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Perspectiva

¡Por un Congreso Democrático y Socialista de los Trabajadores y las Masas Rurales en Sri Lanka!

El Partido Socialista por la Igualdad (PSI), la sección del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en Sri Lanka, llama a los trabajadores y jóvenes de toda la isla a realizar una campaña para organizar y celebrar un Congreso Democrático y Socialista de los Trabajadores y las Masas Rurales.

El PSI concibe este Congreso de las masas explotadas como una alternativa política y revolucionaria al Gobierno provisional capitalista y reaccionario siendo establecido por los compinches desacreditados en el Parlamento de Gotabhaya Rajapakse y Ranil Wickremesinghe, su sucesor como presidente ejecutivo y sátrapa en potencia. El nuevo Gobierno de la clase gobernante tiene un solo propósito: imponer el brutal programa de austeridad exigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el imperialismo estadounidense y europeo y la clase dirigente esrilanquesa, mientras sofoca la oposición popular.

Manifestantes se reúnen en una calle que dirige a la residencia oficial del presidente en Colombo, Sri Lanka, 9 de julio de 2022 [AP Photo/Amitha Thennakoon]

Las bases del Congreso Democrático y Socialista necesitan ser preparadas por los propios trabajadores y explotados rurales a través de la creación de comités de acción en cada lugar de trabajo, fábrica, plantación, barrio y zona rural en toda la isla para luchar por sus intereses de clase. Si estos comités han de representar auténticamente las aspiraciones del pueblo trabajador, es esencial que sean independientes de todos los partidos de la clase capitalista y de sus lacayos en los sindicatos.

El PSI es el único partido que se ha rehusado a participar en el establecimiento de un Gobierno provisional pluripartidista. Hemos advertido que un Gobierno provisional capitalista será un instrumento de la clase gobernante para ganar tiempo mientras prepara una ofensiva devastadora contra los derechos sociales y democráticos de la clase obrera. Para la clase capitalista, la única salida a la crisis económica es una política de “tierra quemada” que destruya lo que quede de conquistas sociales de las décadas de luchas obreras, los puestos de trabajo, las condiciones laborales, la educación pública, la salud y los subsidios a los precios.

El hecho de que el Parlamento nombrara presidente a Wickremesinghe, el notorio agente de medidas de austeridad del FMI y títere del imperialismo estadounidense, demuestra de forma irrefutable que el sistema político es corrupto y antidemocrático y está completamente controlado por el imperialismo estadounidense, el FMI y sus agentes en la clase gobernante de Sri Lanka. ´

También debe ser una advertencia. Wickremesinghe, el único parlamentario del desacreditado y odiado Partido de Unidad Nacional (UNP, por sus siglas en inglés), no se postuló a la Presidencia como representante del pueblo, sino del “orden” capitalista. En los seis días que ha sido “presidente en funciones”, indicó que está preparándose para utilizar todas las facultares autoritarias de la Presidencia Ejecutiva y la fuerza bruta del masivo aparato militar y estatal para reprimir salvajemente la oposición popular y asestar un golpe letal contra la clase obrera.

Como presidente y primer ministro, invocó los poderes de emergencia para dotar a las autoridades estatales de la autoridad para ilegalizar todas las protestas, imponer censura y realizar detenciones masivas sin necesidad de presentar cargos. Ordenó a la policía y al ejército a restaurar el orden e insultó a las masas que derrocaron al matón criminal y burgués Gotabhaya Rajapakse llamándolas “fascistas”.

Al rehusarse a participar en las negociaciones para crear un Gobierno provisional, el PSI utilizó las amargas lecciones políticas de la catastrófica traición de los principios políticos esenciales del trotskismo por parte del Partido Lanka Sama Samaja (LSSP, por sus siglas en inglés) en 1964. En medio de una crisis económica y política y enfrentándose al poderoso movimiento de “21 demandas” de la clase obrera, la primera ministra Sirima Bandaranaike, la líder del Partido de la Libertad de Sri Lanka de carácter burgués, recurrió al LSSP para apuntalar el dominio capitalista. La entrada del LSSP en el Gobierno burgués y “primero que todo cingalés” de Bandaranaike no solo significó el final del movimiento de “21 demandas”. Desmoralizó a las masas, antepuso el conflicto étnico y lingüístico a la lucha de clases y allanó el camino para el dominio de la política reaccionaria comunal y décadas de guerra civil.

El PSI no ha seguido y nunca seguirá el camino traicionero del LSSP. Rechazamos todas las formas de apoyo directo e indirecto a los Gobiernos capitalistas. El predecesor del PSI, la Liga Comunista Revolucionaria (RCL, por sus siglas en inglés) fue fundada en 1968 como sección del Comité Internacional de la Cuarta Internacional en oposición directa al rechazo del LSSP del internacionalismo socialista y la política independiente de clase: los pilares de la lucha de los trabajadores por el poder.

