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Assange fue desnudado y puesto en una celda de aislamiento de "vigilancia suicida" tras el anuncio de extradición británica

Inmediatamente después de que la ministra británica del Interior, Priti Patel, anunciara el viernes de la semana pasada que había aprobado la extradición de Julian Assange a Estados Unidos, el editor y periodista fue desnudado y colocado en una celda desnudo en la prisión de Londres en máxima seguridad de Belmarsh.

Un partidario del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, sostiene una pancarta después de la primera audiencia en la apelación de extradición de Julian Assange, en el Alto Tribunal de Londres, el miércoles 11 de agosto de 2021.(AP Photo/Matt Dunham)

Este último abuso de los derechos democráticos y humanos de Assange fue denunciado por su padre, John Shipton, en un mitin en Berlín el pasado martes y en otras intervenciones en Europa. El tratamiento brutal se ha llevado a cabo con el argumento de evitar que Assange se quite la vida.

En realidad, se trata de una continuación de lo que el relator saliente de las Naciones Unidas, Nils Melzer, ha calificado como tortura de Estado a Assange por parte de las autoridades británicas y estadounidenses.

La persecución del periodista sigue dos vías. Por un lado, está el proceso de extradición pseudolegal, destinado a enviar a Assange a Estados Unidos, donde se enfrentaría a 18 cargos de la Ley de Espionaje y a 175 años de prisión por publicar documentos verdaderos que exponían los crímenes de guerra estadounidenses en Irak y Afganistán.

Por otro lado, está la continua brutalización contra Assange, quien ha sido sometido a diferentes formas de detención arbitraria durante más de una década. Esto incluye más de tres años de encarcelamiento en la prisión de Belmarsh, una instalación conocida como 'la Bahía de Guantánamo británico', la mayor parte de ese tiempo sin condena.

En Twitter, la esposa de Assange, Stella Moris, también informó de que a Assange se le habían negado las visitas durante todo el fin de semana tras el anuncio de Patel. La orden de extradición será objeto de un nuevo recurso ante los tribunales británicos. Pero en las condiciones de una decisión trascendental, que tiene vastas y potencialmente nefastas consecuencias para su vida, Assange fue deliberadamente aislado y dejado completamente solo.

El claro objetivo de las autoridades británicas no era impedir el suicidio de Assange, sino intensificar su sufrimiento al máximo. Las implicaciones de este trato a un hombre con intensos problemas psicológicos, derivados de la prolongada persecución liderada por Estados Unidos, son claras. El Estado británico quiere a Assange muerto.

Un abuso similar fue infligido a Assange durante las audiencias iniciales del tribunal británico para su extradición en enero de 2020. Después del primer día de procedimientos, fue inexplicablemente esposado once veces y desnudado dos veces, mientras los guardias confiscaban sus documentos legales sin justificación.

En otras palabras, hay un claro patrón de las autoridades de Belmarsh que buscan humillar y degradar a Assange, y aumentar su sensación de impotencia, en los momentos claves de la operación de extradición estadounidense-británica.

El informe de que Assange fue puesto en vigilancia de suicidio es también una acusación condenatoria de las resoluciones judiciales que permitieron su extradición a los Estados Unidos. Después de los procedimientos iniciales del Tribunal de Distrito, la jueza Vanessa Baraitser bloqueó la extradición, con el estrecho argumento de que la mala salud de Assange y las brutales condiciones de las prisiones estadounidenses significaban que moriría si fuera enviado a Estados Unidos.

Esa sentencia fue anulada por el Alto Tribunal el pasado mes de diciembre, sobre la base de garantías falsas y contradictorias del gobierno de Estados Unidos de que el tratamiento de Assange no sería tan malo como afirmaban sus abogados defensores. Las garantías fueron aceptadas, a pesar de un informe de Yahoo! News en septiembre que alegaba que la administración de Trump y la CIA habían discutido el secuestro o asesinato de Assange en 2017.

Pero mientras el Alto Tribunal ha dictaminado que la extradición de Assange no sería opresivo, ni supondría un riesgo para su vida, la prisión de Belmarsh, si se toman sus acciones al pie de la letra, reconocen que existe un riesgo inminente de muerte de Assange.

Las autoridades británicas no harán ningún intento de cuadrar la contradicción. Han ignorado las advertencias de cientos de médicos sobre el deterioro de la salud de Assange y la necesidad de su liberación inmediata, durante los últimos tres años.

