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Perspectiva

La masacre en Marruecos: el rostro feo del imperialismo europeo

El asesinato brutal de al menos 37 refugiados en la frontera entre Marruecos y el exclave español de Melilla pone de manifiesto la brutalidad e indiferencia hacia los derechos democráticos básicos que predomina en la Unión Europea. Según la guerra de EE.UU. y la OTAN con Rusia se convierte rápidamente en una conflagración global y los trabajadores de todo el continente entran en lucha contra el intolerable coste de vida y la política asesina de la élite gobernante ante la pandemia, las principales potencias europeas están reviviendo formas de violencia estatal y reacción política no vistas desde la década de 1930.

La masacre barbárica fue llevada a cabo en una operación conjunta de la Guardia Civil española y la gendarmería marroquí el viernes. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) reportó que los migrantes provenían principalmente de países empobrecidos de África como Chad, Níger, Sudán del Sur y Sudán y que calificaban como solicitantes de asilo bajo el derecho internacional. Además de al menos 37 fallecidos, más de 150 personas quedaron heridas por las cargas y golpizas a manos de las fuerzas de seguridad o por caerse de la valla de 6 a 10 metros de altura previniéndoles entrar en el territorio español desde Marruecos.

La masacre claramente fue coordinada por ambos países, dado que la Guardia Civil permitió que las fuerzas de seguridad marroquíes entraran en Melilla para devolver ilegalmente a Marruecos a los refugiados que habían logrado cruzar la frontera. Como lo haría un demagogo fascistizante, el primer ministro español Pedro Sánchez, el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), declaró su apoyo pleno a las acciones de los guardias fronterizos, declarando que habían repelido un “asalto violento” y un “ataque a la integridad territorial” de España.

La masacre no pudo haber sido más oportuna para el Gobierno en Madrid encabezado por el PSOE y que incluye el partido pseudoizquierdista de Podemos. En la cumbre de la OTAN que inició hoy en la capital española, el Gobierno español impulsará la designación de los cruces fronterizos utilizados por refugiados como una “amenaza híbrida”, equiparable al terrorismo y a la inseguridad alimentaria, como parte del nuevo concepto agresivo de la alianza militar. Madrid espera que esto legitime la expansión de sus operaciones militares en África.

La estrategia de la Alianza Atlántica para la próxima década incluirá planes de guerra del imperialismo estadounidense y europeo contra Rusia y China. Sin dejar ninguna duda sobre este hecho, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció el lunes que la fuerza de reacción rápida de la OTAN en el Báltico y Europa del este se multiplicará por ocho, pasando de 40.000 a más de 300.000 efectivos.

Una escalada de violencia militar tan grande es incompatible con los derechos democráticos. La sangrienta masacre de migrantes desesperados en la frontera sur de la Unión Europea debe ser tomada como una seria advertencia por los trabajadores de todo el mundo. La defensa incondicional de los guardias fronterizos fascistizantes por parte del Gobierno español demuestra que mientras libran una guerra en el este, las élites gobernantes de Europa están desplegando las formas más brutales de represión contra cualquiera que se interponga en sus temerarios planes de conquista imperialista.

Así lo pone de manifiesto el ensordecedor silencio sobre la masacre en la cumbre del G-7 que concluye hoy en Schloss Elmau, Alemania. Mientras los líderes de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Francia, Alemania, Italia y Japón se pusieron de acuerdo en una declaración santurrona en la que se comprometían a 'fortalecer la resiliencia de nuestras democracias' y defender el 'orden internacional basado en reglas', no se desperdició ni una palabra sobre la sangrienta masacre a las puertas de Europa.

Anoche, se descubrió en San Antonio, Texas, el tráiler de un camión cargado con docenas de inmigrantes indocumentados centroamericanos muertos. El camión transportaba refugiados que huían de las desesperadas condiciones económicas de Centroamérica, herencia de más de un siglo de explotación imperialista estadounidense. Las restricciones antiinmigrantes de la Administración de Biden les impedían entrar pacíficamente en el país. Se prevé que la cifra oficial de 46 muertos aumente y que incluya a niños.

La fría indiferencia mostrada por las élites gobernantes de todas las grandes potencias hacia la vida de los sectores más oprimidos de la sociedad recuerda la actitud despectiva adoptada por las potencias imperialistas en vísperas de la Segunda Guerra Mundial ante la difícil situación de los judíos de Europa y otras minorías perseguidas que huían del régimen nazi. En la tristemente célebre Conferencia de Evian de 1938, ninguna de las principales potencias aceptó más refugiados por temor a perjudicar las relaciones con el Tercer Reich, que en aquel momento todavía era considerado por sectores importantes de la clase dirigente europea como un aliado contra la Unión Soviética.

No es una mera coincidencia histórica que la masacre del viernes se produjera en el territorio norteafricano de España. En julio de 1936, una revuelta de oficiales fascistas dirigida por Francisco Franco supuso la base del movimiento fascista que salió victorioso de la guerra civil española y oprimió despiadadamente a la clase trabajadora española durante cuatro décadas. La aprobación oficial de la masacre del viernes por parte de la UE alentará y fortalecerá los movimientos fascistas existentes en todo el continente, que son cultivados por la clase dominante para aplastar la oposición de los trabajadores a sus políticas impopulares.

