En todo el mundo, está en marcha un resurgir de la oposición obrera a la desigualdad y la explotación capitalista en la forma de huelgas y protestas.
Este crecimiento de la lucha de clases se produce a tres años del inicio de una pandemia global que ha matado innecesariamente a decenas de millones y a siete meses del estallido de una guerra en Ucrania que ha provocado hambre, pobreza e inflación para miles de millones. Este es el movimiento objetivo que tiene el poder tanto para quitarle el control a los lunáticos imperialistas que están encaminando el mundo hacia el abismo nuclear como para inaugurar una nueva era de igualdad socialista.
La clase obrera internacional tiene un tremendo poder potencial pero activarlo implica liberarse de la camisa de fuerza de los aparatos reaccionarios de los sindicatos y volverse consciente de su papel como una fuerza social revolucionaria.
Los sindicatos, controlados por burocracias masivas y completamente integradas en las estructuras del Estado y el capital financiero, sirven como instrumentos del imperialismo y colaboran en todos los países con las corporaciones y los partidos capitalistas para sofocar este movimiento creciente y aislar las huelgas más militantes. La tarea que enfrenta directamente la clase obrera es aplastar esta dictadura burocrática y transferir el poder a las bases.
En todas partes, la clase obrera está luchando contra la inflación y el aumento desenfrenado del costo de vida, que se han visto fuertemente agravados por la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania.
En Argentina, unos 5.600 trabajadores del neumático en Bridgestone y Pirelli afectaron toda la producción automotriz del país por medio de una poderosa huelga contra las empresas y los sindicatos propatronales. En Haití, las huelgas y protestas masivas continuaron por séptima semana consecutiva cuando la infraestructura del país esencialmente colapsa y los trabajadores se están muriendo de sed, hambre, violencia, el coronavirus y ahora el cólera.
La lucha de clases se está desarrollando en toda África, con una población de 1,5 mil millones. En Sudáfrica, parece que está en curso una huelga general dado que decenas de miles de trabajadores planean cerrar los ferrocarriles y puertos del país el jueves después de que la empresa estatal Transnet ofreciera aumentos salariales de solo 1,5 por ciento. En julio, el expresidente Thabo Mbeki predijo un “levantamiento como la Primavera Árabe” en el país.
En Túnez, donde los manifestantes iniciaron la Primavera Árabe hace 11 años, el titular del sindicato UFTT advirtió que será incapaz de prevenir huelgas masivas en las próximas semanas contra las medidas de austeridad del FMI. Los controladores de tráfico aéreo están en huelga actualmente en 18 países africanos, incluyendo Camerún, Mali, Burkina Faso y Costa de Marfil.
También han estallado huelgas en Oriente Próximo y Asia, incluyendo Irán, donde las protestas obreras están coincidiendo con manifestaciones más amplias por el asesinato policial brutal de la joven Mahsa Amini de 22 años por usar su hiyab “de forma inapropiada”. En el país vecino de Irak, hubo protestas grandes en todo el país el fin de semana contra el aumento de la desigualdad y la pobreza exacerbadas por las décadas de guerra y la ocupación estadounidense.
En Líbano, se produjo una huelga nacional de docentes, mientras los manifestantes irrumpieron en cuatro bancos para exigir sus depósitos. Una mujer de Beirut se convirtió en una heroína nacional después de entrar en un banco con un arma falsa para exigir que le permitieran sacar su propio dinero para pagar por el tratamiento de cáncer de su hermana de 23 años. En Sri Lanka, las huelgas y protestas de los trabajadores agrícolas e industriales continúan en toda la isla.
También se están produciendo poderosos movimientos huelguísticos en los centros imperialistas. Mientras los Gobiernos derrochan miles y miles de millones de dólares para alimentar la guerra de la OTAN contra Rusia, las masas en ciudades como Londres, Berlín y París se enfrentan a condiciones intolerables, empeoradas por el aumento en el costo de vida.
En Francia, continúan las huelgas de los trabajadores de la energía que han paralizado el 60 por ciento de la capacidad refinadora de petróleo del país. Un cuarto de millón de trabajadores hizo huelga la semana pasada contra el costo de vida.
En Reino Unido, han estallado huelgas de 170.000 trabajadores ferroviarios, del correo y estibadores en Liverpool y Felixstowe, así como de otras secciones de la clase obrera, desafiando el intento de la clase gobernante británica de utilizar la muerte de la reina Isabel II para hacer valer la “unidad nacional”.
En Alemania, se han hecho emplazamientos a huelga ante la expiración simultánea de los contratos de siete millones de trabajadores mientras crecen las protestas por el costo de vida. Se está expandiendo también una ola de huelgas de maestros por Europa, incluyendo en Alemania, Grecia, Noruega, Kosovo, Hungría y Serbia. Los trabajadores ferroviarios también están en huelga en Bélgica. En Canadá, 55.000 asistentes de la educación están preparados para hacer huelga contra el régimen de austeridad del Gobierno de Ford en Ontario.