La crisis del capitalismo en Sri Lanka y globalmente es mucho más profunda hoy que hace 60 años. El levantamiento popular masivo de los últimos tres meses ha sacudido el dominio burgués hasta su núcleo. Pero, como explicó León Trotsky, la fortaleza de la burguesía es que sabe cuál es su debilidad. Si el poder político permanece en sus manos, defenderá sus intereses de forma despiadada imponiendo la agende de austeridad del FMI y aplastando cualquier oposición popular.

Trotsky también explicó que la debilidad de la clase obrera es que no sabe cuál es su fortaleza. Las protestas populares masivas han demostrado una gran militancia, determinación y valentía. Pero si los trabajadores siguen encadenados a la élite política y confían en el Gobierno provisional capitalista, el resultado será desastroso.

Los manifestantes antigubernamentales realizan las oraciones musulmanas del viernes en la manifestación de la plaza Tahrir, El Cairo, Egipto. (Foto AP/Tara Todras-Whitehill)

Las lecciones de la fracasada Revolución egipcia de 2011 son cruciales para la clase obrera en Sri Lanka en esta coyuntura crítica. A inicios de 2011, estalló un gran levantamiento popular y en cuestión de semanas tumbó la dictadura militar de Hosni Mubarak que había estado en el poder por décadas. No obstante, dado que la clase obrera no estaba armada con una perspectiva de clase independiente, el movimiento de masas permaneció bajo el dominio de la oposición burguesa y varias secciones de la clase media-alta, es decir, fuerzas implacablemente opuestas a cualquier desafío al gobierno capitalista. Esto incluía a grupos pseudoizquierdistas como los Socialistas Revolucionarios que, en nombre de “habilitar un espacio democrático”, pidieron que se apoyara al Gobierno efímero, derechista y capitalista de la Hermandad Musulmana, que representaba a las secciones supuestamente “liberales” del ejército.

Cuando el movimiento masivo egipcio comenzó a desvanecerse y fragmentarse, el ejército apoyado por el imperialismo estadounidense aprovechó la oportunidad para aplastarlo sangrientamente e instituir un reino de terror bajo el dictador actual y exgeneral de Mubarak, Abdelfatah el-Sisi.

¿Cuál es la lección esencial de esta derrota trágica para la clase obrera? No puede permitir que la iniciativa política deje sus manos. Necesita desengancharse de todos los partidos políticos de la burguesía, sus apéndices pseudoizquierdistas y los aparatos sindicales. Debe establecer sus propios instrumentos políticos para defender sus intereses de clase y luchar por el poder. Al rechazar las negociaciones con un Gobierno provisional, el PSI arranca del entendimiento de que la clase obrera debe establecer su propio centro de poder político que sea completamente independiente de las conspiraciones antidemocráticas de la élite política y el Estado capitalista. Ese es el significado de nuestro llamado a crear un Congreso Democrático y Socialista de los Trabajadores y las Masas Rurales.

La profunda desconfianza y hostilidad de las masas hacia el entero marco parlamentario ya fue expresada a través de la consigna popular “¡Abajo los 225!”—es decir, que renuncien no solo Rajapakse y Wickremesinghe, sino todos los 225 políticos corruptos y avaros con sus cómodos escaños parlamentarios. Sin embargo, los trabajadores no pueden limitarse a criticar desde el margen, sino que necesitan sus propias bases independientes de poder político para que sus voces y acciones tengan un impacto.

Recurriendo a la inmensa experiencia política de la Revolución rusa de 1917, León Trotsky contaba con una profunda comprensión de la dinámica revolucionaria. Sus escritos sobre la Revolución española en los años treinta tienen una relevancia extraordinaria para los acontecimientos actuales en Sri Lanka. Trotsky escribió:

En realidad, a pesar de las poderosas proporciones tomadas por la lucha, los factores subjetivos de la revolución –partido, organización de las masas, consignas— se hallan extraordinariamente retrasados con respecto a los objetivos del movimiento, y en este atraso consiste hoy el principal peligro.

El desarrollo semiespontáneo de las huelgas, determinantes de sacrificios y derrotas, o que terminan en nada, constituye una etapa completamente inevitable de la revolución, un periodo de despertar de las masas, de su movilización y de su entrada en lucha. No hay que olvidar que en el movimiento toma parte no sólo de la “élite” de los obreros, sino toda su masa. Van a la huelga los obreros de las fábricas, pero asimismo los artesanos, los chóferes y panaderos, los obreros de la construcción y, finalmente, los jornaleros agrícolas. Los veteranos moldean los músculos, los nuevos reclutas aprenden. A través de estas huelgas la clase empieza a sentirse clase.