Mientras tanto, el anuncio de Patel ha sido recibido con una oleada masiva de oposición, por parte de grupos de defensa de la libertad de prensa, expertos legales y prominentes figuras públicas. Estas condenas hacia la persecución de Assange por parte de Estados Unidos reflejan una oleada de apoyo al fundador de WikiLeaks entre los trabajadores y los jóvenes, millones de los cuales lo consideran una figura heroica cuyo único 'crimen' es haber expuesto las guerras ilegales y las conspiraciones diplomáticas del imperialismo estadounidense.

El miércoles, quince asociaciones de periodistas y editores de seis países diferentes se reunieron en Ginebra (Suiza). Condenaron la decisión de Patel y exigieron la libertad inmediata de Assange.

Dominique Pradalie, presidente de la Federación Internacional de Periodistas, que representa a 600.000 trabajadores de los medios de comunicación en 140 países, declaró: 'Julian Assange es un periodista, un preso político que se enfrenta a una sentencia de muerte. Exigimos que Julian Assange sea liberado, que se le devuelva a su familia y que se le permita por fin llevar una vida normal'.

Pierre Ruetschi, director del Club de Prensa Suizo, señaló las implicaciones más amplias del intento de Estados Unidos de procesar a un periodista por sus actividades editoriales. Ruetschi advirtió que 'la democracia está siendo tomada como rehén. Este intento de criminalizar el periodismo es una grave amenaza'.

El anuncio de Patel también ha sido denunciado por varios gobiernos. El martes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, convocó una rueda de prensa en la que reprodujo fragmentos del vídeo Collateral Murder (Asesinato Colateral) publicado por Assange y WikiLeaks en 2010. En él se ve a soldados estadounidenses en un helicóptero Apache atacando a tiros a civiles desarmados y a dos periodistas de Reuters en Bagdad.

'Es el mejor periodista de nuestro tiempo en el mundo y ha sido tratado muy injustamente, peor que un delincuente', declaró López Obrador, calificando la persecución de Assange como 'una vergüenza para el mundo'. El presidente mexicano dijo que exigirá a Biden que ponga fin al intento de persecución, cuando se reúnan el próximo martes, y aseguró que su país 'abrirá las puertas' al editor de WikiLeaks.

López Obrador es un político capitalista, cuyo gobierno ha impuesto medidas de austeridad y otras políticas de derecha. Sus declaraciones, sin embargo, permiten vislumbrar la verdadera opinión pública sobre la persecución de Assange por parte de Estados Unidos, que los medios de comunicación corporativos ocultan persistentemente. En general, se considera una operación ilegítima, destinada a ocultar crímenes de guerra y un intento de atacar los derechos democráticos fundamentales.

Las declaraciones de México son también una acusación al nuevo gobierno laborista de Australia. Éste ha rechazado los llamamientos, incluso de su familia, para que intervenga en defensa de Assange, que es ciudadano australiano. El primer ministro laborista, Anthony Albanese, se ha negado a exigir a Biden que ponga fin a la persecución.

Altos ministros laboristas han declarado que no ejercerán sus poderes legales y diplomáticos para liberar al fundador de WikiLeaks, como han hecho los gobiernos australianos cuando los ciudadanos han sido objeto de persecución en otros países.

El acontecimiento más significativo de la semana pasada ha sido la avalancha de apoyo a Assange por parte de los trabajadores, expresada en cientos de miles o incluso millones de mensajes en las redes sociales.

Esto está ocurriendo en condiciones de un importante aumento de la lucha de clases, dirigido contra la austeridad, el aumento del coste de la vida y la supresión de los salarios. En Gran Bretaña, unos 50.000 trabajadores del ferrocarril han emprendido una poderosa huelga esta semana, contra el mismo gobierno que tiene la llave de la puerta de la celda de Assange. También hay una hostilidad generalizada hacia la erupción del militarismo, que se expresa de manera más aguda en la guerra por poderes dirigida por Estados Unidos contra Rusia en Ucrania.

Como ha explicado el World Socialist Web Site, la clase obrera es la base para la lucha por la liberación de Assange, la defensa de los derechos democráticos y el fin a la guerra imperialista. Instamos a los trabajadores y a los jóvenes a emprender esta lucha, incluso compartiendo información sobre la persecución de Assange y aprobando resoluciones en sus escuelas y lugares de trabajo que se opongan a ella y llamando a una lucha masiva por su libertad.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de junio de 2022)

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