advertencia para los trabajadores de Ford. La planta de Halberg Guss se cerró a finales de marzo de 2020. Antes de eso, el sindicato IG Metall y el comité de empresa rompieron las huelgas de los trabajadores en Saarbrücken y Leipzig después de siete semanas sin resultados e hicieron campaña por la venta de la empresa a un grupo de inversores. Más recientemente, el proveedor de automóviles se declaró en quiebra y no pagó las indemnizaciones por despido acordadas seis meses antes y, finalmente, tampoco los salarios.

Rehlinger explicó: 'Es importante mitigar los efectos negativos y al menos compensarlos con desarrollos positivos' porque 'el éxito económico de nuestro estado no depende de una sola empresa'.

Thal puede quejarse del 'capitalismo brutal', pero en realidad él y otros comités de empresa se benefician del mismo. Están bien pagados en su papel como policía de la empresa. A diferencia de los empleados, ellos caen suavemente. De hecho, los comités de empresa de IG Metall defienden que 'las empresas pueden decidir sobre sus ubicaciones y sobre miles de empleados y sus familias'.

Pero los trabajadores no deben permitir que los accionistas decidan sobre las ubicaciones de sus instalaciones de producción en interés de sus ganancias. Los propios empleados deben ser capaces de determinar el destino de las plantas que proporcionan los medios de vida de miles de empleados y sus familias.

Hay que luchar por este principio. En la era de la globalización en la que las corporaciones globales pueden simplemente trasladar su producción de un país a otro, ninguna presión sobre las empresas ayuda si se limita a un país. La lucha para defender los medios de vida de miles y, en última instancia, millones de familias de la clase trabajadora debe librarse internacionalmente.

La unificación de los trabajadores de Ford en Saarlouis y Almussafes es un primer paso importante en esta dirección. Para lograr esto, el Comité de Acción de Ford debe ampliarse.

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(Publicado originalmente en inglés el 22 de mayo de 2022)