Sin embargo, lo que en la etapa actual constituye la fuerza del movimiento –su carácter espontáneo— puede convertirse mañana en su debilidad. Suponer que el movimiento siga en lo sucesivo librado a sí mismo, sin un programa claro, sin una dirección propia, significaría admitir una perspectiva sin esperanzas. No hay que olvidar que se trata nada menos que de la conquista del poder. Aun las huelgas más turbulentas, y con tanto mayor motivo esporádicas, no pueden resolver este problema. Si en el proceso de la lucha el proletariado no tuviera la sensación en los meses próximos de la claridad de los objetivos y de los métodos, de que sus filas se cohesionan y robustecen, se iniciaría inevitablemente en él la desmoralización… Hoy nos hallamos aún lejos de esto. Pero no hay tiempo que perder [“La revolución española y la táctica de los comunistas”, 24 de enero de 1931, versión castellana de Andreu Nin, www. marxists.org].

Por ello, el PSI ha iniciado el proceso de creación de comités de acción independientes y elegidos democráticamente en las plantaciones y entre los maestros y trabajadores de la salud, basados en una perspectiva socialista. Pero estos comités de acción deben extenderse a toda la isla, vincularse y convertirse en la base para elegir delegados a un congreso de trabajadores y oprimidos rurales para discutir y adoptar una perspectiva socialista.

Los comités de acción promovidos por el PSI son todo lo contrario a los “consejos populares” propuestos por el pseudoizquierdista Partido Socialista de Primera Línea (FSP) para presionar a un Gobierno provisional para que haga concesiones. Es inútil mendigar a cualquier Gobierno capitalista. La clase dominante no tiene nada que dar sino más dolor y sufrimiento. Lo que se necesitan son comités de acción como órganos de lucha por los derechos sociales y democráticos de los trabajadores.

El PSI ha esbozado una serie de políticas en torno a las cuales los trabajadores y los oprimidos rurales pueden luchar: ¡Rechacen la agenda de austeridad del FMI! ¡Repudien toda la deuda externa! ¡Confisquen los activos de los súper ricos y nacionalicen los principales bancos y empresas bajo el control de los trabajadores! La clase obrera debe reorganizar la producción y la distribución para acabar con el hambre y la inanición que enfrentan millones de personas y garantizar que los hospitales estén abastecidos de equipos y medicamentos. Para hacer frente a la difícil situación de los agricultores pobres, hay que cancelar sus deudas y reintroducir las subvenciones a los fertilizantes. El empleo debe estar al alcance de todos y los salarios deben estar indexados al coste de la vida.

Las tareas a las que se enfrenta el congreso propuesto por el PSI son tanto democráticas como socialistas. Todos los partidos capitalistas que conspiran para establecer un Gobierno provisional declaran que hay que defender la Constitución antidemocrática del país. En otras palabras, insisten en que el Estado capitalista, la policía, los tribunales, las prisiones y, sobre todo, la Presidencia Ejecutiva y sus amplios poderes deben permanecer intactos. El PSI insiste en que la Presidencia Ejecutiva debe ser abolida inmediatamente y junto con ella todas las leyes represivas acumuladas durante décadas.

Como explicó León Trotsky en la Teoría de la Revolución Permanente, en países de desarrollo tardío como Sri Lanka, las tareas democráticas están indisolublemente ligadas a la lucha por el socialismo de la clase obrera. En las siete décadas transcurridas desde la independencia formal del país en 1948, la clase capitalista y sus partidos políticos han pisoteado repetidamente los derechos democráticos de los trabajadores y las masas rurales, incluso con sangrientas masacres de la juventud rural cingalesa en 1970 y 1989-90, y la reaccionaria guerra comunal de 1983-2009. Hoy, en defensa de su riqueza y de las inversiones del capital global, están preparando crímenes aún mayores.

Solo la clase obrera, reuniendo a las masas detrás de ella en una lucha contra todo el orden social y político, puede garantizar la defensa de los derechos democráticos, poner fin a la arraigada discriminación contra los tamiles y otras minorías étnicas, y resolver los acuciantes problemas a los que se enfrentan los agricultores pobres y los trabajadores rurales, como la falta de tierras, el asombroso coste de los fertilizantes y otros suministros críticos y la implacable presión ejercida por las grandes empresas agrícolas sobre los pequeños productores.

El PSI siempre ha defendido los derechos democráticos de los trabajadores y campesinos tamiles y se opone al venenoso chovinismo cingalés que se ha utilizado durante décadas para dividir a los trabajadores. Al mismo tiempo, nos oponemos al nacionalismo tamil divisivo de las élites gobernantes tamiles que no quieren más que el “derecho” a explotar a “sus” trabajadores, y que, en tiempos de crisis como el actual, se alinean invariablemente contra la clase obrera. Advertimos que en las próximas semanas y meses una clase dominante desesperada volverá a recurrir a viles mentiras y provocaciones comunales para enfrentar a los trabajadores entre sí. Hay que oponerse a ellas.