La Unión Europea y sus Estados miembros han creado sistemáticamente las condiciones propicias para la violencia fascista contra los trabajadores y las capas más oprimidas de la sociedad mediante la promoción de las fuerzas políticas de extrema derecha y la militarización de todo el continente. Los partidos de extrema derecha y fascistas desempeñan un papel destacado en la vida política oficial de todas las grandes potencias europeas, mientras que sus ejércitos y fuerzas de seguridad están plagados de redes de extrema derecha. En Alemania, estos grupos han elaborado listas de asesinatos de opositores políticos que serán ejecutados el 'Día X', mientras que militares de alto rango en Francia y España discuten abiertamente planes para tomar el poder mediante golpes de Estado.

Durante las últimas tres décadas, la política de 'la fortaleza Europa' aplicada por la UE se ha cobrado la vida de decenas de miles de refugiados ahogados en el Mediterráneo cuando intentaban huir de la catástrofe social producida por las ininterrumpidas guerras imperialistas y el legado de la subyugación colonial de África y Oriente Próximo. Las 'devoluciones' ilegales, en las que los guardias fronterizos fascistizantes de Frontex y sus socios de las fuerzas de seguridad nacionales devuelven por la fuerza a los migrantes a través de las fronteras exteriores de la UE antes de que hayan tenido la oportunidad de ejercer su derecho legal a solicitar asilo, forman parte de los procedimientos habituales de la UE.

Los Gobiernos europeos de todo el espectro político oficial han adoptado plenamente las políticas de extrema derecha de la UE hacia los refugiados. Cuando un gran número de migrantes huyeron de la guerra instigada por el imperialismo en Siria en 2015, el Gobierno pseudoizquierdista de Syriza estableció una serie de instalaciones como campos de concentración en las islas del mar Egeo para detener a los solicitantes de asilo.

Por iniciativa del vice primer ministro italiano de extrema derecha Matteo Salvini, la UE suspendió todas las operaciones de rescate naval en el mar Mediterráneo en 2019, dejando que miles de personas se ahogaran. El Gobierno finlandés liderado por los socialdemócratas, el cual fue aclamado como un soplo de aire fresco 'progresista' cuando llegó al poder en 2019, ha seguido su solicitud de ingreso en la OTAN declarando su intención de comenzar a construir barreras a lo largo de sus 1.300 kilómetros de frontera con Rusia para prevenir que los refugiados sean utilizados en una “guerra híbrida” por parte de Moscú. Helsinki está siguiendo los pasos del Gobierno derechista del PIS en Polonia, que bloqueó ilegalmente la entrada de refugiados en su frontera con Bielorrusia en el invierno, causando que muchos murieran congelados en el bosque.

Los mismos Gobiernos involucrados en anular los derechos democráticos más básicos conforman la punta de lanza de la guerra imperialista contra Rusia. El Gobierno conservador británico, que tiene la intención de enviar a los solicitantes de asilo a la empobrecida Ruanda, ha liderado a las potencias europeas en el envío de armas pesadas al régimen ucraniano. En Alemania, el Gobierno liderado por los socialdemócratas, el cual sigue las crueles políticas contra refugiados adoptadas por el partido fascista Alternativa para Alemania, ha triplicado el presupuesto militar del país este año, como parte del mayor programa de rearme desde Hitler. El presidente francés Emmanuel Macron, cuyo Gobierno ha atacado brutalmente los campos de migrantes en Calais y París y que discrimina sistemáticamente a la grande minoría musulmana en el país, declaró recientemente que la población debe aprender a vivir en una “economía de guerra”. El Gobierno español, que perpetró la masacre del viernes, envió 800 tropas, aviones de combate Eurofighter y buques de guerra a Europa del este y planea utilizar la cumbre de la OTAN para anunciar una duplicación del presupuesto militar español a 24 mil millones de euros.

Junto con su aliado estadounidense, especializado en la detención de niños refugiados en condiciones similares a las de una prisión y en la destrucción de sociedades enteras a lo largo de más de 30 años de guerra ininterrumpida, estos son los Gobiernos que los propagandistas de los medios de comunicación afirman que están librando una guerra por la 'democracia' y la 'libertad' de Ucrania y en contra de la 'agresión rusa' y el 'fascista' Putin.

De hecho, no hay nada 'democrático' en el reparto imperialista del mundo que ya está en marcha. Los cientos de miles de millones de euros que las principales potencias imperialistas europeas planean gastar en sus máquinas de guerra con el fin de someter a Rusia, hacerse con el control de sus lucrativos recursos naturales y hacer frente a la competencia de sus rivales imperialistas tendrán que ser exprimidos de la clase obrera a través de una mayor austeridad y ataques a los salarios y las condiciones laborales.

Tobias Elwood, miembro destacado del Partido Conservador del primer ministro británico Boris Johnson, tildó de 'amigos de Putin' a los 50.000 trabajadores ferroviarios que hicieron huelga la semana pasada en defensa de sus puestos de trabajo y para exigir aumentos salariales ante una inflación superior al 11 por ciento. El Gobierno español del PSOE/Podemos prohibió el fin de semana una huelga de pilotos y tripulantes de cabina de Ryanair. En las semanas siguientes a la presentación del programa de rearme masivo de 100.000 millones de euros, el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier declaró que la población tendrá que hacer 'sacrificios' para costear la guerra.

La defensa de todos los derechos democráticos y sociales, incluido el derecho de los trabajadores a vivir en el país que quieran, es inseparable de la lucha de la clase obrera internacional contra la guerra imperialista. En oposición a la amenaza de una represión salvaje en cada país y de la guerra en el extranjero, el World Socialist Web Site llama a la construcción de un movimiento internacional de la clase obrera contra la guerra que defienda los derechos democráticos a través de la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 28 de junio de 2022)

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