El desarrollo de la lucha de clases en la cabina de mando de la reacción mundial imperialista, Estados Unidos, es particularmente significativa. Tras décadas en las que la AFL-CIO suprimió artificialmente la lucha de clases, los trabajadores se enfrentan a estas masivas burocracias sindicales y buscan un camino para avanzar sus luchas.
Más de 125.000 ferroviarios están ansiosos por hacer huelga y han comenzado a realizar protestas independientes contra los sindicatos ferroviarios, los cuales están conspirando con las empresas de carga para bloquear una huelga que efectivamente paralizaría la economía estadounidense.
Se están desarrollando huelgas de los transportistas y trabajadores de los almacenes de Sysco en el noreste del país que el sindicato Teamsters dijo que “se podrían esparcir”. Los trabajadores de los supermercados Kroger en Columbus, Ohio, recientemente rechazaron por tercera vez un acuerdo propatronal alcanzado por el sindicato United Food and Commerical Workers (UFCW) y actualmente están siendo obligados a votar sobre el mismo contrato por cuarta vez.
En la costa oeste, 25.000 estibadores han estado trabajando sin contrato desde junio, mientras están expirando los contratos de 50.000 empleados de la universidad de California y 50.000 trabajadores de supermercados en el sur de California. Los trabajadores de Amazon en el almacén JFK8 de Staten Island, Nueva York, realizaron un paro espontáneo ayer después de que la gerencia intentara obligarlos a reingresar en la instalación pese a un incendio parcial en su interior.
Según Cornell University, hubo 180 huelgas en la primera mitad de 2022 involucrando a 80.000 trabajadores, el triple que en la primera mitad de 2021. Johnnie Kallas, director del programa de seguimiento de acciones laborales de Cornell comentó al Guardian, “Parece que las huelgas están aumentando al comienzo del otoño”.
En la medida en que se acerca el invierno en el hemisferio norte, los analistas están prediciendo un estallido incluso mayor de la lucha de clases.
Verisk Maplecroft advirtió en septiembre que “el mundo se enfrenta a un aumento sin precedentes de protestas civiles, según los Gobiernos de todos los colores tienen dificultades para lidiar con los impactos de la inflación en el precio de la canasta básica y la energía”.
El Foro Económico Mundial reportó la semana pasada que los salarios reales de los trabajadores están cayendo y que “el malestar social está incrementando”. El reporte advirtió que, en muchos países, “los aumentos del gasto son limitados o imposibles, dado que a algunos Gobiernos se les ha agotado el espacio fiscal, reduciendo su habilidad para manejar la crisis del costo de vida”.
En otras palabras, los Gobiernos capitalistas gastaron billones para rescatar los bancos y las corporaciones después de la crisis financiera de 2008 y nuevamente en 2020 al inicio de la pandemia, pero es “imposible” calentar los hogares de los trabajadores en los países “más ricos” del mundo durante el invierno.
Este movimiento tiene el poder para detener las guerras imperialistas, implementar las políticas necesarias para acabar con el COVID-19 de una vez por todas y redistribuir la riqueza global para satisfacer las necesidades humanas de la clase trabajadora internacional. Pero el desarrollo espontáneo de la lucha de clases no basta para superar las décadas de supresión del movimiento obrero por parte de las burocracias sindicales. Esto necesita una dirección política.
En el documento fundacional de la Cuarta Internacional, León Trotsky escribió: “La situación política mundial en general se caracteriza ante todo por una crisis histórica de dirección del proletariado”. Esto es tan cierto hoy como en 1938, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
La clase trabajadora es más grande y mucho más avanzada tecnológicamente que nunca. Pero la tarea de los trabajadores involucrados en cada lucha es expandir sus batallas y recurrir al inmenso poder social de la clase obrera internacional. Deben unirse a otras secciones en lucha para ganar aliados en las masas obreras que no se encuentran organizadas en los sindicatos y contactar a los trabajadores más allá de las fronteras nacionales para una lucha común contra las transnacionales. Esto significa conducir sus luchas conscientemente contra el sistema capitalista en su conjunto, no contra uno u otro empleador o político.
Este es el propósito de la Alianza Internacional Obrera de los Comités de Base (AIO-CB), que fue fundada por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional en mayo de 2021 con el objetivo de coordinar y unir todas las luchas dispersas de la clase obrera internacional en un solo movimiento mundial unificado. Ante todo, lo que hace falta es construir una conducción socialista para dirigir las luchas emergentes en la dirección de un desafío al sistema capitalista y las guerras imperialistas.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de octubre de 2022.)
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