El llamamiento del PSI al Congreso Democrático y Socialista de los Trabajadores y las Masas Rurales proporciona una estrategia política para que la clase obrera consolide sus fuerzas, gane el apoyo activo de las masas rurales y siente las bases para su propio régimen a través de un Gobierno obrero y campesino comprometido a reestructurar la sociedad según líneas socialistas. Cuanto más rápido asuman los obreros y las masas rurales la lucha política para construir comités de acción, más pronto se podrá convocar un congreso de obreros y oprimidos rurales para oponerse al desastre que preparan las clases dominantes. Ofrecemos toda la ayuda política a los que quieran emprender esta lucha.

Las ideas de León Trotsky resuenan hoy en día. El Estado obrero que se formó tras el derrocamiento del Gobierno provisional burgués en Rusia en 1917 se basó en los sóviets, el nombre dado a los consejos independientes, elegidos democráticamente, de obreros y campesinos pobres que surgieron en el curso de la revolución. Dirigiéndose a los trabajadores españoles en 1930, Trotsky subrayó la importancia de luchar por el establecimiento de sóviets como palanca necesaria en la lucha por un poder político:

Me parece que toda la situación sugiere que se debe adoptar la consigna de los sóviets, si los concebimos como aparecieron y se desarrollaron con nosotros: en primer lugar, fueron poderosos comités de huelga. Ninguno de los participantes iniciales imaginó que serían los futuros órganos de poder… Se entiende que los sóviets no pueden ser creados artificialmente. Pero en cada huelga local que abarque una mayoría de gremios y asuma un carácter político, se debe llamar a la creación de sóviets. Es la única forma de organización capaz, dadas las condiciones, de asumir la conducción del movimiento y dotarlo con la disciplina para emprender acciones revolucionarias [“The Spanish Revolution in Danger”, The Spanish Revolution (193139), Pathfinder Press, p. 67, nuestra traducción al español].

Esencialmente, esa es la tarea política que enfrenta la clase obrera hoy día y solo el PSI está luchando por llevarla a cabo.

Los aliados de la clase obrera de Sri Lanka en esta lucha política son los trabajadores y los oprimidos de todo el mundo. Si luchan por ello, los trabajadores de Sri Lanka encontrarán un pozo inagotable de apoyo de la clase obrera internacional. En todo el mundo, las masas se están dando cuenta de que el capitalismo global, que se encuentra sumido en una crisis sistémica, no tiene nada que ofrecerles salvo la guerra, una pandemia interminable, el fascismo y la agudización de la explotación y la miseria social.

Las élites gobernantes de todo el mundo están atormentadas por el espectro de una explosión social como la de Sri Lanka, empezando por Pakistán, Egipto y la docena o más de países también sometidos a la austeridad y los ajustes del FMI, así como Estados Unidos y sus aliados imperialistas. Como advirtió el Financial Times el 15 de febrero:

Pero los problemas económicos y políticos de Sri Lanka son mucho más que un problema nacional: son un ejemplo dramático de las posibles dificultades que se avecinan en otros mercados emergentes. Si a los países ricos les está costando tanto manejar las conmociones económicas que estremecen la economía mundial, hay aún más motivos de preocupación en muchas de las economías más pobres y emergentes que albergan a la mayoría de la población mundial. Las presiones económicas traen consigo la inestabilidad política, y hoy las presiones económicas están en todas partes.

La organización y convocatoria de un Congreso Democrático y Socialista requiere el desarrollo de un auténtico movimiento de masas que englobe a los sectores más amplios de la clase obrera y las masas rurales. La autoridad y el poder del congreso, una vez convocado, dependerá de la medida en que haya establecido una amplia red de comités locales en los lugares de trabajo, las fábricas, las plantaciones y los barrios de todas las partes del país.

En la lucha por establecer y ampliar esta red de comités, la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base, iniciada por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, desempeñará un papel fundamental. En todo el mundo, hay un movimiento creciente de trabajadores que empiezan a organizarse de forma independiente y a liberarse de los grilletes impuestos por el aparato sindical propatronal y nacionalista.

El Partido Socialista por la Igualdad está preparado y decidido a ayudar y proporcionar la dirección política necesaria para el desarrollo del movimiento de masas y el establecimiento del Congreso.

Hacemos un llamamiento especial a los trabajadores de la India y de todo el sur de Asia, así como a nivel internacional, para una lucha conjunta por un futuro socialista para la humanidad. Hacemos un llamamiento a los trabajadores y jóvenes militantes de Sri Lanka para que se unan al PSI y asuman su lugar en la lucha revolucionaria por el internacionalismo socialista.

(Publicado originalmente en inglés el 17 de julio de 2022)

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