Sin ningún debate o discusión pública seria, la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó el jueves a favor de gastar casi un billón de dólares en los militares durante el próximo año, financiando la guerra por poderes en Ucrania contra Rusia y los planes para un conflicto militar con China.
La gran mayoría de demócratas y republicanos de la Cámara votó a favor de gastar otros $858.000 millones en el presupuesto militar estadounidense, una cifra $45.000 millones superior a la solicitada por el presidente Joe Biden y un 8% superior al presupuesto del año pasado.
El principal objetivo del proyecto de ley es China, y los legisladores del Congreso discuten públicamente los preparativos de guerra con el país más poblado del mundo en términos apenas velados.
'La NDAA [Ley de Autorización de la Defensa Nacional] de este año da pasos concretos hacia la preparación para un futuro conflicto con China invirtiendo en el poder duro estadounidense, reforzando la postura estadounidense en el Indo-Pacífico y apoyando a nuestros aliados', declaró el representante republicano de Wisconsin Mike Gallagher.
En un comunicado de prensa, Gallagher elogió el hecho de que el proyecto de ley 'Proporciona una autoridad de reducción similar para armar a Taiwán a la que tenemos para Ucrania'.
A pesar de que la guerra en Ucrania se utiliza como justificación para el aumento masivo del gasto militar, el eje central del proyecto de ley son los preparativos estadounidenses para un conflicto militar con China.
Por primera vez en la historia de Estados Unidos, este país está armando directamente a Taiwán, proporcionándole $10.000 millones en armas a lo largo de 10 años. El armamento directo de Taiwán asesta otro duro golpe a la política de una sola China.
Taiwán es, con diferencia, la zona geográfica más mencionada en el proyecto de ley, con 438 menciones, más que Rusia, con 237, y Ucrania, con 159.
El proyecto de ley pone fin a la exigencia de que el Pentágono ofrezca contratos competitivos para la adquisición de material militar, abriendo la puerta a un aumento masivo de los precios por parte de los contratistas militares Raytheon, Lockheed Martin y Boeing, que ya están registrando beneficios récord impulsados por la sangrienta guerra provocada por Estados Unidos en Ucrania.
'Ya sea en tiempos de guerra o en situaciones de emergencia, no podemos seguir jugando', dijo un alto asesor del Congreso a Defense News a principios de este año.
Esta 'contratación en tiempo de guerra' significa que los traficantes de armas serán libres de cobrar a los contribuyentes efectivamente lo que quieran, sin ninguna supervisión o regulación seria.
Incluso mientras el Congreso recorta la financiación de medidas vitales para salvar vidas en la pandemia de COVID-19, incluyendo vacunas y pruebas, está arrojando dinero imprudentemente al Pentágono. Todos los departamentos de todos los servicios recibirán más dinero, sin excepción. La Marina estadounidense recibirá $32.000 millones para nuevos buques de guerra, incluidos tres destructores de la clase Arleigh Burke y dos submarinos de la clase Virginia.
Y se autoriza al Pentágono a comprar otros 36 aviones F-35, cada uno de los cuales costará aproximadamente 89 millones de dólares, o lo suficiente para construir seis edificios escolares.
El proyecto de ley continúa la transformación del ejército estadounidense de una fuerza destinada principalmente a subyugar y aterrorizar a antiguas colonias como Irak y Afganistán en una preparada para librar guerras con 'competidores de igual nivel' como Rusia y China.
En abril, el General Charles Q. Brown, Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas, declaró sobre la retirada prevista del avión de ataque A-10 warthog: 'El A-10 es una gran plataforma para un entorno [permisivo], pero no veo muchos entornos [permisivos] en los que vayamos a rodar en el futuro'.
Los medios de comunicación estadounidenses han ignorado en gran medida la aprobación en la Cámara de Representantes del mayor presupuesto militar de la historia de Estados Unidos, tratándolo como un acontecimiento rutinario. Pero la cobertura que existe del gasto militar estadounidense se ha dedicado a las demandas de su expansión.
El proyecto de ley incluye una importante concesión a las fuerzas fascistas que constituyen una parte sustancial de las fuerzas armadas de EE.UU., derogando el mandato de la vacuna COVID-19 para el personal militar 30 días después de la aprobación del proyecto de ley.
Antes de que la Cámara de Representantes aprobara la NDAA, el ejército estadounidense anunció un aumento 'espectacular' de la producción de armas, prometiendo triplicar la producción anual de proyectiles de artillería de 155 mm.
'Queremos ser capaces de aumentar nuestros arsenales no sólo donde empezamos la guerra, sino más arriba. Estamos apostando por un bonito, en un periodo de tres años, aumento espectacular de la producción de munición de artillería convencional', declaró la semana pasada Doug Bush, subsecretario del Ejército para Adquisiciones, Tecnología y Logística.
La aprobación de este proyecto de ley pretende poner en práctica una serie de documentos de estrategia militar publicados a principios de este año, que proclamaban la década de 2020 como la 'década decisiva' en la lucha de Estados Unidos por el dominio mundial.
En junio, la alianza de la OTAN liderada por Estados Unidos se comprometió a prepararse para una 'lucha de alta intensidad y multidominio contra competidores con armas nucleares' como Rusia y China.
En octubre, la estrategia de seguridad nacional de EEUU se comprometió a 'ganar la competición del siglo XXI'.
Declarando que 'Nuestra estrategia está enraizada en nuestros intereses nacionales', el documento se compromete a 'Modernizar y fortalecer nuestro ejército para que esté equipado para la era de la competencia estratégica'.
Críticamente, el documento declara que la guerra en el exterior es un medio para alcanzar objetivos nacionales, afirmando que '[E]stados Unidos tiene una tradición de transformar... los desafíos exteriores en oportunidades para estimular... el rejuvenecimiento en casa'.
Toda la clase política estadounidense está unida tras los planes de escalada de su conflicto con Rusia y China, que se pagará con una ofensiva cada vez mayor contra los derechos sociales de la población estadounidense.
Hay una creciente oposición en la clase obrera y la juventud a esta política de guerra y austeridad.
Para movilizar esta oposición, este sábado, 10 de diciembre, la Internacional de Jóvenes y Estudiantes por la Igualdad Social celebra una reunión en línea, '¡Por un movimiento de masas de jóvenes y estudiantes para detener la guerra en Ucrania!'. Todos los lectores del World Socialist Web Site deberían hacer planes para asistir a este mitin crítico.
(Publicado originalmente en inglés el 9 de diciembre de 2022)